viernes, 8 de agosto de 2025

 JESÚS CITÓ LAS ESCRITURAS HEBREAS EN LOS CUATRO EVANGELIOS

Amadeo Albuquerque Lara

Las Escrituras que Jesús citó eran las que contenía el Tanaj (תַּנַ\"ךְ) hebreo: 22 libros, de los 39 de nuestro Antiguo Testamento. Pero las diferencias en el número de libros no son importantes, porque dependen de la estructuración o agrupaciones de los mismos libros. Me interesa la documentación del historiador judeo-romano Flavio Josefo (37/38 – c. 100 d. C., quien es contemporáneo de los apóstoles nombrados por Jesús. Josefo documenta 22 libros que contiene el Tanaj, los cuales fueron fijados en época de Esdras en el año 100 d. C. Estos 22 libros se agrupan como sigue: 5 libros de Moisés (Torah o Pentateuco), 13 libros de los Profetas mayores y menores, Nev’im, y 4 libros contenidos en los Escritos, incluyendo Salmos, Ketuvim. Sin embargo, estas agrupaciones fueron reconocidas de esa manera desde el año 132 a. C. Por esa razón, el Señor Jesús siempre se refería a las Escrituras y en otras ocasiones, se refería a “la Ley, los Profetas y los Salmos”, para confirmar que se refería a la misma agrupación de libros reconocidos como el Tanaj hebreo.

En cuanto a los 39 libros de nuestro Antiguo Testamento, la diferencia con los libros del Tanaj se debe a las nuevas agrupaciones de los mismos libros del Tanaj, y de la traducción griega del Tanaj llamada Septuaginta, o versión de los LXX; pero organizados de manera diferente. Nuestro Antiguo Testamento contiene 5 libros de Moisés, 12 libros históricos, 5 libros poéticos, 5 libros de profetas mayores, y 12 libros de profetas menores.

Sin embargo, la Iglesia católica anexó 12 libros llamados deuterocanónicos o apócrifos no contenidos en el Tanaj hebreo. La aprobación de estos libros fue en 1,546 por el Concilio de Trento en respuesta a la Reforma Protestante por Martín Lutero, quien había traducido la Biblia del Latín al alemán moderno.

La palabra Tanaj o Tanakh Es acrónimo que se deriva de las tres secciones principales del texto sagrado judío: Torah (תּוֹרָה), Nevi'im (נְבִיאִים) y Ketuvim (כְּתוּבִים).  De acuerdo con Liberty University Jesús citó 180 veces pasajes de los 1,800 versos contenidos en los libros del Tanaj hebreo. Es más, la Junta Puritana (the Puritan Board) registra los libros específicos de donde el Señor Jesús citó. Esta Junta señala cuatro libros de la Torah (תּוֹרָה), tres libros de los Escritos o Ketuvim (כְּתוּבִים), tres libros de los profetas mayores, y cinco libros de los profetas menores (Los Profetas o Nevi'im (נְבִיאִים). Al final de este estudio transcribiré los nombres de los libros documentados por la Junta Puritana.

Este estudio, basado en los datos de los párrafos anteriores, documentará algunos de esos pasajes que el Señor Jesús citó de las Escrituras hebreas en muchas ocasiones. Sin embargo, como son tantos los pasajes y lugares que Jesús citó, será difícil nombrarlos todos. Además, es encomiable que en la mayoría de las ocasiones, Jesús no tenía a la mano ningún rollo, sino que citaba de memoria; pero eso no quiere decir que el significado de sus palabras difieran del original hebreo. En su importante Sermón del Monte, hizo referencia a las Escrituras hebreas o citó textualmente de ellas en decenas de ocasiones, siempre de memoria. En ciertas ocasiones Jesús decía: “oísteis que fue dicho”, refiriéndose a las Escrituras hebreas en cuanto a los diez mandamientos, en Éxodo, a textos deuteronómicos, o a las leyes levíticas o Torah; de los Escritos o de los Profetas.

Jesús a menudo se refería a las Escrituras para explicar sus enseñanzas y el significado de su misión, para responder a preguntas y acusaciones de líderes religiosos, demostrando que sus enseñanzas eran consistentes con la ley y los profetas. Jesús usó las Escrituras para confirmar su identidad como el Mesías esperado, mostrando cómo las profecías se cumplían en él. También, refiriéndose a las Escrituras hebreas Jesús frecuentemente mencionaba la Ley o (Torah), los Profetas (Nevi'im), y los Salmos o Escritos (Ketuvim); las tres partes principales del Tanaj hebreo, o las Escrituras citadas por Jesucristo, y posteriormente, por el apóstol Pablo.

En sus múltiples citas de las Escritura hebreas, Jesús usaba diferentes frases según el propósito y ocasión. Mencionaré algunas de esas tantas.

Está escritoMi casa será llamada casa de oración’, pero ustedes la están convirtiendo en una cueva de ladrones” (Mateo 21:12, 13; Isaías 56:7; Jeremías 7:11). El texto exacto de Isaías dice así: “yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos” (Isaías 56:7). Sin embargo, el texto citado por Jesús que se refiere a la cueva de ladrones se encuentra más exacto en el libro del profeta Jeremías: “¿Se ha convertido esta casa, que es llamada por mi nombre, en cueva de ladrones delante de vuestros ojos? He aquí, yo mismo lo he visto —declara el SEÑOR” (Jeremías 7:11 Biblia de las Américas y Mateo 21:13 RV 1960). 

El Señor Jesús en sus enseñanzas acostumbraba citar a los Profetas o Nevi'im, la segunda parte del Tanaj hebreo; pero también citaba la ley o Torah y los Salmos o Escritos o Ketuvim. El libro de Salmos era parte de “los Escritos” o Ketuvim; pero Jesús cita específicamente los Salmos, porque en ellos hay muchas profecías que se refieren al Mesías y que se cumplen en él. El Tanaj era las Escrituras que Jesús reconocía y citaba frecuentemente para reforzar su autoridad. En el principio de este estudio se han documentado las partes principales y los libros en que se dividía el Tanaj hebreo

Enfrentándose al tentador, Jesús le respondió: Escrito está:  “Entonces Jesús le dice: Vete, Satanás, que escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y á él solo servirás” (Mateo 4:10, Deuteronomio 6:13). Jesús, profundo conocedor de las Escrituras responde citando el libro de Deuteronomio: "A Jehová tu Dios temerás, y a él servirás, y por su nombre jurarás” (Deut 6:13). Pero hay otro texto en el mismo libro de Deuteronomio en el cual se advierte a los israelitas no tentar a Dios como lo hicieron en Masah, donde dudaron de su poder y presencia: “No tentaréis a Jehová vuestro Dios como lo tentasteis en Masah” (Deuteronomio 6:16, Mateo 4:7 y Lucas 4:12). Y no olvidemos que el Señor Jesús citaba estos textos sin tener a mano ningún rollo de las Escrituras, sino exactamente de memoria y de los profundos conocimientos de la esencia de su doctrina.

La única ocasión en que a Jesús le dan a leer un rollo de las Escrituras fue en la sinagoga de Nazaret; y él selecciona el capítulo 61 del profeta Isaías, uno de los profetas más citados en el Nuevo Testamento. Esta referencia se encuentra en Lucas 4:21; pero Jesús lee el capítulo 61:1-3 y exclama:  “hoy se ha cumplido esta Escritura” (Lucas 4:21. El texto de Isaías que el Señor Jesús leyó dice así:

El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; 2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; 3 a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya” (Isaías 61:1-3).

Según Scholars Crossing y Liberty University, Jesús citó las Escrituras unas 180 veces en los cuatro evangelios canónicos. Algunas formas de citar las Escrituras era: “erráis ignorando las Escrituras” (Mateo 22:29), “está escrito” o “"Escrito está, “Como está escrito”, expresiones usadas por Jesús para parafrasear algún texto de las Escrituras: “¿Nunca leísteis en las Escrituras…?” (Mateo 21:42, Isaías 8:14, 28:16, Salmo 118:22). Son tantas las veces que Jesús se refirió a “las Escrituras” o a “la Escritura”, que resulta difícil o casi imposible ubicar el libro o pasaje de donde está citando. Sin embargo, cuando Jesús se refiere a “la Escritura” o “esta Escritura” en singular es cuando cita un pasaje especifico, como en el caso de Deuteronomio 6:13 y 16, o Isaías 61:1-3, cuando leyó el rollo de Isaías en la sinagoga de Nazaret.

Cuando un intérprete de la ley le pregunta cuál es el más grande mandamiento, Jesús le responde citando los dos mandamientos: "amar a Dios con todo el corazón, alma y mente, y amar al prójimo como a uno mismo” (Mateo 22:39-40), pero añade: “de estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”.

La respuesta de Jesús nos lleva a dos libros de la Torah: en Deuteronomio 6:5 está el primer mandamiento citado por Jesús de amar a Dios sobre todas las cosas; y en el libro de Levítico, el amar al prójimo como a uno mismo: “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová” (Levítico 19:18). El contexto de estas frases se da cuando el intérprete de la ley le pregunta por el más grande mandamiento. Jesús aprovecha la ocasión para demostrarle su autoridad al fariseo; así como la fuente de donde basaba sus enseñanzas.

“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo” (Levítico 19:18), pero Jesús añade: “más yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen para que seáis hijos de vuestro Padre…” (Mateo 5:43-48).

Claramente, el Señor Jesús está parafraseando los dos pasajes; pero en la retentiva de su memoria menciona lo más importante, según la ocasión.  Y para recalcar la máxima importancia de estos dos mandamientos, Jesús le enfatiza al intérprete de la ley que “De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”; o sea, las Escrituras hebreas de las que se suponía el fariseo era intérprete (Mateo 22:40).

 El capítulo cinco del evanglio de Juan registra la sanidad de un paralítico que hacía 38 años estaba en cama. El acontecimiento se da en el estanque de Betesda. Jesús sana al paralítico y le ordena cargar su lecho donde antes yacía. Pero los líderes religiosos acusan a Jesús de doble infracción a la ley: 1) Jesús está violando el día de reposo sanando a un enferno y obligándolo a cargar su cama; 2) los líderes religiosos lo acusan de blasfemia porque a Dios lo llama su Padre. En respuesta a estas dos acusaciones Jesús los increpa a que escudriñen las Escrituras, porque a pesar de ser intépretes de la ley, no lo reconocen como el Mesías, porque las mismas Escrituras dan testimonio de él; por eso los increpa: “escudriñad las Escrituras, porque ellas dan testimonio de mí" (Juan 5:39). También les decía en otras ocasiones que ellos eran ciegos guías de ciegos, por el desconocimiento de lo más importante de la ley de Moisés (Mateo 15:14). Además, Jesús les advirtió a los fariseos o intérpretes de la Ley de Moisés que él no vino a abolir la ley, sino a darle cumplimiento a lo básico de la Ley; no a las partes que los fariseos habían añadido. Estas partes eran imposibles de cumplirlas aun por los mismos fariseos.

Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. 4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas” (Mateo 23:3-4).

En el monte de la tentación, cuando Satanás le dice que si es hijo de Dios le diga a las piedras que se conviertan en pan. Jesús le contesta al tentador que “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4) Jesús cita la Escritura en Deuteronomio 8:3. En el pasaje de Deuteronomio Dios les recuerda a los israelitas que él los alimentó con maná en el desierto, comida que no conocían ni ellos ni sus padres. Les dijo eso para hacerles saber que no sólo con pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre (Deuteronomio 8:3)

A los dos discípulos en el camino a Emaús, Jesús les citó las Escrituras para abrirles la mente y entendieran las profecías que se referían a él. “Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras” (Lucas 24:45), “Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!” (Lucas 24:25),

Y comenzando desde Moisés (la Torah), y siguiendo por todos los profetas (Nevi'im), les declaraba en todas las Escrituras (Tanaj) lo que de él decían” (Lucas 24:27). “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lucas 24:44). En este pasaje, el Señor Jesús cita textualmente las tres partes del Tanaj: Torah (Ley), Nevi'im (Profetas) y Ketuvim (los Escritos); lo que demuestra que esas eran las Escrituras reconocidas por él, y que más tarde, el apóstol Pablo también citó.

Después de que Jesús hizo la limpieza de mercaderes y cambistas en el Templo, vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó. “Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron, 16 y le dijeron: ¿Oyes lo que estos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?” (Mateo 21S:14-16).

Estos hechos los refiere el apóstol Mateo, pero en la mente de Jesús estaba el texto registrado en el Salmo 8: “Has puesto tu gloria sobre los cielos; 2 De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, A causa de tus enemigos, Para hacer callar al enemigo y al vengativo” (Salmo 8:2).

 Evidentemente, aquí en este pasaje encontramos un ejemplo de cómo el Señor Jesús parafraseaba las Escrituras de memoria destacando lo más importante para el momento u ocasión. La última parte del versículo dos no era fundamental para dar la respuesta a quienes lo criticaban. Su propósito era que él cumplía a cabalidad lo que de él decían las Escrituras.

También este pasaje es un buen ejemplo de cómo algunos textos varían entre el idioma hebreo y el español; o de cómo los traductores prefirieron representar el pasaje citado en el Nuevo Testamento. Sin embargo, las diferencias son mínimas y no afectan el sentido entre un idioma y el otro; y que las mínimas diferencias tampoco afectan el significado del texto hebreo.

 

CONCLUSIÓN

Este estudio ha documentado las veces y los libros que Jesús citó en sus encuentros con los escribas y fariseos al ser increpado por ellos. Jesús demostró en todos sus encuentros que las Escrituras hebreas dan testimonio de que en él se cumplían las profecías registradas en la Ley, los Profetas y los Salmos. Este escrito ha nombrado las tres partes principales de las que estaba compuesto el Tanaj hebreo: la Torah, los profetas o Nev’im, y los Escritos o Ketuvim, las mismas partes que el Señor Jesús citó en distintas ocasiones.

Este estudio se ha basado en los datos documentales que ofrecen la Liberty University y the Puritan Board, en cuanto a las veces que Jesús citó las Escrituras hebreas, y los nombres de los libros pertenecientes a las Escrituras hebreas que también citó. También se ha afirmado que el Señor Jesús tenía un profundo conocimiento y dominio de las Escrituras hebreas, las cualas citaba de memoria la mayoría de las veces. Se ha afirmado que la única vez documentada por Lucas que Jesús leyó un pasaje en el rollo de Isaías fue en su visita a la sinagoga en Nazaret, cuando se lo invitó a leer las Escrituras. El Señor escogió el libro del profeta Isaías capítulo 61, versículos 1-3, según consta en nuestro Antiguo Testamento. Jesús aclaró a los asistentes a la sinagoga que ese día se cumplía esa Escritura, después de haber leído la profecía de Isaías (Lucas 4:21).

La importancia que el autor de este estudio destaca es cómo el Señor Jesús mantiene en su memoria los pasajes y profecías que se refieren a su mesiazgo y la prontitud con que responde a sus adversaraios judíos. En cada ocasión, el Señor les encaró que ellos como intérpretes de la ley de Moisés eran desconocedores de las Escrituras que se referían a él como el Mesías profetizado en la Ley, en los Profetas y en los Salmos.

También ha sido el propósito de este estudio demostrar que si el Señor Jesús, y posteriormente el apóstol Pablo y demás apóstoles, citaron con frecuencia las Escrituras hebreas, es de particular importancia doctrinal y teológica enfatizar en el estudio de los libros de nuestro Antiguo Testamento, casi desconocido por la mayoría de los miembros de nuestras iglesias evangélicas. El Nuevo Testamento con el respaldo de nuestro Antiguo Testamento fortalece los conocimientos de donde se originan las enseñanzas, profecías y libros que anuncian al Mesías, según defendió nuestro Señor y Redentor Jesucristo. Con el estudio de las Escrituras aquí citadas se enriquecen los temas de estudio sin caer en las continuas repeticiones que muchos predicadores y maestros de la Biblia acostumbran. Por último, el Señor Jesús supo dar a conocer las Escrituras que se referían a él, así como las que atestiguan el cumplimiento de las profecías en la Ley, los Profetas y los Salmos (Lucas 24:44).

REFERENCIAS

Biblia Reina Valera 1960

Biblia de las Américas

Encyclopedia Britannica, Jesus’ quotations of the Hebrew Tanakh

Scholars Crossing, Liberty University, “Jesus quoted the Tanakh in the four Gospels, around 180 out of 1,800 verses”

World History Encyclopedia, Jesus frequently quoted the Hebrew Tanakh

Los eruditos o estudiosos del Nuevo Testamento han identificado los libros de nuestro Antiguo Testamento citados por Jesús en los cuatro evangelios canónicos. Aquí las palabras textuales de la Junta Puritana.

 Note: “Scholars have identified specific instances where Jesus quotes from books like Genesis, Exodus, Leviticus, Deuteronomy, Psalms, Proverbs, Isaiah, Jeremiah, Ezekiel, Daniel, Hosea, Amos, Jonah, Micah, and Malachi, according to The Puritan Board”.

viernes, 1 de agosto de 2025

 HE AQUÍ PONGO EN SION PIEDRA DE TROPIEZO

Amadeo Albuqurque Lara

El apóstol Pablo, acostumbrado a citar pasajes de las Escrituras en la mayoría de sus epístolas, en la epístola a los Romanos (9:31-33) cita a Isaías 8:14, 28:16, y el Salmo 118:22, pero sin indicar de dónde las tomó. El Señor Jesús también reconoció las Escrituras en muchas ocasiones. En los evangelios de Mateo y Marcos Jesús citó estos mismos textos que aluden a la Piedra que Dios ha puesto en Sion, o Jerusalén, como cabeza del ángulo; pero que a la vez es piedra de tropiezo para quienes la rechazan. El pasaje de la Piedra angular citado por Jesús es el siguiente:   "Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos?" (Mateo 21:42, Marcos 12:10-11).

El Señor Jesús y el apóstol Pablo usan “las Escrituras”, porque el Antiguo Testamento que conocemos, no existía con ese nombre y estructura en los tiempos de ellos. El proceso de recopilación y canonización de nuestro Antiguo Testamento finalizó alrededor del siglo II d.C. En otras ocasiones, el Señor Jesús citaba “La Ley, los Profetas y los Salmos” como en (Lucas 24:27, 44) porque eran las mismas Escrituras que él reconocía.

Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lucas 24:44).

Esta piedra angular, colocada en la esquina de la construcción, determina la dirección y la alineación de todo el edificio que es la Iglesia cuya cabeza es Jesucristo; significa que ha establecido a Jesús como la base fundamental y la figura central de su iglesia y de la salvación. Pero el apóstol Pablo afirma que esa misma Piedra ha servido de tropiezo para quienes no aceptan la justificación por Cristo, sino la justicia por la ley. Destacado es mío.

El apóstol Pablo se ha basado en Isaías 8:14 sin mencionar la fuente; pero se refiere a la metáfora de “piedra de tropiezo”, con doble interpretación: 1) respecto a los judíos que confían en la justicia de la Ley, Cristo es piedra de tropiezo para ellos; y 2) los cristianos que se consideran fuertes en la fe de Cristo, pero no tienen conciencia de los hermanos más débiles y por sus mayores conocimientos y libertad llevan a los más débiles a pecar, y se convierten en “piedra de tropiezo”.  Porque en vez de ayudarles a fortalecerse en la fe, los conducen a pecar, o se convierten en la causa para que otros caigan en pecado, se desvíen de la fe o se aparten de Dios; y según Pablo, eso es pecar contra Cristo (1 Corintios 8:8-15, Mateo 18:6 y Marcos 9:42-43).

Pero, ¿qué es una piedra de tropiezo? En un sentido general, una piedra de tropiezo es algo que causa dificultad, obstáculo o retraso en el progreso de una obra; o que nos puede hacer caer. En este caso, la obra es la justificación por la fe en Jesucristo. Pero, ¿por qué el apóstol Pablo menciona a Sion? Porque el Apóstol se apoya siempre en la Biblia hebrea, o en la Biblia griega Septuaginta. Tanto los profetas como el salmista profetizan que de Jerusalén o Sion saldrá la Palabra de Jehová (Isaías 2:3 y Miqueas 4:2): “porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”; en tanto que en el Nuevo Testamento, de Jerusalén sale el Mesías, o Piedra del ángulo que constituye el edificio que es la Iglesia, cuya cabeza es Cristo (Efesios 1:22-23, Mateo 21:42).

1] Respecto a los judíos que confían en la justicia de la ley, Cristo es piedra de tropiezo para ellos, según lo afirma el apóstol Pablo, basándose en Isaías y en el Salmo 118; porque se negaron a creer en Cristo, deseando en cambio probar su justicia a través de sus propias obras. Sin  embargo, Pablo citando al profeta Isaías 8:14, y el Salmo 118:22 el Apóstol enfatiza en que Cristo es “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo”, para quienes creen en Jesucristo como el Mesías; pero para los judíos, esa piedra desechada es “piedra de tropiezo” (Isaías 8:14), porque confían en la justicia por la ley (Romanos 9:31-33).

“ mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. 32 ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo33 como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída;Y el que creyere en él, no será avergonzado” (Romanos 9:31-33).

Pablo cita dos pasaje del profeta Isaías aunque no los menciona, cuando afirma:, "Y él será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y red al morador de Jerusalén", (Isaías 8:14 y 28:16); y el Salmo 118:22 confirma lo que escribe el apóstol Pablo: “La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo. De parte de Jehová es esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos. Este es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él” (Salmo 118:22). (Énfasis mío)

Por tanto, el Señor Jesucristo, los apóstoles Pablo y Pedro, aplican los pasajes de Isaías 8:14 y 28:16 y el Salmo 118:22 a Jesucristo en el Nuevo Testamento, específicamente en Romanos 9:33 y 1 Pedro 2:8. Jesús y los apóstoles se refieren a los judíos que se negaron a aceptar a Jesucristo como el Mesías, y le asignan la referencia a la piedra de tropiezo para los no creyentes, y la piedra angular, para los que creen. Véase cómo Jesús y los dos apóstoles se apoyan en “las Escrituras” o nuestro Antiguo Testamento, para proclamar que Cristo está puesto por Dios como “cabeza del ángulo”, o “cabeza de la Iglesia” (Efesios 5:23, Colosenses 1:18). Esto implica que la iglesia debe su vida, guía y propósito a Cristo, y que los creyentes deben someterse a su liderazgo y enseñanzas. (Mateo 21:42, Romanos 9:33, 1 Pedro 2:8).

2] En la vida de los creyentes cristianos, convertirse en piedra de tropiezo es usar la libertad para llevar a otros a pecar; significa escandalizar al más débil en la fe. Pero más delicado es que si por nuestro conocimiento se pierde un hermano débil en la fe y por el cual Cristo murió, pecamos contra Cristo; y según el Señor Jesús, merece ser lanzado al mar atado a una piedra de molino al cuello (Marcos 9:42 y 1 Corintios 8:8-15).

En la iglesia de Corinto había un conflicto de conciencia entre los fuertes y los débiles en la fe. Algunos que tenían más conocimientos en la fe, sabían que los ídolos nada son; pero otros hermanos más débiles en la fe de Cristo no se sentían bien al ver que otros hermanos comían y bebían lo sacrificado a los ídolos. Por eso, Pablo los aconseja:

Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina. Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos. Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. 10 Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? 11 Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió” (1 Corintios 8:7-11).

El evangelista Marcos refiere las palabras del Señor Jesús en cuanto a los que hacen pecar a los hermanos más débiles: “Pero si alguien hace que uno de mis creyentes humildes pierda la fe, mejor le sería que lo echaran al mar con una piedra de molino atada al cuello” (Marcos 9:42 NBV). Jesús advierte del peligro del mal ejemplo en forma tajante, en contra de quienes sirven de piedra de tropiezo y piedra de escándalo. 

El cargo de conciencia del que habla Pablo, y la advertencia del Señor Jesús, son muy serias. Que un hermano por quien Cristo murió se pierda por nuestro mal testimonio y pésimo ejemplo, pecamos contra Cristo. Y somos dignos de que nos echen al mar con una piedra de molino atada al cuello, según Jesús.

Sin embargo, no solamente lo sacrificado a los ídolos puede provocar cargos de conciencia entre fuertes y débiles en la fe. Por ejemplo, en Nicaragua los católicos acostumbran celebrar a sus santos devotos. La purísima es una de esas celebraciones. Y por antiguas costumbres o por poca conciencia, algunos cristianos evangélicos participan de las llamadas “gorras” de la “gritería” de la purísima y hacen filas para aprovechar las regalías que ofrecen las personas que celebran la purísima.

Sin duda, para el que participa en las filas o disfruta de “gorras’, su participación no es pecado, pero su ejemplo puede arrastrar a otros más débiles en la fe a seguir su mal ejemplo, o a hacer pensar apartarse de la fe cristiana, porque dirá: “para ser como el hermano tal, mejor vuelvo a mi antigua manera de vivir. Otras celebraciones católicas que atraen a ciertos cristianos evangélicos son las fiestas patronales. Muchos cristianos asisten “para ver” la procesión de Santo Domingo, en Managua; o las celebraciones de San Jerónimo, en Masaya. Exactamente, eso es lo que preocupa a Pablo, que por causa del mal comportamiento evangélico, otro hermano se pierda: el hermano por quien Cristo murió. Entonces, dice Pablo: “pecamos contra Cristo”. Esta amonestación es muy seria, y la debemos tomar muy en cuenta.

En los EE. UU. a muchas iglesias protestantes no les importa si sus miembros fuman o toman vino embriagante; pero los cristianos que llegan de países centroamericanos a quienes se les ha enseñado a no practicar tales cosas, se escandalizan, o aprenden a hacer lo mismo. El resultado puede ser que los cristianos que observan tales acciones se aparten de la fe de Cristo y se pierdan aquellos por quienes Cristo murió.

Por lo tanto, aprendamos a vivir pensando en el efecto que produce nuestra mala manera de actuar en aquellos por quienes Cristo murió. Esto tiene que ver con nuestra mayordomía cristiana. Porque, en términos religiosos, especialmente en el cristianismo, la mayordomía se entiende como la gestión de los dones y bendiciones recibidas de Dios, reconociendo que todo pertenece a Él y para Él. 

El apóstol Pedro también se refiere a la Piedra del ángulo: Jesucristo. Y da una amplia explicación de la conductua que debe observar el cristiano, como “piedras vivas”. Por lo cual, el apóstol Pedro pone a la par la Piedra del ángulo y las piedras vivas que son los creyentes en la Piedra del ángulo. Pero también Pedro establece dos grupos: 1) los que son piedras vivas, casa espiritual y sacerdocio santo y que Pedro las compara con la Piedra Viva, la cual es Cristo; y 2) los que son piedra de tropiezo, y fueron destinados para la desobediencia. Esto es lo que dice el apóstol Pedro:

Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosavosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo esobedientes; a lo cual fueron también destinados” (1 Pedro 2:4-8). Destacado es mío.

En este pasaje, y en los pasajes citados  por el apóstol Pablo, ambos apóstoles mezclan las palabras de Isaías 8:14, 28:16, y del Salmo 118:22; palabras que también cita el mismo Señor Jesucristo en Mateo 21:42.

CONCLUSIÓN

En el Antiguo Testamento hay tres Escrituras que se refieren a Jesucristo como la piedra del ángulo para los que creen; y piedra de tropiezo para quienes lo rechazan. Los pasajes son: Isaías 8:14 y 28:16; y el Salmo 118:22, los cuales afirman que Dios ha puesto en Sion o Jerusalén la Piedra del ángulo que los edificadores rechazaron y se convierte en piedra de tropiezo, para quienes rechazan la obra redentora de Jesucristo; o sea, los líderes religiosos; y en el Nuevo Testamento, hay dos apóstoles que citan esos pasajes del Antiguo Testamento; así como también el Señor Jesucristo mismo en el evangelio de Mateo 21:42. Los apóstoles son Pablo y Pedro; ambos comparan la Piedra del ángulo para los que creen, y piedra de tropiezo para quienes rechazan esa Piedra del ángulo. Pero el apóstol Pablo afirma que los cristianos que se consideran fuertes en la fe, pueden servir de piedra de tropiezo para los más débiles. Aún más, quienes con su mal ejemplo hacen apartarse de la fe a los más débiles, pecan contra Cristo (1 Corintios 8).

Es más, el apóstol Pedro establece dos grupos en relación con la Piedra del ángulo: 1) los que creen y son piedras vivas, casa de Dios y real sacerdocio; y 2) los que fueron destinados para la desobediencia. Por tanto, ambos apóstoles constituyen a Jesús como el centro y fundamento, y guía de la fe cristiana y único Salvador de la humanidad; doctrina que confirma el mismo Señor Jesús en Mateo 21:42.

La palabra griega para "escándalo" es σκάνδαλον (skándalon). Su significado original se refiere a una trampa, obstáculo o piedra de tropiezo que puede causar que alguien caiga o se desvíe de su camino. En un contexto más amplio, también puede referirse a una ocasión de pecado o una acción que lleva a la caída moral. Las iglesias cristianas deben estar atentas a corregir a esas “piedras de tropiezo y de escándalo” que hay entre los miembros. Las palabras del apóstol Pablo deben resonar muy fuertes en nuestros oídos: “se perderá el hermano débil por quien Cristo murió” (1 Corintios 8:11).

REFERENCIAS

Biblia Reina Valera 1960 (en la mayoría de los pasajes citados en este estudio)

Coalición por el Evangelio (¿Qué significa “Cristo es la cabeza de la iglesia”?)

Enduring Word Commentary

Evangélico Digital, (“El escándolo de Cristo y el del mundo”)

New Rivised Standard Version, “Cornerstone”

Nueva Biblia Viva (NBV) “hacer pecar a los nuevos creyentes”

Protestante Digital (“Piedra de escándalo y tropiezo de la Cruz”)

United Faith Church (“A Corner stone, tested”)

 

 

 

 

 

sábado, 14 de junio de 2025

 

GÉNEROS LITERARIOS EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS

Amadeo Albuquerque Lara

La Biblia es una Biblioteca que contiene un tesoro de textos literarios. Tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento hay distintos géneros literarios. La clasificación de los géneros literarios nos ayuda a entender mejor el contenido de la Biblia, y entender esos géneros literarios es una prioridad para la correcta interpretación del mensaje de Dios en cada texto que leemos o estudiamos. En el Antiguo Testamento se identifican seis géneros literarios, a saber: la Ley, literatura narrativa o histórica, literatura de sabiduría, literatura poética, literatura profética y literatura apocalíptica. En el Nuevo Testamento encontramos los evangelios, literatura histórica en Hechos de los Apóstoles, literatura epistolar en las cartas a las distintas iglesias, y literatura apocalíptica en el libro de Apocalipsis.

Cuando Cristo vino a la Tierra, en un entorno judío, las Escrituras sagradas que él priorizó fueron la Ley, los Profetas y los Salmos. La razón por qué Jesús citaba estos tres géneros literarios con mucha frecuencia era porque ellos dan testimonio que él es el Mesías prometido a Israel. Para los tiempos de Jesús ya existía la Biblia hebrea, conocida como Tanaj, el nombre que los judíos dan a su Biblia. Tanaj es un acrónimo tomado de las iniciales de las palabras en hebreo, de las tres partes principales en que se dividían las Escritura sagradas: Torá, Nevi'im  y los Ketuvim; o sea la Ley, los profetas y los Escritos.  Los Salmos estaban incluidos en los Escritos. La letra K de “Ketuvim” se cambia a J por el final de la letra hebrea, en la formación del acrónimo TANAJ.

A) Los géneros literarios en el Antiguo Testamento

El TANAJ, libro sagrado judío, o Antiguo Testamento del cristianismo. El Tanaj contiene los mismos libros que el Antiguo Testamento del cristianismo. Pero en las sinagogas acostumbraban leer los rollos de los textos bíblicos, especialmente el gran rollo del profeta Isaías y los salmos compuestos de himnos de gratitud y alabanzas, en el culto judío. El Antiguo Testamento o Tanaj judío estaba compuesto por la Ley o primeros cinco libros o Pentateuco escrito por Moisés. Para los judíos estos libros eran la Torá, mientras que para los cristianos es el Pentateuco.

La Torá o libro de la Ley identifica plenamente al pueblo judío con sus instrucciones o leyes sociales, la ley de los sacrificios, y la adoración al único Dios Yavé (YHWH). El nombre de Dios era impronunciable para el pueblo hebreo por el profundo respeto que guardaban a ese nombre. A su vez, ellos preferían llamarlo Adonai. El nombre Jehová es una forma latinizada de Yahweh o Yavé más el nombre Adonai, derivado de las cuatro consonantes hebreas YHWH conque los hebros escribían pero no pronunciaban el nombre de Dios; en tanto que los líderes cristianos utilizan el nombre Jehová hasta hoy en la Biblia Reina Valera y otras traducciones. Los escritores del Nuevo Testamento se refieren a los escritos de la Ley unas 200 veces. Jesús la cita varias veces junto con los profetas y los salmos (Lucas 24:27, Mateo 22:34-40).

Preguntas de comprensión:

1] ¿Por qué son importantes los géneros literarios que contiene la Biblia?

2] ¿Cuáles son los principales géneros literarios en el Antiguo Testamento?

3] ¿Cómo le llaman los judíos a los primeros cinco libros de Moisés?

4] ¿Cómo le llaman los judíos a nuestro Antiguo Testamento?

5] ¿Por qué se dice que el nombre de Dios era impronunciable para los hebreos?

6] ¿Qué otros nombres se asignan a Dios en el Antiguo Testamento?

 

La literatura narrativa o histórica en el Antiguo Testamento

Conocer el contexto histórico de los textos bíblicos nos ayuda a entender las circunstancias en las que fueron escritos los libros de la Biblia, lo que nos permite comprender mejor el significado de las palabras y las intenciones de los escritores, las circunstancias que obligaron a los hombres de Dios a narrar los hechos del momento La historia narra la vida, costumbre y la manera de entender la visión del mundo del pueblo de Israel. Nos ayuda a entender la evolución del pueblo hebreo, desde sus orígenes bíblicos con la salida del patriarca Abraham de Ur de los caldeos, su peregrinación construyendo altares a su Dios en su camino a Canaán, una ruta de 1,600 kilómetros. Abram llega a Canaán, pero no lucha contra los pueblos cananeos. Allí muere él y su esposa Sara.

Su descendencia hereda la tierra prometida por Dios y le ratifica su promesa al patriarca Jacob. Mientras Jacob o Israel se establece en Canaán con su familia y su granado, su hermano Esaú ya estaba establecido en el Monte Seir. El traslado de la familia de Israel a Egipto fue debido a la hambruna en tierra de Canaán, en tiempos de José , hijo de Jacob, nombrado por Faraón como gobernador de Egipto. Sin embargo, su padre y los hermanos de José lo consideran muerto y su gobernatura de Egipto los sorprende.

La historia nos ayuda a entender el momento crucial en que Moisés recibe el llamamiento como líder de los esclavizados hebreos en Egipto después de haber vivido en ese país durante 430 años.  Dios se le manifiesta a Moisés en la zarza que ardía pero no se consumía. Allí comienza una nueva historia para Israel, al tener que cruzar el desierto durante 40 años, después de haber luchado en contra del capricho de Faraón. Moisés y Aarón son los líderes respondables de conducir al pueblo por el desierto; pero Moisés no entra en la Canaán por haber golpeado la roca, sin dar la gloria a Dios.

Después en camino a Canaán, suceden las luchas en contra de los pueblos enemigos, hasta la llegada a la Tierra Prometida. Ya en Canaán, se reparte el territorio a las doce tribus, y más tarde se establecen los reinos de Saúl, David y Salomón, pero con la muerte de Salomón asciende su hijo Roboam, quien por su poca sabiduría provoca la división del reino de Israel en reino del norte y reino del sur. Las naciones enemigas llevan al pueblo al exilio; pero también Israel logra el retorno a sus lugares de origen. La historia del pueblo de Israel es larga y compleja, pero en su desarrollo Dios se manifiesta como el Dios de la historia. Si no fuera por la literatura narrativa, no conoceríamos los hechos narrados en este resumen estrictamente comprimido.

Preguntas de comprensión:

1] ¿Qué importancia tiene la literatura histórica para la correcta interpretación del mensaje bíblico?

2] ¿Por cuáles circunstancias llega el patriarca Abraham a Canaán, pero no la conquista?

3] ¿Por cuáles circunstancias llega a Egipto el pueblo de Israel, y qué causa sorpresa a los hermanos de José?

4] ¿Cómo se manifiesta Dios a Moisés para que lidere a su pueblo Israel?

5] ¿Por qué el pueblo de Israel pasa cuarenta años en el desierto, y por qué Moisés no entra en la Tierra Prometida?

6] ¿Quiénes fueron los primeros reyes del pueblo de Israel, y cuál de ellos provoca la división del reino?

 

El género poético en el Antiguo Testamento

Los libros poéticos de la Biblia son aquellos que expresan verdades divinas a través del lenguaje poético, incluyendo el libro de Job, los Salmos, los Proverbios, el Eclesiastés y el Cantar de los Cantares. El libro de los Salmos en su mayoría fue escrito por David; Salmos contiene textos poéticos, lamentos de sus autores; así como himnos que el pueblo de Israel usaba como gratitud y alabanzas a Yavé en sus ceremonias religiosas. Muchos de los Salmos son usados como consuelo en las tribulaciones; mientras otros nos invitan a alabar y ensalzar al Creador del universo.

Los libros de Proverbios, Eclesiastés y el Cantar de los cantares se atribuyen al rey Salomón, y están llenos de consejos sabios para entender el propósito de la vida dedicada a Dios;  dan consejos a los jóvenes sobre cómo entender la vida y aprovechar la juventud. El Cantar de los Cantares es un ejemplo del amor de dos jóvenes recién casados y la estima que cada uno siente por el otro, lo cual es una alegoría del amor de Cristo por su Iglesia.

La autoría del libro de Job se le atribuye al personaje que ocupa toda la narrativa. Job como personaje conduce a la interpretación de cómo Dios permite el sufrimiento en extremo, sin que el personaje reniegue de Dios, tal como se lo sugiere su propia esposa. Los diálogos de los amigos de Job intentan desorientar el propósito del sufrimiento, pero tampoco encuentran las respuestas que ellos esperan.

El libro de Job nos enseña que el sufrimiento humano es un misterio que no se explica fácilmente, pero que nos impulsa a confiar en Dios incluso cuando no entendemos sus planes. Nos enseña la importancia de la humildad y la perseverancia en la fe, y a ver el sufrimiento como una oportunidad para acercarnos a Dios.

El libro de Job no resuelve la incógnita de por qué sufren los justos, pero nos invita a confiar en la soberanía y justicia de Dios. Job permanece fiel a Dios a pesar de su sufrimiento, lo que demuestra la importancia de la confianza en Dios, incluso en los momentos más difíciles. Job se da cuenta que no es necesario entender las razones de nuestro sufrimiento. El sufrimiento humano es una oportunidad para el crecimiento en la vida cristiana, para dedicar más tiempo a la adoración y a la lectura e interpretación de la Palabra de Dios.

Preguntas de comprensión:

1] ¿Cuáles libros contienen lenguaje poético en la Biblia y qué mensajes manifiestan a los lectores?

2] ¿Qué variedad de temas contiene el libro de los Salmos?

3] ¿Cómo son usados los Salmos en la vida cristiana?

3] ¿Qué lecciones nos dan los libros poéticos en sus diferentes presentaciones?

4] ¿Qué importancia tiene el libro de Job para la vida cristiana?

5] ¿Por qué se afirma que el libro de Job no es la respuesta al sufrimiento humano?

 

La literatura profética: Las profecías y mensajes de los profetas componen la literatura profética. Muchas de las profecías son amonestaciones al pueblo de Dios cuando se rebela y se aparta de su fe. Otras profecías se refieren a la persona del Mesías, incluyendo su nacimiento, el lugar de su nacimiento y los personajes que concurren a su nacimiento, pero también profetizan el sufrimiento del Mesías y la salvación por su muerte. Se destacan en estas profecías Isaías y Miqueas.

La literatura profética la componen los profetas mayores Isaías, Jeremías, Ezequiel, y los doce profetas menores. Los primeros se llaman mayores por la extensión y número de páginas que contiene cada libro. Los profetas menores no lo eran por su importancia, sino porque sus libros contienen menor número de páginas en sus escritos. Los profetas eran los mensajeros de Dios que transmitían los mensajes de reprensión y guía para el pueblo de Dios. El Señor Jesús citaba con frecuencia los profetas junto con la Ley y los Salmos, porque ellos dan testimonio de su misión como el Mesías. El Nuevo Testamento menciona unas 100 veces las profecías contenidas en los libros de los profetas del Antiguo Testamento, especialmente, las que se refieren al cumplimiento en la persona de Jesucristo.

Los libros proféticos del Antiguo Testamento son fundamentales para comprender la historia de Israel y la revelación de Dios a su pueblo, y también tienen una importancia significativa en el Nuevo Testamento. Estos libros contienen mensajes de Dios en forma de discursos, visiones y experiencias, y preparan el camino para la llegada del Mesías. Los profetas del Antiguo Testamento, especialmente Isaías, Jeremías y Ezequiel, profetizaron la venida del Mesías, su muerte y resurrección, y el establecimiento de su reino. El Nuevo Testamento cita y aplica estas profecías para identificar a Jesús como el Mesías. 

Los libros proféticos resaltan la relación de alianza entre Dios y su pueblo, enfatizando la fidelidad de Dios y la necesidad de que el pueblo le sea fiel a través de sus acciones. El Nuevo Testamento continúa este concepto, mostrando que la alianza se fortalece a través de la fe en Jesús y el seguimiento de sus enseñanzas. 

Preguntas de comprensión:

1] Mencione los nombres de los profetas mayores y por qué se llaman mayores.

2] ¿Por qué se llaman profetas menores los demás del Antiguo Testamento?

3] Menciones la misión de los profetas en el Antiguo Testamento

4] ¿Por qué el Señor Jesús citaba con frecuencia la Ley, los Profetas y los Salmos?

5] ¿Cuál es la importancia fundamental de la literatura profética en el Antiguo Testamento?

 

La literatura apocalíptica en el Antiguo Testamento. La literatura apocalíptica en el Antiguo Testamento, también conocida como apocalíptica judía, se caracteriza por la revelación de secretos del más allá, especialmente sobre “el Día de la Ira”, el fin de los tiempos, a través de visiones, símbolos y pseudonimia. Los textos apocalípticos del Antiguo Testamento incluyen partes de Isaías (Isaías 24-27; 33; 34-35), Ezequiel (Ezequiel 2:8-3; 3:38-39), y el libro de Daniel (Daniel 1-12). 

La literatura apocalíptica no se limita al Antiguo Testamento, sino que también se encuentra en textos apócrifos y en el Nuevo Testamento. “En el Antiguo Testamento, tanto el apocalipsis como la escatología se refieren a las creencias sobre los acontecimientos finales de la historia. La escatología, que significa "estudio de las últimas cosas", abarca diversas perspectivas, incluyendo el destino de la humanidad y la naturaleza del Reino de Dios. El apocalipsis, por otro lado, se refiere a un género literario que utiliza símbolos y metáforas para revelar eventos futuros, a menudo catástrofes y intervenciones divinas”. (Crédito: Britannica) 

En el Antiguo Testamento destacan algunos libros que contienen mensajes apocalípcos y escatológicos. El libro que más citan algunos críticos es Daniel, capítulos 1 al 12, con visiones y profecías sobre el futuro, la venida del Mesías y la restauración de Israel; pero también los libros de Isaías capítulo 24 al 27, y 33 al 35. Estos capítulos contienen visiones de juicio, destrucción y restauración en preparación para el futuro.

El libro de Ezequiel, capítulo 2:8, 3:38-39 también contienen elementos escatológicos, especialmente, visiones sobre el futuro del pueblo de Israel. El profeta Jeremías no es tan explícito sobre la escatología, pero contiene profecía sobre el juicio y la restauración. Jeremías también concuerda con el contenido escatológico de Ezequiel. También los profetas menores Ageo o Hageo, Zacarías y Malaquías presentan visiones de la restauración del Templo y la venida del Mesías. Obviamente, son temas compartidos por los profetas del Antiguo Testamento sobre la restauración del pueblo de Israel y la venida del Mesías.

Preguntas de comprensión:

1] Explique la diferencia entre los conceptos de literatura apocalíptica y escatología en el Antiguo Testamento.

2] ¿Cuáles profetas del Antiguo Testamento contienen textos apocalípticos?

3] ¿En qué otros libros se encuentran textos apocalípticos además del Antiguo Testamento?

4] ¿Qué recursos y eventos se manifiestan en el apocalipsis como género literario?

5] ¿Qué otros elementos escatológicos maniestan los profetas menores?

 

B) Los géneros literarios en el Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento se identifican géneros y subgéneros literarios. Los principales géneros literarios son la literatura evangélica o de las buenas noticias que toman las características de los anuncios proféticos del Antiguo Testamento, y los anuncios angélicos a la virgen María y a José; el anuncio repentino de los ángeles a los pastores en un ambiente campestre; y el anuncio de los astros a los magos de oriente. Todos ellos son eventos noticiosos que más tarde hacen uso de ellos Juan el Bautista y el mismo Señor Jesucristo. “Arrepentíos que el Reino de los cielos se ha acercado”. La literatura apocalíptica y escatológica enfatizaban la restauración del reino, y ésta era una noticia formidable para todo el pueblo.

Los subgéneros literarios en el contenido de los Evangelios lo constituyen rasgos biográficos, sermones de Jesús y de sus apóstoles, parábolas dichas y explicadas por Jesús, sanidades de endemoniados y enfermos de diferente naturaleza, y ciertos temas escatológicos referidos a señales de la segunda venida de Jesucristo y del fin del siglo.

La literatura narrativa: el libro de los Hechos de los Apóstoles. El libro de los Hechos destaca temas centrales como la obra del Espíritu Santo, la expansión del evangelio, la fundación de iglesias por el Asia Menor y sus vecindades; la importancia de la oración, la comunidad cristiana y el estricto apego a la doctrina de los apóstoles. También se enfatiza la misión de la iglesia, la salvación para todos los que acepten a Jesucristo y el papel de las mujeres en el cristianismo temprano. La introducción del libro es la continuación del evangelio de Lucas, porque comparten el mismo autor; continúa con la narración de la elección del sucesor de Judas y la elección de los siete diáconos. Pero la narración más importante es el acontecimiento del día de Pentecostés, el revestimiento de los apóstoles con el Espíritu Santo y el nacimiento de la Iglesia de Jesucristo, gracias a la unidad de los apóstoles y su persistencia en la oración en el Aposento Alto.

La expansión del Evangelio y la fundación de iglesias cristianas entre judíos y gentiles. La conversión de Saulo de tarso en el apóstol de los gentiles ya como el Apóstol Pablo, es el inicio de la vasta predicación del evangelio por toda el Asia Menor y sus alrededores; la fundación de iglesias y la asistencia pastoral mediante visitas de Pablo y sus acompañantes, así como la capacitación y robustecimiento espiritual a las iglesias por medio de cartas del Apóstol. La biografía del apóstol Pablo termina con las acusaciones y juicios tanto de sus mismos compañeros en la fe judía, de la fe cristiana y de las autoridades romanas hasta su último viaje a Roma en donde muere decapitado, según la tradición cristiana.

Preguntas de comprensión:

1] ¿Qué clase de géneros y subgéneros literarios se encuentran en la literatura de los Evangelios?

2] Mencione los géneros literarios y la importancia de cada uno.

3] ¿Cuáles son los temas de los subgéneros literarios de la literatura de los Evangelios?

4] ¿Qué características toman las buenas noticias y los eventos que anuncian?

5] Mencione los diferentes temas y acontecimientos que destacan en el libro de los Hechos.

6] ¿Cuál es el acontecimiento más importante en la narrativa de los Hechos?

7] ¿Qué resultados evangelísticos, espirituales y eclesiales se dan con la conversión de Saulo de Tarso?

8] ¿Cómo termina la biografía del apóstol Pablo en el libro de los Hechos de los Apóstoles?

 

Las epístolas paulinas. El género epistolar en el Nuevo Testamento toma casi la totalidad del contenido del Nuevo Testamento. Las Epístolas son Cartas escritas mayormente por el Apóstol Pablo y por otros apóstoles y otros líderes cristianos a diversas comunidades y personas. Las epístolas se dividen en dos grupos: las cartas paulinas, y las epístolas universales escritas por apóstoles, mayormente. Las epístolas generalmente tratan de orden en las iglesias, reglas de comportamiento y crecimiento espiritual, la enseñanza y motivación a los creyentes en la fe cristiana; proporcionan orientación en temas de doctrina, práctica espiritual y ética cristiana. A menudo ofrecen consejos y apoyo a iglesias o individuos que enfrentan desafíos o dificultades en su vida cristiana, procurando la unidad entre los miembros de las diferentes iglesias. 

Las 13 cartas del apóstol Pablo casi constituyen la mitad del contenido del Nuevo Testamento; por eso son tan importantes; porque entre otros temas constituyen eclesiología, teología cristológica y teología sistemática de asuntos doctrinales.

Las epístolas universales. Las otras epístolas son:  una carta del apóstol Santiago, conocido como Santiago el menor; dos cartas del apóstol Pedro, tres cartas del apóstol Juan, una epístola del apóstol Judas, el medio hermano de Jesús y también conocido como Judas Tadeo. Estas siete epístolas reciben el nombre de de epístolas universales, porque no son dirigidas a iglesias específicas, como las epístolas de Pablo.

La epístola de Santiago trata sobre la fe práctica, la sabiduría, la oración, el control de la lengua, la justicia social y la perseverancia ante las pruebas. También aborda temas como la riqueza, la pobreza, el favoritismo y la paciencia. Santiago anima a buscar la sabiduría de Dios y a actuar según ella, en lugar de la sabiduría del mundo. Se enfatiza la importancia de la oración y se anima a los creyentes a orar con fidelidad. Se advierte sobre el peligro de la lengua y se insta a los creyentes a tener cuidado con lo que dicen. Santiago denuncia la opresión de los pobres y la injusticia social, instando a los creyentes a defender a los oprimidos y cuidar de los necesitados. La epístola de Santiago merece un estudio minucioso de su contenido y enseñanzas enriquecedoras.

Las epístolas del apóstol Pedro (1 y 2 Pedro) abordan temas centrales como el sufrimiento de Jesús y la salvación, la importancia de vivir santamente en medio de las pruebas, la esperanza en la Segunda Venida de Cristo, la necesidad de mantener el orden en la sociedad y la iglesia, y la autoridad de las Escrituras.

Las tres epístolas de Juan giran en torno a la importancia de la comunión con Dios y la vida eterna, así como el amor y la obediencia como manifestaciones de esa comunión. También aborda el tema de la lucha contra falsos maestros y la necesidad de discernimiento. 

Las epístolas universales, también llamadas cartas católicas (por ser universales), abordan una variedad de temas, incluyendo fe, justicia, amor, humildad, y la vida cristiana en general. Estas cartas están dirigidas a un público general, lo que explica su nombre "universales". 

Carta o Libro de Hebreos. Hebreos lo consideran los estudiosos del Nuevo testamento tanto como una carta así como un libro; pero no hay consenso en cuanto a su autor. Hebreos destaca el sacerdocio de Jesucristo y el de todos los creyentes. Este autor afirma que el sacerdocio de Jesucristo es para siempre, según el orden de Melquisedec, y que los creyentes tenemos libre acceso al lugar santísimo por la gracia de Jesucristo.

El último libro del Nuevo Testamento es Apocalipsis. En general, el Libro del Apocalipsis, o Revelación de Juan, se centra en temas de victoria sobre el mal, la segunda venida de Jesucristo, y la promesa de un futuro celestial. Aborda la lucha entre el bien y el mal, la iglesia, el juicio final, y la creación de un nuevo cielo y una nueva tierra, y la Nueva Jerusalén que disfrutarán los creyentes en Jesucristo que perseveren hasta el fin. Destaca el fin del sufrimiento y las tribulaciones. Un estudio de este libro debe enfatizar en estos últimos temas, antes que enfrascarse en visiones de acontecimientos futuros sujetos a interpretaciones erróneas.

El libro enfatiza el papel de Jesucristo en la ejecución del plan de Dios y su triunfo sobre las fuerzas del mal. Se destaca la intervención divina en los acontecimientos mundiales, tanto pasados como futuros. Se anuncia la segunda venida de Jesús y la destrucción final del mal. Se describe un juicio universal donde se determinará el destino eterno de las personas. Se revela la creación de un nuevo mundo celestial donde reinará la justicia y la paz. Se describe una batalla cósmica entre las fuerzas de Dios y las de Satanás, con la iglesia enfrentando la persecución. Se presentan cartas a siete iglesias del Asia Menor en Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Los mensajes a estas iglesias son directamente del Señor Jesucristo por medio del apóstol Juan. Destacan la importancia de conservar el primer amor, la perseverancia y la fidelidad a Jesús, incluso en tiempos de prueba. Apocalipsis utiliza un lenguaje figurado con una gran cantidad de símbolos, visiones y metáforas para transmitir su mensaje, requiriendo una interpretación cuidadosa que no caiga en exhibicionismos ni que inciten al terror; porque a pesar de las escenas de juicio y destrucción, el Apocalipsis ofrece un mensaje de esperanza y consuelo para aquellos que perseveren en la fe hasta el fin. 

Preguntas de comprensión:

1] ¿Qué importancia tiene el género epistolar en el Nuevo Testamento?

2] ¿Cómo se dividen las epístolas en el Nuevo Testamento?

3] ¿Qué importancia y qué temas tratan las epístolas paulinas?

4] ¿Por qué las otras siete epístolas se llaman “universales”?

5] ¿Qué temas tratan las epístolas universales?

6] Nombre los autores o escritores de las epístolas universales.

7] Nombre los principales temas presentados en el libro de Apocalipsis.

8] ¿Qué cartas se mencionan en el libro de Apocalipsis, y con qué propósito?

9] ¿Quién dirige los mensajes a las siete iglesias y qué amonestaciones se mencionan?

10] ¿Por qué se afirma que Apocalipsis utiliza lenguaje figurado, por lo cual su interpretación no debe conducir a suposiciones erróneas?

REFERENCIAS

Biblia Reina Valera 1960

Diccionario Enciclopédico de la Biblia

Enciclopedia Británica

Logos en Español

Search Labs/AI Overview

 

viernes, 30 de mayo de 2025

 

EL REMANENTE DE DIOS

Amadeo Albuquerque Lara

La doctrina de un remanente reservado para Dios está atestiguada tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento. El Remanente de Dios es el tema de la preservación y fidelidad divina. En el Antiguo Testamento se refiere a un grupo fiel de israelitas preservado a través de juicios y calamidades; mientras que en el Nuevo Testamento, significa la fidelidad de los seguidores de Cristo dentro de la Iglesia. En ambos contextos, el Remanente sirve como un testamento por medio de la eterna misericordia y pacto con Dios.  El tema del remanente prevalece en los escritos de muchos de los profetas y diferentes escritores en el Antiguo Testamento, y Jesucristo lo explica en sus propias palabras, según los pasajes citados en este estudio.

El concepto del remanente está presente en los evangelistas y escritores en el Nuevo Testamento, con el mismo significado. El apóstol Pablo cita pasajes del Antiguo Testamento de manera directa e indirecta en donde el concepto del remanente es bien claro. El capítulo 9 de Romanos vale la pena estudiarlo y analizarlo teniendo como centro el concepto del remanente de Dios, sin ningún sesgo doctrinal o político.

“El término "remanente" en griego del Nuevo Testamento, λοιπός (loipós) se usa para describir a quienes quedan después de una catástrofe o desastre, o para identificar al pueblo fiel de Dios. La palabra "remanente" en hebreo se traduce como שארית (she'erit), que significa "resto" o "remanente” (Crédito: Seventh-day Adventist theology). En ambos idiomas usados tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento, el concepto de “remanente” comparte el mismo significado.

El remanente en el Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento, el remanente concierne a Israel. Los profetas Isaías, Jeremías, Amos y Miqueas; así como en la literatura del post-exilio, como Esdras, Nehemías, Haggeo, y Zacarías, enfatizan que a pesar de la degradante apostasía del pueblo de Israel, Dios preserva un remanente fiel a su Palabra. Estos escritores del post-exilio consistentemente se refieren a los judíos que retornaban de la cautividad de Babilonia, como un remanente; porque no todos regresaban.

 El mismo concepto del remanente lo encontramos en el primer libro de Reyes, cuando el profeta Elías, en el siglo IX a. C., cree ser el único profeta de Dios dejado con vida, porque a los demás profetas los hijos de Israel los han matado; y que además, los sicarios de Jezabel lo buscan para matarlo:

He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida” (1ro Reyes 19:10 RVR 1960).

No obstante, Dios le responde a Elías que tome ánimo, porque hay un remanente fiel a Dios: “Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron” (1ro Reyes 19:18 RVR 1960).

Y el apóstol Pablo, en los años 56-58 d.C., quien cita 183 veces el Antiguo Testamento en sus escritos, recuerda el caso del profeta Elías en cuanto al remanente de Israel aun ahora que estamos bajo la gracia. Dios en su misericordia no olvida su pacto con su pueblo, porque la salvación es por gracia, no por obras. La fidelidad de Dios se destaca en la doctrina del remanente del pueblo de Israel que guarda el pacto y que no se olvida de sus promesas.

No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo: 3 Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y sólo yo he quedado, y procuran matarme? 4 Pero ¿qué le dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal. 5 Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia” (Romanos 11:2-5 RVR 1960). Lo destacado es mío.

El número 7 es eminentemente simbólico en el sentido espiritual. representa la perfección, la totalidad, el cumplimiento y la renovación a través de toda la Biblia; por tanto, los “siete mil hombres” a los que se refiere el Antiguo Testamento, y el apóstol Pablo, en la epístola a los Romanos, representan el remanente que permanece fiel al Pacto. Pablo se refiere al pueblo de Israel, aun cuando ha rechazado al Mesías y ha sido infiel, Dios ha guardado un remanente escogido por gracia.

Otro profeta que menciona el remanente de Dios es Isaías, quien en el siglo VIII a. C., le advierte a Israel que aunque su población sea como la arena del mar, solamente un remanente regresará del exilio (Isaías 10:22). Isaías anuncia la cautividad de las tribus del norte, por parte de Asiria. La doctrina del remanente es un tema recurrente tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento, significando que sólo un pequeño grupo de fieles a los mandamientos de Dios serán protegidos por el Pacto. En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo cita el texto del profeta Isaías, pero sin ubicar en dónde se encuentra. En la epístola a los Romanos, el capítulo 9, verso 27, Pablo cita el pasaje de Isaías 10:22: “También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan solo el remanente será salvo; 28 porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud. 29 Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes” (Romanos 9:27-29).

También el profeta Jeremías, en el siglo VII a. C., alienta al pueblo de Dios con la siguiente profecía: “Y yo recogeré al resto (remanente)  de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a su redil; y crecerán y se multiplicarán. 4 Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se espantarán, ni faltará ninguna, dice Jehová” (Jeremías 23:3-4). (El paréntesis explicativo es mío, basado en el término hebreo para “resto” o “remanente”). (Crédito: Jewish Virtual Library).

El profeta Miqueas, en el siglo V a. C., destaca el tema del remanente enfatizando que un grupo de fieles permanecerá después del juicio, que confíen en la esperanza de su restauración.

Algún día, oh Israel, yo te reuniré; juntaré al remanente que quedó. Volveré a reunirlos como ovejas en su redil y como un rebaño en su pastizal. ¡Sí, su tierra se llenará nuevamente de ruidosas multitudes! 13 Su líder irrumpirá, se pondrá al frente y los sacará del destierro, a través de las puertas de las ciudades enemigas, y los llevará de regreso a su propia tierra(Miqueas 2:12-13 NTV).

Este remanente con frecuencia se presenta como un grupo purificado que experimentará las bendiciones y la restauración de Dios. Teológicamente, el remanente significa la misericordia y fidelidad de Dios con sus promesas del Pacto. (Crédito: Precept Austin).

“En términos bíblicos, el “remanente” se refiere a un reducido grupo fiel de personas que permanecen verdaderos ante la enseñanzas de Dios, aun cuando la mayoría se ha apartado por completo. Este concepto está presente tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento para describir a un grupo escogido y preservado a través de pruebas y tribulaciones, a menudo con promesas de futura restauración o salvación” (Crédito: Seventh-day Adventist theology). Traducción personal por el autor de este escrito.

El remanente en el Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento el Señor Jesús incluye la doctrina del remanente al final del Sermón del Monte en sus propias palabras, proponiendo una metáfora a sus oyentes. En este pasaje Jesús enseña los requisitos para ser ciudadanos del Reino de los cielos. Mateo cita la metáfora de la puerta estrecha y el camino angosto que conducen a la vida eterna, según Jesús refiriéndose a los pocos que hallan la vida eterna.

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13-14 RVR 1960).

El evangelista Lucas también cita las palabras de Jesús en cuanto al pequeño grupo de los que se salvan y entran en la vida eterna.

Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. 23 Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: 24 Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán” (Lucas 13:22-24 RVR 1960).

En el pasaje de Lucas el Señor Jesús vuelve a utilizar la metáfora de la puerta angosta, enfatizando el esfuerzo necesario para entrar por la puerta angosta, porque muchos no podrán entrar. Cristo no vino a abrir las puertas a multitudes con tal de que engrosaran el número de los que lo seguían. Él sabía que muchos no creerían en sus enseñanzas. Lo aseguró a sus discípulos en el Sermón de las Parábolas (Mateo 13, Marcos 4 y Luc. 8 RVR 1960). Ni tampoco él forzaba a las multitudes para que creyeran en él. Así que solamente un remanente creyó y quedó fiel. Cuando las multitudes lo seguían, Jesús sabía que sólo un pequeño grupo le era fiel; y prueba a sus discípulos si ellos no se consideran parte del remanente.

“Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. 67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? 68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Juan 6:66-69 RVR 1960).

La respuesta del apóstol Pedro a la pregunta de Jesús, contiene la esencia del remanente. Simón Pedro habla en nombre de los doce: “nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Los demás que “volvieron atrás” no formaban parte del pequeño grupo del remanente de sus seguidores. Por lo tanto, el Señor Jesús confirma que sus apóstoles se consideran parte de este pequeño grupo que se fuerzan por tener la vida eterna asegurada.

En el Nuevo Testamento, después de la muerte y reurrección de Jesucristo, el concepto del remanente se extiende a la comunidad cristiana primitiva, que comprendía tanto a judíos, como a gentiles. El apóstol Pablo enfatiza la doctrina del remanente en Romanos como ya se ha citado; también el apóstol Pedro se refiere al concepto del remanente con diferentes palabras: en 1 Pedro 2:9 Pedro se refiere a la iglesia como "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios". Y en 1 Pedro 5:12 Pedro menciona a los "hermanos" que están sufriendo persecución, lo que podría interpretarse como una referencia al remanente que permanece fiel a pesar de la persecución y el sufrimiento. El longevo apótol Juan también lo mantiene en el libro de Apocalipsis, citando la palabra “resto” que se encuentra en la Biblia hebrea.

Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto (remanente) de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 12:17 RVR 1960). Paréntesis es mío.

El resto de la descendencia de la mujer se refiere al remanente de los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. Los apóstoles conocían la doctrina predicada por su Maestro y ellos la enfatizan en sus enseñanzas. En el Nuevo Testamento el remanente a menudo se asocia con las promesas del perdón, la vida eterna, el eterno amor de Dios. La futura restauración del Reino de Dios, y la tierra nueva y los cielos nuevos reservados para los que luchen hasta el fin.

CONCLUSIÓN

Contra cualquier doctrina que anule el concepto del remanente de Dios, las referencias a este concepto han sido documentadas en este estudio sobre la doctrina extendida tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento. Se trata de una doctrina bien cimentada en el Antiguo Testamento y defendida con mucha claridad en el Nuevo Testamento por el mismo Señor Jesucristo en cuanto a la fidelidad y sufrimientos de sus seguidores; y el apóstol Pablo en la epístola de Romanos la confirma con toda claridad refiriéndose al remanente israelí, así como el remanente en el Nuevo Testamento.  Asimismo, el apóstol Juan en el libro de Apocalipsis se refiere a la lucha del diablo en contra del pequeño grupo descendiente de la mujer: “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 12:17 RVR 1960). Resaltado es mío para enfatizar en el concepto del remanente.

La doctrina del remanente se refiere a un pequeño grupo dentro del pueblo de Dios en el Antiguo  y en el Nuevo Testamento. Este estudio ha citado a profetas de reconocida autoridad tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento; puesto que el mismo Jesucristo declara que son pocos los que se salvan (Lucas 13:23 RVR 1960). Jesús no vino a ofrecer una salvación universal, como lo proclaman algunos torciendo el significado de Juan 3:17. Pero Cristo es rotundamente específico, porque él dice que muchos procurarán entrar por la puerta angosta, pero no podrán: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán” (Lucas 13:24 RVR 1960).

En otro pasaje del evangelio Cristo reclama a una multitud que lo seguían porque les había dado de comer. Estas son las palabras textuales de Jesús: "Les digo la verdad, ustedes quieren estar conmigo porque les di de comer, no porque hayan entendido las señales milagrosas" (Juan 6:26 NTV). Jesús no es partidario de llenar templos o megaiglesias que predican el “Evangelio de la Prosperidad”. Jesús fue claro en cuanto al remanente: “No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21 RVR 1960). Él busca a los pocos que se esfuerzan por entrar en el Reino de los cielos y que perseveran hasta el fin: “Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo” (Mateo 24:13 RVR 1960).

REFERENCIAS

Bible Study Tools > Remnant meaning

Biblia Nueva Traducción Viviente

Biblia Reina Valera 1960

Encyclopedia Britannica: The Remnant of God

Jewish Virtual Library > Remnant of Israel

Precept Austin > A Call to the Remnant

Precept Austin > Romans 11:1-4 Commentary

Seventh-day Adventist theology, The Renmant