miércoles, 14 de septiembre de 2022

 SALMOS

LA LEY, LOS PROFETAS Y LOS SALMOS

Tercera Parte

Profecías cumplidas de los Salmos Mesiánicos, en el Nuevo Testamento

(Lucas 24:25, 44-48)

Amadeo Albuquerque Lara

LOS SALMOS

En esta tercera parte de mi estudio sobre el tema de La Ley, los Profetas y los Salmos, voy a referirme específicamente a las citas que el mismo Señor Jesús, los evangelistas y escritores del Nuevo Testamento hacen de los Salmos y del cumplimiento de esas profecías, en el Nuevo Testamento. Ya hemos leído las referencias a la Ley y a los Profetas y de cómo estas profecías se cumplieron en la vida, ministerio, crucifixión, muerte, resurrección y ascención de Jesús.

Muchos de los 150 salmos son de contenido profético. Según la Iglesia Rey de Gloria, hay 22 profecías mesiánicas en los Salmos. Dicen los estudiosos de la Biblia que hay más citas proféticas referidas al Mesías en el Libro de los Salmos, que en cualquier otro libro del Antiguo Testamento; por eso, aseguran que el libro de los Salmos es “esencialmente profético”. Este libro era el himnario de alabanzas del pueblo de Israel, cantadas en las principales festividades.

Los salmos, según el idioma original hebreo, estaban agrupados en cinco libros o colecciones, separados por doxologías que aparecen al final de los salmos 41, 72, 89, 106 y 150. Este último salmo consiste todo él en una doxología, según expertos en la Biblia hebrea o Tanaj. En nuestro Canon no los tenemos con esa estructura organizativa, porque nuestros traductores han seguido el orden de la Biblia Septuaginta o versión de los Setenta o LX, la cual es la traducción griega de la Biblia hebrea o Tanaj, por 72 sabios judíos: 6 por cada una de las doce tribus de Israel. Estos 72 sabios judíos fueron enviados por el Sumo sacerdote de Jerusalén, por instrucciones de Ptolomeo II Filadelfo (284-246 a. C.), monarca griego de Egipto. Los 72 expertos en los idiomas hebreo, arameo y griego trabajaron por separado en la traducción de los textos sagrados del pueblo judío. Dada la autoridad y confiabilidad de esta traducción griega, Jerónimo o San Jerónimo la tomó como base para hacer su traducción de la Biblia Vulgata Latina.

Dicen los eruditos bíblicos que el número cinco es muy significativo, porque así como Moisés le dio al pueblo de Israel los cinco libros de la Ley o Torá, o Pentateuco, de la misma manera, David nos ha dejado las cinco agrupaciones del Libro de los Salmos.

Los cinco libros de los Salmos

Primer Libro: Salmos 1-41: la doxología que aparece al final del salmo 41, marca el final del primer libro y dice así: “Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, Por los siglos de los siglos. Amén y Amén”.

Segundo Libro: Salmos 42-72, la doxología que aparece al final del Salmo 72, marca el final del segundo libro: “Bendito su nombre glorioso para siempre, Y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén”.

Tercer Libro: Salmos 73-89, la doxología al final del Salmo 89 marca el final del tercer libro: “Bendito sea Jehová para siempreAmén, y Amén”.

Cuarto Libro: Salmos 90-106, la doxología al final del Salmo 106 marca el final del cuarto libro: “Bendito Jehová Dios de Israel, Desde la eternidad y hasta la eternidad; Y diga todo el pueblo, Amén. Aleluya”.

Quinto Libro: Salmos 107-150, El salmo 150, todo él es una doxología, según los expertos en la Biblia hebrea; pero citaré sólo la útima y bella doxología: “Todo lo que respira alabe a JAHAleluya”. (La Estructura del Libro de los Salmos, Biblia Reina Valera 1960)

Según mis observaciones, las primeras tres doxologías terminan con Amén y Amén. La cuarta termina con Amén. Aleluya; y la quinta, termina con Aleluya. Sin embargo, la quinta doxología invita a todo lo que respira a que alabe al Señor. Es decir, no solamente los humanos estamos invitados a alabar a Dios. En realidad, la creación entera invita a adorar al Señor, según el Salmo 19:1-4, Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. 2 Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría. 3 No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz. 4 Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras”.

Como queda dicho anteriormente, los Salmos encabezan los Escritos o Ketuvim, y por algo mantienen esta distinción. Por tal razón, Jesús los cita junto con La Ley y los Profetas, porque eran las divisiones del Tanaj, o Antiguo Testamento, para los cristianos. Por otro lado, los escritores de los evangelios siempre se refieren a estas Escrituras, cuando afirman: “Para que se cumpliera lo que está escrito” (Mateo 1:22). O “es necesario que se cumplan las escrituras” (Lucas 22:37 y 40 versículos más),

En su ministerio terrenal, el Señor Jesús citó salmos que se refieren a su divinidad, y a su igualdad con el Padre. También, los evangelistas y escritores del Nuevo Testamento, en su relato del nacimiento, ministerio, pasión y muerte de Jesús destacan los pasajes de algunos   salmos que se refieren a aspectos de la Pasión y su cumplimiento.

Por ejemplo:  Traicionado por uno de los suyos (Salmo 41:10) “, Sus manos y pies serían perforados (Salmo 22:16), Sería escarnecido y despreciado (Salmo 22:6-8), Le darían a beber vinagre (Salmo 69:21), Sobre sus ropas echarían suertes (Salmo 22:18), Resucitaría después de su muerte (Salmo 16:10), Ascendería al cielo (Salmo 68:18) (Tomado y editado de “Salmos Mesiánicos”)

Revisión personal de otros salmos

Después de revisar algunos salmos más conocidos, encuentro las referencias al Mesías como el ungido de Dios, como el Hijo de Dios en el salmo 2:7, “Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy”; Luego, el escritor, a los hebreos hace referencia a este salmo, así: “Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo?” (Hebreos 1:5-14).

  

Salmos que hacen claras referencias a la crucifixión de Cristo: el Salmo 16:10 y siguientes. El salmo 16:10, dice claramente: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción”. referencia a la Resurrección de Cristo, a pesar de que estuvo tres días en el sepulcro.    

 

El Salmo 22 está lleno de citas que se refieren a Jesús, a la hora más triste de su crucifixión. El salmo 22:1, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Estas mismas palabras de Jesús en la cruz las registra Mateo 27 46: “Y cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: ¡Elí, Elí!, ¿lama sabactani? Esto es: ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado? 47 Y algunos de los que estaban allí, al oírle, decían: A Elías llama este”.

“Salmo 22:16, “Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies”.  El evangelista Marcos 15:25 escribe que a la hora tercera lo crucificaron, o sea que lo clavaron a la cruz.

 

Salmo 22:18, “Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes”. A este salmo se refiere el apóstol Juan 19:24: “Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes”, referencia exacta al salmo 22:18.

 

El Salmo 34 se refiere al momento cuando los soldados romanos se proponen a comprobar si Jesús está muerto, para quebrantarle los huesos, pero no lo lo hacen, porque él ya está muerto. Salmo 34:20, “Él guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado”. Y el apóstol Juan relata el cumplimiento de este salmo: Juan 19:23-37, ´Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas”.

 

El salmo 69 se refiere al Señor Jesús cuando echó a los cambistas del Templo de Jerusalén, a fuerza de azotes.

Salmo 69:9, “Porque me consumió el celo de tu casa”; Lucas 19:46, “Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él, 46 diciéndoles: Escrito está: Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”.

 

Estos dos últimos salmos hacen referencia a la crucifixión El salmo 69 y el 89. Salmo 69:21, “Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me dieron a beber vinagre”.  Salmo 89:38, “Mas tú desechaste y menospreciaste a tu ungido. Y te has airado con él” (Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (Mateo 27:46) Ya citado en el Salmo 22:1}.

 

Por último, cito el Salmo 110:1, porque el mismo Señor Jesús, lo citó delante de sus enemigos para probar que el mismo Dios lo reconoce como su Hijo, y como Señor: “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”

 

El Señor Jesús les pregunta a los fariseos que de quién es hijo el Cristo, en Mateo 22:41-45 “Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, 42 diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. 43 Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: 44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? 45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?”. (Comprobado, completado y editado de: “Los salmos mesiánicos”. Protestante Digital y ‘Las 22 profecías mesiánicas cantadas en los Salmos”, Iglesia Rey de Gloria)

 

Voy a citar el comentario del sitio TGC “Biblia y teología”, por el pastor Justin Dillehay: “De todos los versículos de la Biblia hebrea, el Salmo 110:1 es el que se cita con mayor frecuencia en el Nuevo Testamento. Pero eso no es todo. El versículo 4 del mismo salmo tiene casi un capítulo completo de comentarios (Hebreos 7:11-28). Claramente, los apóstoles y profetas vieron que este salmo mesiánico era muy significativo para su comprensión de Jesús”.

 

Luego, el pastor Dillehay, añade el siguiente comentario: “Este es un pasaje que Jesús usó para desconcertar a los escribas y fariseos (Mat 22:41-46). Sabían y creían que el Mesías sería el hijo de David. Pero luego Jesús les lanza el Salmo 110:1, preguntando: “Si David lo llama ‘Señor’, ¿cómo es Él su hijo?” (Mat 22:45). Ahora sabemos la respuesta. Cristo es tanto “la raíz y la descendencia de David” (Apoc 22:16), “descendencia de David según la carne, y que fue declarado Hijo de Dios con un acto de poder… por la resurrección de entre los muertos” (Rom 1:3-4).

 

CONCLUSIÓN

Es significativo que la mayoría de los Salmos hayan sido escritos por el Rey David, ancestro según la carne, de Jesús. Pues las profecías indican que el Mesías vendría de la familia de David. De esto nadie lo dudaba, ni los mismos fariseos. Por eso, Jesús reafirma esta verdad en su discusión con los fariseos e intérpretes de la Ley, a quienes les cita el Salmo 110:1, “Jehová (YHWH, en hebreo) dijo a mi Señor (Adonai, Señor): Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. En la Biblia hebrea se hace esta distinción de términos referidos a Dios, para aclarar que Dios padre es YHWH, Yahvé, y que Dios Hijo es Adonai. La distinción no se debe a poner en menor categoría al Hijo, sino para que los fariseos entendieran la diferencia entre Dios Padre y Dios Hijo, como Señor.

 

Con este tercer estudio sobre “La Ley, los Profetas y los Salmos”, he completado la serie de referencias, las cuales citó muchas veces el Señor Jesús durante su ministerio entre los judíos, los escribas, intérpretes de la Ley, los fariseos y saduceos. Por tal razón, Jesús ocupó gran parte de su tiempo a enseñar en las “sinagogas de ellos”, el Templo de Jerusalén, específicamente para fariseos e intérpretes de la Ley y judíos devotos; y en lugares públicos, montañas o montes, barcas, playas y casas particulares, para todo público.

 

Pero en todos estos lugares, el Señor les hablaba con autoridad y no como los escribas y fariseos; de manera que la gente común se extrañaba, por su autoridad, por sus señales, milagros de sanar enfermos y endemoniados; porque hasta los demonios y las tempestades se sujetaban a su palabra de poder. Pero lo más significativo era que claramente Jesús se identificó como el Mesías, tal como lo hizo con la mujer samaritana, así como con los fariseos, escribas, sumo sacerdote, Herodes, gobernadores romanos, y hasta ante la soldadesca romana, en los momentos de su crucifixión. Delante de todos ellos, Jesús les dejó claro que la Ley de Moisés, los Profetas y los Salmos, profetizaron su misión mesiánica celestial, no política. Por eso, Jesús le dijo a Pilato: “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18:36). Pero los judíos modernos siguen esperando a un Mesías político, salvador y de felicidad universal.

 

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