sábado, 24 de septiembre de 2022

 

NIVELES DEL LENGUAJE

Amadeo Albuquerque Lara

Predicar es lo mismo que hablar en público, en cuanto a presentación personal y uso del lenguaje; sobretodo, ahora que la mayoría de las iglesias transmiten los servicios religiosos por Facebook, o por YouTube. Es obvio que además de los oyentes presentes, están escuchando otros creyentes y no creyentes. Por tanto, los conceptos bíblicos, así como el uso del lenguaje no deben ser objeto de distracción o burla, sino más bien, de atracción de la atención de los dos tipos de oyentes: presenciales y virtuales.

Así como el predicador sabe que existen varias clases de sermones: expositivos, de asunto o tema, textuales y biográficos, según la ocasión y en dependencia con el tiempo disponible, así también existen diferentes registros o niveles del lenguaje que se use en la predicación.

Nuestro idioma español se divide en varios registros o niveles de uso del lenguaje: español estándar, el que debe usar el predicador; lenguaje coloquial que usamos con la familia, lenguaje nicaragüense, el que no lo entienden los hablantes de otros países, y los americanismos, propios de los hablantes de Centro y Sur América.

Por tanto, la persona que habla en público debe tener cuidado con el uso del lenguaje. He dicho que al hablar en público, debe usarse el español general o estándar, de manera que los oyentes entiendan el contenido de la predicación o del testimonio.

Lenguaje coloquial o común vs lenguaje estándar

En el lenguaje coloquial o familiar, se escuchan palabras, adjetivos o verbos que no son correctos. Por ejemplo: contimás, en vez de “cuanto más”; degollo, en vez de degüello, satisfací, en vez de satisfice; jeder, en vez de heder, jediondo, en vez de hediondo; dispierto, en vez de despierto; herver, en vez de hervir; trompezón, en vez de tropezón, etc.

Desincomodar, en vez de incomodar; desnegar, en vez de negar; arrecostarse, en vez de recostarse; alcanzar, en vez de caber; traducí, en vez de traduje; huelí, en vez de olí; descaicido, en vez de decaído; conducí, en vez de conduje; entumir, en vez de entumecer; tútano, forma anticuada por tuétano.

Algunos verbos y sus participios o adjetivos

Algunos verbos producen confusión al escribirlos. Ej.:

Hecho y echo: Es un hecho. Hemos hecho la tarea;’

Yo echo agua para que se apague el fuego.

Los verbos cocer y coser se confunden a veces:

Ya pusimos a cocer los huevos; se venden frijoles cocidos; Ana aprendió a coser.

Participios y adjetivos participiales

Además de estos desaciertos, existen algunas formas de participio de verbos que a veces funcionan como adjetivos y otras veces como participios en conjugaciones con el verbo “haber”, en las formas de pretérito compuesto. Ejemplo:

El verbo freír tiene dos formas: he freído y frito como adjetivo: huevo frito, no freído.

Imprimir: la forma imprimido e impreso: he imprimido el documento; impreso es un adjetivo: ya tengo listo el material impreso.

Bendecir: bendecido se usa más en pretérito compuesto: Dios me ha bendecido. Mientras que bendito es un adjetivo: bendito sea Dios.

Convertir: convertido y converso o inconverso: Muchos se han convertido al evangelio; los inconversos se ríen de los cristianos.

Proveer: en este verbo, las formas proveído y provisto funcionan como participio, porque son invariables. Proveído es forma regular, y provisto es forma irregular.

palabras arcaicas o en desuso

Algunas formas tienen influencia del lenguaje de los misioneros estadounidenses, como: “Dios sea bendiciendo su casa”; “sea Dios acompañándolo en su viaje”. En vez de “Que Dios bendiga su casa”, “que Dios lo acompañe en su viaje”, etc.

También se escucha bastante el uso de “le” y “les”, en vez de “lo, la, los, las”. Ej.: “Dios le bendiga”; en vez de “Dios lo/la bendiga”; “Dios los/las bendiga”.

Muletillas y redundancias

Muletillas: En la prédica se escucha mucho la muletilla: ¿Verdad? Entonces, esté…, pues… a ver, es decir, o sea…¿No? ¿me entienden? “digo”, “Okay”, ¿está claro? ¿me explico?  etc.

Redundancias: entrar adentro, salir afuera, metete para adentro; subite arriba o bajate para abajo, etc.

Algunos recursos que existen en Internet, para mejorar, o en caso de dudas

Descargar o consultar en línea el Diccionario de la Real Academia Española y tenerlo a mano en la computadora, Tablet, o celular, para consultas y dudas

Diccionario panhispánico de Dudas RAE

Diccionario Bíblico – Biblia todo

Diccionario Bíblico online! (mas de 5,000 significados bíblicos)

Enciclopedia Bíblica

Debo aclarar que esta breve nota gramatical representa sólo casos más comunes que se escuchan o se leen dentro del ambiente evangélico. Y mi intención no es de criticar, sino de ayudar a que la prédica, o lo que dice en público, sirva de edificación para los oyentes; en vez de que una palabra mal dicha, o mal escrita, eche a perder el mensaje de la Palabra de Dios. Hoy en día existen tantos recursos en Internet, para enriquecer nuestros conocimientos bíblicos y del idioma español. Hay que aprovecharlos. Muchas personas hoy en día poseen un celular “inteligente”, una Tablet o una Laptop o computadora portátil.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

 

FUNCIONES SINTÁCTICAS DEL INTERROGATIVO DÓNDE Y ADONDE

Las palabras interrogativas cumplen funciones sintácticas, léxicas y semánticas. No se pueden calificar fuera del contexto oracional o frásico.

Por ejemplo:

1] ¿A dónde vas?

La respuesta puede ser: a mi casa, o a ninguna parte. Nótese que en la respuesta la preposición “a” va separada del resto de la frase. Eso significa que la pregunta está formada por la preposición “a”, el adverbio “dónde”, con tilde obligatoria porque cumple la función interrogativa; pero, además, es un adverbio de lugar; más el verbo “vas”. Se puede formular así:  Preposición + adverbio + verbo.

Obviamente, se pregunta por la meta o dirección del viajero.

2] ¿A dónde quieres ir? También hay quienes aceptan la frase: ¿Adónde quieres ir?

La respuesta sencilla puede ser: “adonde tú quieras”. Obsérvese que el adverbio de lugar (adonde) modifica al pronombre personal “tú”. Pero como “adonde” desempeña la función de modificador de un pronombre personal, es mejor escribirlo junto.

Además, existe otra frase interrogativa, entre las muchas que hay.

3] ¿Por dónde estás?

En este ejemplo, se pregunta por el lugar aproximado. Se sabe que la persona está en un lugar, pero no con exactitud. Con la preposición “por” no hay dudas al escribir la frase, si separada o junta; pero es un indicativo que en las frases interrogativas con el adverbio “dónde”, la preposición debe escribirse separada.

Por último, quiero aclarar que el adverbio “dónde” acepta varias formas de preposición: a, de, desde, hacia, hasta, para, por.

Ejemplos: ¿A dónde vas? ¿De dónde vienes? ¿Desde dónde vienes caminando? ¿Hacia dónde te encaminas? ¿Hasta dónde piensas llegar? ¿Para dónde vas? ¿Por dónde estás?

Esta breve nota gramatical tiene el objetivo de demostrar que las palabras interrogativas cumplen con una función sintáctica, léxica y semántica; y que depende de esas funciones, así se debe escribir en español. Además, la tilde o acento gráfico debe corresponderse con la función sintáctica de la palabra. No estoy de acuerdo con el criterio de que la frase interrogativa puede escribirse de distintas maneras: a dónde, a donde, adonde, o adónde.

Termino con la pregunta: ¿Es el idioma español tan enigmático o tan impreciso? No lo considero así.

miércoles, 14 de septiembre de 2022

 SALMOS

LA LEY, LOS PROFETAS Y LOS SALMOS

Tercera Parte

Profecías cumplidas de los Salmos Mesiánicos, en el Nuevo Testamento

(Lucas 24:25, 44-48)

Amadeo Albuquerque Lara

LOS SALMOS

En esta tercera parte de mi estudio sobre el tema de La Ley, los Profetas y los Salmos, voy a referirme específicamente a las citas que el mismo Señor Jesús, los evangelistas y escritores del Nuevo Testamento hacen de los Salmos y del cumplimiento de esas profecías, en el Nuevo Testamento. Ya hemos leído las referencias a la Ley y a los Profetas y de cómo estas profecías se cumplieron en la vida, ministerio, crucifixión, muerte, resurrección y ascención de Jesús.

Muchos de los 150 salmos son de contenido profético. Según la Iglesia Rey de Gloria, hay 22 profecías mesiánicas en los Salmos. Dicen los estudiosos de la Biblia que hay más citas proféticas referidas al Mesías en el Libro de los Salmos, que en cualquier otro libro del Antiguo Testamento; por eso, aseguran que el libro de los Salmos es “esencialmente profético”. Este libro era el himnario de alabanzas del pueblo de Israel, cantadas en las principales festividades.

Los salmos, según el idioma original hebreo, estaban agrupados en cinco libros o colecciones, separados por doxologías que aparecen al final de los salmos 41, 72, 89, 106 y 150. Este último salmo consiste todo él en una doxología, según expertos en la Biblia hebrea o Tanaj. En nuestro Canon no los tenemos con esa estructura organizativa, porque nuestros traductores han seguido el orden de la Biblia Septuaginta o versión de los Setenta o LX, la cual es la traducción griega de la Biblia hebrea o Tanaj, por 72 sabios judíos: 6 por cada una de las doce tribus de Israel. Estos 72 sabios judíos fueron enviados por el Sumo sacerdote de Jerusalén, por instrucciones de Ptolomeo II Filadelfo (284-246 a. C.), monarca griego de Egipto. Los 72 expertos en los idiomas hebreo, arameo y griego trabajaron por separado en la traducción de los textos sagrados del pueblo judío. Dada la autoridad y confiabilidad de esta traducción griega, Jerónimo o San Jerónimo la tomó como base para hacer su traducción de la Biblia Vulgata Latina.

Dicen los eruditos bíblicos que el número cinco es muy significativo, porque así como Moisés le dio al pueblo de Israel los cinco libros de la Ley o Torá, o Pentateuco, de la misma manera, David nos ha dejado las cinco agrupaciones del Libro de los Salmos.

Los cinco libros de los Salmos

Primer Libro: Salmos 1-41: la doxología que aparece al final del salmo 41, marca el final del primer libro y dice así: “Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, Por los siglos de los siglos. Amén y Amén”.

Segundo Libro: Salmos 42-72, la doxología que aparece al final del Salmo 72, marca el final del segundo libro: “Bendito su nombre glorioso para siempre, Y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén”.

Tercer Libro: Salmos 73-89, la doxología al final del Salmo 89 marca el final del tercer libro: “Bendito sea Jehová para siempreAmén, y Amén”.

Cuarto Libro: Salmos 90-106, la doxología al final del Salmo 106 marca el final del cuarto libro: “Bendito Jehová Dios de Israel, Desde la eternidad y hasta la eternidad; Y diga todo el pueblo, Amén. Aleluya”.

Quinto Libro: Salmos 107-150, El salmo 150, todo él es una doxología, según los expertos en la Biblia hebrea; pero citaré sólo la útima y bella doxología: “Todo lo que respira alabe a JAHAleluya”. (La Estructura del Libro de los Salmos, Biblia Reina Valera 1960)

Según mis observaciones, las primeras tres doxologías terminan con Amén y Amén. La cuarta termina con Amén. Aleluya; y la quinta, termina con Aleluya. Sin embargo, la quinta doxología invita a todo lo que respira a que alabe al Señor. Es decir, no solamente los humanos estamos invitados a alabar a Dios. En realidad, la creación entera invita a adorar al Señor, según el Salmo 19:1-4, Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. 2 Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría. 3 No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz. 4 Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras”.

Como queda dicho anteriormente, los Salmos encabezan los Escritos o Ketuvim, y por algo mantienen esta distinción. Por tal razón, Jesús los cita junto con La Ley y los Profetas, porque eran las divisiones del Tanaj, o Antiguo Testamento, para los cristianos. Por otro lado, los escritores de los evangelios siempre se refieren a estas Escrituras, cuando afirman: “Para que se cumpliera lo que está escrito” (Mateo 1:22). O “es necesario que se cumplan las escrituras” (Lucas 22:37 y 40 versículos más),

En su ministerio terrenal, el Señor Jesús citó salmos que se refieren a su divinidad, y a su igualdad con el Padre. También, los evangelistas y escritores del Nuevo Testamento, en su relato del nacimiento, ministerio, pasión y muerte de Jesús destacan los pasajes de algunos   salmos que se refieren a aspectos de la Pasión y su cumplimiento.

Por ejemplo:  Traicionado por uno de los suyos (Salmo 41:10) “, Sus manos y pies serían perforados (Salmo 22:16), Sería escarnecido y despreciado (Salmo 22:6-8), Le darían a beber vinagre (Salmo 69:21), Sobre sus ropas echarían suertes (Salmo 22:18), Resucitaría después de su muerte (Salmo 16:10), Ascendería al cielo (Salmo 68:18) (Tomado y editado de “Salmos Mesiánicos”)

Revisión personal de otros salmos

Después de revisar algunos salmos más conocidos, encuentro las referencias al Mesías como el ungido de Dios, como el Hijo de Dios en el salmo 2:7, “Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy”; Luego, el escritor, a los hebreos hace referencia a este salmo, así: “Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo?” (Hebreos 1:5-14).

  

Salmos que hacen claras referencias a la crucifixión de Cristo: el Salmo 16:10 y siguientes. El salmo 16:10, dice claramente: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción”. referencia a la Resurrección de Cristo, a pesar de que estuvo tres días en el sepulcro.    

 

El Salmo 22 está lleno de citas que se refieren a Jesús, a la hora más triste de su crucifixión. El salmo 22:1, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Estas mismas palabras de Jesús en la cruz las registra Mateo 27 46: “Y cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: ¡Elí, Elí!, ¿lama sabactani? Esto es: ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado? 47 Y algunos de los que estaban allí, al oírle, decían: A Elías llama este”.

“Salmo 22:16, “Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies”.  El evangelista Marcos 15:25 escribe que a la hora tercera lo crucificaron, o sea que lo clavaron a la cruz.

 

Salmo 22:18, “Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes”. A este salmo se refiere el apóstol Juan 19:24: “Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes”, referencia exacta al salmo 22:18.

 

El Salmo 34 se refiere al momento cuando los soldados romanos se proponen a comprobar si Jesús está muerto, para quebrantarle los huesos, pero no lo lo hacen, porque él ya está muerto. Salmo 34:20, “Él guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado”. Y el apóstol Juan relata el cumplimiento de este salmo: Juan 19:23-37, ´Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas”.

 

El salmo 69 se refiere al Señor Jesús cuando echó a los cambistas del Templo de Jerusalén, a fuerza de azotes.

Salmo 69:9, “Porque me consumió el celo de tu casa”; Lucas 19:46, “Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él, 46 diciéndoles: Escrito está: Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”.

 

Estos dos últimos salmos hacen referencia a la crucifixión El salmo 69 y el 89. Salmo 69:21, “Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me dieron a beber vinagre”.  Salmo 89:38, “Mas tú desechaste y menospreciaste a tu ungido. Y te has airado con él” (Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (Mateo 27:46) Ya citado en el Salmo 22:1}.

 

Por último, cito el Salmo 110:1, porque el mismo Señor Jesús, lo citó delante de sus enemigos para probar que el mismo Dios lo reconoce como su Hijo, y como Señor: “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”

 

El Señor Jesús les pregunta a los fariseos que de quién es hijo el Cristo, en Mateo 22:41-45 “Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, 42 diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. 43 Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: 44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? 45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?”. (Comprobado, completado y editado de: “Los salmos mesiánicos”. Protestante Digital y ‘Las 22 profecías mesiánicas cantadas en los Salmos”, Iglesia Rey de Gloria)

 

Voy a citar el comentario del sitio TGC “Biblia y teología”, por el pastor Justin Dillehay: “De todos los versículos de la Biblia hebrea, el Salmo 110:1 es el que se cita con mayor frecuencia en el Nuevo Testamento. Pero eso no es todo. El versículo 4 del mismo salmo tiene casi un capítulo completo de comentarios (Hebreos 7:11-28). Claramente, los apóstoles y profetas vieron que este salmo mesiánico era muy significativo para su comprensión de Jesús”.

 

Luego, el pastor Dillehay, añade el siguiente comentario: “Este es un pasaje que Jesús usó para desconcertar a los escribas y fariseos (Mat 22:41-46). Sabían y creían que el Mesías sería el hijo de David. Pero luego Jesús les lanza el Salmo 110:1, preguntando: “Si David lo llama ‘Señor’, ¿cómo es Él su hijo?” (Mat 22:45). Ahora sabemos la respuesta. Cristo es tanto “la raíz y la descendencia de David” (Apoc 22:16), “descendencia de David según la carne, y que fue declarado Hijo de Dios con un acto de poder… por la resurrección de entre los muertos” (Rom 1:3-4).

 

CONCLUSIÓN

Es significativo que la mayoría de los Salmos hayan sido escritos por el Rey David, ancestro según la carne, de Jesús. Pues las profecías indican que el Mesías vendría de la familia de David. De esto nadie lo dudaba, ni los mismos fariseos. Por eso, Jesús reafirma esta verdad en su discusión con los fariseos e intérpretes de la Ley, a quienes les cita el Salmo 110:1, “Jehová (YHWH, en hebreo) dijo a mi Señor (Adonai, Señor): Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. En la Biblia hebrea se hace esta distinción de términos referidos a Dios, para aclarar que Dios padre es YHWH, Yahvé, y que Dios Hijo es Adonai. La distinción no se debe a poner en menor categoría al Hijo, sino para que los fariseos entendieran la diferencia entre Dios Padre y Dios Hijo, como Señor.

 

Con este tercer estudio sobre “La Ley, los Profetas y los Salmos”, he completado la serie de referencias, las cuales citó muchas veces el Señor Jesús durante su ministerio entre los judíos, los escribas, intérpretes de la Ley, los fariseos y saduceos. Por tal razón, Jesús ocupó gran parte de su tiempo a enseñar en las “sinagogas de ellos”, el Templo de Jerusalén, específicamente para fariseos e intérpretes de la Ley y judíos devotos; y en lugares públicos, montañas o montes, barcas, playas y casas particulares, para todo público.

 

Pero en todos estos lugares, el Señor les hablaba con autoridad y no como los escribas y fariseos; de manera que la gente común se extrañaba, por su autoridad, por sus señales, milagros de sanar enfermos y endemoniados; porque hasta los demonios y las tempestades se sujetaban a su palabra de poder. Pero lo más significativo era que claramente Jesús se identificó como el Mesías, tal como lo hizo con la mujer samaritana, así como con los fariseos, escribas, sumo sacerdote, Herodes, gobernadores romanos, y hasta ante la soldadesca romana, en los momentos de su crucifixión. Delante de todos ellos, Jesús les dejó claro que la Ley de Moisés, los Profetas y los Salmos, profetizaron su misión mesiánica celestial, no política. Por eso, Jesús le dijo a Pilato: “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18:36). Pero los judíos modernos siguen esperando a un Mesías político, salvador y de felicidad universal.

 

 

LA ESTRUCTURA DEL EVANGELIO DE MATEO

Los Cinco Discursos de Jesús

MATEO 1-28

Amadeo Albuquerque Lara

Casi la totalidad de los expertos en los estudios de los cuatro evangelios canónicos están de acuerdo en que Marcos escribió primero su evangelio entre los años 58 y 60 d. C.; pero los participantes en el Concilio de Hipona aprobaron el Canon del Antiguo y Nuevo Testamento (393 d.C.), siguiendo las recomendaciones del papa Dámaso I (382). Este Concilio de la iglesia católica aprobó el orden en que aparecen los libros actualmente. Sin duda, Mateo ocupa el primer lugar en el Nuevo Testamento, dadas sus características mesiánicas, tal como lo veremos.

La decisión tomó en cuenta las características de este evangelio. En primer lugar, Mateo es el evangelio del Reino de los Cielos, del Mesías Hijo de David, del Hijo de Dios, del Rey de Israel; y el único evangelio que menciona dos veces a la Iglesia, como la comunidad del Reino de los cielos; así como las reglas de conducta de quienes han de integrar la comunidad llamada IGLESIA (Véase Mateo 16:18 y 18:17):

Según los estudiosos del Evangelio del apóstol Mateo, podríamos resumir la ESTRUCTURA de este evangelio, de la manera siguiente: PRÓLOGO, capítulos 1-2: genealogía y el nacimiento de Jesús;  capítulos 3 y 4, el ministerio el de Juan el Bautista, como el precursor del Mesías, así como el bautizo de Jesús por Juan. El capítulo 4 narra las tentaciones de Jesús en el desierto de Judea, después de ayunar por cuarenta días; pero al vencer las tentaciones, los ángeles lo alimentan. Inmediatamente, Jesús intensifica su ministerio del Reino de los cielos.

Luego, cuando Jesús se da cuenta que Juan el Bautista está preso, regresa a Galilea. Aquí se cumple la primera predicción del profeta Isaías acerca de LA LUZ que trajo Jesús a estas tierras de Zabulón y Galilea de los gentiles; y que en el evangelio de Juan 1:4 se manifiesta como “la luz de los hombres”. Este capítulo cuatro, narra el inicio del ministerio de predicación del EVANGELIO DEL REINO. También aquí, junto al mar de Galilea llama a los primeros cuatro discípulos: a los hermanos Simón Pedro y Andrés; y a otros dos hermanos, Jacobo o Santiago y Juan, hijos de Zebedeo.

Por sus milagros, su fama se extiende hasta Siria, Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del Jordán. Se pudiera decir que estos dos capítulos: 3 y 4, son los que relatan el inicio del ministerio de Jesús y el reconocimiento de las multitudes por razón de los milagros que Jesús realiza.

Del capítulo cinco en adelante, LA ESTRUCTURA del evangelio de Mateo se compone de CINCO DISCURSOS, entretejidos con narraciones de milagros, discusiones con los fariseos, los escribas y narraciones de sus parábolas a las multitudes y las interpretaciones a sus discípulos, en especial.

Primer discurso o el Sermón de la Montaña

El primer discurso está comprendido en el Sermón del monte. Sin duda, el más popular, en los capítulos 5 al 7, especialmente, por las ocho o nueve “Bienaventuranzas”. El único discurso que cubre tres capítulos, porque en ellos se establecen las reglas de comportamiento de los integrantes o hijos del Reino de los Cielos, expresadas en las bienaventuranzas. En el contenido de estos tres capítulos se encuentra la Nueva Ley que sustituye a la Ley de Moisés, cuando dice Jesús “Oísteis que fue dicho”, se refiere a la ley de Moisés; pero luego afirma: “mas yo os digo”, es la Nueva Ley del Reino de los cielos (Mateo 5:38-48).

Los capítulos 8 y 9 narran diez milagros de sanación de distintas enfermedades, incluyendo la expulsión de demonios. Por estas manifestaciones sobrenaturales, muchas personas creen en el poder  divino de Jesús.  Estos dos capítulos sirven de entre trama del primero y segundo discurso.

Segundo discurso, o Discurso Misionero

El segundo discurso está comprendido en un solo capítulo: el capítulo 10. Este se conoce como Discurso Misionero, o el discurso de la comisión menor, para distinguirla de la Gran Comisión del capítulo 28 de Mateo. A sus discípulos, Jesús les da autoridad para sanar toda clase de enfermedades, para echar fuera demonios y para predicar el evangelio, diciendo que el Reino de Dios se ha acercado (10:7).

Los capítulos 11 y 12 sirven de interludio para iniciar el siguiente Discurso de las Parábolas. Jesús sigue ejerciendo su ministerio de predicación, e introduce a Juan el Bautista ante las personas que lo han escuchado; mientras el capítulo 12 habla de las acusaciones de los fariseos por su falta de respeto a la Ley de Moisés. Y termina el capítulo doce presentando a sus discípulos que hacen la voluntad de su Padre que está en los cielos, como su madre y sus hermanos.

Tercer discurso: Discurso de las Parábolas

 Luego, el capítulo 13 contiene el tercer discurso proclamado como el Discurso parabólico, porque el Señor enseña a sus seguidores utilizando el método de lenguaje figurado, o método de las comparaciones o parábolas. Jesús sale de su casa de Capernaum, Cafarnaúm o Cafarnaún, al norte del Mar de Galilea, en donde ha estado obrando milagros y teniendo discusiones con los fariseos. Al salir de la casa, se va a la playa, se sube a una barca y comienza su Discurso Parabólico.

Relata (1) la parábola del Sembrador, (2) el trigo y la cizaña, (3) la semilla de mostaza, (4) la levadura, (5) el tesoro escondido, (6) la perla de gran precio, (7) la red con toda clase de peces, y (8) la de “un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas”.  

Los versículos 34 y 35 del capítulo 13 explican el por qué Jesús enseña a la gente por parábolas, aunque el significado de ellas sólo se lo dice a sus discípulos.

“Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; 35 para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo”.

Aquí Mateo se refiere al salmo 78, el cual es un masquil escrito por Asaf, músico principal y vidente. Masquil significa instrucciones. Además, Asaf es reconocido como vidente o profeta en 2do Crónicas 29:30:

“30 Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Jehová con las palabras de David y de Asaf vidente; y ellos alabaron con gran alegría, y se inclinaron y adoraron”. (Énfasis mío)

Los capítulos 14 al 17 también sirven de interludio o entre trama, entre el Discurso de las parábolas y el Discurso de la Iglesia.

Cuarto discurso: el Discurso de la Iglesia

El capítulo 18 es nombrado por los estudiosos del evangelio de Mateo como el Discurso de la Iglesia. Mateo es el único evangelista de los cuatro canónicos que menciona la institución de la Iglesia. Compárese Mateo 16:18 y 18:17.

“Mas yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia (la Iglesia Universal), y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). (Énfasis mío)

Desafortunadamente, este versículo ha sido motivo de controversias, debido a la interpretación de la iglesia católica. Para esa iglesia, la iglesia católica está fundamentada en Pedro como la roca y como el primer papa, y no en su confesión. Es obvio que Jesús no edificaría su iglesia sobre la autoridad de un hombre tan voluble, como Pedro, sino en su confesión: “16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. (Mateo 16:16)

La segunda referencia se encuentra en Mateo 18:17:

“Y si no los escucha a ellos, dilo a la iglesia (la iglesia local); y si no escucha a la iglesia, tenle por pagano y publicano. 18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo”. (Énfasis mío)

Según este versículo, Jesús aclara que la iglesia y no Pedro es la que tiene autoridad para atar y desatar; así como para tomar decisiones sobre la conducta y disciplina de sus miembros. Es más, Pedro tuvo sus errores. Se escondió y lo negó tres vece durante el juicio de Jesús. También, en los comienzos de la iglesia de Jerusalén, cuando Pablo le reclamó cara a cara por su comportamiento hipócrita en Antioquía:

“11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar” (Gálatas 2:11).

Si Pedro fuera la roca sobre la cual Jesús edificaría su Iglesia, aquí se habría derrumbado.

El capítulo 19:1 contiene el cierre o final del sermón o discurso de la Iglesia. Jesús sale de Galilea y se dirige a las regiones de Judea, al otro lado del Jordán, en donde había sido bautizado por Juan.

Los capítulos 19 al 23 narran la continuación de sus enseñanzas, las discusiones con los fariseos respecto a la Ley de Moisés. Refiere algunas parábolas para ilustrar la conducta de los hijos del reino. Así como también se narran algunos milagros.

Con los capítulos 21 al 23 se inician las actividades previas a la Semana de Pasión; además, sirven de interludio entre el discurso de la Iglesia y el Discurso del Olivar o del Monte de los Olivos, capítulos 24 y 25.

Quinto Discurso: el Discurso del Monte de los Olivos o el Discurso del fin del siglo.

Los expertos en el evangelio de Mateo están de acuerdo en que los capítulos 24 y 25 contienen el Discurso del Olivar, porque fue pronunciado en el Monte de los Olivos, y sirve de respuesta a la pregunta que le plantean sus discípulos acerca de las señales, del tiempo del fin del siglo y de su segunda venida.

El capítulo 24:1-2 contiene la profecía de Jesús acerca de la destrucción del Templo de Jerusalén por los romanos, en el año 70 d. C., cuando no quedó “piedra sobre piedra”. Los versículos 3 en adelante son los que contienen el Discurso del Olivar acerca de las señales de su segunda venida y del fin del siglo.

Jesús previene a sus discípulos sobre los falsos cristos, las guerras y rumores de guerra, terremotos y hambre; pero esto no es el fin. Jesús prepara a sus discípulos sobre lo terrible que serán los últimos días. Les advierte que estos acontecimientos aterradores,  no los confundan.

“29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”. (Mateo 24:29-30)

Las predicciones del versículo 29 parecieran algo imposible, pero los científicos han publicado en revistas científicas que el universo sufrirá el “Big Rip” o Gran Desgarro, cuando todos los elementos celestes serán destruidos, al igual que lo predice el Señor Jesús.

En el capítulo 25 Jesús habla sobre la importancia de estar preparados para su segunda venida, no como las vírgenes insensatas que no tomaron suficiente aceite. También les pone el ejemplo de los talentos y la necesidad de hacerlos producir y no esconderlos bajo tierra.

El final del Discurso del Olivar se refiere al Juicio de las naciones:

“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos”.

Por último, los estudiosos del evangelio de Mateo finalizan el diseño de la estructura del evangelio con los capítulos 26 al 28, como EL EPÍLOGO de todo el contenido, pues estos capítulos se concentran en la celebración de la Pascua, el complot para prender a Jesús, la traición de Judas, la última cena, la predicción de que sus discípulos se van escandalizar, Pedro lo va a negar tres veces, la oración de Jesús en Getsemaní, el beso de entrega de Judas Iscariote, y el juicio ante Pilato, la crucifixión y la resurrección del Señor.

Mateo termina el capítulo 28 con la Gran Comisión de ir a hacer discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; así como la promesa de estar con sus discípulos hasta el fin del mundo. El capítulo final del apóstol Mateo ha generado campañas evangelísticas, la publicación y distribución de Biblias, el envío de misioneros a la mayoría de naciones; así como el establecimiento de campos misioneros, los cuales son una obligación de las iglesias locales organizadas.

CONCLUSIÓN

La Estructura del evangelio de Mateo que los expertos exponen se resume así:

Prólogo y principio del ministerio de Jesús: primeros cuatro capítulos. Los cinco discursos, con sus respectivas entre tramas, o interludios: capítulo 5 al 25. Epílogo: capítulos 26 al 28.

Los lectores observadores notarán que Mateo señala el “cierre” o final de cada uno de los Cinco Discursos, por medio de la siguiente fórmula: Mateo 7:28: “Y cuando terminó Jesús estas palabras…”, 13:1: “Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar…”, 19:1: “Aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras…”, 24:1: “Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo…”, 26:1: “Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras...”.

Son estas fórmulas las que guían al lector para distinguir hasta dónde llega cada uno de los Cinco Discursos del Señor Jesús.


jueves, 1 de septiembre de 2022

  

EL MESÍAS-REY DE LA ESPERANZA JUDAICA

Jeremías 23:5; Zacarías 9:9 y Mateo 21: 1-11, Marcos 11: 1-11, Lucas 19: 28-44 y Juan 12: 12-19

Amadeo Albuquerque Lara

El pueblo de Israel tiene una historia de sufrimientos, castigos y opresión por parte de potencias extranjeras. Habían sufrido esclavitud en Egipto, hambre y sed en el desierto. Pero les fue peor, cuando al profeta Samuel le pidieron rey, como lo tenían todas las naciones: “y nosotros seremos también como todas las naciones; y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros y hará nuestras guerras” (1ro Samuel 8:20) Ellos no pensaban en líderes espirituales que los condujeran a Dios, como un pastor, sino en un rey guerrero. Eso era su ideal y ese ideal ha prevalecido hasta hoy.

Bajo el reinado de Saúl, derrotaron a los amalecitas, un pueblo nómada que al final se estableció al sur de Canaán, en la franja de tierra ubicada entre el mar Muerto y el mar Rojo. La lucha contra los amalecitas fue tanta que estos se mencionan en Génesis, Éxodo, Deuteronomio, Jueces, 1ro Samuel y 1ro Crónicas. Sin embargo, bajo el reinado de Saúl fueron derrotados.

Otra derrota importante fue contra los filisteos, un pueblo mucho más desarrollado que Israel. Fabricaban sus armas de hierro, lo cual ha sido corroborado por arqueólogos de la Universidad Bar-Illan y además, había gigantes en Gat. Uno de ellos fue Goliat, a quien el joven David mató. Bajo el reinado del rey David, los filisteos, vecinos cercanos de los amalecitas, y enemigos peligrosos del pueblo de Israel, fueron derrotados, a pesar de su superioridad.

En contraste con estos reyes guerreros, Salomón mantuvo su reinado en paz y este rey elevó al pueblo de Israel a su máximo esplendor, reconocido como la época de oro, pero a costa de graves obligaciones impositivas. Por tal razón, el pueblo de Israel se sentía protegido por los reyes, y estaban dispuestos a seguir apoyándolos. Como consecuencia de estos beneficios y triunfos sobre los pueblos vecinos, el pueblo y líderes de Israel esperaban, y todavía esperan, al Mesías profetizado en el Antiguo Testamento.

Pero por causa de la desobediencia, el desenfreno de promiscuidad, y el pecado de idolatría de Salomón en los días de su madurez de edad, y por sus mujeres extranjeras y paganas, su reino fue dividido después de su muerte. Después de la muerte de Salomón, y por la idolatría y e inmoralidad de los demás reyes de la dinastía davídica, Israel fue llevado cautivo por los asirios y babilonios, en diferentes épocas. A partir de estos cautiverios, Israel tuvo una vida de esclavitud, bajo el dominio de reyes extranjeros. Por eso, la idea de un Mesías guerrero, político y nacionalista siempre estuvo presente como una necesidad imperiosa.

En consecuencia, la nación hebrea siempre quiso rebelarse en contra de los reyes extranjeros   apoyando las rebeliones de los años 167 a 160 a. C., dirigida por los macabeos contra el Imperio seléucida, el cual fue derrotado por militares romanos, pero no por rebeldes judíos.

También lucharon en contra de la influencia helenística, mediante el rechazo de la adoración de los dioses que los griegos entronaron en el mismo Templo de Jerusalén. Luego, en los tiempos de Jesús, había facciones políticas como los fariseos y los saduceos, los zelotes y sicarios. Estos grupos estaban en contra del yugo romano, y por ende, querían forzar a Jesús para que encabezara una rebelión en contra de los gobernantes romanos, si Jesús era el Mesías esperado.

Jesús comenzó su ministerio al inicio del primer ciclo histórico del Imperio romano; por tal razón, el pueblo judío mostraba su inconformidad en contra de esta dominación. Por tanto, la esperanza generalizada era que el Mesías prometido por los profetas y los salmos, los liberara del dominio de reyes y gobernadores romanos, especialmente, en los tiempos de Jesús.

Por estas ideas mesiánicas, en tiempos de Jesús la sociedad judía se encontraba extremadamente dividida por causa de estas esclavitudes, exilios y dominación por gobiernos extranjeros. Por tal razón, su esperanza estaba puesta en un Mesías político, nacionalista y guerrero que liderara una rebelión mucho más fuerte que la de los macabeos, en contra de las legiones de soldados romanos.

El grupo de los guerreros

Por un lado, estaban los zelotes, quienes esperaban a un líder guerrero que contara con un ejército poderoso. Esta facción político-nacionalista era la más violenta de los judíos. Por eso, uno de sus seguidores le cortó la oreja a un soldado con la espada que portaba. Otro grupo lo formaban los sicarios, llamados así por el uso de la espada corta o daga. Entre los discípulos de Jesús había zelotes y sicarios. Por ejemplo, Simón el Cananeo, también era llamado Simón el Zelote y portaba espada.

En cuanto a Judas, era hijo de un Simón que llevaba el apelativo de Iscariote, que según algunos estudiosos, la palabra Iscariote se deriva del latín “sicarius”, de “sica” espada corta o daga. Sin embargo, no se sabe si como sicario, Judas escondía una daga bajo su túnica. La Biblia sólo dice que era ladrón y que guardaba la bolsa del dinero.

“Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: 5 ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? 6 Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella”.  (Juan 12:5-6)


 

Algunos estudiosos de la Biblia, a Judas lo califican como sicario o como zelote. Por eso, decepcionado por la pasividad de Jesús decidió entregarlo; aunque después se arrepintió, pero demasiado tarde. Pero no sólo Judas se decepcionó, también lo hicieron los demás discípulos, con su dispersión y miedo, la misma noche de su captura.

Los grupos religiosos

A] Los fariseos esperaban a un legislador que impusiera la ley de Moisés. Por eso, a Jesús lo acusaban de violar la ley, de sanar en día de reposo; pero Jesús fue duro y riguroso en contra de esta secta por su hipocresía de aparentar cumplir con la ley, pero por tantas añadiduras impuestas, la exigían, pero no la cumplían.

B] El otro grupo era el de los saduceos, quienes se ufanaban de obedecer literalmente la ley mosaica, pero rechazaban la creencia en los espíritus, en ángeles y las doctrinas de la resurrección y la vida eterna. Por eso, le plantearon a Jesús la doctrina de la resurrección con el caso de la mujer que había tenido siete maridos (Lucas 20:27-38)

C] También estaban los esenios, quienes esperaban a un sacerdote que instituyera un culto nuevo. Los esenios eran “miembros de una secta judía, establecida probablemente desde mediados del siglo II a. C. tras la Revuelta Macabea, y cuya existencia hasta el siglo I a. C. está documentada por distintas fuentes. Sus antecedentes inmediatos podrían estar en el movimiento hasideo, de la época de la dominación seléucida” (Wikipedia). La existencia de los esenios está atestiguada por los rollos del Mar Muerto, cuya autenticidad ha sido examinada por pruebas de carbono (Nanopdf.com).

Entendemos ahora qué clase de Mesías esperaba, y todavía espera, la sociedad judía en general. La respuesta es que esperaban a un Mesías político-guerrero y nacionalista que restaurara el Reino de Israel y que expulsara al invasor romano. Para la sociedad judía, el Mesías esperado estaba profetizado como rey político. Así interpretaban las profecías de Jeremías y de Zacarías, a quienes los líderes y el pueblo común mal interpretaban sus profecías a favor de un Rey político. Observemos la terminología de estas profecías:

“He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. 6 En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra”. (Jeremías 23:5). (Énfasis mío)

Este Mesías sería un Rey, igual que los defendiera como Saúl que derrotó a los amalecitas, o como David que había derrotado a los filisteos, Así ellos esperaban que el Mesías los liberara del yugo del Imperio Romano. Este Rey vendría del linaje de David, lo cual era muy esperanzador; haría justicia y juicio en la tierra, salvaría a Judá e Israel habitaría confiado.

Pero Jesús fue todo lo contrario, dijo que su Reino no era de este mundo. Era un Rey sin armas, sin espada libertadora, sin escoltas, como las legiones romanas. Era un desconocido carpintero, ciudadano de Nazaret de donde nada bueno había salido. Comparemos lo que Natanael le dijo a Felipe: “¿De Nazaret puede salir algo de bueno?” (Juan 1:46). Esa era la imagen que se formaron de Jesús y por eso, muchos de sus discípulos lo abandonaron (“Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo” (Juan 6:15). (Énfasis mío).

“Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. 67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?” (Juan 6:67-68)

Además, Jesús era el hijo del carpintero, no ostentaba títulos, como los maestros de la ley. Se hospedaba, recibía, y comía con los pecadores; defendía a las prostitutas, y siempre se mezclaba con los pobres. Más bien atacaba a los líderes político-religiosos como los fariseos, saduceos y sacerdotes judíos. Parecía estar en contra del estatus quo de la nación hebrea, el pueblo escogido por Dios.

La Entrada Triunfal en Jerusalén

Sin embargo, hubo un momento en que parecía que tendría todo el apoyo del pueblo. Antes de la celebración de la Pascua judía, Jesús entró en la ciudad de Jerusalén, como un Rey, al igual que lo había hecho Salomón, cuando el enfermo rey David mandó a sus servidores que montaran a su hijo Salomón en su mula y que se fuera cabalgando hasta la fuente de Gihón. Mientras Salomón cabalgaba, lo acompañaban los servidores del rey David, el sacerdote Sadoc, el profeta Natán y Benaía, hijo del sacerdote Joiada, quienes apoyaban a David y a Salomón; así como también lo acompañaba una multitud que lo aclamaba como el futuro rey de Israel, en la ceremonia de coronación.

Esa imagen de un rey político, montado sobre una mula, fue percibida por el pueblo que vitoreaba a Jesús, quien montaba en un pollino hijo de la asna que acompañaba al pollino; y le ponían ramas y sus mantos por donde iba a pasar. Y, además, gritaban: “!Hosanna! !Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! (Destacado es mío). Además, los que gritaban estaban familiarizados con la imagen del rey de la profecía de Zacarías 9:9:

“Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”. (Énfasis mío).

Las características del Rey de Israel, interpretadas en la Entrada Triunfal

A] Según la interpretación de las palabras del profeta Zacarías: “He aquí tu Rey”, claramente, Jesús era el rey de Israel esperado.

B] La presencia del pollino, hijo de asna o burra en que montaba Jesús, igual que Salomón en su cabalgata en la mula de su padre David a Gihón, en donde fue coronado rey de Israel. Jesús montaba un pollino hijo de burra; es decir, podría ser un mulo joven, si era producto del cruce de un caballo con una burra; o si era el producto de una burra con un burro, sería un burrito. Las mulas son estériles, pero las burras con cruce de caballo, paren mulos o mulas. Y los reyes y los príncipes montaban en mulas (2do Samuel 13:29, y 1ro Reyes 18:5). En el libro de Reyes se confirma que el rey Acab criaba caballos y mulas, porque las mulas son más fuertes que los caballos; por eso, los reyes preferían las mulas. Hasta el profeta Balaam montaba en mula, la que también le habló (Números 22).

C] Jesús era el renuevo (hijo) de David: las palabras del profeta Jeremías 23:5: “levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey” (Énfasis mío). El profeta Jeremías no presenta a un Mesías salvador de los pecados, sino como un rey, igual que lo fue David, según la interpretación del pueblo.

D] El cumplimiento de la profecía de los profetas Zacarías y Jeremías estaba bien claro para los que vitoreaban a Jesús en su entrada en la ciudad de Jerusalén. Este rey liberaría a Judá, ya que entraba en Jerusalén, la capital del reino del sur; e Israel, el reino del norte, habitaría confiado. No más dominio romano ni de otros gobiernos extranjeros, como en el pasado.

E] También en los evangelistas estaba presente esta visión de un rey, por el hecho de que los cuatro evangelios canónicos relatan la entrada triunfal en Jerusalén. Todos ellos interpretaron este evento como muy significativo para todo el pueblo.

Por tanto, las imágenes del rey de Israel las plasmaron en Jesús como el Rey de Israel, a quien todo el pueblo judío esperaba. Por eso había júbilo y muchos seguidores. Pero pronto se opera el cambio de opinión. Jesús no era lo que ellos proclamaban. Y vino la desilusión, porque ninguna legión de soldados lo defendió. No hubo nadie que blandiera espadas; y más bien enmudeció mientras Pilatos lo interrogaba:

“Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y este le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices. 12 Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió(Mateo 27:11-12) Énfasis mío.

La expresión de Jesús “Tú lo dices”, no yo, también pudo ser mal interpretada. Además, el silencio de Jesús, el pueblo lo interpretó como de desprotección, de soledad absoluta. No hubo nadie, ninguna legión de soldados que se impusiera en contra de los sacerdotes y en contra de los gobernadores romanos. Entonces, si no se defendía él mismo, ¿cómo iba a defender al pueblo de Israel? Por tanto, Jesús no era el Mesías profetizado por Jeremías y Zacarías; ni por los demás profetas y los salmos mesiánicos. Por ende, pedirían que fuera crucificado, en apoyo de los funcionarios romanos, quienes seguirían gobernando; y en favor de los líderes religiosos judíos, quienes seguirían interpretando las profecías y la ley de Moisés. Ellos seguirían siendo sus líderes.

Pero esta desilusión no sólo era del pueblo, también, esta esperanza de un Rey libertador estaba manifiesta en sus apóstoles y seguidores, a pesar de los tres años que anduvieron con el Mesías, de presenciar los milagros y escuchar todos los sermones sobre el Reino de Dios. La pregunta que le hicieron, según Hechos 1:6 fue:

“Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? 7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; 8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”. (Énfasis mío).

Esta visión política se desvaneció al escuchar al Mesías, quien no les prometió liberación política, sino de recibir poder del Espíritu Santo. No habría restauración del Reino de Israel, se acaban aquí las esperanzas del Mesías prometido por profetas y salmos, según ellos las interpretaban.

También esta visión política le fue manifestada al mismo Señor Jesús, ya resucitado, por dos de sus discípulos, en el camino a Emaús:

“Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido” (Luc 24:21). Énfasis mío.

Qué desilusión más evidente confesada por boca de sus propios seguidores. Primero, desilusión política: no hubo liberación del yugo romano. Segundo, desilusión religiosa, porque no había habido resurrección prometida. Pero también, pensemos en la desilusión que experimentaría el mismo Señor Jesús, al escuchar semejante lamento; y no solamente por parte de dos discípulos, sino las dudas expresadas por los once apóstoles cuando les dijeron que Jesús había resucitado, y cuando se presentó estando todos presentes. Todas las predicciones de los profetas y de los salmos, fueron mal interpretadas, a pesar de que Jesús, en las sinagogas de ellos, les aseguró que en él se cumplían estas profecías (Lucas 4:21, Lucas 24: 13-35).

CONCLUSIÓN

En los tres estudios anteriores a éste, leímos que las predicciones de los profetas y los salmos mesiánicos, se cumplieron en la vida y ministerio de Jesús como el Mesías. De esto dio testimonio el mismo Señor Jesús en la sinagoga de los judíos (Lucas 4:18-21) y también les reclamó a los dos discípulos en el camino a Emaús por ser duros de corazón por no creer lo que los profetas y los salmos decían de él. (Lucas 24:25 y 44).

Sin embargo, en este estudio hemos leído que los líderes religiosos, políticos y nacionalistas, esperaban a un Mesías político que los liberara del yugo impuesto por los funcionarios representantes del Imperio Romano. Sin embargo, el pueblo común se maravillaba por los milagros que hacía, pero lo reconocían como profeta, otros como el hijo de David; otros se maravillaban de que hasta los demonios se sujetaban a él. En cambio, los fariseos lo acusaban de echar fuera los demonios por el poder de Beelzebú y de efectuar milagros en los días de reposo. De manera que Jesús fue completamente rechazado por los líderes que esperaban a un Mesías político, guerrero y nacionalista (Isaías 53:3). Pero Jesús fue todo lo contrario. Les confirmó que su Reino no era de este mundo, y que las referencias de los profetas y los salmos se habían cumplido en él.

Dijimos que mal entendieron su entrada triunfal en Jerusalén, porque creyeron que la hora de la liberación de Israel había llegado. A Jesús lo confundieron como el Rey del pueblo de Israel, por eso lo aclamaba la multitud. Pero al ver que Jesús no se defendía ante las autoridades romanas, perdieron las esperanzas en él, como el Mesías esperado y profetizado.

Desde entonces, la multitud que lo aclamaba mientras Jesús montaba el pollino o mulo joven hijo de asna, la misma multitud, ante Poncio Pilatos, pidió que fuera crucificado, despreciando al Mesías por el delincuente Barrabás. También hoy en día muchos desprecian al Salvador por los ídolos e imágenes de talla de madera o de yeso; o por ídolos políticos o por religiosos falsos.