martes, 8 de febrero de 2022

 

DOS TEXTOS GRIEGOS CONTRAPUESTOS POR LA CRÍTICA TEXTUAL

Westcott & Hort (1881) contra el Textus Receptus o Texto Recibido o Nuevo Testamento de Erasmo de Roterdam (1516)

Amadeo Albuquerque Lara

“La enseñanza de Jesús es la más bella enseñanza moral que la humanidad ha recibido. Cada uno de nosotros, si algo bueno tiene, se lo debe a Él…” Ernest Renan

¿Cuál es el objetivo de las Biblias modernas, avaladas por las Sociedades Bíblicas Unidas? ¿Actualizar el lenguaje, o respaldar unánimemente a Lachmann: «Novum Testamentum Græce» (1831)? Según los críticos, Lachmann es el más importante pionero de la crítica textual moderna, junto a su Aparato Crítico. A Lachmann se une la obra editorial de Westcott & Hort, The New Testament in the Original Greek (1881); y Nestle-Aland, Novum Testamentum Graece (1904). Todos ellos en contra del Textus Receptus, o Nuevo Testamento griego publicado por Erasmo de Roderdam, en 1516; el cual sirvió de base doctrinal para la Reforma Protestante y para las primeras traducciones de la Biblia al español y otros idiomas.

.El primero que rechazó y denigró por completo el Texto Recibido o Nuevo Testamento de Erasmo fue el flólogo alemán, Karl Konrad Friedrich Wilhelm Lachmann (1793-1851), en 1831, quien se basó en manuscritos o familias de manuscritos que dieron origen al texto griego alejandrino, o Codex Alexandrinus, producido en el siglo IV., que también contiene la Biblia Septuaginta, el Codex Sinaiticus (1844) y Codex Vaticanus, catalogado en el siglo XV. Lachmann empezó a aplicar la crítica textual que aplicaba a los textos de la literatura clásica del antiguo alemán, a los estudios del Nuevo Testamento. Para tal fin, seleccionó los manuscritos que según él reconstruyó, mediante su método comparativo de crítica textual, apartándose totalmente, según sus palabras, de la “reverencia supersticiosa” (“superstitious reverence for the textus receptus”) otorgada al Textus Receptus., del Nuevo Testamento de Desiderius Erasmo de Roterdam (466 – 1536) filósofo holandés y teólogo católico, quien se basó en los manuscritos que originaron el texto griego bizantino, reconocido por los Padres de la Iglesia y por los primeros cristianos; y que por diecinueve siglos había servido como la única base de la doctrina cristiana y para las traducciones de la Biblia, entre ellas, la Reina Valera de 1569 y sus revisiones posteriores.

El criterio único y personal de Lachmann fue que el   Texto Griego Alejandrino, es el más antiguo y que está más cerca de los manuscritos griegos de los primeros siglos. Pero, según los historiadores de los primeros siglos del cristianismo, y el testimonio de los Padres de la Iglesia, en Alejandría fue donde surgieron las principales herejías en contra de la persona de Jesús, como era el arrianismo que negaba la divinidad de Jesús, afirmando que Jesús era totalmente humano y que por lo tanto, no era hijo de Dios; así como también en contra de la Trinidad y otras herejías contra las cuales lucharon los primeros cristianos.

En respaldo del Nuevo Testamento producido y publicado por Lachmann, los editores, el estadounidense Brooke Foss Westcott y el británico Antony Hort, publicaron el conocido como “Westcott & Hort New Testament”, en 1881, 66 años antes del hallazgo de los manuscritos más antiguos: los Rollos del Mar Muerto. Sin embargo, el criterio de los críticos textuales es que el Texto Griego Alejandrino, del siglo IV es el producto de los manuscritos más antiguos. Pero, los manuscritos más antiguos, según las pruebas de carbono, y reconocidos actualmente por el cristianismo, son los Rollos del Mar Muerto, escritos entre los siglos II y III a.C., encontrados en Qumrán entre 1947 y 1956.

Actualmente, los dos textos que contraponen los teólogos alemanes y críticos textuales del Nuevo Testamento, son: 1) El Textus Receptus, o Texto Recibido, o Nuevo Testamento de Erasmo de Roterdam, impreso por primera vez en 1516 y luego, corregido, en 1519, 1522, 1527 y 1533, y, 2) “The New Testament in the Original Greek”, producido y editado por Brooke Foss Westcott (1825–1901) y Fenton John Anthony Hort (1828–1892), más conocido como el texto griego de Westcott & Hort, publicado en 1881, pero en realidad, es el mismo Novum Testamentum Graece de Karl Lachmann.

Estos dos textos son confrontados por teólogos y críticos textuales alemanes, quienes han puesto en entre dicho no solamente el Texto Recibido, sino que han rechazado la totalidad del Nuevo testamento griego del cual se han hecho las principales traducciones del Nuevo Testamento, publicado por Erasmo de Roterdam, en la época de la Reforma y Post Reforma, basado en el texto griego bizantino, texto usado por la iglesia, tanto católica, como protestante, durante diecinueve siglos.

Estos críticos modernos han tomado partido en favor del texto griego alejandrino y del Nuevo Testamento producido por Karl Lachmann, en 1831, y respaldado por los editores Westcott & Hort y los editores Nestle-Aland, alegando que el texto griego alejandrino es más confiable, por ser más antiguo y porque, según ellos, han eliminado la maleza (weeds), errores, omisiones y adiciones hechas por los copistas o amanuenses; sin advertir a los lectores que tanto el Nuevo Testamento de Erasmo, así como el Codex Alexandrinus  representan versiones de diferentes familias de manuscritos; entre ellos, el texto griego bizantino y el texto griego alejandrino; pero Westcott y Hort no confiezan que su Nuevo Testamento es el mismo reconstruido Nuevo Testamento griego de Lachmann, quien afirmó que al Textus Receptus la iglesia primitiva le había otorgado una “reverencia supersticiosa”. Tampoco los traductores y edotores de las Biblias modernas, incluyendo a las Sociedades Bíblicas Unidas, advierten a sus lectores que sus versiones honran el Novum Testamentum Graece de Lachmann, el de Westcott & Hort, y el de Nestle-Aland. Sin embargo, estos textos dependen de copias hechas por copistas, escribas y editores, con iguales diferencias de lecturas.

Ninguno de los tres Nuevos Testamentos (que en realidad es uno mismo) representa el griego original en el cual escribieron los apóstoles, porque no existen manuscritos en el griego koiné original, ni en papiros, ni en pergaminos. No obstante, las traducciones basadas en estos textos no sólo se han hecho en español, sino también en otros idiomas, a partir del Novum Testamentum Graece de Lachmann y de los editores Westcott & Hort, y Nestle-Aland. Tampoco los críticos textuales advierten a los lectores que ellos empezaron a ver diferencias en los manuscritos del Textus Receptus, a partir de la aplicación del método de “crítica textual” introducida por Karl Lachmann, en 1831, después de diecinueve siglos de aceptación del texto griego bizantino que produjo el Nuevo Testamento griego de Erasmo, publicado por primera vez en 1516 y del cual se habían hecho las principales traducciones de las Biblias católicas y protestantes.

Pero además, tampoco los críticos advierten de las condiciones fragmentarias e incompletas en que se han encontrado los manuscritos más antiguos de la Biblia, como el capítulo 18 del Evangelio de Juan, así como los rollos del Mar Muerto, encontrados en Qumrán, entre 1947 y 1956. Los expertos afirman, según las pruebas de carbono, que los Rollos del Mar Muerto fueron escritos entre los siglos segundo y tercero a.C. Los investigadores, todos expertos en los idiomas hebreo, arameo y griego, han tenido que armar el rompecabezas con los pequeños trozos de manuscritos, que algunos caben en la palma de la mano, con la excepción del llamado Gran Rollo de Isaías, el cual está casi intacto.

El Nuevo Testamento Griego, del cual se hicieron las primeras traducciones de la Biblia, tanto en español, como en otros idiomas, está basado en el texto conocido ampliamente entre los críticos, como Textus Receptus o Texto Recibido. Pero los críticos modernos que defienden el Nuevo Testamento de Karl Lachmann y de Westcott & Hort no cuentan con ningún manuscrito en griego original, o griego koiné, sino que se basan en el criterio absoluto de Karl Lachmann y en el texto griego alejandrino, el Sinaítico y el Vaticano.

Sin embargo, atendiendo al título del Nuevo Testamento de Westcott & Hort, sobresale la arrogancia de que el texto de su Nuevo Testamento representa el original griego koiné, en el cual escribieron los apóstoles y discípulos de Jesús.

Según los teólogos e investigadores de manuscritos antiguos, no existen textos originales, sino copias de copias de familias de manuscritos en griego, latín, en siríaco, copto, egipcio, y otros idiomas del primer siglo, algunos apenas legibles. Entonces, ¿cómo saber cómo era el griego original de los primeros manuscritos, salidos de la pluma de los apóstoles, si todavía no había Nuevo Testamento impreso? Y, además, los primeros escritos fueron sobre papiro o pergamino, víctimas del desgaste por el constante uso de sus lectores, y de las inclemencias de los diferentes climas. Mi opinión es que como creyentes, debemos aceptar las bases de la doctrina bíblica de la salvación, las cuales Dios ha conservado, después de más de dos mil años, y que se han tenido como de inspiración divina, sin la intervención de teólogos ni de críticos textuales, especialmente alemanes, estadounidenses y británicos. Es más, los eruditos en manuscritos antiguos de la Biblia y de obras literarias clásicas universales, sostienen que los manuscritos más cercanos a los escritos originales, son los de la Biblia, porque se han venido copiando constantemente. A continuación, voy a citar al editor de www.kjvonly.org

“Many attempts have been made (even as early as the second century A.D.) to sort through the manuscripts of the New Testament and weed out the errors and mistakes of copyists, in order to restore the text to its original apostolic form. Those who have made such attempts have differed one from another in the resources at their disposal, their own personal abilities as text editors, and the principles followed in trying to restore the original text of the New Testament”. (Douglas Kutilek, Westcott & Hort vs. Textus Receptus: Which is Superior?)

De esos intentos, sobresalen los textos de los críticos textuales, con la intención de “desbrozar” (weed out) de errores, adiciones u omisiones de los copistas los textos de las copias, sin contar con un original con el cual confrontar las copias. ¿La Palabra de Dios está llena de brozas o como dicen en inglés, de “weeds” o malezas? Las copias de los manuscritos a los que tienen acceso los críticos están en las bibliotecas de Leipzig, Británica y Vaticana; y algunos fragmentos en el Monasterio de Santa Catalina, en donde se guardan los llamados manuscritos más antiguos, como son los reconocidos por críticos modernos: Codex Alexandrinus, Codex Sinaiticus y Codex Vaticanus, más el Aparato Crítico añadido por Karl Lachmann, y ampliado por Westcott & Hort, y Nestle-Aland.

Los dos textos griegos que los críticos anteponen al Textus Receptus, son The New Testament in Original Greek de Westcott & Hort, Publicado primeramente en 1881, y el Novum Testamentum Graece de Nestle-Aland, publicado por primera vez en 1904. Pero los editores Nestle-Aland, basan su Novum Testamentum Graece en Westcott y Hort, más el Novum Testamento Graece y “Aparato crítico”, anexado por Karl Lachmann. A su vez, estos Nuevos Testamentos se basan en los Codex Alexandrinus, Codex Sinaiticus y el Codex Vaticanus, que a su vez representan el texto griego alejandrino, pero con diferentes lecturas o variantes textuales de diferentes familias de manuscritos.

Es de notar que el título de Westcott & Hort, llamado “The New Testament in Original Greek”, suena muy pedante o arrogante, pues no existe ningún manuscrito moderno que contenga el texto íntegro del griego original, *griego koiné”, en el cual escribieron los apóstoles y primeros escritores bíblicos. Pero sí, los primeros textos griegos cuentan con la autoridad de haber sido citados por los padres de la iglesia, “l de los Padres Apostólicos, quienes vivieron en el siglo I y parte del II, y que fueron discípulos de los apóstoles. El de los Padres Apologistas, quienes vivieron desde mediados del siglo II hasta finales del siglo III”. Dicho de paso, la época en que se escribieron los Rollos del Mar Muerto.

Además, el Nuevo Testamento griego de 1516 “el primer Nuevo Testamento publicado en griego (1516), preparado por Disiderius Erasmo de Róterdam (1469-1536) e impreso por Johann Froben (1460-1527) en Basilea”, fue el Nuevo Testamento de la época de la Reforma y Post-Reforma, del cual se hicieron las primeras traducciones de la Biblia al español y a otros idiomas.

Sin embargo, las críticas a este primer Nuevo Testamento empezaron a principios del siglo diecinueve (1831) en adelante, comenzando con Karl Lachmann, Konstantin von Tischendorf (1844) y Westcott & Hort (1881), sólo para mencionar a estos tres. Más tarde, el teólogo luterano alemán Rudolf Bultmann (1884 –  1976) introdujo su teoría de que al Nuevo Testamento hay que “desmitologizarlo” o depurarlo de la mitología de los milagros y la resurrección de Jesús, que oscurecen el mensaje del Kerigma. Bultmann asegura que el Nuevo Testamento no es creíble para el hombre moderno, influenciado por la ciencia moderna. Es de notar que quienes denigran y rechazan por completo el Textus Receptus o Nuevo Testamento de Erasmo de Roterdam son los críticos alemanes, Karl Lachmann y Rudolf Bultmann, más los editores Westcott & Hort y Nestle - Aland. Lastimosamente, las versiones modernas de la Biblia, tanto católicas como protestantes están basadas en estos tres Nuevos Testamentos griegos: el de Lachmann, el de los editores Westcott & Hort, y el de Nestle-Aland.

CONCLUSIÓN

El Nuevo Testamento de Erasmo de Roterdam, publicado en 1516, conocido también como el Texto Recibido, ha sido recibido y respetado por la iglesia cristiana durante diecinueve siglos; así como por una inmensa mayoría de investigadores y editores. Pero luego aparece el filólogo alemán Karl Lachmann con su Novum Testamentum Graece, su crítica textual y su Aparato Crítico; y más tarde, The New Testament in Orignal Greek de Westcott & Hort, con un título rimbombante de estar basado en el griego original, o griego koiné, respaldado por Nestle-Aland.

En realidad, su Novum Testamentum está basado en tres códices: el Codex Alexandrinus, el Codex Sinaíticus, encontrado en forma fragmentaria en el Monasterio de Santa Catalina, en el Monte Sinaí, por el teólogo e investigador alemán, Konstantin von Tischendorf, en 1844; y el Codex Vaticanus, que, según los investigadores, nadie sabe cómo llegó a la Biblioteca Vaticana, pero que fue catalogado en el siglo XV. Sin embargo, no fue sino hasta en el siglo XIX que los críticos textuales, mayormente alemanes, empezaron a ver diferencias entre los códices citados y el Textus Receptus.

Posteriormente, Eberhard Nestle en 1898, combinaba las lecciones (versiones) de las ediciones de Tischendorf, de Westcott, de Hort, y de Weymouth, alegando que su Nuevo Testamento está basado en el “texto crítico”. “Erwin Nestle, hijo de Eberhard, sucedió al padre tras su muerte y publicó la decimotercera edición en 1927: esta edición introdujo un aparato crítico separado. Kurt Aland llegó a ser el editor asociado de la edición vigésimo primera en 1952; a petición de Erwin Nestle, revisó y expandió el aparato crítico, añadiendo muchos manuscritos, un trabajo que llevó a la edición vigésimo quinta de 1963”. Nótese cómo a medida que iban sucediendo unas ediciones tras otras, también iban añadiendo manuscritos producto de un llamado “aparato crítico”, digno de obras literarias ajenas al contenido de la Biblia, la cual consideramos inspirada por Dios, a la cual no hay que añadir ni quitar.

Un “aparato crítico” es un texto que representa la opinión u opiniones de los investigadores y editores de las variantes textuales de las diferentes familias de manuscritos, omitiendo o modificando partes de los textos de los manuscritos, según su propio criterio y rechazando por completo el Texto Recibido.

Queda claro que todas las versiones modernas del Nuevo Testamento se basan en este llamado “Aparato Crítico” introducido en los estudios del Nuevo Testamento por Karl Lachmann y su imponente criterio de que al Texto Recibido se le ha otorgado una “reverencia supersticiosa”; es decir, ¿todas las primeras traducciones de la Biblia están llenas de superstición?

Este aparatao crítico no hace más que indicar que todas las copias de los manuscritos contienen variantes textuales, “brozas”, errores, adiciones u omisiones de los copistas, las cuales los críticos presumen haberlas comparado con los manuscritos más antiguos, los del texto griego alejandrino; pero los manuscritos más antiguos son los Rollos del Mar Muerto y casi todos esos manuscritos son fragmentos que los investigadores expertos en los idiomas hebrero, arameo y griego; así como editores han armado al igual que un rompecabezas.

Pero las variantes textuales no son las únicas, sino que los críticos y editores han omitido o modificado una enorme cantidad de versículos, (más de 74,000 palabras) comparados con el Texto Recibido, porque los consideran “brozas”, mitos, errores y omisiones de los escribas y editores anteriores. Lachmann dice que son supersticiosos, y Bultmann dice que son pura mitología, como los milagros y la resurrección de Jesús.

Advierto a mis lectores que todo este “Aparato Crítico” del que hablan Lachmann, Westcott & Hort, y  Nestle-Aland, son meras especulaciones. Por lo tanto, el “aparato crítico”, en el cual estos editores se basan, son el rechazo del texto griego bizantino, la aceptación del texto griego Alejandrino, y los códices Sinaítico y Vaticano, más las omisiones o modificaciones de versículos que los editores han decidido “desbrozar” en el Texto Recibido, del Nuevo Testamento de Erasmo de Roterdam.

En consecuencia, las Biblias modernas, avaladas por las Sociedades Bíblicas Unidas, omiten o modifican versículos enteros. Con razón, las Biblias modernas contienen tantas diferencias con la Biblia Reina Valera de 1960.  Por tal razón, el Dr. Rex Cobb, del Instituto de Traductores Bautistas Bíblicos, realizó una comparación entre estas Biblias en español para ver cuántas veces se apartaron del texto tradicional o el Textus Receptus (TR) usado por la iglesia primitiva (Editorial Chick).

Por último, para quienes añaden o quitan parte de las Sagradas Escrituras, la misma Biblia exhorta:

“Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro” (Apocalipsis 22:18-19).

Este minucioso estudio tiene la intención de advertir a los creyentes el origen de tantas diferencias entre las traducciones de las primeras Biblias, incluyendo las versiones católicas y protestantes, y las versiones modernas. Por tanto, las versiones modernas ya no representan al primer Nuevo Testamento griego, porque fue denigrado, y descalificado rotundamente por Karl Lachmann, Westcott & Hort, y por Nestle-Aland.

BIBLIOGRAFÍA

Barral-Baron, Marie. The New Testament of Erasmus (1516)

Bultmann, Rudolf. Conference "Neues Testament und Mythologie", 1941

Bultmann, Rudolf Karl. Demythologizing The New Testament, 1941

Kutilek K, Douglas.  Westcott & Hort vs. Textus Receptus: Which is Superior?) IBRI Research Reports Book, 2012

Lachmann, Karl. Novum Testamentum Graece, 1831

Luke Salm, Brother C. F.S.C. RUDOLF BULTMANN'S DEMYTHOLOGIZING OF THE NEW TESTAMENT Manhattan College, New York.

Nestle-Aland, Novum Testamentum Graece, 1904

Roterdam de, Desiderius Erasmus, Nuevo Testamento Griego, 1516

Westcott & Hort, The New Testament in the Original Greek, 1881