domingo, 31 de enero de 2021

 

MELQUISEDEC, PREFIGURACIÓN DEL SACERDOCIO DE CRISTO

Amadeo Albuquerque Lara

El nombre Melquisedec se menciona solamente dos veces en el Antiguo Testamento: Génesis 14:18-20 y Salmo 110:4. Sin embargo, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, su sacerdocio y su personalidad es una prefiguración, de los derechos sacerdotales del mismo Señor Jesucristo, según el Salmo 110 y según el libro de los Hebreos, capítulos 5, 6 y 7, especialmente.

En el libro de Génesis, Melquisedec aparece de repente, sin ningún linaje de familia ni de nombramiento sacerdotal levítico, ni mucho menos de coronación como rey de Salem. Se presenta ante Abram, después que éste ha derrotado a Quedorlaomer rey de Elam y de otros reyes de su región, y Melquisedec le ofrece pan y vino. Mientras tanto, Abram como inferior a Melquisedec, sacerdote del Dios Altísimo, le entrega los diezmos del botín obtenido en la guerra contra los reyes. Pero Melquisedec desaparece, sin saberse cuándo ni dónde muere.

El segundo lugar en donde aparece el nombre Melquisedec es en el Salmo 110:4: “Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec”. Según los estudiosos de la Biblia, el Salmo hace referencia al Mesías, tanto en el concepto político del judaísmo, como en el concepto espiritual en el catolicismo y en el protestantismo evangélico, en el Nuevo Testamento. Según Hebreos 7:15-17, el referente es Jesucristo:

“Y esto es aun más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, 16 no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible. 17 Pues se da testimonio de él:     Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec”. (Obvia referencia al Salmo 110)

Además de las referencias ya citadas, en 1956 se encontró un documento adicional a los aparecidos ya en 1947. Estos fragmentos fueron encontrados en la cueva 11 de Qumrán, cerca del Mar Muerto, a los cuales los estudiosos de esos textos le han puesto el código 11QMelquisedec. El número 11 se refiere al número de la cueva, la letra Q, Quelle en alemán que significa ‘fuente’; y Melquisedec, porque el documento trata del Sacerdote y Rey de Salem, Rey de Justicia y Rey de Paz.

La figura de Melquisedec, en 11QMelk, indica que es un personaje muy importante, según la comunidad de Qumrán. Melquisedec es presentado en esos escritos como un ser eterno, sin principio ni fin, sin linaje terrenal y como un sacerdote eterno. En los documentos de Qumrán, Melquisedec representa la figura del Mesías, Rey de Salem (nombre antiguo para Jerusalén), Rey de Justicia y Rey de Paz. Por eso, el escritor de los Hebreos aplica estas características a Jesucristo, diciendo que es sacerdote, según el orden de Melquisedec; es decir, Cristo hereda un sacerdocio eterno, sin principio ni fin, como Melquisedec.

Otros personajes bíblicos son prefiguración de Cristo: Enoc desapareció, porque lo llevó Dios, en Génesis 5:24: “Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios”. Moisés, nadie sabe el lugar de su sepultura, en Deuteronomio 34:6: “Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy”, véase también Judas 9. Elías fue arrebatado en un torbellino al cielo: 2do Reyes 2:1 y 11: “Aconteció que cuando quiso Jehová alzar a Elías en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de Gilgal”. 2:11: “Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino”. Estos personajes tienen propiedades eternas, y especial representación de Dios.

En el Nuevo Testamento, solamente el escritor de los Hebreos menciona el nombre y el sacerdocio eterno de Melquisedec: Heb.5:6-10,.6:20 y en todo el capítulo 7 de Hebreos. Pero las referencias a Melquisedec son contundentes. Cristo no es sacerdote del orden de Aarón, o levítico, porque estos sacerdotes murieron; tampoco el sacerdocio de Cristo es conforme con la ley de Moisés. Su sacerdocio es según el orden de Melquisedec, porque de él no se sabe nada de su principio ni de su fin, por lo que permanece sacerdote para siempre. Y como tal sacerdote, también los que creemos en Cristo hemos heredado de él el real sacerdocio, tal como la Biblia lo afirma en 1ª Pedro 2:9:

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.

En conclusión, hago un resumen de las funciones sacerdotales de Melquisedec, pre-figura de Cristo:

Como Rey y Sacerdote bendice al patriarca Abraham: “Y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra” (Gén. 14:19); su bendición a Dios: “y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo” (Gén. 14:20). Melquisedec acepta los diezmos de Abraham: “Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas” (Heb. 7:6). Gén. 14:20. La relación de Mesías que mantiene con Cristo: “Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (Sal 110:4). El salmista se refiere al sacerdocio del Mesías, reconocido por Católicos y Protestantes.

Su sacerdocio es eterno: “Sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre” (Heb. 7:3) y su superioridad a Abraham: “Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor” (Heb. 7:7). Por último, Melquisedec es Rey y sacerdote de Salem, y Jesucristo es el Rey y Sumo Sacerdote no sólo de Jerusalén, sino universal.


 

 

Este corto estudio establece la relación entre el sacerdote eterno, Melquisedec, y el Sacerdote eterno, Jesucristo, por el cual tenemos entrada al trono de la gracia de Dios. Las dos figuras están fundamentadas en el libro de Génesis 14:20 y el Salmo 110:4, en el Antiguo Testamento. Y en el Nuevo Testamento, en el libro de los Hebreos, capítulos 5, 6 y 7, específicamente.

domingo, 17 de enero de 2021

 

NACIONES EN LA TIERRA, DESPUÉS DILUVIO

Amadeo Albuquerque Lara

Este estudio bíblico es muy personal y se basa en los capítulos diez al catorce del libro de Génesis. Los estudiosos bíblicos le han llamado al capítulo diez de Génesis la “Tabla de las naciones”, porque aquí se nombran setenta naciones, pues los nombres de las personas en este capítulo, cada nombre representa a una nación.

Para este estudio he profundizado en el capítulo 10, porque para muchos lectores de la Biblia les parece aburrido por los tantos nombres que se mencionan; sin embargo, es un capítulo sumamente interesante porque narra la distribución de naciones sobre la Tierra. Todos estos nombres dependen de Noé, a partir del diluvio.

El capítulo once trata de la descendencia de Abram, partiendo de Peleg, hijo de Heber por quien se origina la historia del patriarca Abram a quien Dios le hace la promesa de la Tierra Prometida. Heber, aunque es el quinto en la línea de Noé, resulta ser el más interesante, porque le da el nombre de “hebreo” al mismo Abram (Gén. 14:13) y a su descendencia. En cuanto a su descendencia, basta con leer el libro de Éxodo en donde los egipcios llaman hebreos al pueblo de Dios, esclavizado por Faraón.

Noé engendró tres hijos: Sem, Cam y Jafet. Sin embargo, el autor del libro de Génesis comienza la genealogía de Jafet, sin duda para dejar por último y darle la importancia a Sem por ser el antecesor del patriarca Abraham, quien recibe de Dios la promesa de ser el padre de la fe y de incontables generaciones. También, Sem es el representante de los pueblos semitas, con sus respectivas lenguas, entre las cuales está el hebreo. Aquí también cabe mencionar que Abram se constituye en el primer hebreo, según Génesis 14:13, el cual es uno de los tres gentilicios con que se conoce el pueblo que Dios escogió: hebreos, israelitas y judíos. Hebreos por Abram, israelitas por Israel y judíos, por Judá, hijo de Jacob o Israel.

Después de hacer una investigación minuciosa, llegué a la conclusión que el nombre “hebreo” le fue dado a Abram por ser descendiente de Heber, de la línea de Sem, y por su hijo Arfaxad. En mis investigaciones, logré comprobar mi hipótesis, según el Diccionario de Biblia y Teología, en cuanto que el término “hebreo” se origina del nombre Heber.

Comenzaré con la genealogía de los tres hijos de Noé:

NOÉ: SEM, CAM Y JAFET

A)   JAFET: Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras. Sin embargo, de estos siete hijos, sólo se menciona la descendencia de Gomer y Javán.

1)    GOMER: Askenaz, Rifat y Togarma

2)    JAVÁN: Elisa, Tarsis, Quitim y Dodanim

B)    CAM: Canaán, Cus, Mizraim y Fut. Pero de estos cuatro hijos, no se menciona la genealogía de Fut.

1)    CANAÁN: Sidón, su primogénito, Het, al jebuseo, al amorreo, al gergeseo, al heveo, al araceo, al sineo, al arvadeo, al zemareo y al hamateo. Los cananeos se dispersaron desde Sidón, Gerar hasta Gaza; y de Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim hasta Lasa.

2)    CUS: Seba, Havila, Sabta, Raama, Sabteca y Nimrod. De estos seis hijos, sólo se conoce la descendencia de Raama y la historia de Nimrod.

a)    RAAMA: Seba y Dedán

b)    NIMROD: Este fue el primer poderoso sobre la Tierra. Edificó las ciudades de Babel, Erec, Acad, Calne, Nínive, Rehobot y Cala, la cual fue una ciudad grande.

Pero entre ellas sobresale Babel. Se dice que Nimrod quiso oponerse a Dios y por eso se propuso construir una torre que llegara al cielo, para desafiar a Dios. Esta construcción se conoce como la Torre de Babel y por ésta, la confusión de la lengua de Nimrod, pues las otras ciudades mencionadas en el capítulo diez, cada una tenía su propia lengua..

c)    MIZRAIM: Ludim, Anamim, Lehabim, Naftuhim, Patrusim,  Casluhim, de donde salieron los filisteos, y a Caftorim.

Los estudiosos de la Biblia dicen que Mizraim es Egipto; pero lo curioso es que los filisteos, enemigos acérrimos de Israel, descienden de la línea de Cam, hijo de Noé. Según el mapa de las doce tribus de Israel, los filisteos estaban ubicados en la franja de Gaza; pero fueron los romanos en 132-135 d.C., quienes dieron el nombre de Siria-Palestina a la región de Galilea y Judá, en represalia por la rebelión de Simón bar Kojba contra el Imperio romano.

C)    SEM: Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. De estos cinco hijos, sólo se conoce la descendencia de Arfaxad y Aram.

1) ARFAXAD: Sala, y Sala engendró a Heber

a) HEBER: Peleg y Joctán. Aquí veremos la descendencia de Joctán, porque la de Peleg aparece en el capítulo once, genealogía que considero muy importante.

b) JOCTÁN: Almodad, Selef, Hazar-mavet, Jera, Adoram, Uzal, Dicla, Obal, Abimael, Seba, Ofir, Havila y Jobab. Estos pueblos habitaron desde Mesa, Sefar hasta la región montañosa de Oriente.

2) ARAM: Uz,, Hul, Geter y Mas. Job era de la tierra de Uz (Job 1:1)

El capítulo 11 de Génesis lo considero muy importante, porque aquí se continúa la genealogía de Sem, primer hijo de Noé. He mencionado que Heber, bisnieto de Sem dio el nombre de hebreo, primero a Abram y posteriormente, al pueblo de Israel. Este capítulo 11 comienza con Peleg y es la genealogía del patriarca Abram, que luego sería nombrado Abraham, padre de la fe y representante de tres religiones universales: judía, cristiana e islámica.

El comienzo de este capítulo sorprende al afirmar que “Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras”, porque en el capítulo 10 hemos leído que “De éstos se poblaron las costas, cada cual según su lengua, conforme a sus familias en sus naciones” (Gén. 10:5). Por eso, algunos estudiosos de la Biblia creen que aquí se refiere a la lengua hebrea, la cual sobresalió de entre las demás lenguas de entonces y sigue siéndolo en la actualidad.

Heber tuvo dos hijos: Peleg y Joctán.

En el capítulo anterior vimos la descendencia de Joctán, así que en este capítulo veremos la descendencia de Peleg.

PELEG: engendró a Reu, y Reu engendró a Serug, y Serug engendró a Nacor y Nacor engendró a Taré.

TARÉ es el padre de Abram, Nacor y Harán

HARÁN: es el padre de Lot

Taré, padre de Abram, vivía en Ur de los Caldeos, pero salió de aquí con Abram, su nuera Sarai, Lot, hijo de Harán, para ir a la tierra de los cananeos y vinieron hasta Harán, donde murió Taré. Sin duda Dios ordenó a Abram a salir de su tierra y parentela, porque su familia era idólatra, pues Taré era vendedor de ídolos.

 El recorrido de esta familia es sobre la ribera del río Éufrates, para evitar las inhóspitas condicione del desierto. La ruta va de Ur, cerca del Golfo Pérsico, hasta Harán, y de aquí hasta la tierra de Canaán. La ruta completa describe la gráfica de una campana, porque va bordeando el desierto: Ur, Harán, Canaán..

 Abram recibe la promesa de Dios de que sería padre de multitudes, que serían como las estrellas del cielo, las que no se pueden contar y que la Tierra Prometida sería de su descendencia.

Para mí, estos capítulos son muy importantes, porque relatan la distribución de las naciones sobre la tierra conocida entonces, de la construcción de la torre de Babel y la confusión de la lengua que hablaban los del pueblo, que posiblemente era el hebreo. Según el capítulo diez de Génesis, los otros pueblos hablaban cada uno su propia lengua.

Finalmente, Abram recibe la promesa de ser el padre de multitudes y es también el padre de la fe. Después de la salida de Egipto (Éxodo) y los demás libros del Antiguo Testamento, tenemos la historia completa de un pueblo que comenzó con Abram en Ur de los Caldeos y que llegó hasta Canaán, la Tierra Prometida. Con Abram, ya convertido en Abraham, se comienza la historia de los patriarcas, de los jueces y los reyes, que fueron los causantes de la división de los reinos de Israel y Judá. Creo firmemente que estos capítulos, sin menospreciar el resto de la Biblia, son la base para la historia de los fundadores de nuestra fe.

viernes, 1 de enero de 2021

 

IANUS, IANUARIUS, ENERO

Amadeo Albuquerque Lara

Ianus o Jano es el dios romano de los comienzos, por eso se celebraba en el primer mes del año. También Ianus es el dios de las puertas, pues en latín “ianua” significa puerta. De manera que “ianuarius” es el adjetivo que significa “de las puertas” y de ese adjetivo se deriva el nombre de nuestro primer mes del año: ENERO. El idioma inglés conserva la etimología del adjetivo latino para el primer mes del calendario: January

Ianus o Jano se representa con dos caras opuestas: una que mira al pasado y la otra, al futuro. Sin duda, muchos de nosotros no nos hemos dado cuenta que enero tiene el significado del pasado y el futuro. Como humanos, tenemos temor a los comienzos; le temblamos a lo desconocido. Al comenzar un año, no sabemos a qué nos enfrentamos. Cuando iniciamos el año dos mil veinte, nunca nos imaginamos que habría un cambio drástico en nuestra manera de vivir y de comportarnos.

Jamás nos imaginamos que cubriríamos nuestro rostro con una mascarilla, que en nuestros bolsos o bolsillos íbamos a guardar una pequeña botella de alcohol para desinfectarnos las manos. No tuvimos la mínima idea que al entrar en una tienda tendríamos que pararnos sobre una alfombra con cloro, para desinfectar nuestros zapatos; que nos iban a apuntar en nuestra frente con un termómetro electrónico para medir la temperatura, que nos iban a rociar las manos con agua de cloro o alcohol; que iban a limitar la entrada guardando una distancia de dos metros.  Sin embargo, todo esto lo hemos aceptado por el bien de nuestra seguridad sanitaria.

Pero vino lo peor, poco a poco empezamos a darnos cuenta que algunos de nuestros vecinos fallecían por la infección del coronavirus, que a algunos de nuestros familiares se le había muerto un ser querido. Entonces empezamos a imaginar que la sombra de la muerte rondaba en nuestra cercanía. También tuvimos que distanciarnos de nuestra propia familia; los hijos protegían a los padres y los padres a los hijos. Se acabaron las visitas a nuestros familiares. Fue algo terrible, le tuvimos pánico al contacto con los demás.

Por lo tanto, el año 2020 fue el año del terror, también fue el año de las teorías de la conspiración sobre el origen del maligno virus. Un país culpaba a otro, empezaron a decir que el virus no lo habían transmitido los murciélagos, sino que se había escapado de un laboratorio; que había sido inventado para acabar con los adultos mayores o para reducir la población mundial. Y hasta el momento, no sabemos la verdad sobre el origen del temible coronavirus.

Ha habido una guerra de teorías entre los expertos; unos dicen que vamos a vivir con la presencia de este virus; otros dicen que el contagio llegará a su fin cuando la población haya sido vacunada. Sin embargo, todo esto permanece en hipótesis. Sólo nos queda seguir cuidándonos, obedeciendo las reglas dictadas por los expertos de la salud.

Mientras tanto, el dios Jano o Ianus permanece con sus dos caras opuestas: una que mira al pasado lleno de infecciones, con hospitales repletos de infectados o con alto número de recuperados. En tanto que la otra cara que mira al futuro nos inspira temor por las experiencias vividas, pero también con la esperanza de que este año será mejor.

Para los que somos creyentes cristianos, confiamos en que Dios cambiará las cosas para bien en este año. Y estas esperanzas nos dan ánimo para vivir bajo la protección divina, la que nos ha permitido la oportunidad de vivir las primeras horas de este nuevo año 2021 y que así continuará protegiéndonos hasta que lleguemos al final de nuestra existencia, porque la amenaza futura no es solamente el coronavirus, sino que también le tememos a una guerra nuclear; al mal manejo humano que ha producido el calentamiento global, la extinción de los bosques y la contaminación de nuestro planeta Tierra.