miércoles, 14 de septiembre de 2022

 

LA ESTRUCTURA DEL EVANGELIO DE MATEO

Los Cinco Discursos de Jesús

MATEO 1-28

Amadeo Albuquerque Lara

Casi la totalidad de los expertos en los estudios de los cuatro evangelios canónicos están de acuerdo en que Marcos escribió primero su evangelio entre los años 58 y 60 d. C.; pero los participantes en el Concilio de Hipona aprobaron el Canon del Antiguo y Nuevo Testamento (393 d.C.), siguiendo las recomendaciones del papa Dámaso I (382). Este Concilio de la iglesia católica aprobó el orden en que aparecen los libros actualmente. Sin duda, Mateo ocupa el primer lugar en el Nuevo Testamento, dadas sus características mesiánicas, tal como lo veremos.

La decisión tomó en cuenta las características de este evangelio. En primer lugar, Mateo es el evangelio del Reino de los Cielos, del Mesías Hijo de David, del Hijo de Dios, del Rey de Israel; y el único evangelio que menciona dos veces a la Iglesia, como la comunidad del Reino de los cielos; así como las reglas de conducta de quienes han de integrar la comunidad llamada IGLESIA (Véase Mateo 16:18 y 18:17):

Según los estudiosos del Evangelio del apóstol Mateo, podríamos resumir la ESTRUCTURA de este evangelio, de la manera siguiente: PRÓLOGO, capítulos 1-2: genealogía y el nacimiento de Jesús;  capítulos 3 y 4, el ministerio el de Juan el Bautista, como el precursor del Mesías, así como el bautizo de Jesús por Juan. El capítulo 4 narra las tentaciones de Jesús en el desierto de Judea, después de ayunar por cuarenta días; pero al vencer las tentaciones, los ángeles lo alimentan. Inmediatamente, Jesús intensifica su ministerio del Reino de los cielos.

Luego, cuando Jesús se da cuenta que Juan el Bautista está preso, regresa a Galilea. Aquí se cumple la primera predicción del profeta Isaías acerca de LA LUZ que trajo Jesús a estas tierras de Zabulón y Galilea de los gentiles; y que en el evangelio de Juan 1:4 se manifiesta como “la luz de los hombres”. Este capítulo cuatro, narra el inicio del ministerio de predicación del EVANGELIO DEL REINO. También aquí, junto al mar de Galilea llama a los primeros cuatro discípulos: a los hermanos Simón Pedro y Andrés; y a otros dos hermanos, Jacobo o Santiago y Juan, hijos de Zebedeo.

Por sus milagros, su fama se extiende hasta Siria, Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del Jordán. Se pudiera decir que estos dos capítulos: 3 y 4, son los que relatan el inicio del ministerio de Jesús y el reconocimiento de las multitudes por razón de los milagros que Jesús realiza.

Del capítulo cinco en adelante, LA ESTRUCTURA del evangelio de Mateo se compone de CINCO DISCURSOS, entretejidos con narraciones de milagros, discusiones con los fariseos, los escribas y narraciones de sus parábolas a las multitudes y las interpretaciones a sus discípulos, en especial.

Primer discurso o el Sermón de la Montaña

El primer discurso está comprendido en el Sermón del monte. Sin duda, el más popular, en los capítulos 5 al 7, especialmente, por las ocho o nueve “Bienaventuranzas”. El único discurso que cubre tres capítulos, porque en ellos se establecen las reglas de comportamiento de los integrantes o hijos del Reino de los Cielos, expresadas en las bienaventuranzas. En el contenido de estos tres capítulos se encuentra la Nueva Ley que sustituye a la Ley de Moisés, cuando dice Jesús “Oísteis que fue dicho”, se refiere a la ley de Moisés; pero luego afirma: “mas yo os digo”, es la Nueva Ley del Reino de los cielos (Mateo 5:38-48).

Los capítulos 8 y 9 narran diez milagros de sanación de distintas enfermedades, incluyendo la expulsión de demonios. Por estas manifestaciones sobrenaturales, muchas personas creen en el poder  divino de Jesús.  Estos dos capítulos sirven de entre trama del primero y segundo discurso.

Segundo discurso, o Discurso Misionero

El segundo discurso está comprendido en un solo capítulo: el capítulo 10. Este se conoce como Discurso Misionero, o el discurso de la comisión menor, para distinguirla de la Gran Comisión del capítulo 28 de Mateo. A sus discípulos, Jesús les da autoridad para sanar toda clase de enfermedades, para echar fuera demonios y para predicar el evangelio, diciendo que el Reino de Dios se ha acercado (10:7).

Los capítulos 11 y 12 sirven de interludio para iniciar el siguiente Discurso de las Parábolas. Jesús sigue ejerciendo su ministerio de predicación, e introduce a Juan el Bautista ante las personas que lo han escuchado; mientras el capítulo 12 habla de las acusaciones de los fariseos por su falta de respeto a la Ley de Moisés. Y termina el capítulo doce presentando a sus discípulos que hacen la voluntad de su Padre que está en los cielos, como su madre y sus hermanos.

Tercer discurso: Discurso de las Parábolas

 Luego, el capítulo 13 contiene el tercer discurso proclamado como el Discurso parabólico, porque el Señor enseña a sus seguidores utilizando el método de lenguaje figurado, o método de las comparaciones o parábolas. Jesús sale de su casa de Capernaum, Cafarnaúm o Cafarnaún, al norte del Mar de Galilea, en donde ha estado obrando milagros y teniendo discusiones con los fariseos. Al salir de la casa, se va a la playa, se sube a una barca y comienza su Discurso Parabólico.

Relata (1) la parábola del Sembrador, (2) el trigo y la cizaña, (3) la semilla de mostaza, (4) la levadura, (5) el tesoro escondido, (6) la perla de gran precio, (7) la red con toda clase de peces, y (8) la de “un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas”.  

Los versículos 34 y 35 del capítulo 13 explican el por qué Jesús enseña a la gente por parábolas, aunque el significado de ellas sólo se lo dice a sus discípulos.

“Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; 35 para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo”.

Aquí Mateo se refiere al salmo 78, el cual es un masquil escrito por Asaf, músico principal y vidente. Masquil significa instrucciones. Además, Asaf es reconocido como vidente o profeta en 2do Crónicas 29:30:

“30 Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Jehová con las palabras de David y de Asaf vidente; y ellos alabaron con gran alegría, y se inclinaron y adoraron”. (Énfasis mío)

Los capítulos 14 al 17 también sirven de interludio o entre trama, entre el Discurso de las parábolas y el Discurso de la Iglesia.

Cuarto discurso: el Discurso de la Iglesia

El capítulo 18 es nombrado por los estudiosos del evangelio de Mateo como el Discurso de la Iglesia. Mateo es el único evangelista de los cuatro canónicos que menciona la institución de la Iglesia. Compárese Mateo 16:18 y 18:17.

“Mas yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia (la Iglesia Universal), y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). (Énfasis mío)

Desafortunadamente, este versículo ha sido motivo de controversias, debido a la interpretación de la iglesia católica. Para esa iglesia, la iglesia católica está fundamentada en Pedro como la roca y como el primer papa, y no en su confesión. Es obvio que Jesús no edificaría su iglesia sobre la autoridad de un hombre tan voluble, como Pedro, sino en su confesión: “16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. (Mateo 16:16)

La segunda referencia se encuentra en Mateo 18:17:

“Y si no los escucha a ellos, dilo a la iglesia (la iglesia local); y si no escucha a la iglesia, tenle por pagano y publicano. 18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo”. (Énfasis mío)

Según este versículo, Jesús aclara que la iglesia y no Pedro es la que tiene autoridad para atar y desatar; así como para tomar decisiones sobre la conducta y disciplina de sus miembros. Es más, Pedro tuvo sus errores. Se escondió y lo negó tres vece durante el juicio de Jesús. También, en los comienzos de la iglesia de Jerusalén, cuando Pablo le reclamó cara a cara por su comportamiento hipócrita en Antioquía:

“11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar” (Gálatas 2:11).

Si Pedro fuera la roca sobre la cual Jesús edificaría su Iglesia, aquí se habría derrumbado.

El capítulo 19:1 contiene el cierre o final del sermón o discurso de la Iglesia. Jesús sale de Galilea y se dirige a las regiones de Judea, al otro lado del Jordán, en donde había sido bautizado por Juan.

Los capítulos 19 al 23 narran la continuación de sus enseñanzas, las discusiones con los fariseos respecto a la Ley de Moisés. Refiere algunas parábolas para ilustrar la conducta de los hijos del reino. Así como también se narran algunos milagros.

Con los capítulos 21 al 23 se inician las actividades previas a la Semana de Pasión; además, sirven de interludio entre el discurso de la Iglesia y el Discurso del Olivar o del Monte de los Olivos, capítulos 24 y 25.

Quinto Discurso: el Discurso del Monte de los Olivos o el Discurso del fin del siglo.

Los expertos en el evangelio de Mateo están de acuerdo en que los capítulos 24 y 25 contienen el Discurso del Olivar, porque fue pronunciado en el Monte de los Olivos, y sirve de respuesta a la pregunta que le plantean sus discípulos acerca de las señales, del tiempo del fin del siglo y de su segunda venida.

El capítulo 24:1-2 contiene la profecía de Jesús acerca de la destrucción del Templo de Jerusalén por los romanos, en el año 70 d. C., cuando no quedó “piedra sobre piedra”. Los versículos 3 en adelante son los que contienen el Discurso del Olivar acerca de las señales de su segunda venida y del fin del siglo.

Jesús previene a sus discípulos sobre los falsos cristos, las guerras y rumores de guerra, terremotos y hambre; pero esto no es el fin. Jesús prepara a sus discípulos sobre lo terrible que serán los últimos días. Les advierte que estos acontecimientos aterradores,  no los confundan.

“29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”. (Mateo 24:29-30)

Las predicciones del versículo 29 parecieran algo imposible, pero los científicos han publicado en revistas científicas que el universo sufrirá el “Big Rip” o Gran Desgarro, cuando todos los elementos celestes serán destruidos, al igual que lo predice el Señor Jesús.

En el capítulo 25 Jesús habla sobre la importancia de estar preparados para su segunda venida, no como las vírgenes insensatas que no tomaron suficiente aceite. También les pone el ejemplo de los talentos y la necesidad de hacerlos producir y no esconderlos bajo tierra.

El final del Discurso del Olivar se refiere al Juicio de las naciones:

“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos”.

Por último, los estudiosos del evangelio de Mateo finalizan el diseño de la estructura del evangelio con los capítulos 26 al 28, como EL EPÍLOGO de todo el contenido, pues estos capítulos se concentran en la celebración de la Pascua, el complot para prender a Jesús, la traición de Judas, la última cena, la predicción de que sus discípulos se van escandalizar, Pedro lo va a negar tres veces, la oración de Jesús en Getsemaní, el beso de entrega de Judas Iscariote, y el juicio ante Pilato, la crucifixión y la resurrección del Señor.

Mateo termina el capítulo 28 con la Gran Comisión de ir a hacer discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; así como la promesa de estar con sus discípulos hasta el fin del mundo. El capítulo final del apóstol Mateo ha generado campañas evangelísticas, la publicación y distribución de Biblias, el envío de misioneros a la mayoría de naciones; así como el establecimiento de campos misioneros, los cuales son una obligación de las iglesias locales organizadas.

CONCLUSIÓN

La Estructura del evangelio de Mateo que los expertos exponen se resume así:

Prólogo y principio del ministerio de Jesús: primeros cuatro capítulos. Los cinco discursos, con sus respectivas entre tramas, o interludios: capítulo 5 al 25. Epílogo: capítulos 26 al 28.

Los lectores observadores notarán que Mateo señala el “cierre” o final de cada uno de los Cinco Discursos, por medio de la siguiente fórmula: Mateo 7:28: “Y cuando terminó Jesús estas palabras…”, 13:1: “Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar…”, 19:1: “Aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras…”, 24:1: “Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo…”, 26:1: “Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras...”.

Son estas fórmulas las que guían al lector para distinguir hasta dónde llega cada uno de los Cinco Discursos del Señor Jesús.


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