miércoles, 25 de agosto de 2021

 

MUJERES EN LA GENEALOGÍA DE JESÚS

Parte 5 y última (2do Samuel 11 y 12; 1ro Reyes 1 y 2)

BETSABÉ O BET-SÚA

Amadeo Albuquerque Lara

Betsabé es un personaje bíblico con una historia controversial. Betsabé también es conocida como Bet-Súa, o como su nombre hebreo, Bathsheba. Es hija de Eliam (2do Samuel 11:3) o Amiel.(1ro Crónicas 3:5) Amiel es el mismo nombre Eliam, pero leído de atrás para adelante, comenzando con la letra “a” de Eliam y, por tanto, nieta de Ahitofel o Ajitófel (2do Samuel 23:34) y madre de Salomón (Mateo 1:6). De Ahitofel se dice que su consejo era como consultar la palabra de Dios (2do Sam 16:23). Pero a pesar de que David tenía a este consejero, su conducta se desvió por la lascivia por las mujeres.

Betsabé, en este momento en que suceden los hechos, es esposa de Urías hitita o heteo, soldado valiente, fiel y de confianza en el ejército de David. El tiempo es la primavera, cuando los reyes salen en campaña militar. Joab es el jefe militar y va con sus oficiales y con el pueblo de Israel a destruir a los amonitas. Mientras tanto, el rey David se queda en su palacio, en Jerusalén, lo cual desencadena una serie de acontecimientos de suma pecaminosidad y criminalidad impensable. Por tanto, es el propio David quien le imprime el carácter controversial a la historia de Betsabé.

Betsabé era la esposa del valiente soldado Urías, de la etnia hetea o hitita y Betsabé era israelita. Betsabé era de hermosa apariencia, muy atractiva ante los ojos lujuriosos de David. Y el escritor del libro de Samuel describe el cuadro de Betsabé en el baño, a campo abierto, lo cual ha inspirado a pintores clásicos y afamados a pintarla con derroche de hermosura.

Entre los mejores cuadros de pintores, se encuentra el de Rembrandt, pintor neerlandés (1654), en donde Betsabé aparece desnuda en su baño, con la carta de David en la mano, sin duda la copia de la que le envía a Joab para asesinar a Urías. El cuadro de Rembrandt pasó a posesión del Museo de Louvre, en 1869, y es considerado el más bello de Rembrandt. Otro pintor famoso es Hans Memling (Seligenstadt, Alemania). El cuadro se conoce como “El baño de Betsabé” (1480). También existe otra pintura de Betsabé, en Museos del Arte de Harvard, con el nombre de “Mujer en el baño” de Jan van Eyck, copia temprana del siglo XVI por un pintor holandés. Y, por último, está otra pintura: “Betsabé con la carta del rey David”, del pintor holandés, Willem Drost, 1654, entre otras.

La historia controversial comienza en una tarde, cuando David se pasea por la azotea del palacio real, y mientras Betsabé toma un baño en el patio de su casa, la cual queda contigua al palacio. La lujuria incontrolable de David hace traer al palacio a Betsabé para tener relaciones sexuales con ella, mientras su marido Urías, el soldado fiel de David, se encuentra arriesgando su vida, enfrentado al ejército de los amonitas. He aquí el contraste entre un marido obligado y fiel, y un amante furtivo que traiciona sin reflexiones.

De la relación lujuriosa y detestable, Betsabé queda embarazada y David tiene que mandar a llamar a Urías, para que duerma con su mujer y así achacar el embarazo a su marido. Pero Urías, de principios éticos en la disciplina militar, rehúsa ir a su casa durante dos noches que David lo fuerza y lo embriaga para que vaya a dormir con su mujer. En consecuencia, David planea el vil asesinato contra Urías. Inmediatamente, le envía una carta a Joab, general del ejército de David, para que lo exponga en el frente de la batalla, sin que nadie lo defienda, para que muera irremediablemente.

David se queda en palacio esperando noticias de la muerte de su fiel soldado Urías, mientras Betsabé guarda luto cómplice por la muerte de su marido, a sabiendas que David la va a hacer su esposa.

David es parte de la genealogía de donde vendría el Mesías del pueblo de Israel. David es el rey de una nación que fue liberada de la esclavitud de Faraón, rey de Egipto. Como rey, y jefe de una campaña militar contra un pueblo enemigo, debe ser el ejemplo, no sólo en el campo cívico y militar, sino espiritual; pero ocurre todo lo contrario.

Sin embargo, esta acción abominable no podía quedar sin castigo. Ante acciones tan abominables, Dios manda al profeta Natán a condenar la conducta llena de lascivia de David, por medio de la parábola del hombre rico y la única oveja del hombre pobre. David, al escuchar la injusticia, sentencia que tal hombre debe morir.

“Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte”. (2do Samuel 12:5)

Tan aborrecible le pareció la acción del hombre rico, que lo hizo merecedor de la muerte; pero más ominoso fue su pecado ante los ojos de Dios, porque no sólo lo castigó con la muerte del niño, producto de la relación pecaminosa, sino que su reino estaría continuamente sometido a la espada; sus hijos se pelearían por la sucesión, habría asesinatos entre la misma familia real, y posteriormente, su reino sería dividido y expuesto a los cautiverios por naciones vecinas más poderosas, como Asiria y Babilonia.

David al escuchar la condena de Dios, por boca del profeta Natán, se arrepiente profundamente. De tal manera que los estudiosos de la Biblia opinan que David escribió el Salmo 51, en donde pide que Dios lo limpie de su pecado. Natán le dice que no morirá por esta causa, pero que sufrirá las consecuencias, porque el arrepentimiento no nos libra de las consecuencias de nuestros pecados, y así sucedió con David.

Una vez que David llora amargamente por haberle quitado la esposa al pobre Urías; y peor aún, por  haberlo mandado a asesinar en el campo de batalla, ya casado legalmente con Betsabé, nace Salomón, quien sería el continuador del reinado del pueblo de Israel. De esta manera, Betsabé se convierte en el vaso escogido por Dios para la sucesión al trono de David, de quien viene el Mesías.

Pero la ascensión al trono por parte de Salomón, no estuvo exenta de riñas y asesinatos entre los mismos hijos de David, tal como lo profetizó el profeta Natán.

Por ejemplo, cuatro de sus hijos murieron de forma violenta, con excepción del niño que murió a los siete días de nacido, como castigo por el adulterio de su padre David (2do Samuel 12:19). Amnón fue asesinado por mandato de su propio hermano, Absalón, debido a la violación de su media hermana Tamar (2do Sam 13:28-33). Absalón murió colgado del abundante cabello, de las ramas de una encina y luego ultimado con dardos por Joab (2do Sam 18:14-15); y el cuarto hijo, Adonías, murió asesinado por mandato de su hermano Salomón, por haberle pedido a Betsabé que intercediera ante Salomón, siendo ya rey, para que le diera a Abisag, sunamita por mujer, la que había acompañado a su padre David. La respuesta de Salomón fue que por mano de Benaía hijo de Joiada, Adonías muriera por la espada (1ro Reyes 2:25). Todos estos asesinatos son consecuencia del pecado abominable de David, anunciados por el profeta Natán.

Como si estos crímenes hubieran sido pocos, Absalón, el tercer hijo de David le quiso dar golpe de estado a su propio padre, porque el mismo Absalón había mandado a asesinar a su hermano  Amnón, por haber violado a su hermana Tamar. Por tanto, pensó que a él le correspondía el trono, por ser el mayor.

“Entonces envió Absalón mensajeros por todas las tribus de Israel, diciendo: Cuando oigáis el sonido de la trompeta diréis: Absalón reina en Hebrón”.(2do Samuel 15:10)

David, como rey de Israel, reinó siete años en Hebrón y 33 años en Jerusalén. Entonces, Absalón ve la oportunidad para proclamarse rey en Hebrón, mientras su padre reina en Jerusalén. También, Absalón elige a Hebrón, porque su padre allí comenzó a reinar y después reinó en Jerusalén. Sin embargo, Absalón huye al verse descubierto y perseguido por el general del ejército de David, Joab. Pero en la huida, queda colgado por los cabellos, en una rama de encina; oportunidad que Joab logra para matarlo con dardos. En consecuencia, el próximo heredero sería Adonías, oportunidad que éste aprovecha para proclamarse rey.

“Entonces Adonías hijo de Haguit se rebeló, diciendo: Yo reinaré. Y se hizo de carros y de gente de a caballo, y de cincuenta hombres que corriesen delante de él”. (1ro Reyes 1:5).

Pero David le había prometido a Betsabé que Salomón, su hijo sería el heredero del trono. Por tanto, Betsabé le pide audiencia al rey David para recordarle que él había prometido que Salomón sería su sucesor; aunque Salomón era menor que Adonías.

Betsabé aquí se convierte en un personaje beligerante en favor de su hijo Salomón, al reclamarle al rey que Salomón debe reinar, al morir David. Por otro lado, Betsabé quiere beneficiar a Adonías, al aceptar la petición de que Salomón le dé por esposa a Abisag sunamita. Pero esta vez, la intercesión de Betsabé dio como resultado la muerte de Adonías, por hacer semejante petición a su hermano, el rey Salomón.

Muerto su padre David, y todos sus hermanos, posibles herederos al trono, Salomón asume el reinado de un pueblo unido, representado por las doce tribus de Israel, pero su reinado no fue como el de su padre David. De aquí en adelante, las consecuencias del pecado de David se siguen manifestando en la división del reino: Israel al norte, y Judá al sur. Pero ya un pueblo dividido, se convierte en presa fácil para que las naciones vecinas más poderosas, como Asiria y Babilonia, los lleven cautivos. El reino del norte fue llevado cautivo por los asirios; y el reino del sur, por los babilonios.

CONCLUSIÓN

La historia que comenzó como un romance entre David y Betsabé, resultó en un desencadenamiento de acciones pecaminosas que el propio David, cuyo corazón era del agrado de Dios, nunca pudo imaginar. En esa tarde, sin duda de mucho calor primaveral, se juntaron dos eventos cuyos resultados fueron: 1) adulterio y traición; y 2) asesinato a sangre fría contra un soldado fiel y valiente.

Y es que la lujuria induce a cometer actos abominables, sin que el individuo evalúe las consecuencias. David vio, codició a Betsabé, la mujer ajena y cometió el adulterio. Pero el adulterio trajo las consecuencias de un embarazo no deseado. Luego, el embarazo obliga a pensar en otro engaño que no resultó, y que luego condujo al crimen más detestable en la vida de David: el asesinato de Urías, el marido de una sola mujer.

Mientras que David tenía varias mujeres y no había necesidad de traicionar a Urías, con su única mujer. Por eso, Dios envía al profeta Natán para condenar la injusticia. Pero, además de la condena, vino la profecía de la ola de crímenes a lo interior de la familia real. Por tanto, el hecho de que David se haya arrepentido profundamente, no evitó las consecuencias funestas que al final, acabaría con el reino firme que tuvo David.

Betsabé es la cuarta mujer, sin mencionar a María, en la genealogía de Jesús, según el apóstol Mateo. Tamar, engaña a su suegro Judá y nace Fares; De la unión de Rahab la ramera y Salmón, nace Booz; de Booz y Rut, nace Obed; y de David y Betsabé, nace Salomón, quien sería el último rey de un pueblo unido. Pero de todas las cuatro mujeres, Rut es la mujer de un testimonio limplio y de una relación ejemplar y de una confesión de fe en un Dios que su suegra Noemí le dio a conocer.

jueves, 5 de agosto de 2021

 

MUJERES EN LA GENEALOGÍA DE JESÚS

Parte 4. Libro de Rut y Mateo 1:5

RUT Y SU SUEGRA NOEMÍ

Amadeo Albuquerque Lara

El libro de Rut es uno de los dos únicos libros del Antiguo Testamento que llevan el nombre de mujer, y presenta un ejemplo de mujer de fe, fortaleza y bondad. El libro lleva las características de la esperanza y del optimismo, y describe el trayecto de Rut y de Noemí al pasar de la tristeza a la felicidad, así como del vacío a la abundancia. La historia de Rut es lo contrario de las experiencias de Tamar y Rahab, ya que el amor entre ella y Booz es limpio y digno de imitar.

Mientras Tamar y Rahab tuvieron un pasado de pecaminosidad y de conducta controversial, Rut es el ejemplo de una mujer dócil, dispuesta a aceptar la fe de la familia a la cual se unió. También es ejemplo del comportamiento con su suegra Noemí, quien es una mujer de fe y de fidelidad en la promesa de Dios, por eso, Rut deposita toda su confianza en su suegra, como si fuera su propia madre; a tal punto que está dispuesta a seguirla sin condiciones, y a aceptar la fe que su suegra profesa en el Dios de Israel. Debido a su conversión genuina a un Dios que no forma parte de su pasado, Rut es el prototipo de los gentiles que dejando su paganismo, se convierten a la fe verdadera de un Dios creador y redentor...

Al emprender la lectura del libro de Rut en la Biblia, nos llena de intriga la historia de esta joven moabita que se une en matrimonio con un joven de otra fe y de distinta nacionalidad; pero lejos de desviarlo de su Dios, se convierte a él. El pueblo de Rut es Moab, una nación pagana, adoradora del dios abominable, Quemos, según Jueces 11:24; 1ro Reyes 11:7; 2do Reyes 23:13; Jeremías 43:7; 48:13 y 48:46; y además, Moab es enemiga del pueblo de Israel. Nos impresiona el apego que existe entre nuera y suegra, relación que muy pocas veces se da en nuestra cultura. Por eso, es imperioso también reconocer el carácter y fe de su suegra Noemí, que más que suegra, desempeña el papel de madre.

¿Qué habría sido de Rut si no hubiera tenido como mentora espiritual a su suegra Noemí? ¿Y qué habría sido de Rut si el dueño de la era de cebada no se hubiera fijado en ella, y que, además, estuviera dispuesto a redimirla, mediante el matrimonio? Y más nos llena de admiración que de esta unión naciera Obed, quien sería el abuelo del rey David y continuador de la genealogía de Jesús.

Algunos estudiosos de la Biblia han calificado el género literario del libro de Rut, de la siguiente manera:

“El género literario del libro de Rut es etiológico, porque explica el porqué del cómo de algo. El porqué es que siendo Rut una persona humilde y gentil; fue elegida por la gracia de Dios para ser parte de la genealogía de Jesucristo”. (Oscar Joel Contreras, Monografías.com).

También la historia de Rut ha inspirado a productores de cine, al crear las películas, como “LA VIDA DE RUT HD”, Español, y “The Story of Rut”, 1960; “La Historia de Rut”, 1960. Y producciones críticas, como: “Críticas a la Historia de Rut”, Elana Eden, Tom Tryon, Stuart Whitman, Peggy Wood, Filmaffinity.

La historia de Rut comienza con el matrimonio de Elimelec y Noemí. Elimelec vive en Belén de Judá, pero debido a una hambruna en tierra de Judá, emigra a Moab con su esposa y sus dos hijos, a unos 128 kilómetros de distancia. Al morir Elimelec en Moab, Noemí queda viuda, con sus hijos Malón y Quelión. Cuando ellos alcanzan la edad de contraer matrimonio, escogen para esposas a jóvenes de Moab. Malón se casa con Rut, pero murió sin dejar descendencia. Mientras que Quelión se casa con Orfa, pero también murió sin dejar heredero. Entonces Noemí, al verse viuda, de edad madura, y sin hijos, decide regresar a su tierra natal, Belén de Judá.

Sin un futuro a la vista, Noemí les plantea a sus dos nueras que regresen a casa de sus padres respectivos, ya que ella no podrá tener más hijos. Rut decide seguirla, aunque su suegra insiste en que se vuelva a su pueblo a casa de sus padres.  Orfa, por el contrario, se regresa a casa de sus padres, por la petición insistente que les plantea Noemí, y no se habla más de ella.

La respuesta de Rut a la petición de su suegra, han quedado como demostración de amor a Noemí, y de fe en el Dios de su suegra, quien le ha servido de mentora espiritual. Su confesión de fe se ha convertido en una declaración clásica en la literatura bíblica.

“Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. 17 Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos”. (Rut 1:16-17)

Cuando Noemí y Rut regresan a Belén, es tiempo de cosecha de la cebada; y Rut, al darse cuenta de la amargura, por la situación económica de su suegra, le pide que le permita ir a los campos de cebada a recoger espigas de las que vayan quedando, después de la recolección por los segadores. El campo es de Booz, pariente cercano de Elimelec, el marido fallecido de Noemí.

El dueño del campo y jefe de los segadores se llama Booz, hijo de Salmón y Rahab; y por tanto, pariente cercano de Elimelec. Al ver a la joven que recoge las espigas que han quedado después de que los segadores han recogido, Booz le pregunta al mayordomo de los segadores que quién es la joven. El mayordomo le responde a Booz que es la joven moabita que ha regresado con su suegra Noemí, viuda de Elimelec. Booz siente atracción por la joven y les indica a los segadores que no la molesten y que más bien vayan dejando más espigas para que ella recoja más (Rut 3:1-18). Rut se extraña porque ha hallado tanto favor de parte de Booz y él le conesta:

Y respondiendo Booz, le dijo: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes”. (Rut 2:11)

Al llegar a casa de Noemí, Rut le cuenta lo que ha pasado en el campo de cebada y que el nombre del dueño es Booz. Entonces Noemí exclama:

“Sea él bendito de Jehová, pues que no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuvo para con los que han muerto. Después le dijo Noemí: Nuestro pariente es aquel varón, y uno de los que pueden redimirnos”. (Rut 2:20)

Desde ese momento, y por tales palabras, Noemí está pensando que Booz es el pariente cercano que puede cumplir con la ley del levirato; por tanto, Rut debe procurar acercarse más a Booz, para que la haga su esposa. Noemí le indica que esa noche, en que Booz va a dormir en el campo, Rut duerma a los pies de Booz, tal como era la costumbre entre los hebreos; y así lo hizo ella. A la medianoche, Booz se da cuenta que una mujer duerme a sus pies y le pregunta:

“Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano”. (Rut 3:9)

Cualquiera pensaría que esa misma noche Booz tomaría a Rut por su mujer, pero Booz no estaba ebrio, como lo estaba Lot, cuando se acostó con sus dos hijas, por turno; ni Rut se disfrazó de prostituta, como lo fingió Tamar con su suegro Judá, para lograr descendencia. Por tanto, Rut, al acostarse a los pies de Booz sólo esperaba el consentimiento de él, para ver si estaba dispuesto a cumplir con la ley de levirato, como pariente cercano.

Sin embargo, Booz le explica a Rut que hay otro pariente cercano y que le va a proponer si estaría dispuesto a redimir a Rut; pero el otro pariente cercano, que la Biblia no menciona su nombre, rechazó la oferta de Booz; y como era de esperar, Booz acepta encantado contraer matrimonio con Rut. Prodigiosamente, de esta unión nace Obed, quien es el abuelo de David y ascendiente de Cristo.

Por eso, cuando nace Obed, nieto de Noemí, las mujeres del pueblo le dijeron a Noemí:

—Bendito sea el SEÑOR que te ha dado un nieto. Que su nombre sea famoso en Israel. 15 Él te cuidará y se ocupará de ti cuando seas vieja. Porque fue tu nuera que te quería quien lo dio a luz. Ella es mejor para ti que siete hijos. (Ru 4:14-15)

El testimonio de Rut entre el pueblo es tan limpio y ejemplar, que las mujeres le dicen a Noemí que su nuera es “mejor que siete hijos”. La fe de Noemí era tan fuerte, y sin fingimiento, que se puede igualar a la de Eunice, madre de Timoteo, y la de su abuela Loida (2da Timoteo 1:5).

CONCLUSIÓN

El matrimonio de Elimelec y Noemí introduce una historia interesante, con ciertos rasgos románticos, como es el caso del enamoramiento entre Booz y Rut y de una relación ejemplar, única tal vez, entre una suegra consagrada a su Dios, y una nuera que toma el ejemplo de su mentora espiritual. Como he mencionado antes, Rut es un personaje ejemplar en la historia del Antiguo Testamento. Mientras Ester, una joven judía, se convierte en la reina de Persia y Media, países paganos, cuando se casa con el rey Asuero o Jerjes, ejerce su influencia para salvar a su pueblo, el pueblo judío, Rut, una joven moabita, de un pueblo pagano, se convierte en el vaso escogido por el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, para que por la unión con Booz, naciera Obed, el continuador de la genealogía de Jesús. Ambas mujeres, Ruth y Ester, adquieren un lugar digno de encomio en la historia de Israel, y son un ejemplo de fe en Dios.

Esta historia de Rut demuestra que Dios no nos escoge por lo que somos, ni tiene prioridades basadas en nacionalidades, ni de méritos culturales.  Rut es un ejemplo de quienes están dispuestos a seguir los pasos de personas de fe, como era el caso de su suegra Noemí; y además, un ejemplo de confesión de fe en un Dios que no conocía antes, sino mediante el testimonio de su mentora espiritual, su suegra Noemí.