miércoles, 25 de enero de 2023

 

PUEBLOS CANANEOS: DESCENDENCIA DE CANAÁN

Génesis 10:15-19; 1518-21; Deuteronomio 7:1-3; Deut 20 y Josué 9:1-3 y Jueces 1:8-10

Amadeo Albuquerque Lara

El patriarca Noé tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet. De estos tres, Cam recibió una maldición para su linaje, por haber visto el cuerpo desnudo de su padre, cuando éste estaba dormido, por su ebriedad. Sin embargo, la maldición no se cumplió en Cam, sino en su hijo Canaán:

“y dijo (Noé): Maldito sea Canaán; Siervo de siervos será a sus hermanos. 26 Dijo más: bendito por Jehová mi Dios sea Sem, Y sea Canaán su siervo. 27 Engrandezca Dios a Jafet, Y habite en las tiendas de Sem, Y sea Canaán su siervo”. (Gén 9:25-27).

Según este pasaje, Noé no maldice a su hijo Cam, sino a su nieto Canaán; y bendice a Sem y a Jafet. Sem es el hijo mayor de Noé y es el fundador de los pueblos semitas o hebreos. Arfaxad, hijo de Sem, fue el padre de Sela o Sala, padre de Éber o Heber, de quien descienden los hebreos, del linaje de Sem.

Resulta difícil de comprender cómo un padre puede maldecir a un hijo o a un nieto, como en el caso de Noé con Cam y Canaán. Sin embargo, los planes de Dios son insondables, y sus pensamientos no son como nuestros pensamientos. Ya hemos visto que Noé bendice a Sem y a Jafet, pero maldice a Canaán. No obstante, todos pertenecen a una misma familia.

Pero, poniendo otros ejemplos de los planes incomprensibles de Dios, mientras la familia de Jacob, el heredero de la promesa hecha por Dios a Abram, con ese nombre, sirve como esclava en Egipto durante 430 años, estos descendientes de Cam, con todo y su maldición, ya se encontraban establecidos en la tierra que Dios le prometió a Abraham, a Isaac y a Jacob, y no sabemos si tuvieron que pelear contra pueblos, como ellos lo hicieron contra Israel.

Por otro lado, mientras Jacob le sirve a su tío y suegro, Laban, por 14 años, por Lea y Raquel, y después por otros siete años, su hermano Esaú se encuentra establecido en las montañas de Seir, el Monte Seir; y no sabemos si los horeos u horitas, eran guerreros, contra quienes tuvo que luchar contra Esaú. En tanto que los israelitas tuvieron que luchar contra los cananeos con ciudades fortificadas con murallas, con armas de hierro, y contra pueblos de gigantes. Sin embargo, Israel cuenta con la bendición de su Dios, el innombrable y Creador de todo cuanto existe. Y ese Dios le promete a su pueblo que peleará por ellos.

Sin embargo, Cam fue el padre de Canaán, de quien descienden los pueblos que habitaron las tierras de Canaán, quienes cargaron con la maldición de Noé, y bajo el mandato de Dios de que tenían que ser completamente aniquilados por los israelitas. Según Génesis 15:18-21, los pueblos que habitaron las tierras “desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates”, fueron

“los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, 20 los heteos, los ferezeos, los refaítas, 21 los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos”. Diez pueblos cananeos, según (Gén 15:19-21).

Sin embargo, en la Tabla de las Naciones, hay otra lista de los pueblos cananeos, descendientes de Canaán, un poco diferente que los de la cita anterior:

“Y Canaán engendró a Sidón su primogénito, a Het, 16 al jebuseo, al amorreo, al gergeseo, 17 al heveo, al araceo, al sineo, 18 al arvadeo, al zemareo y al hamateo; y después se dispersaron las familias de los cananeos. 19 Y fue el territorio de los cananeos desde Sidón, en dirección a Gerar, hasta Gaza; y en dirección de Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboim, hasta Lasa. 20 Estos son los hijos de Cam por sus familias, por sus lenguas, en sus tierras, en sus naciones” (Gén 10: 15-32 Traducción en lenguaje actual).

Pero aquí tenemos que observar que Canaán tiene sólo dos hijos: Sidón, el primogénito, y Het. Véase la traducción de la Biblia en lenguaje actual. Pero su descendencia la conforman nueve pueblos cananeos. Pero cuando estos se dispersaron, fueron conocidos como cananeos solamente y que representan a todo el territorio; desde Sidón, hasta Gaza y desde el Mediterráneo –los Pueblos del Mar- hasta el río Éufrates, incluyendo Sodoma y Gomorra. Obsérvese que también estas ciudades sufren las consecuencias de la maldición de Noé, como descendientes de Canaán.

El otro detalle es que en la cita anterior son nueve pueblos; pero según Deuteronomio 7:1-3 son sólo siete los que se destacan en el territorio conocido como la Tierra Prometida. Además, en los nueve pueblos, según Gén 10:15-32, los siguientes pueblos no aparecen en la lista de Deut 7:1-3, ni tampoco en otras listas: araceos, sineos, arvadeos, zemareos y hamateos, ni tampoco los admoneos y refaítas mencionados en Gén 15:19-21. Por tanto, si añadimos estos otros siete pueblos, son catorce en total. La siguiente cita de Deut 7:1-3 es la que voy a tomar en cuenta por ahora; pero quedarán pendientes los otros siete pueblos que aparecen en otros pasajes de la Biblia.

“Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú, 2 y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia”. (Deuteronomio 7:1-3).

El mandato de Dios está de acuerdo con la maldición de Noé a Canaán. Sin duda, por eso, son los cananeos los que representan a todo el amplio territorio de la Tierra Prometida: la totalidad, por las partes; a pesar de que las listas no concuerdan en número, en los diferentes pasajes de la Biblia.

Pero veamos lo que dice Deuteronomio: 20

“sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado; 18 para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios”. (Deut 20:17-18. Seis pueblos en total.

Ahora comparemos estos números con el libro de Josué 9:1-2:

“Cuando oyeron estas cosas todos los reyes que estaban a este lado del Jordán, así en las montañas como en los llanos, y en toda la costa del Mar Grande delante del Líbano, los heteos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos, 2 se concertaron para pelear contra Josué e Israel”. (Josué 9:1-2) Seis pueblos en total.

Por tanto, me voy a limitar a los siete pueblos de los que se mencionan en Deuteronomio 7:1-3). Siete pueblos, mayores y más poderosos, a los cuales tiene que destruir el pueblo de Israel, sin ninguna experiencia de guerra, nómadas por excelencia después de haber deambulado por el desierto durante cuarenta años. Pero así es como Dios demuestra a su pueblo que no es por el poder humano que se vence, sino por el poder y misericordia de Él. Es como el profeta Zacarías le dice a Zorobabel:

“Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”. (Zacarías 4:6)

Los siete pueblos deuteronómicos son los siguientes:

1] Heteos: los heteos ya leímos en mi estudio anterior que son los mismos hititas, con todas sus referencias que aparecen en la Biblia. Su territorio fue muy amplio: desde la Anatolia, ahora Turquía, hasta Canaán. Los hititas son citados en el Antiguo Testamento como “hittim” y habitaron en la tierra de Hatti, en el Asia Menor, parte central de Anatolia.

2] Gergeseos: Según la tradición, este pueblo huyó a África, como resultado de la conquista por Josué. Los estudiosos les dan el significado de “moradores del barro”. También se dice de ellos que eran de elevada estatura. Sin duda, a ellos se refirieron los espías miedosos que fueron a reconocer la tierra. Pero también se dice de ellos que no eran aptos para la guerra; sin duda, por eso huyeron a África.

3] Amorreos: “Los amorreos, amorritas o amoritas​(martu en sumerio y amurru en acadio) fueron un pueblo de origen semita constituido por tribus nómadas muy belicosas que ocuparon Siria, Canaán y la región al oeste del río Éufrates, desde la segunda mitad del tercer milenio antes de nuestra era”

Se dice de ellos que en dos ocasiones conquistaron Babilonia; y que Hammurabi, quien escribió el código del mismo nombre, era descendiente de los amorreos, según Wikipedia. Este pueblo tuvo su origen en el tercer milenio a.C.

4] Cananeos: Ya hemos dicho que este pueblo representa a los demás grupos que se mencionan como pobladores del territorio de Canaán. Son descendientes directos de Canaán, quien recibió la maldición de su abuelo Noé.

En cuanto a su origen, ellos alegaban que su hogar primitivo estuvo en el Golfo de Eritrea o Golfo Pérsico, y que se relacionaron muy de cerca con los pueblos semitas; es más, se asegura que los cananeos adoptaron la lengua hebrea de los semitas.

Según un estudio de la Universidad de Harvard, los cananeos no dejaron ningún registro escrito, al contrario de los hititas que sí usaron la escritura cuneiforme y un sistema lineal fonético.

5] Ferezeos: “En algunos pasajes, son la única nación mencionada juntamente con los cananeos. Josué ordenó a las dos tribus de la casa de José que tomaran la tierra de los ferezeos, y son allí clasificados con los gigantes (Jos. 17:15). Aunque fueron echados de la tierra o muertos en buena proporción, algunos de ellos moraron con los hijos de Israel, y se mezclaron con ellos (Jue. 3:5, 6). En los días de Salomón, los que quedaban en la tierra fueron sometidos a servidumbre. No se sabe de manera concreta en qué parte de Canaán se hallaban originalmente, pero a la luz de Jos. 17:14- 18 es posible que su zona se hallara cerca de la heredad de Manasés, a occidente”. (Nuevo Diccionario Bíblico ilustrado)

6] Heveos: Los heveos se describen en la Biblia como descendientes de Canaán (Gn. 10:17). Sus colonizaciones existieron en la vecindad de Tiro y Sidón (2 S. 24:7), en las regiones del Líbano y del Hermón (Jue. 3:8; Jos. 11:3), y en las regiones alrededor de Siquem (Gn. 34:2) y Gabaón (Jos. 9:7; 11:19).

Este pueblo establecido en Canaán, le tendieron una trampa a Josué. Al saber ellos que el pueblo de Israel había derrotado a los reyes de los amorreos, inventaron un engaño para los líderes israelitas:

“Por medio de una estratagema se las arreglaron para hacer un pacto con los líderes de los israelitas, de modo que no se les dio muerte, sino que se les asignó a desempeñar trabajos serviles a favor de Israel”. (Jos 9:1-15, 24-27.) Este fue un aspecto del cumplimiento de la maldición que Noé pronunció contra Canaán. Aunque los gabaonitas y los que con ellos estaban no fueron destruidos, llegaron a ser esclavos de los semitas”. (Gén 9:25-27.). La estratagema consistió en salir al encuentro de los líderes israelitas y mostrarles pan enmohecido y odres viejos de vino, para demostrarles que no eran vecinos, y que venían de tierras lejanas (Josué 9:3-6).

“Mas los moradores de Gabaón, cuando oyeron lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai, 4 usaron de astucia; pues fueron y se fingieron embajadores, y tomaron sacos viejos sobre sus asnos, y cueros viejos de vino, rotos y remendados, 5 y zapatos viejos y recosidos en sus pies, con vestidos viejos sobre sí; y todo el pan que traían para el camino era seco y mohoso. 6 Y vinieron a Josué al campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los de Israel: Nosotros venimos de tierra muy lejana; haced, pues, ahora alianza con nosotros”.Los moradores de Gabaón eran los heveos.

Por tanto, los heveos hicieron pacto con los israelitas, para que no los destruyeran; pero terminaron siendo esclavos de los israelitas.

7] Jebuseos: Los jebuseos estaban establecidos en Jerusalén, conocida entonces como Uru-Salem. Jerusalem era un reino gobernado por el sacerdote y rey, Melquisedec: rey y sacerdote de Salem, a quien Abraham le dio los diezmos de las conquistas acabadas de lograr. El profeta Ezequiel ratifica la ubicación de los pobladores pre-israelitas de Jerusalén, en tono de burla: “Tu padre fue amorreo, y tu madre hetea” (Ezequiel 16:3, 45)

Según el libro de Josué 15:63, los jebuseos fueron muy resistentes y los israelitas no los pudieron desalojar.

“Mas a los jebuseos que habitaban en Jerusalén, los hijos de Judá no pudieron arrojarlos; y ha quedado el jebuseo en Jerusalén con los hijos de Judá hasta hoy.

Sin embargo, en el período de los jueces, los hijos de Judá derrotaron a los jebuseos posesionados de Jerusalén.  (Jueces 1:8-10).

CONCLUSIÓN

En este escrito hemos visto que los hijos de Canaán fueron sólo dos; pero que su descendencia fue numerosa. Sin embargo, Deuteronomio 7:1-3 habla de siete pueblos de Canaán que se juntaron para pelear contra Josué y el pueblo de Israel. Pero en otros pasajes de la Biblia, los cananeos se mencionan como el pueblo contra el cual Israel debe pelear y derrotar. El libro de los Jueces nos confirma lo que acabo de afirmar:

“Y combatieron los hijos de Judá a Jerusalén y la tomaron, y pasaron a sus habitantes a filo de espada y pusieron fuego a la ciudad. 9 Después los hijos de Judá descendieron para pelear contra el cananeo que habitaba en las montañas, en el Neguev, y en los llanos. 10 Y marchó Judá contra el cananeo que habitaba en Hebrón, la cual se llamaba antes Quiriat-arba; e hirieron a Sesai, a Ahimán y a Talmai”.(Jueces 1:8-10) Énfasis es mío.

También, en este escrito queda demostrado que la razón por qué Dios ordenó la aniquilación de los pueblos cananeos, fue por la maldición de Noé a Canaán, su nieto, porque Cam, su padre había visto, y sin duda se había burlado ante sus hermanos, de la desnudez de su padre. Por eso, Noé se enojó contra Cam. Sin embargo, la maldición fue contra Canaán, no sabemos por qué; pero Dios les había dado órdenes a Jacob o Israel, y a Josué que destruyeran a los pueblos que habitaban en la tierra de Canaán, según Deuteronomio 7:1-3.

Muchos críticos condenan las masacres contra los pueblos cananeos, pero sólo Dios ejecuta con justicia sus planes en favor de su pueblo. Finalmente, es el apóstol Pablo quien da la respuesta a quienes quieran juzgar a Dios:

“¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. 15 Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. 16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. 17 Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. 18 De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece” (Romanos 9:14-18).