martes, 23 de septiembre de 2025

 

LA GLORIA DE DIOS

DIOS TRINO QUE SE REVELA EN CRISTO

Amadeo Albuquerque Lara

Los cantos que algunas iglesias evangélicas entonan en estos últimos tiempos contienen errores doctrinales que sorprenden a quienes conocen el significado de tales afirmaciones. Los compositores de los cantos modernos no han tenido el cuidado de la sana doctrina que el apóstol Pablo recomienda a los jóvenes Tito (Tito 2:1), así como también le recomienda a su hijo en la fe, el joven Timoteo (2 Tim 4:3).

En el planteamiento de la liturgia en las iglesias cristianas evangélicas, tanto el pastor, como los líderes encargados de la misma, deben estar alertas de que prevalezca la sana doctrina. Hay un canto que dice: “Mis manos levantaré. Y su gloria tocaré. Algo está cayendo aquí. Es tan fuerte sobre mí” (“Algo está cayendo aquí”, José Luis Reyes). La gloria de Dios no cae sobre ningún creyente, ni sobre ningún ser viviente por muy consagrado que se crea; falsear una experiencia espiritual es ir contra la sana doctrina; porque la gloria de Dios no es un objeto físico ni concreto, ni mucho menos “algo” que se pueda tocar. La gloria de Dios es la manifestación divina y extraordinaria de su presencia entre el pueblo suyo, y nos invita a la hmillación, a la adoración y a la alabanza, no a alardear de tocarla. En el Antiguo Testamento se manifestaba por medio de una nube o por una columna de fuego; en el Nuevo Testamento se manifiesta por medio y únicamente por el Espíritu Santo por motivos específicos.

Ni el propio Moisés al completarse la construcción del Tabernáculo hebreo (Éxodo 40:34-38); ni los sacerdotes en la dedicación del Templo de Salomón pudieron entrar a administrar el culto divino por causa de una nube que representaba la Gloria de Dios (2 Crónicas 7:1-3).  Pero cometer el error doctrinal de un engreimiento peligroso de “tocar la Gloria de Dios” y luego presumir que esa gloria “Es tan fuerte sobre mí”, sobrepasa la sana doctrina que Pablo con tanto énfasis amonestaba a los jóvenes Tito y Timoteo de cuidarla con esmero. La gloria de Jehová cayó sobre el Tabernáculo hebreo, no cayó sobre Moisés, ni sobre los sacerdotes en ocasión de la dedicación del Templo de Salomón. Mucho cuidado con la sana doctrina (Éxodo 40:34-35).

Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. 35 Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba. 36 Y cuando la nube se alzaba del tabernáculo, los hijos de Israel se movían en todas sus jornadas” (Éxodo 40:34-36). Énfasis mío.

La gloria de Jehová estaba manifiesta en el tabernáculo de reunión del pueblo de Israel; pero ni Moisés ni los sacerdotes se atrevían a entrar y mucho menos atreverse a tocar la nube que representaba la gloria de Dios, ni mucho menos atreverse a tocar la Gloria de Dios. Así que cantar “Mis manos levantaré y su gloria tocaré” es un error doctrinal que llena de orgullo vano y engreimiento espiritual al creyente. Pero el error persiste en grado máximo cuando la letra del canto dice: “Está cayendo tan fuerte sobre mí”. Ni sobre Moisés ni sobre los sacerdotes lavados y consagrados para la ceremonia cayó la gloria de Dios, sino sobre el tabernáculo, la casa de Jehová (Éxodo 40:34).

En el libro de Éxodo, se describe que una nube cubrió el tabernáculo, llenándolo con la gloria de Jehová, lo que impedía la entrada de Moisés. Durante las jornadas del pueblo de Israel, la nube marcaba el tiempo de avanzar y de permanecer en un lugar. La presencia de esta nube durante el día y el fuego durante la noche guió a todo el pueblo de Israel, especialmente al acercarse el ejército de Faraón, antes de que el pueblo recién liberado de la esclavitud egipcia cruzara el mar rojo. La gloria de Jehová estaba manifiesta en la nube y en el fuego; pero no estaba sobre Moisés, ni sobre Aarón, ni sobre ningún líder religioso en su viaje hacia el mar rojo (Éxodo 40:34-38).

Dios se manifiesta en una nube y usa las nubes como carroza para manifestar su presencia y su poder: "El que pone las vigas de sus altos aposentos en las aguas, el que hace de las nubes su carroza, el que anda sobre las alas del viento" (Salmos 104:3-4).

La gloria de Dios no es “algo” físico que se pueda "tocar" en el sentido literal de un objeto material. En la teología cristiana y judía, la gloria divina es la manifestación de la presencia, majestad y esplendor de Dios, que se experimenta a través de la fe, la oración, y la adoración; y es la respuesta a las oraciones.

“cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a Jehová, y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre; entonces la casa se llenó de una nube, la casa de Jehová. 14 Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios” (2 Crónicas 5:13-14)  7:2).

En la dedicación del Templo, Salomón se levantó de estar de rodillas después de permanecer en oración intercesora por todo el pueblo de Israel, y se manifestó la gloria de Jehová:

Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa. 2 Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová. 3 Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre” (2 Crónicas 7:1-3). Énfasis mío.

En el Antiguo Testamento la gloria de Jehová cubrió el tabernáculo de reunión del pueblo de Israel; en la dedicación del Templo de Salomón, la gloria de Jehová llenó “la casa de Jehová”. La Biblia no dice que la gloria de Jehová cayó sobre Salomón. Ni el rey fue tan engreído al presumir que tocaría la gloria de Jehová. La gloria de Jehová inspiró al pueblo de Israel a postrarse sobre sus rostros en humillación, a adorar, a alabar a Jehová y ensalzar su bondad y misericordia. Fue una actitud muy diferente a lo que llama el canto “Está cayendo “algo” sobre mí”. Es más, ni el Espíritu Santo, ni la gloria de Dios son un objeto, no son “algo”.

 Jesús le manifestó a Marta en Betania, cuál es el requisito para ver la gloria de Dios. Jesús no le dijo a Marta que por creer en él podría “tocar” la gloria de Dios. ¿No te he dicho que si creyeres verás la gloria de Dios? (Juan 11:40). Énfasis mío. El profeta Isaías vio la manifestación de la gloria de Dios en el Templo: “vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo” (Isaías 6:1), Y los querubines clamaban: “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria” (Isa 6:3). Por eso, Isaías se lamentó: : “¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos” (Isaías 6:5). El profeta había visto la gloria de Jehová, jamás intentó tocarla. Énfasis mío.

El salmista veía en la obra de la creación la gloria de Dios, la presencia visible y palpable de Dios en la Creación. “Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1). La gloria de Dios es la manifestación de su grandeza, majestad y valor inconmensurable, que se ve en sus atributos, obras y en toda la creación. También se refiere a la revelación de su presencia divina y cómo los creyentes deben reflejarla a través de sus acciones para honrarlo y darlo a conocer a otros. La gloria de Dios se manifiesta en sus perfecciones y en el esplendor de su carácter, que inspira la humillación, a la adoración, a la alabanza.

Los seres humanos glorifican a Dios cuando viven de acuerdo con su voluntad, reflejando su carácter en sus acciones cotidianas y reconociendo quién es Él. Jesús es la máxima expresión de la gloria de Dios, y conocerlo a Él es conocer la gloria de Dios.

“La revelación de Dios es su autocomunicación a los hombres. El sentido fuerte de esta expresión se refiere, por un lado, al mismo Dios revelador y su libertad para dirigirse a los hombres; y por otro, a la misma naturaleza de lo revelado que incluye, no sólo palabras, sino «bienes divinos», Dios mismo. Esto sitúa de entrada a la revelación como algo distinto, absolutamente diverso, de la noticia de Dios que se halla en la creación, y de la religión que brota del corazón del hombre ante esa misma creación. La revelación no es, ciertamente, la primera manifestación de Dios a los hombres, pero sí es la primera

auto-manifestación; no es el primer bien que Dios entrega a los hombres, pero sí es la primera auto-donación de Dios” (“Revelación como autocomunicación de Dios” – César  Izquierdo, Universidad de Navarra).

CONCLUSIÓN

El motivo y propósito de este estudio ha sido magnificar y ponderar la gloria de Dios; en ningún momento ha sido denigrar la letra de un canto religioso. La referencia principal que ha guiado cada argumento ha sido la letra equivocada de un canto que invita o presume “tocar” la gloria de Dios. El argumento principal de este estudio es que la gloria de Dios no es un objeto físico ni concreto que se equipare con la palabra “algo”, que se pueda tocar con las manos. También se ha enfatizado en que ni el mismo Moisés ni los sacerdotes lavados y limpliados para la ceremonia se jactaron que habían tocado la gloria de Dios. Es más no se atrevieron a entrar a la casa de Dios mientras la casa estaba llena de la gloria de Dios representada por la nube.

Las letras de los cantos e himnos cristianos deben estar a tono con la enseñanza de la sana doctrina para no cometer errores doctrinales ni teológicos. Ni tampoco para obligar a los creyentes a reproducir las letras de los cantos que no están de acuerdo con la sana doctrina, lo cual fue una preocupación del apóstol Pablo en su recomendación a los jóvenes líderes Tito yTimoteo.

Sirva este estudio para hacer reflexionar a los pastores y líderes religiosos de nuestras iglesias para corregir o no permitir cantos que atentan contra la sana doctrina. El Espíritu Santo se manifestó en diferentes ocasiones en el Nuevo Testamento, como en el bautismo de Jesús que descendió sobre él en forma de paloma; el día de Pentecostés cayó en forma de lenguas de fuego sobre los que permanecía en oración esperando su descenso; en Hechos 8, el Espíritu Santo cayó sobre los creyentes gentiles en Samaria; en la casa de Cornelio para demostrarle a Pedro que también los gentiles recibían el Espíritu Santo (Hechos 10:24-48); y así en otras ocasiones para el mismo fin. Sin embargo, el Espíritu Santo no es “algo” que cae sobre los creyentes, ni “algo” que se pueda tocar. Es una experiencia única que no se usa para presumir santidad ni privilegios especiales; sino el sello de la manifestación de la presencia de Dios en la vida de los creyentes en Cristo.

REFERENCIAS

Biblestudytools – “Los cielos cuentan la gloria de Dios”

Biblia Reina Valera 1960

Crosstalk.ai – “La gloria de Dios se refiere a su grandeza, poder, majestad y esplendor divino”.

Izquierdo, César. Universidad de Navarra - “La revelación de Dios es su autocomunicación a los hombres”

Reddit r/TrueChristian – “Todos nos quedamos cortos de la gloria de Dios”

Reyes, José Luis – “Algo está cayendo aquí”

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