domingo, 27 de julio de 2014



LA RAE ANULA ALGUNOS RASGOS CATEGORIALES DEL ACENTO ESPAÑOL
Amadeo Albuquerque Lara
A través del tiempo, la Real Academia Española (RAE) ha venido efectuando cambios en el alfabeto español. Por ejemplo, ya suprimió la ch y la ll, anteriormente llamadas dígrafos, porque representan un sonido con dos letras. Estos cambios se dan a raíz de la globalización de la economía y por poner nuestro alfabeto a tono con el alfabeto inglés y de otras lenguas europeas. Afirmo lo anterior, porque no veo razones lingüísticas que se apliquen en esta reforma.

El director del Instituto Cervantes declaró que la lengua es patrimonio de todos los que la hablan y debe ser compartida "en pie de igualdad". (Víctor García de la Concha, citado por el Nuevo Diario, martes 27 de mayo de 2014, edición digital)

Sin embargo, solamente las 22 Academias hicieron estas reformas sin tomar en cuenta a la comunidad hispano parlante. En el caso de Nicaragua, sólo cuatro o cinco profesoras tomaron parte en las reformas ortográficas, cuando debió haber habido una consulta con los distintos catedráticos de la lengua española en las distintas universidades del país. Eso mismo pasó en los otros países en donde está presente una representación de la RAE.

Esta vez quiero referirme a la última reforma ortográfica (2010) en la que, entre otros muchos cambios, se eliminan varios acentos gráficos, como es el caso del llamado acento diacrítico. Un ejemplo claro de confusión se da en los pronombres demostrativos este, ese aquel, los cuales en anteriores ediciones de la Ortografía se exigía tildarlos. Se decía que cuando son pronombres debían tildarse para distinguirlos de los adjetivos o determinantes. En la  Ortografía (2010) se dice que no es necesario tildarse, porque algunas son palabras llanas terminadas en vocal y el caso de aquel es una palabra aguda que no termina en –s, -n o vocal.
La RAE define la tilde diacrítica así: “Esta tilde que se emplea para distinguir el miembro tónico de algunos pares de palabras se diferencian únicamente, desde el punto de vista fónico, por su tonicidad o atonicidad recibe el nombre de tilde diacrítica.” (Ortografía de la lengua española, p.231)

Como es fácil notarlo, la RAE no enfatiza en el carácter categorial o diferenciador del acento gráfico o tilde. Por ejemplo: la forma se sin tilde es un pronombre, pero con tilde es un verbo conjugado del verbo saber, presente del modo indicativo, primera persona del singular: yo sé que vendrá: pero también es una forma imperativa del verbo ser. Ejemplo: sé bueno, buena persona. Pero si la misma forma se no lleva tilde, es un pronombre que puede ir separado del verbo o en forma enclítica. Ej.: Ella se llama María. O en forma enclítica: Ella dice llamarse María.

Por lo tanto, debemos afirmar que el acento cumple con una función categorial en el sentido de indicar qué clase de palabra es si es un verbo, un pronombre o un adverbio; por ejemplo: la palabra solo sin tilde es un adjetivo: voy solo (sin compañía), o puede ser un adverbio en sólo voy dos veces por semana. Pero la RAE ya ha eliminado la tilde de esta palabra dizque por economía del lenguaje o por razones tónicas.

La Ortografía de 2010 afirma: “ya que  tanto el adjetivo solo como los determinantes demostrativos son palabras tónicas,  lo mismo que el adverbio solo y los pronombres demostrativos, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en los casos de doble interpretación” (pág. 269)
La otra función del acento es la de indicar si la palabra es aguda, grave, esdrújula o sobreesdrújula, incluidas en las reglas generales de acentuación. Esto se conoce como la clasificación de las palabras según el acento. Llevan tilde las agudas cuando terminan en n, s, o vocal, llevan tilde la graves cuando no terminan en n, s, o vocal; pero las esdrújulas y sobresdrúlas se tildan siempre.

Entonces, ¿por qué he dicho que la RAE ha anulado los rasgos categoriales del acento español? Porque ahora usted puede decir o escribir: Esta es mi casa, este es mi carro sin tilde, porque se sobre entiende. Casualmente, este argumento era muy común entre mis estudiantes, cuando les reclamaba que por qué no tildaban ciertas palabras que debían tildarse. “Porque se sobre entiende”, me respondían.

Para ilustrar esta confusión que ha introducido la RAE en el acento diacrítico, debo citar este último ejemplo: “Todas las voces que se escriben con tilde diacrítica son palabras que no deberían llevarla según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse de monosílabos (él, dé, sí, quién…), bien en el caso de las polisílabas, por tratarse de palabras llanas acabadas en vocal o en –s (cómo, dónde, cuántos, quiénes…) En todas ellas la función de la tilde no es, por tanto, la de indicar cuál es una sílaba tónica (función prosódica), sino la de señalar que la palabra que la lleva es tónica y no debe confundirse con otra formalmente idénticas, pero de pronunciación átona (función diacrítica)” (Páginas 239-240).
Como se notará, la RAE justifica la tonicidad o atonicidad de la sílaba, pero en ningún momento se refiere a la función léxica que cumple el acento gráfico o tilde, es decir, la RAE sigue basándose en las letras y no en las categorías gramaticales de las palabras. A pesar de que la ciencia lingüística ha progresado, la RAE sigue anclada en los aspectos tónicos y átonos de las palabras. Los señores de la RAE siguen siendo filólogos y no lingüistas. En vez de traer claridad para la enseñanza de la ortografía española, los maestros ahora tendrán más dificultades para ello. Sin embargo, a pesar que entre quienes colaboraron en las reformas ortográficas hay algunos profesores y catedráticos, todos aprobaron estas reformas sin tomar en cuenta la confusión que ésta traería. Sólo imagínese la confusión que habría si no tildáramos la palabra “esta” en sus diferentes rasgos categoriales, en el siguiente ejemplo: Esta casa verde esta en Masaya, pero esta amarilla esta en Managua.

Esta forma de escribir sin tildar se está generalizando entre los estudiantes y mucho más se va ir generalizando a medida que se les vaya explicando los cambios ortográficos de la llamada “reforma otográfica”. Y no solamente los estudiantes escriben sin tildar, sino que en un canal de televisión nunca tildan los cintillos en las noticias. Aunque escriban con mayúsculas, tienen que tildar para utilizar correctamente la escritura en español.

Nota: todas las citas y referencias se han tomado de la Ortografía de la lengua española, 2010.

Masaya, 27 de julio de 2014

jueves, 17 de julio de 2014




A propósito de chikungunya
Amadeo Albuquerque Lara

Parece que nuestras autoridades son dadas a usar un término raro sin investigar cuál es su origen, características lingüísticas y aplicación al español. Me refiero a la palabra chikungunya o chikunguña. La pronunciación española debe ser chicunguña y así lo reproduce el periódico español El País, pues resulta que el vocablo es de origen makonde, un idioma bantú, del sur de Tanzania y norte de Mozambique.
El virus fue detectado en África, en 1952 como resultado de un brote de esta enfermedad en la meseta Makonde. Pero los que han bregado con esta enfermedad han dicho que la palabra chikungunya proviene de la lengua swahili o suajili, erróneamente.

Me ha llamado la atención que nuestras autoridades le dan la pronunciación tomando la Y como consonante y no como vocal tal como se pronuncia en el idioma makonde. Se trata del diptongo ya. El grupo de sonidos nya es un diptongo en esas lenguas africanas e incluso en japonés: Kyoto. En español, cuando se trata de esta formación fonológica nya se pronuncia ña, pues desde el latín, el grupo ni dio origen a ñ. Un ejemplo lo tenemos en el vocablo somnium, palabra latina que dio origen a la palabra española sueño, en donde claramente se ve que el grupo ni dio origen al sonido ñ.

Otros diptongos raros los tenemos en las lenguas germánicas como el alemán, el sueco, el noruego y el danés, con la palabra björn que se pronuncia biorn; otro ejemplo de diptongo raro es la palabra noruega para fjord la cual se translitera en español como fiordo: un largo brazo de mar bordeado por arrecifes escarpados de rocas.


De manera que la palabra chikungunya la estamos pronunciando mal, sin tomar en cuenta el origen de donde se produjo: el makonde, lengua bantú hablada entre Tanzania y Mozambique. Sirva esta corta contribución para rectificar la pronunciación y unificar critero lingüístico con España.

Masaya, 17 de julio de 2014