miércoles, 30 de octubre de 2024

 

EL HOMBRE AMA COMO A SÍ MISMO, PERO DEGÜELLA

El hombre es un animal religioso. El hombre es el único animal religioso. Es el único animal que tiene la Verdadera Religión –varias de ellas. Es el único animal que ama a su prójimo como a sí mismo y lo degüella si su teología no es la correcta” (Mark Twain & Veronka PHP) (AFORISMOS, Mark Twain)

Amadeo Albuquerque Lara

El escritor estadounidense nació en Misuri en 1835 y falleció en Connecticut el 21 de abril de 1910. En lo sucesivo voy a citar unas frases de este escritor, porque contienen una gran verdad que se aplica al ser humano desde que éste existe sobre la Tierra. Mark Twain dejó no solamente libros escritos por él, sino frases célebres y aforismos. Las oraciones que me llaman la atención son las que afirman que “El hombre es un animal religioso. El hombre es el único animal religioso. Es el único animal que tiene la Verdadera Religión –varias de ellas. Es el único animal que ama a su prójimo como a sí mismo y lo degüella si su teología no es la correcta”. Estas oraciones contienen grandes verdades. Primero, que la religión no cambia a la persona, aunque ésta se proclame muy religiosa. Los fariseos representaban la secta más estricta de la religión judaica; pero Cristo les dijo que “eran semejantes a sepulcros blanqueados por fuera, pero por dentro estaban llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” (Mateo 23:27-39 RVR 1960).

Semejante inmundicia los llevó a condenar a muerte por crucifixión a su mismo Mesías. El motivo de su acusación ante el tribunal llamado Sanedrín, fue porque Jesús no comulgaba con sus prácticas religiosas y porque condenaba su hipocresía. Por otro lado, durante la Edad Media, la Iglesia católica creó un tribunal religioso llamado “Santa Inquisición” para condenar a la hoguera a todos los que se opusieran a sus prácticas religiosas, aunque esas prácticas estuvieran muy lejos de los principios enunciados por el propio Jesucristo, a quien los Papas presumen ser sus vicarios.

El rey de Francia, Enrique IV, en 1598 promulgó el “Edicto de Nantes”, por el cual concedía libertad religiosa a los hugonotes protestantes, porque en Europa la pluralidad religiosa no era aceptada ni por la confesión católica ni por la protestante. He aquí otro ejemplo que demuestra que la religión vacía no tiene valor moral, ni que viva de acuerdo con los preceptos divinos, ni mucho menos que sea representante de un verdadero Dios. Jesucristo proclamó una doctrina contraria a las falsas prácticas religiosas de su época. Cuando un representante de la Ley judía le preguntó que cuál era el más grande mandamiento, para tentarlo, Jesús le respondió: El primero es “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” (Mateo 22:34-40 RVR 1960).

Para Jesús ambos mandamientos tenían el mismo peso espiritual. Jesús le dijo al intérprete y maestro de la ley judaica que si ama a Dios debe amar a su hermano de igual manera. Jesús le dijo a este religioso que si él cumplía estos dos mandamientos, cumplía todo el contenido espiritual de la Ley y los Profetas. Para Jesús, la Ley y los Profetas era la máxima autoridad representante de la Palabra de Yavé o del innombrable para los líderes religiosos judíos: (יהוה (YHWH). La Ley, los Profetas y los Salmos (Lucas 24:13-35). Era la única Biblia que Jesús conoció y reconoció ante las máximas autoridades religiosas del judaísmo. Jesús no reconoció las adendas que los maestros de la Ley imponían a sus seguidores, pero que ellos mismos no eran capaces de cumplir.

El nombre de Dios en hebreo estaba representado por cuatro letras consonantes,  o gramaton, sin ninguna vocal; para que el nombre de Yavé fuera impronunciable. Por eso, los líderes religiosos se dirigían a Dios como el Innombrable. Nunca pronunciaban ese nombre (יהוה (YHWH); sin embargo, los líderes religiosos estuvieron prestos a condenar a Jesús a la muerte; a ser azotado, a ser coronado con espinas punzantes en su cabeza; y a ser crucificado, después de sustituir al criminal Barrabás y en el mismo estatus con dos criminales, uno a cada lado de su cruz. Esa era la religión a la cual se enfrentó Jesús por predicar el amor a Dios y al prójimo con ingual valor espiritual.

Tuvo razón el escritor Mark Twain al expresar que el hombre es “el único animal que ama a su prójimo como a sí mismo y lo degüella si su teología no es la correcta”. Yo añado que el ser humano degüella a su prójimo si su teología o política no está de acuerdo con su manera de pensar. Por esta misma razón el mundo de hoy arde en llamas producidas por los ubuses, por los misiles, por los carros de guerra, y bombas de racimo sin piedad, sin pensar en tantos inocentes que mueren por millares. Porque esos pueblos tienen líderes que en nombre de un movimiento político o religioso, matan a los seres inocentes, y destruyen las distintas reliquias y monumentos por igual.

Por tanto, se necesita una mente humana que ame a Dios y a su prójimo como a sí mismo, pero que no degüelle.

 

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