EL HOMBRE AMA COMO
A SÍ MISMO, PERO DEGÜELLA
“El hombre es un
animal religioso. El hombre es el único animal religioso. Es el único animal
que tiene la Verdadera Religión –varias de ellas. Es el único animal que ama a
su prójimo como a sí mismo y lo degüella si su teología no es la correcta” (Mark
Twain & Veronka PHP) (AFORISMOS, Mark Twain)
Amadeo Albuquerque Lara
El escritor estadounidense
nació en Misuri en 1835 y falleció en Connecticut el 21 de abril de 1910. En lo
sucesivo voy a citar unas frases de este escritor, porque contienen una gran
verdad que se aplica al ser humano desde que éste existe sobre la Tierra. Mark
Twain dejó no solamente libros escritos por él, sino frases célebres y
aforismos. Las oraciones que me llaman la atención son las que afirman que “El
hombre es un animal religioso. El hombre es el único animal religioso. Es el
único animal que tiene la Verdadera Religión –varias de ellas. Es el único
animal que ama a su prójimo como a sí mismo y lo degüella si su teología no es
la correcta”. Estas oraciones contienen grandes verdades. Primero, que la
religión no cambia a la persona, aunque ésta se proclame muy religiosa. Los
fariseos representaban la secta más estricta de la religión judaica; pero
Cristo les dijo que “eran semejantes a sepulcros blanqueados por fuera, pero
por dentro estaban llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” (Mateo
23:27-39 RVR 1960).
Semejante inmundicia los
llevó a condenar a muerte por crucifixión a su mismo Mesías. El motivo de su
acusación ante el tribunal llamado Sanedrín, fue porque Jesús no comulgaba con
sus prácticas religiosas y porque condenaba su hipocresía. Por otro lado,
durante la Edad Media, la Iglesia católica creó un tribunal religioso llamado
“Santa Inquisición” para condenar a la hoguera a todos los que se opusieran a
sus prácticas religiosas, aunque esas prácticas estuvieran muy lejos de los
principios enunciados por el propio Jesucristo, a quien los Papas presumen ser
sus vicarios.
El rey de Francia,
Enrique IV, en 1598 promulgó el “Edicto de Nantes”, por el cual concedía
libertad religiosa a los hugonotes protestantes, porque en Europa la pluralidad
religiosa no era aceptada ni por la confesión católica ni por la protestante.
He aquí otro ejemplo que demuestra que la religión vacía no tiene valor moral, ni
que viva de acuerdo con los preceptos divinos, ni mucho menos que sea
representante de un verdadero Dios. Jesucristo proclamó una doctrina contraria
a las falsas prácticas religiosas de su época. Cuando un representante de la
Ley judía le preguntó que cuál era el más grande mandamiento, para tentarlo,
Jesús le respondió: El primero es “Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y
grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”
(Mateo 22:34-40 RVR 1960).
Para Jesús ambos
mandamientos tenían el mismo peso espiritual. Jesús le dijo al intérprete y
maestro de la ley judaica que si ama a Dios debe amar a su hermano de igual
manera. Jesús le dijo a este religioso que si él cumplía estos dos
mandamientos, cumplía todo el contenido espiritual de la Ley y los Profetas.
Para Jesús, la Ley y los Profetas era la máxima autoridad representante de la
Palabra de Yavé o del innombrable para los líderes religiosos judíos: (יהוה
(YHWH). La Ley, los Profetas y los Salmos (Lucas 24:13-35). Era la única Biblia
que Jesús conoció y reconoció ante las máximas autoridades religiosas del
judaísmo. Jesús no reconoció las adendas que los maestros de la Ley
imponían a sus seguidores, pero que ellos mismos no eran capaces de cumplir.
El nombre de Dios en
hebreo estaba representado por cuatro letras consonantes, o gramaton, sin ninguna vocal; para que
el nombre de Yavé fuera impronunciable. Por eso, los líderes religiosos se
dirigían a Dios como el Innombrable. Nunca pronunciaban ese nombre (יהוה (YHWH);
sin embargo, los líderes religiosos estuvieron prestos a condenar a Jesús a la
muerte; a ser azotado, a ser coronado con espinas punzantes en su cabeza; y a
ser crucificado, después de sustituir al criminal Barrabás y en el mismo
estatus con dos criminales, uno a cada lado de su cruz. Esa era la religión a
la cual se enfrentó Jesús por predicar el amor a Dios y al prójimo con ingual
valor espiritual.
Tuvo razón el escritor
Mark Twain al expresar que el hombre es “el único animal que ama a su prójimo
como a sí mismo y lo degüella si su teología no es la correcta”. Yo añado que
el ser humano degüella a su prójimo si su teología o política no
está de acuerdo con su manera de pensar. Por esta misma razón el mundo de hoy
arde en llamas producidas por los ubuses, por los misiles, por los carros de
guerra, y bombas de racimo sin piedad, sin pensar en tantos inocentes que
mueren por millares. Porque esos pueblos tienen líderes que en nombre de un
movimiento político o religioso, matan a los seres inocentes, y destruyen las
distintas reliquias y monumentos por igual.
Por tanto, se necesita
una mente humana que ame a Dios y a su prójimo como a sí mismo, pero que no
degüelle.
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