martes, 2 de septiembre de 2025

 

EL TERCER CIELO EN LA BIBLIA

Amadeo Albuquerque Lara

2 Corintios 12:2-5; 1 Reyes 8, Salmos 103-105

El apóstol Pablo en su segunda epístola a los corintios les refiere una experiencia extracorporal y de trascendencia espiritual que tuvo hacía catorce años entonces. Pablo asegura que “fue arrebatado hasta el tercer cielo”. En el Antiguo Testamento leemos acerca del arrebatamiento de dos personas que anduvieron consagradamente con Dios. El primer personaje es Enoc, quien caminó con Dios y desapareció porque se lo llevó, según el relato de Génesis 5:24; el segundo personaje es el profeta Elías quien “fue llevado al cielo en un carro de fuego” (2 Reyes 2:11).

Según el relato bíblico, ambos personajes no experimentaron la muerte física, porque se los llevó Dios. Aunque sólo en el caso de Elías se menciona que fue llevado al cielo, pero si Enoc fue arrebatado por Dios, se lo llevó al cielo; aunque en ninguno de los relatos se expecifica si ambos fueron al tercer cielo, la morada de Dios, es obvio que Dios se los llevó consigo. Según el relato bíblico del apóstol Pablo en 2 Corintios 12, el Paraíso y el tercer cielo son divisiones del cielo en armonía con el concepto hebreo; aunque también Pablo en otros pasajes se refiere a lugares  celestiales: “asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2:6). Al estar en Cristo, los creyentes son considerados santos y completos ante Dios, con una posición de prestigio y gloria en los lugares celestiales. El Señor Jesús aseguró a sus discípulos que en la casa de su padre hay muchas moradas (Juan 14:2), lo que significa que el apóstol Pablo confirma los lugares celestiales con Cristo Jesús, basándose en lo que les dijo Jesús a sus discípulos de las muchas moradas que Jesús fue a preparar para los creyentes.

Por tanto, no hay ninguna contradicción bíblica en lo que el apóstol Pablo relata que fue arrebado al tercer cielo, la morada de Dios según el concepto hebreo, porque el Apóstol “estaba en Cristo”. Y aunque él no sabe si la experiencia ocurrió en el cuerpo o fuera del cuerpo; está conciente que fue arrebado al paraíso, en donde escuchó palabras que no recibió permiso para expresarlas. Según el relato de Pablo el tercer cielo y el paraíso son un mismo lugar; aunque hay otros pasajes que se refieren al paraíso como otro lugar del cielo, como cuando Jesús está muriendo en la cruz y le responde al ladrón arrepentido: “hoy estarás conmigo en el paraíso”; pero Jesús estuvo en el sepulcro tres días, y 40 días después de su resurrección manifestándose a sus discípulos. Sin ninguna especulación, este contexto permite interpretar el paraíso como el lugar de eterna salvación que Cristo prometió en su ministerio terrenal y que ahora se la ofrece al ladrón arrepentido.

La experiencia extracorporal de Pablo supone un estado inconsciente en cuanto al cuerpo físico, pero real en el ámbito espiritual. El apóstol Pablo fue arrebatado al paraíso mediante una experiencia extracorporal: Es la sensación de que la conciencia o el cuerpo espiritual se separa del cuerpo físico. A veces se experimenta como flotar fuera del cuerpo, ver el propio cuerpo desde afuera, según la autoscopia; o proyectarse a otros lugares, según lo explica la psicología clínica y psiquiátrica. Pero esa explicación de la psicología no concuerda con la experiencia de Pablo. Él está conciente, y es explícito al expresar que fue arrebatado al tercer cielo, a la morada de Dios; si fue separado del cuerpo físico, él confiesa que no lo sabe, sólo Dios lo sabe. Según la Psicología clínica, la autoscopia es “el fenómeno psicológico y neurológico en el que un individuo se percibe a sí mismo y a su propio cuerpo desde una perspectiva externa, como si estuviera fuera de sí mismo”; pero la experiencia del apóstol Pablo es totalmente diferente, porque él no sabe si ocurrió en el cuerpo o fuera del cuerpo; por lo tanto, sólo Dios lo sabe.

A continuación, transcribo los versículos que se refieren a la experiencia de Pablo:

Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cieloY conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar. De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades” (2 Corintios 12:2-5)

La experiencia narrada por Pablo no admite especulaciones, porque él mismo asegura que no sabe si aquella fue en el cuerpo o fuera del cuerpo. La posible razón de esta experiencia extracorporal y de trascendencia espiritual es que Pablo fue apedreado en Listra y dado por muerto por sus verdugos. Sin duda, Pablo entró en trance de muerte. Según “Perspectiva médica/fisiológica”: el trance de muerte se puede describir como el estado que precede a la muerte, un momento crítico y decisivo en el que la persona está cerca del final de su vida”.  Pero Pablo estaba en “un acto de trascendencia espiritual, el cual es un estado mental que te permite ir más allá de tus limitaciones personales y del mundo físico, conectándote con una realidad más profunda y universal” y espiritual, añado yo. (Idem).

Por lo tanto, es muy probable que Pablo tuvo esta experiencia “fuera del cuerpo”, porque él no está seguro, según sus palabras; pero sí pudo escuchar palabras inefables que no se pueden expresar en un mundo físico. En esta experiencia el apóstol Pablo sufrió un desdoblamiento de su vida. Él dice: “De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré”. En ese trance de muerte Pablo se dividió en un ser espiritual por lo cual fue capaz de penetrar en el “tercer cielo”. Pero tampoco desapareció el ser físico que sus enemigos dieron por muerto; con todas las debilidades humanas; de de las cuales el apóstol no se gloría. Por tal razón, Dios tampoco lo libró de la “espina en la carne” que lo atormentaba como un mensajero de Satanás.

Según los relatos bíblicos referentes a las personas que fueron arrebatadas por Dios, existe diferencia entre el arrebatamiento de Enoc y del profeta Elías para no experimentar la muerte física, y el arrebatamiento del apóstol Pablo quien fue trasladado hasta el tercer cielo, pero en un estado de trascendencia espiritual y que en el momento no experimentó la muerte física; pero sí varios años más tarde cuando fue ejecutado por el Emperador romano, según la tradición cristiana, en Roma.

En cuanto al arrebatamiento al tercer cielo, se debe descartar todo indicio mitológico. La idea de múltiples cielos se encuentra en la mitología sumeria, y es una creencia antigua. Específicamente los sumerios creían en la existencia de siete cielos, creencia que los islámicos adoptaron. Para los islámicos el séptimo cielo es la morada de Dios.

El libro apócrifo, espúreo, o pseudo-epigráfico de Enoc, describe un viaje de Enoc a través de diez cielos, lo que demuestra la existencia de múltiples capas celestiales en la literatura apócrifa judía; pero no en el más puro concepto espiritual plasmado en los relatos bíblicos. No obstante, en este estudio no quiero trasmitir la idea de que el tercer cielo del que habla Pablo sea producto de influencia mitológica; pues más adelante me referiré al concepto bíblico de los tres cielos; los que nada tienen que ver con mitología, sino que este criterio no contradice al concepto científico de manera más ampliada debido a los adelantos tecnológicos de nuestro tiempo.

Según el heliocientífico de la NASA, Douglas E. Rowland, el espacio atmosférico se extiende hasta la órbita lunar; ‘El experto explicó en una entrevista publicada en YouTube por la propia NASA que la atmósfera no finaliza de manera abrupta, sino que se vuelve cada vez más tenue a medida que se asciende. "No se detiene sobre nuestras cabezas, ni en la cima del Everest, ni donde vuelan los aviones; continúa hasta alturas inimaginables", señaló Rowland, destacando que incluso a grandes distancias sigue presente, aunque con menor densidad” (El experto explicó que la atmósfera no finaliza de manera abrupta, sino que se vuelve cada vez más tenue a medida que se asciende. "No se detiene sobre nuestras cabezas, ni en la cima del Everest, ni donde vuelan los aviones; continúa hasta alturas inimaginables", señaló Rowland, destacando que incluso a grandes distancias sigue presente, aunque con menor densidad. (Entrevista publiada en You Tube). Lo que explica Roland es que el espacio atmosférito (primer cielo en el concepto bíblico) se extiende desde la Tierra hasta la órbita lunar. En tiempos bíblicos, el primer cielo se extendia desde la superficie de la Tierra hasta donde vuelan las aves y anidan en los árboles.

“Rowland recordó que tanto la Tierra como la Luna se encuentran inmersas en la atmósfera solar. "Pasas de la atmósfera terrestre a la solar y solo al alcanzar la heliopausa abandonas ese entorno", explicó, insistiendo en que no existe un límite nítido que marque el inicio del espacio profundo” (Idem).

También la ciencia astronómica explica el espacio profundo en donde se encuentran los astros y las grandes galaxias; lo que los textos bíblicos explican como el segundo cielo, separado de los cielos de los cielos, la morada de Dios, pero que la ciencia no reconoce, porque niega a Dios.

“Las distancias entre estos astros son inmensas y se miden en años luz, y las galaxias tienen diversas formas como elípticas, espirales e irregulares” (Idem)

Aunque la explicación de los científicos es altamente técnica, el concepto de dos cielos: atmosférico e interestelar, más bien reafirma el concepto hebreo documentado en el Tanaj, nuestro Antiguo Testamento y las palabras de Jesús en las narraciones de los evangelios canónicos. Basado en la Biblia, este estudio se enfocará en el concepto del primer cielo como la capa donde las aves vuelan y anidan en los árbolas, según lo entendía el mismo Señor Jesús. Salirse de este concepto sería anacrónico, pues en aquella época no existía la tecnología que tenemos ahora. El segundo cielo documentado en la Biblia, la ciencia astronómica lo explica sin entrar en contradicciones, lo cual demuestra que las Escritura fueron inspiradas por Dios. A pesar que los escritores bíblicos no tenían los conocimientos científicos de la actualidad, Dios los inspiró de manera que en los distintos pasajes citados en este estudio, no se registran contradicciones.

Según la Encyclopedia Britannica, el cielo atmosférico es el que separa el cielo de los astros, pero que el “tercer cielo” es el entorno del cielo donde Dios tiene su morada. Es decir, aquí están expresados los tres cielos que es el tema de este estudio (Crédito: Encyclopedia Britannica)

El concepto de tres cielos se atestigua muy claramente en el libro primero de los Reyes capítulo 8, en el cual el rey Salomón los describe durante la ceremonia de dedicación del Templo que él se dispuso construir en Jerusalén. En este contexto, el primer cielo es la capa atmosférica en donde vuelan las aves y en donde hay presencia de nubes. El segundo cielo es el nivel astronómico: el sol, la luna, las galaxias con millones de astros; más lo que los astrónomos llaman el espacio profundo. El tercer cielo es la morada de Dios, según el concepto hebreo expresado en los Salmos, en los profetas, y en la oración del rey Salomón en la dedicación del Templo; y, por supuesto, en el relato de su arrebatamiento al tercer cielo del apóstol Pablo. Obviamente, la ciencia niega a Dios y jamás se referirá a los cielos de los cielos como la morada de Dios. En este concepto no hay nada mitológico ni ninguna otra influencia de civilizaciones pasadas. En la tradición judía, el "cielo de los cielos" o "tercer cielo" se considera el lugar más elevado y sagrado, donde se manifiesta la presencia de Dios (Crédito: Theological views of St. Paul the Apostle).

Por otro lado, la palabra hebrea para “cielo” en singular es la misma para el plural: שָׁמַיִם, tanto para referirse al firmamento, como para referirse a “los cielos de los cielos”, o la morada de Dios. Lo mismo ocurre en el idioma griego. La palabra para “cielo” o para “firmamento” en griego antiguo es Οὐρανός: Uranos. Así que los traductores hicieron las diferencias de acuerdo con el contexto sintáctico-semántico, más los puntos suscritos en cada palabra.

“Los cielos de los cielos” en hebreo se traduce שְׁמֵי הַשָּׁמַיִם (Shmei ha-shamayim); o sea que la forma plural del sustantivo para "cielos" (שָּׁמַיִם, shamayim) sintácticamente da un énfasis superlativo, indicando así la idea de un "cielo más elevado" o “los cielos de los cielos” a los que se refiere el rey Salomón en su oración de dedicación del Templo, algo así como el lugar santísimo en idioma inglés: “The holy of holies” o “The Most Holy Place”. Cualquier otra interpretación que quisiera darse al concepto de “cielo” y “cielos” en las referencias bíblicas, sería anacrónico, porque tampoco el griego hace distinción entre el cielo o firmamento y el cielo la morada de Dios. Esta es la frase griega para “los cielos de los cielos”: τοὺς οὐρανοὺς τῶν οὐρανῶν.

Volviendo a la experiencia del apóstol Pablo en el capítulo doce de la segunda carta a los corintios, en la cual les relata la experiencia espiritual que tuvo hacía catorce años, vale citar la lapidación que sufrió en la ciudad de Listra, en donde los enemigos judíos y gentiles lo declaron muerto. En esta ocasión, predicando él en la ciudad de Listra, después de que Pablo sana a un cojo y muchos se convierten por su predicación, vinieron unos judíos de Antioquía de Pisidia para apedrear al Apóstol.

“Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto” (Hechos 14:19).

Según los estudiosos del libro de los Hechos de los Apóstoles, Pablo tuvo la experiencia de su conversión en el camino a Damasco, en el año 34 d. C.; y el primer viaje misionero de Pablo por las regiones de Chipre y el Asia Menor, según los relatos bíblicos, ocurrió entre los años 47 y 48 d.C. En este viaje, acompañaron a Pablo Bernabé y Juan Marcos. Por lo tanto, según estas dos fechas, el arrebatamiento de Pablo hasta el tercer cielo ocurrió en Listra cuando la multitud embravecida, “lo arrastraron fuera de la ciudad dejándolo por muerto” (Hechos 14:19-21). Los enemigos no lo hubieran dejado vivo, pues constataron que estaba muerto. Sin embargo, Dios lo transportó hasta el tercer cielo. Pablo escuchó palabras que no se pueden expresar, pero volvió a la vida para continuar con su obra misionera; porque el Señor Jesús le había dicho a Ananías que el recién convertido Saulo de Tarso le era instrumento escogido. Por tanto, los catorce años a los que les refiere Pablo a los corintios concuerdan con la fecha de su conversión en el año 34 y la fecha de su primer viaje misionero entre 47 y 48 d.C. (Hechos 14:8-19).

A continuación, este estudio fundamentará la existencia de tres cielos, según la literatura bíblica en el Tanaj hebreo. Específicamente se citará el capítulo 8 del libro primero de Reyes, en donde Salomón en su oración de dedicación del Templo, va citando diferentes esferas de regiones celestiales, comnenzando por la región atmosférica en donde vuelan las aves o primer cielo; la región de los astros como el sol, la luna y las estrellas o segundo cielo; y por último el tercer cielo, la morada de Dios, según el mismo rey Salomón lo expresa. Asimismo, se tomarán en cuenta algunos pasajes de Génesis, los evangelios, algunos profetas y Salmos, como el 103, 104, y 105.

 

Primer Cielo:

La atmósfera terrestre: Esta región se irá explicando con distintos pasajes comenzando con el libro del Génesis y luego, con los evangelios. En párrafos anteriores se ha aclarado que la región atmosférica será considerada como el primer cielo al que el mismo Señor Jesús se refirió como la capa en donde vuelan las aves y anidan en los árboles. Los relatos de los evangelios son tomados de las palabras de Jesús en sus sermones predicados a sus oyentes y seguidores.  

En el libro de Génesis, refiriéndose a la expansión, la palabra hebrea es “Raqia" (רָקִיעַ), que significa la separación entre las aguas y las aguas de las aguas, en la atmósfera terrestre o primer cielo. Otro pasaje en Génesis habla de "que las aves vuelen sobre la tierra y crucen el cielo azul", Génesis 1:2.6,8) 

El evangelista Mateo cita las palabras textuales de Jesús refiriéndose al primer cielo: "Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? (Mateo 6:26).

A uno de los escribas que le dijo a Jesús que quería seguirlo adonde él fuera, le contestó: “Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza” (Mateo 8:20, Lucas 9:58). Nótese que Jesús menciona la frase “la aves de los cielos” para referirse a la capa atmosférica; porque el idioma hebreo no hace diferencia entre el firmamento y los cielos de los cielos o tercer cielo.

En una ocasión, Jesús le reclama a las multitudes que lo escuchan, pero no siguen sus enseñanzas. Jesús no tolera que la multitud sepa interpretar los signos meteorológicos, pero no saben distinguir “este tiempo”; es decir, el tiempo presente en que deben arrepentirse y seguir sus enseñanzas.

Y decía también a la gente: Cuando veis una nube que sale del poniente, enseguida decís: Lluvia viene; y así sucede. 55 Y cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace. 56 ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra, ¿y cómo no distinguís este tiempo?” (Lucas 12:54-56)

Al describir la lluvia, las nubes y los vientos, estos pasajes se refieren a la expansión o el firmamento que rodea la Tierra que ya se ha documentado que en el concepto hebreo se refiere al primer cielo.

En las palabras finales de Jesús instruyendo a sus discípulos en los acontecimientos escatológicos, se refiere al espacio entre la Tierra y las nubes, en donde aparecerá la señal en el cielo o primer cielo. La idea de que Jesús vendrá sobre las nubes del cielo es totalmente congruente con otros pasajes del Antiguo Testamento, cuando dice: “He aquí que Jehová monta sobre una ligera nube y entrará en Egipto. Los ídolos de Egipto temblarán delante de él, y desfallecerá el corazón de los egipcios ...” (Isaías 19:1)

También el salmista usa las metáforas y símiles de Dios extendendo los cielos como cortina, más las imágenes de Dios que usa las nubes como carroza; y como un ave gitantesca anda sobre las alas del viento y convierte las llamas de fuego como sus ministros. “El que pone las nubes por su carroza, El que anda sobre las alas del viento; 4 El que hace a los vientos sus mensajeros, Y a las flamas de fuego sus ministros” Salmo 104:3-4).

Así que tanto el Padre como el Hijo, convierten las nubes en sus carrozas para demostrar su poder y gran gloria. El evangelista Mateo reproduce las palabras apocalípticas de Jesús narrando su aparición en las nubes en su segunda venida.

Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (Mateo 24:30).

Según los pocos pasajes citados en esta parte del estudio, el pensamiento hebreo acerca de lo que ellos consideraban “el primer cielo” está bien claro en la documentación bíblica. Incluso, se han documentado las palabras de Jesús en diferentes contextos pero con referencia al mismo tema: la atmósfera terrestre entre la Tierra y las nubes que tanto el Padre como el Hijo utilizan como carroza, según el salmista citado. El profeta Isaías presenta la imagen de Dios sentado sobre el círculo de la Tierra: “Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar” (Isaías 40:22). El concepto del firmamento es el mismo, ubicado sobre el círculo de la Tierra; además, la bella metáfora que presenta a Dios extendiendo los cielos como una cortina, y luego el profeta presenta un símil con la imagen de de Dios desplegando los cielos como toldo de campaña o tienda para morar.

Posteriormente, este estudlio documenta el criterio hebreo expresado en otros pasajes de nuestro Antiguo Testamento, empezando con la oración del rey Salomón, y con otros salmos, reforzando el criterio del primer cielo o firmamento, cuando el rey Salomón extiende sus manos al cielo o firmamento: “Luego se puso Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo […] (1 Reyes 8:22) 

Al comenzar su reinado, Salomón hijo de David, pidió sabiduría a Dios en vez de poder y riquezas; por tal razón, Dios le concedió la sabiduría para gobernar y mantuvo unido el reino hasta su muerte. Lamentablemente, Salomón cayó como hemos caído algunos líderes religiosos, persiguiendo una falsa felicidad en el engañoso mundo de las mujeres amantes de dioses falsos, incluyendo el dinero y la fama.

Pero en esta faceta del rey Salomón, el estudio se centra en la oración de dedicación del Templo en Jerusalén, la ciudad de David su padre. La oración trasmite la sabiduría que Dios le había concedido; por eso, el estudio se basa en el concepto hebreo de los tres cielos. Salomón pide a Dios su misericordia para con su pueblo, desde el aspecto material como la lluvia tan necesaria para la agricultura y la ganadería hasta lo espiritual como la necesidad de ser bendecidos, de ser escuchados y de ser perdonados por los pecados cometidos.

Si el cielo (primer cielo) se cerrare y no lloviere, por haber ellos pecado contra ti, y te rogaren en este lugar y confesaren tu nombre, y se volvieren del pecado, cuando los afligieres, 36 tú oirás en los cielos (tercer cielo), y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enseñándoles el buen camino en que anden; y darás lluvias (las nubes del primer cielo) sobre tu tierra, la cual diste a tu pueblo por heredad” (1 Reyes 8:35-36). Los paréntesis son para refuerzo.

El final de la oración de dedicación es cuando Salomón se levanta de estar de rodillas con sus manos extendidas al cielo; o sea hacia el firmamento y hacia la morada de Dios, como él lo confiesa. Una vez más, este texto confirma el léxico hebreo de que el mismo vocablo en singular se usa también para el plural: el cielo o firmamento y los cielos de los cielos: שָׁמַיִם (shamayim). 

Cuando acabó Salomón de hacer a Jehová toda esta oración y súplica, se levantó de estar de rodillas delante del altar de Jehová con sus manos extendidas al cielo55 y puesto en pie, bendijo a toda la congregación de Israel” (1 Reyes 8:54)

Habiendo documentado el criterio hebreo con las palabras del rey Salomón en el libro primero de los Reyes y el capítulo ocho, este estudio se basa a continuación en el criterio de los cielos de algunos Salmos, así como un versículo de la epístolas a los Hebreos y del capítulo 55 del profeta Isaías.

Después que el pueblo de Israel salió de la esclavitud de Egipto bajo la dirección espiritual de Moisés y su hermano Aarón, al entrar al desierto sintieron la necesidad de la alimentación en un lugar en donde ellos no abrigaban las esperanzas de sobrevivencia. Pero Dios no los dejaría morir de hambre en el el desierto. Dios tenía un plan compatible con la misma naturaleza: hizo llover maná y codornices, pan y carne de los cielos, tal como les recuerda el salmista en el Salmo 78. A pesar de las protestas y rebeliones del pueblo, Dios les envió la alimentación que ellos añoraban “las ollas llenas de carne”. Un símbolo de la seguridad alimentaria que ellos sentían en Egipto y que en el desierto no tendrían.

Sin embargo, mandó a las nubes de arriba, Y abrió las puertas de los cielos, 24 E hizo llover sobre ellos maná para que comiesen, Y les dio trigo (el maná) de los cielos” (Salmo 78:23-24). El paréntesis es aclaración).

Movió el solano en el cielo, Y trajo con su poder el viento sur, 27 E hizo llover sobre ellos carne como polvo, Como arena del mar, aves que vuelan (las codornices). 28 Las hizo caer en medio del campamento, Alrededor de sus tiendas” (Salmo 78:26-28). El paréntesis es aclaración.

En otro Salmo, se presenta a Dios proveyendo y alimentando a toda la obra de la creación, a las bestias del campo, a los asnos monteces, las aves de los cielos. Otra vez, el idioma hebreo usa el plural para significar también el cielo en singular (שָׁמַיִם (shamayim), en donde habitan las aves de los cielos (el firmamento) y hace su casa la cigüeña.

A sus orillas habitan las aves de los cielos; Cantan entre las ramas. Allí anidan las aves En las hayas hace su casa la cigüeña (Salmo 104:12-17).

El salmista admira la obra de la creación, al contemplar el firmamento, o sea, la esfera celeste que los humanos contemplamos al alzar la vista al espacio inmediato o firmamento.  “Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1, Hebreos 11:10-12). El salmista iguala “los cielos” con el “firmamento”; lo que corrobora lo que hemos venido documentando que el idioma hebreo tiene la misma palabra para cielo bajo y los cielos de los -cielos, con la palabra firmamento, sin ninguna contradicción.

Y el escritor de la epístola a los Hebreos corrobora la afirmación del Salmo 19:1, con las siguientes palabras: “Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos” (Hebreos 11:10).

El profeta Isaías establece la distinción y dimensión de los cielos. Menciona la lluvia que desciende de los cielos, las nubes en sentido implícito, porque son las que producen la lluvia, en el plano atmosférico. Nótese el uso del plural “cielos” en referencia al firmamento en donde se mueven las nubes que producen la lluvia; en igual sentido léxico que el salmista en el Salmo 19:1.

Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve (las nubes en el espacio atmosférico), y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca” (Isaías 55:9-10). El paréntesis es aclaración.

Habiendo examinado con profundidad los conceptos de firmamento, el cielo, y los cielos de los cielos, según el concepto hebreo שָׁמַיִם (shamayim). en el Tanaj y en nuestro Antiguo Testamento, este estudio pasa a documentar el segundo cielo.

 

Segundo Cielo:

El espacio exterior con los cuerpos celestes, o el reino de las fuerzas espirituales. (Hebreos 11:12, Mateo 24:29). Nótese que la epístola a los Hebreos divide el segundo cielo en dos estamentos: 1) el espacio exterior con los cuerpos celestes; y 2) el reino de las fuerzas espirituales.

1) En cuanto al concepto del espacio exterior con los cuerpos celestes: El libro de Génesis expresa el concepto del espacio exterior con los cuerpos celestes al que se refiere el escritor de los Hebreos.

Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, 15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. 16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. 17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno” (Gén 1:14-18).

E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (Mateo 24:29-30).

En el Salmo 8 el salmista admira y engrandece la obra de la creación al ver los cielos. Se refiere al espacio de los astros; o sea el segundo cielo. “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste, 4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:3-4).

Y el salmista continúa admirando la obra de la creación, en el espacio de los astros: “Hizo la luna para los tiempos; El sol conoce su ocaso. 20 Pones las tinieblas, y es la noche;” “Sale el sol, se recogen, Y se echan en sus cuevas” (Salmo 104:19-22).

2) En cuanto al concepto del reino de las fuerzas espirituales: Pablo incluye a los ángeles, principados y potestades como cosas creadas que no podrán separar el amor de Dios de los creyentes en Cristo Jesús Romanos 8:38-39, Colosenses 1:16: Se afirma que todas las cosas en los cielos y en la tierra, incluyendo tronos, dominaciones, principados y potestades, fueron creadas por medio de y para Cristo. Efesios 6:12: Pablo explica que la lucha del creyente no es contra la sangre y la carne, sino contra principados, potestades y las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Claramente, Pablo confirma el concepto del escritor de los Hebreos, en la epístola a los efesios.

 

Tercer Cielo:

El tercer cielo es la morada de Dios, el reino celestial o los cielos de los cielos. El cielo es un lugar preparado por Dios donde los creyentes vivirán eternamente en comunión con Él, alabándolo, sirviéndolo y conociéndolo más. Además, Jesús prometió que él iba a preparar lugar en donde él estaría con los redimidos. Él dijo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros” (Juan 14:2). Lo que significa que en el mismo cielo hay lugares para los ángeles, para las fuerzas espirituales que sirven a Dios y para los redimidos, después del Gran Juicio Final.

El reconstructor de las murallas de Jerusalén, Nehemías, clama al Señor con las siguientes palabras: "Tú eres el único Señor. Tú hiciste los cielos, los cielos de los cielos con todo su ejército, la tierra y todo lo que hay en ella” (Nehemías 9:6). Dios es el creador de los cielos, los ejércitos del cielo, así como también de la Tierra. Es un concepto compartido también por el salmista David, quien se había propuesto construir el Templo en Jerusalén, la ciudad de David. Tanto Nehemías reconstructor de las murallas, así como David, fundador de la ciudad que lleva su nombre, claman a Dios en los dominios celestiales. David declara: “Jehová estableció en los cielos su trono, Y su reino domina sobre todos” (Salmo 103:19)

El libro de Salmos está lleno de ejemplos acerca del concepto de “cielo”, “cielos” y “firmamento”. El Salmo 2: 4 se refiere al trono de Dios, o la morada de Dios: "El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos".

En el Salmo 8 David está consciente que Dios es el creador de todo cuanto existe y lo representa sobre los cielos: “¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos” (Salmo 8:1)

 “Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos,Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca” (Salmo 33:6). Este versículo exalta la creación de los cielos y todo el ejército de ellos; lo que implica que incluye los tres cielos: el espacio atmosférico, el espacio de los astros y las galaxias, y el cielo la morada de Dios. Todo fue hecho por el aliento de su boca. Eso nos lleva al libro de Génesis cuando dice: “Dijo Dios”, “luego dijo Dios”, “dijo también Dios”, “después dijo Dios”; era la Palabra de Dios, “el aliento de su boca” creando el universo; pero la creación culmina con las palabras: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”; la palabra “Entonces” es la conclusión de la obra creadora; palabra que se usa al final de un silogismo para indicar que todo lo anterior es verdad y se completa en la conclusión. El silogismo consta de tres partes: 1) Premisa mayor, 2) Premisa menor, y 3) la conclusión. La premisa mayor es la creación de los cielos y la tierra; la premisa menor es la creación de la luz, de la hierba, los árboles, las semillas, las lumbreras, la creación de los seres vivientes; y luego, la conclusión: la creación del hombre a imagen y semejanza del Creador.

Siguiendo con el Antiguo Testamento, para fundamentar el concepto de los cielos, este estudio citará la oración de dedicación del Templo por el rey Salomón. Salomón, el hijo de David y a quien Dios escogió para la construcción del Templo en Jerusalén,  dijo:

“Jehová Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti con todo su corazón” (1 Reyes 8:23).

Así comienza la oración de dedicación del Templo en Jerusalén en presencia del pueblo de Israel. Salomón al principio de su reinado tiene su corazón consagrado al único Dios; pero el poder, el lujo y la fama lo llevan a buscar mujeres extranjeras quienes lo apartaron de sus principios religiosos y cayó en la idolatría de sus mujeres paganas.

La oración de Salomón fue muy solemne dirigida al Dios que le había aparecido para dotarlo de sabiduría y poder. Salomón ruega a Dios por el bienestar de su pueblo. Le pide a Dios que escuche la oración, así como el clamor de su pueblo. Sin embargo, aunque el Templo era una joya arquitectónica, él reconoce que Dios no necesita ese edificio, siendo que ni los cielos de los cielos lo pueden contener: los cielos de los cielos es la morada de Dios, o el tercer cielo.

Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado? 28 Con todo, tú atenderás a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti” (1 Reyes 8:27-28). Oye, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona (1 Reyes 8:30).  “tú oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás a la tierra que diste a sus padres” (1 Reyes 8:34, 36, 39, 43, 45 y 49).

Con la frase hebrea tomada del Tanaj “los cielos de los cielos” שְׁמֵי הַשָּׁמַיִם (Shmei ha-shamayim) finaliza este estudio la documentación de “los tres cielos”, según lo expresado en el Tanaj hebreo (תַּנַךְ), o “las Escrituras” a las que se refirió Jesús muchas veces en sus sermones y discusiones con los intérpretes de la Ley mosaica; y que luego lo leemos en nuestro Antiguo Testamento, así como la confirmación que el mismo Señor Jesús hace en los evangelios canónicos, y reafirmado por el apóstol Pablo en su relato a los corintios acerca de su experiencia extracorporal y de trascendencia espiritual al tercer cielo.

CONCLUSIÓN

Con la documentación del tercer cielo que ofrece el libro de Génesis, el profeta Isaías, algunos Salmos, y el mismo Señor Jesús citado por los evangelios canónicos, se concluye la doctrina bíblica de “los cielos de los cielos” o “tercer cielo”, la morada de Dios; criterio que se basó en la experiencia del apóstol Pablo en la segunda epístola a los corintios, en el capítulo doce. Luego, el estudio se basó en diferentes textos del Antiguo y del Nuevo Testamento.

La documentación demostró que no hay indicios de mitología en la doctrina de “los cielos de los cielos” o “tercer cielo”, y que ambos Testamnentos concuerdan sin contradicciones. Es más, la documentación del primero y segundo cielo estudiado en la Biblia, no se contradice con la teoría heliocientífica explicada por el científico de la NASA, Douglas E. Rowland. Obviamente, la ciencia niega a Dios y jamás se referirá a los cielos como la morada de Dios. De manera que su existencia la encontramos atestiguada ampliamente en la Biblia, la base de la fe cristiana.

Para finalizar, cito un párrafo expresado por Protestante Digital, en el cual incluso los creyentes entienden el concepto del cielo de manera muy superficial, tan así que el cielo no parece atractivo para nadie; y eso debe preocupar a los pastores de iglesias, a los predicadores de la Palabra de Dios y a los mestros de la Biblia. Si los cielos de los cielos o tercer cielo es la morada de Dios como se ha documentado, debe ser un tema obligado en la doctrina cristiana como el lugar en donde los creyentes en Cristo pasarán la eternidad. ¿Lo predicamos? ¿Lo entienden los creyentes? ¿Se preparan los creyentes para estar con Cristo en la eternidad?

“Paradójicamente, al igual que el infierno ꟷaunque por causas diferentesꟷ, el cielo es también un tema que la defensa de la fe se ha visto obligado a abordar, pues es tan incomprendido por los creyentes o entendido de una forma tan superficial, infantil y pueril, que en realidad no parece atractivo para nadie, entre ellos una buena proporción de creyentes incluidos, perdiendo su potencial para estimularnos a una vida de santidad y compromiso apasionado con la causa de Dios, a la espera de poder llegar a disfrutar de él, anhelándolo y preparándonos diligente y disciplinadamente en el curso de toda nuestra vida actual para asegurarnos de pasar nuestra eternidad en él” (Crédito: Protestante digital).

REFERENCIAS

Biblia Reina Valera 1960, en todas las citas bíblicas

Encyclopedia Britannica (the earthly realm, the atmospheric region, and the heavenly realm of God)

Jewish & Early Christian Cosmological Views

Perspectiva médica/fisiológica

Protestante digital, el cielo tema de la fe

Reddit, What is up with the "Third Heaven"

Rowland, Douglas E., heliocientítifico de la NASA

Theological views of St. Paul the Apostle

World History Encyclopedia, “Querubín, el reino celestial”

 

viernes, 22 de agosto de 2025

 CAFARNAUM O CAPERNAUM

Amadeo Albuquerque Lara

Recientemente los arqueólogos dirigidos y supervisados por la Comunidad Jesuita y la Custodia franciscana de Tierra Santa han hecho descubrimientos de sinagogas y edificios del tiempo de Jesús, tanto en Capernaum como en Betsaida. La razón es que Felipe, Andrés y Pedro eran de Betsaida según el evangelio de Juan. Betsaida era una ciudad situada en las orillas del Mar de Galilea o Tiberíades, y era una ciudad de pescadores; y en Capernaum estaba situada la casa de Pedro en la cual Jesús posaba y fue el centro de misiones desde el ministerio temprano de Jesús. En esta ciudad Jesús llamó a sus primeros discípulos para que fueran “pescadores de hombres”.

Jesús inició su ministerio público en Galilea, específicamente en la ciudad de Capernaum , después de su bautismo y tentación en el desierto.  Jesús "posaba" o tenía su base de operaciones en Capernaum durante una parte importante de su ministerio público, posiblemente, durante año y medio; porque Jesús fue rechazado en Nazaret, su propia ciudad. Jesús predicaba y hacía milagros en la sinagoga de Nazaret; en una ocasión, allí se lo invitó a leer las Escrituras y Jesús escogíó el capítulo 61 de Isaías. Al terminar de leer la profecía, Jesús les dijo que en ese día se cumplía en él esa profecía. Además, Jesús comenzó a reclamarles por su incredulidad y les citó el caso de la viuda de Sarepta en tiempos del profeta Elías (1 Reyes 17:8-24), y la curación de Naamán el sirio (2 Reyes 5), en tiempos del profeta Eliseo. La reacción en contra de su prédica fue que lo echaron de la sinagoga y de la ciudad y planearon despeñarlo desde la cumbre del monte cercano, al cual le han dado el nombre de Monte del Precipicio o Monte de la precipitación.

Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; 29 y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. 30 Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue” (Lucas 4:28-30).

A raíz de este rechazo en su propia ciudad, se estableció en Capernaum, utilizándola como su centro de misiones, para enseñar y para operaciones de milagros. En esta ciudad llamó a sus discípulos Felipe, Pedro, Andrés, Mateo, Jacobo y Juan y llevó a cabo muchas sanaciones, como la sanación de la suegra de Pedro, la curación de un paralítico, la expulsión de espíritus malignos en la sinagoga y la sanación del sirviente de un centurión. 

            “Podemos decir sin temor a equivocarnos que Cafarnaúm fue el auténtico hogar de Jesús. Es mencionado en multitud de ocasiones en los evangelios como escenario de interesantes pasajes de su vida. Nazaret, por supuesto, fue el lugar de su niñez y adolescencia. Pero, si nos ceñimos a los evangelios, el evangelista Mateo lo dice claro: en un determinado momento Jesús decidió abandonar Nazaret para irse a vivir a Cafarnaúm (Mt 4:13). A partir de ese momento, pasó a considerarla como su propia ciudad (Mt 9:1)” (WordPress.com).

Jesús usó la sinagoga de los judíos en Capernaum y la gente se quedaba asombrada por sus doctrinas. Allí también dio su enseñanza de que él es el pan de vida. "Yo soy el pan de vida" (Juan 6:35, 48, 51). Como en la cultura judía el pan era la principal fuente de alimentación, Jesús se compara con el pan, un alimento básico, para ilustrar que él es la fuente de vida espiritual y eterna para aquellos que creen en él.

La ciudad de Capernaum fue un importante centro pesquero y comercial que albergaba una población mixta de judíos y gentiles, lo que la hacía un lugar estratégico en la región. Por tal razón, los investigadores de sitios antiguos han visto la importancia arqueológica tanto en la zona de Betsaida, como de Capernaum. Como consecuencia de excavaciones arqueológicas, se han descubierto los restos de la sinagoga de Capernaum, que es uno de los lugares donde Jesús enseñó y es un importante sitio. Los arqueólogos han desenterrado ruinas que según creen es donde estaba la casa de San Pedro, y que posiblemente, Jesús posaba en esa casa. Posteriormente, en ese sitio construyeron una iglesia octogonal que abriga el moderno Memorial de San Pedro.

“Los hallazgos arqueológicos en Capernaum incluyen los restos de una sinagoga del siglo IV, construida sobre una sinagoga anterior más antigua de basalto, a la que asistía Jesús. La sinagoga bizantina es conocida como la «sinagoga blanca» por estar construida de piedra caliza blanca traída de lejos, a diferencia de la base de basalto negro de la estructura más antigua. También se descubrió la estructura de la «Casa de Pedro», que se convirtió en un lugar de culto y posteriormente fue cubierta por una iglesia octogonal” (Fuente: WordPress.com, World History Encyclopedia, Encycloopedia Britannica).

“La sinagoga fue identificada por el explorador británico Capitán Charles W. Wilson en 1866. Las excavaciones más importantes comenzaron en 1905 y continuaron hasta 1986, descubriendo también otros edificios públicos y la casa de Pedro” (Crédito: Wikipedia)

Las excavaciones en Capernaum, especialmente sobre la Casa de Pedro, fueron supervisadas por la Custodia Franciscana de Tierra Santa y, posteriormente, por la Comunidad Jesuita. Los jesuitas Virgilio Corbo y Stanislao Loffreda continuaron las excavaciones en la parte occidental del yacimiento a partir de 1968. Los descubrimientos más importantes incluyen una sinagoga bizantina y una iglesia octogonal construida sobre los restos de lo que los arqueólogos creen era “la casa de San Pedro”.

Virgilio Canio Corbo (1918 Avigliano - 1991 Capernaum) fue un fraile Francisco de origen italiano, y profesor de arqueología en Studium Biblicum Franciscanum en Jerusalén.

Stanislao Loffreda, O.F.M. (1932 – 9 August 2025) fue un fraile franciscano de origen italiano, arqueólogo, experto en cerámica palestina y erudito biblista. Ha dirigido excavaciones en Capernaum, Machaerus, Herodium, Magdala and Tabgha. Académico en Studium Biblicum Franciscanum.

 

REFERENCIAS

Comunidad Jesuita

Custodia franciscana de Tierra Santa

WordPress.com

World History Encyclopedia

Encyclopedia Britannica

Stanislao Loffreda, O.F.M. (15 January 1932 – 9 August 2025)

Virgilio Corbo, Sacerdote Jesuita (1918 Avigliano - 1991 Capernaum)

martes, 12 de agosto de 2025

LOS SALMOS/ TEHILLIM (תהילים)

Profecías cumplidas de los Salmos Mesiánicos, en el Nuevo Testamento (Lucas 24:25, 44-48)

Amadeo Albuquerque Lara

El libro de los Salmos, Tehillim en el Tanaj hebreo, Psalterion: Ψαλτήριον, en griego, es una colección de himnos, de alabanzas, gratitud, oraciones y poemas que expresan un amplio rango de emociones humanas como gozo, tristeza, temor, esperanza, espiritualidad y adoración a Dios. Por estas razones, los finales de cada uno de los cinco libros en que se dividen, todos terminan con una doxología, como lo veremos más adelante. Los Salmos revelan importantes atributos de Dios como su fidelidad, misericordia, justicia, poder y cercanía con los necesitados. Por tanto, los Salmos no tienen poderes mágicos ni deben ser considerados como amuletos ni talismanes para librar de pestes y peligros, como algunos no creyentes y hasta creyentes acostumbran creer.

Según la Encyclopedia Britannica, la version griega o Septuaginta usa la palabra Psaltērion en vez de Salmos. En español tenenos la palabra “Salterio”, que en algunas versiones se usa como alternativa de Salmo. La literatura rabínica se refiere a Salmos como “Tehillim” (תהילים): Himnos de Alabanzas. “El libro de los Salmos es citado o aludido aproximadamente 116 veces en el Nuevo Testamento. Esto hace que sea el libro del Antiguo Testamento más citado en el Nuevo. Además de las citas directas, hay numerosas frases y alusiones a los Salmos en el Nuevo Testamento, lo que eleva el número total de referencias a aproximadamente 400” (Crédito: Introducción a los Salmos)

Por tanto, la razón de incluir el libro de los Salmos en este estudio es porque el Señor Jesús lo citaba con frecuencia junto con la Ley y los Profetas, las tres partes de las que están compuestas las Escrituras o Tanaj hebreo. Tanto el Señor Jesús, así como los escritores de los Evangelios citan constantemente las profecías en los Salmos referentes al Mesías, y su cumplimiento en la vida, ministerio terrenal, como el Hijo de Dios, su celo por la Casa de Oración, crucifixión, muerte y resurrección; porque según el Salmo 66:10 Dios no dejaría que su santo viera corrupción en el sepulcro.

La Biblia hebrea atribuye 73 salmos a David, mientras que la Septuaginta o la traducción griega del Antiguo Testamento atribuye 84 salmos. Basados en el Tanaj hebreo, David, el ancestro de Jesús según la carne, escribió casi la mitad de los 150 Salmos y muchos de ellos contienen profecías mesiánicas, tal como hemos documentado en otra parte de este estudio.

Muchos de los 150 salmos son de contenido profético. Según la Iglesia “Rey de Gloria”, hay 22 profecías mesiánicas en los Salmos. Dicen los estudiosos de la Biblia que hay más citas proféticas referidas al Mesías en el Libro de los Salmos, que en cualquier otro libro del Antiguo Testamento; sin embargo, las profecías en el libro de Isaías, Jeremías, Miqueas y Zacarías no son despreciables. Se podría decir que Salmos e Isaías se destacan en las Escrituras hebreas por el gran número de profecías mesiánicas. De manera que el libro de Salmos y el profeta Isaías son “esencialmente proféticos”. Por ejemplo, Isaías ha sido nombrado el Profeta Evangélico; y los Salmos, como “mesiánicos”. El Salmo 110:4 afirma que Cristo es sacerdote y rey, según el orden de Melquisedec: “Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec”; y este personaje misterioso era sacerdote y rey de Salem.

Este libro era el himnario de alabanzas del pueblo de Israel, cantadas en las principales festividades, en las sinagogas locales, y en el Templo. Los Salmos, según el idioma original hebreo, estaban agrupados en cinco libros o colecciones, separados por doxologías que aparecen al final de los salmos 41, 72, 89, 106 y 150. La palabra “doxología” proviene del griego (δοξολογία):  expresión de gloria, loa o alabanza a Dios. Por eso, el final de cada uno de los cinco libros en que se divide el Libro de Salmos es una alabanza a Dios, o Doxología. (Crédito: Encyclopedia Britannica).

Este último salmo 150 consiste todo él en una doxología, según expertos en las Escrituras hebreas o Tanaj. En nuestro Canon no los tenemos con esa estructura organizativa, porque nuestros traductores han seguido el orden de los libros en la Biblia Septuaginta o versión de los Setenta o LXX, la cual es la traducción griega de la Biblia hebrea o Tanaj, por 72 rabíes judíos: 6 por cada una de las doce tribus de Israel.

Estos 72 sabios judíos fueron comisionados por el Sumo sacerdote de Jerusalén, por instrucciones de Ptolomeo II Filadelfo (284-246 a. C.), monarca griego de Egipto. Los 72 expertos en los idiomas hebreo, arameo y griego trabajaron por separado en la traducción de los textos sagrados del pueblo judío. Dada la autoridad y confiabilidad de esta traducción griega, Jerónimo o San Jerónimo la tomó como base para hacer su traducción de la Biblia Vulgata Latina, la cual fue por mucho tiempo la única autorizada; por el Concilio de Trento convocado por el papa Paulo III entre 1545 y 1563. Este concilio autorizó la Biblia Vulgata latina como la versión oficial de la Iglesia Católica.

En cuanto a los cinco libros en que según los eruditos bíblicos se dividen los Salmos, ellos sostienen que el número cinco es muy significativo, porque así como Moisés le dio al pueblo de Israel los cinco libros de la Ley o Torah, o Pentateuco, de la misma manera, David nos ha dejado las cinco agrupaciones del Libro de los Salmos.

El Primer Libro contiene los Salmos 1-41: la doxología que aparece al final del salmo 41, marca el final del primer libro y dice así: “Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, Por los siglos de los siglos. Amén y Amén”.

El Segundo Libro agrupa los Salmos 42-72, la doxología que aparece al final del Salmo 72, marca el final del segundo libro: “Bendito su nombre glorioso para siempre, Y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén”.

El Tercer Libro contiene los Salmos 73-89; la doxología al final del Salmo 89 marca el final del tercer libro: “Bendito sea Jehová para siempreAmén, y Amén”.

El Cuarto Libro agrupa los Salmos 90-106; la doxología al final del Salmo 106 marca el final del cuarto libro: “Bendito Jehová Dios de Israel, Desde la eternidad y hasta la eternidad; Y diga todo el pueblo, Amén. Aleluya”.

El quinto y último Libro va desde el Salmo 107 hasta el 150. Este último Salmo 150, todo él es una doxología, según los expertos en la Biblia hebrea; pero citaré sólo la útima y bella doxología: “Todo lo que respira alabe a JAHAleluya”. (Crédito: La Estructura del Libro de los Salmos, Biblia Reina Valera 1960)

Según las doxologías de los Salmos, no solamente los humanos estamos invitados a alabar a Dios, sino que la creación entera está invitada a adorar al Señor. Por ejemplo, el Salmo 19:1-4 afirma: Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. 2 Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría. 3 No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz. 4 Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras”.

Como se ha documentado anteriormente, los Salmos encabezan los Escritos o Ketuvim, y por algo mantienen esta distinción. Por tal razón, Jesús los cita junto con La Ley y los Profetas, porque eran las divisiones del Tanaj, o Antiguo Testamento, para los cristianos. Por otro lado, los escritores de los evangelios siempre se refieren a estas Escrituras, cuando afirman: “Para que se cumpliera lo que está escrito” (Mateo 1:22). O “es necesario que se cumplan las escrituras” (Lucas 22:37 y 40 versículos más).

En su ministerio terrenal, el Señor Jesús citó Salmos que se refieren a su divinidad, y a su igualdad con el Padre. También, los evangelistas y escritores del Nuevo Testamento, en su relato del nacimiento, ministerio, pasión y muerte de Jesús destacan los pasajes de algunos Salmos que se refieren a aspectos de la Pasión y su cumplimiento.

Por ejemplo:  Traicionado por uno de los suyos (Salmo 41:10) “, Sus manos y pies serían perforados (Salmo 22:16), Sería escarnecido y despreciado (Salmo 22:6-8), Le darían a beber vinagre (Salmo 69:21), Sobre sus ropas echarían suertes (Salmo 22:18), Resucitaría después de su muerte (Salmo 16:10), Ascendería al cielo (Salmo 68:18) (Tomado y editado de “Salmos Mesiánicos”)

Revisión personal de otros salmos

Después de revisar algunos Salmos más conocidos, encuentro las referencias al Mesías como el ungido de Dios, como el Hijo de Dios en el salmo 2:7, “Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy”; Luego, el escritor, a los hebreos hace referencia a este Salmo, así: “Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo?” (Hebreos 1:5-14).

 Salmos que hacen claras referencias a la crucifixión de Cristo: el Salmo 16:10 y siguientes. El salmo 16:10, dice claramente: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción”. referencia a la Resurrección de Cristo, a pesar de que estuvo tres días en el sepulcro: el Sheol hebreo (שְׁאוֹל), o Hades griego [ᾍδης (Hādēs)]. 

Nota: La Biblia no menciona que Cristo “descendió a los infiernos” como reza el “Credo de los Apóstoles” (sin fecha ni autoría de los Apóstoles de Jesús). La Iglesia católica se basa en pasajes bíblicos como Efesios 4:9, donde se menciona que Jesús descendió a las "partes más bajas de la tierra", y 1 Pedro 3:19, que habla de que Jesús “predicó a los espíritus encarcelados”.  Pero ninguno de los dos pasajes citados mencionan la frase que Jesús “descendió a los infiernos”, en los tres días que estuvo en el sepulcro.

El Novum Testamentum Graece de Nestle-Aland afirma en Efesios 4:9: “κατέβη εἰς τὰ κατώτερα μέρη τῆς γῆς”: “él descendió hacia las partes más bajas de la tierra”, literalmente en griego. El idioma griego no registra ninguna palabra para “infierno”. Esta palabra la han tomado del latín “infernum”, las profundidades de la tierra. Sin embargo, esto no quiere decir que Jesús no haya dejado claro la realidad del Infierno, cuando se refiere a donde el “gusano no muere, y el fuego nunca se apaga” (Marcos 9:44, 46, 48) y otros pasajes citados por Jesús.

 El Salmo 22 está lleno de citas que se refieren a Jesús, a la hora más triste de su crucifixión. El salmo 22:1, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Estas mismas palabras de Jesús en la cruz las registra Mateo 27: 46: “Y cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: ¡Elí, Elí!, ¿lama sabactani? Esto es: ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado? 47 Y algunos de los que estaban allí, al oírle, decían: A Elías llama este”. La frase citada la dijo Jesús en arameo; por eso, los que estaban cerca no entendieron y pensaron que llamaba a Elías.

“Salmo 22:16, “Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies”.  El evangelista Marcos en 15:25 escribe: “Era la hora tercera cuando lo crucificaron”, o sea la hora en que horadaron sus manos y sus pies a la cruz.

 Salmo 22:18, “Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes”. A este salmo se refiere el apóstol Juan 19:24: “Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes”, referencia exacta al salmo 22:18.

 El Salmo 34 se refiere al momento cuando los soldados romanos se proponen a comprobar si Jesús está muerto, para quebrantarle los huesos, pero no lo lo hacen, porque él ya está muerto. Salmo 34:20, “Él guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado”. Y el apóstol Juan relata el cumplimiento de este salmo: Juan 19:23-37, ´Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas”.

 El Salmo 69 se refiere al Señor Jesús cuando echó a los cambistas del Templo de Jerusalén, a fuerza de azotes. Salmo 69:9, “Porque me consumió el celo de tu casa”; Lucas 19:46, “Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él, 46 diciéndoles: Escrito está: Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”. El profeta Jeremías (7:11) completa la frase citada por Lucas: “¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre?

 Estos dos últimos Salmos hacen referencia a la crucifixión El salmo 69 y el 89. Salmo 69:21, “Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me dieron a beber vinagre”.  Salmo 89:38, “Mas tú desechaste y menospreciaste a tu ungido. Y te has airado con él” (Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (Mateo 27:46) Ya citado en el Salmo 22:1}.

 Por último, cito el Salmo 110:1, porque el mismo Señor Jesús, lo citó delante de sus enemigos para probar que el mismo Dios lo reconoce como su Hijo, y como Señor: “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. El apóstol Mateo se refiere a la ocasión cuando el Señor Jesús les pregunta a los fariseos que de quién es hijo el Cristo, en Mateo 22:41-45 “Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, 42 diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. 43 Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: 44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? 45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?”. (Comprobado, completado y editado de: “Los salmos mesiánicos”. Protestante Digital y “Las 22 profecías mesiánicas cantadas en los Salmos”, Iglesia Rey de Gloria)

 Voy a citar el comentario del sitio TGC “Biblia y teología”, por el pastor Justin Dillehay: “De todos los versículos de la Biblia hebrea, el Salmo 110:1 es el que se cita con mayor frecuencia en el Nuevo Testamento. Pero eso no es todo. El versículo 4 del mismo salmo tiene casi un capítulo completo de comentarios (Hebreos 7:11-28). Claramente, los apóstoles y profetas vieron que este “Salmo mesiánico” era muy significativo para su comprensión de Jesús”.

 Luego, el pastor Dillehay, añade el siguiente comentario: “Este es un pasaje que Jesús usó para desconcertar a los escribas y fariseos (Mat 22:41-46). Sabían y creían que el Mesías sería el hijo de David. Pero luego Jesús les lanza el Salmo 110:1, preguntando: “Si David lo llama ‘Señor’, ¿cómo es Él su hijo?” (Mat 22:45). Ahora sabemos la respuesta. Cristo es tanto “la raíz y la descendencia de David” (Apoc 22:16), “descendencia de David según la carne, y que fue declarado Hijo de Dios con un acto de poder… por la resurrección de entre los muertos” (Rom 1:3-4).

 

CONCLUSIÓN

Es significativo que la mayoría de los Salmos hayan sido escritos por el Rey David, ancestro según la carne, de Jesús. Pues las profecías indican que el Mesías vendría de la familia de David. De esto nadie lo dudaba, ni los mismos fariseos. Por eso, Jesús reafirma esta verdad en su discusión con los fariseos e intérpretes de la Ley, a quienes les cita el Salmo 110:1, “Jehová (YHWH, en hebreo) dijo a mi Señor (Adonai, Señor): Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. En la Biblia hebrea se usan los términos YHWH, Yahvé (יהוה), y adonai: (אֲדֹנָי) Señor). ambos son referidos a Dios; por eso, el Salmo 110:1 se refiere al Hijo con uno de los términos dados a Dios el Padre en las Escrituras, para que los fariseos entendieran que no hay diferencias entre Dios Padre y Dios Hijo, como Señor.

 Con este estudio sobre “Salmos”, como parte de “La Ley, los Profetas y los Salmos”, citados frecuentemente por Jesús anate los Escribas y los Fariseos,  he completado la serie de referencias. Por tal razón, Jesús ocupó gran parte de su tiempo a enseñar en las “sinagogas de ellos”, el Templo de Jerusalén, específicamente para fariseos e intérpretes de la Ley y judíos devotos; y en lugares públicos, montañas o montes, barcas, playas y casas particulares, para todo público.

 Pero en todos estos lugares, el Señor les hablaba con autoridad y no como los escribas y fariseos; de manera que la gente común se extrañaba, por su autoridad, por sus señales, milagros de sanar enfermos y endemoniados; porque hasta los demonios y las tempestades se sujetaban a su palabra de poder. Pero lo más significativo era que claramente Jesús se identificó como el Mesías, tal como lo hizo con la mujer samaritana, así como con los fariseos, escribas, sumos sacerdotes, Herodes, gobernadores romanos, y hasta ante la soldadesca romana, en los momentos de su crucifixión. Delante de todos ellos, Jesús les dejó claro que la Ley de Moisés, los Profetas y los Salmos, profetizaron su misión mesiánica celestial, no política. Por eso, Jesús le dijo a Pilato: “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18:36). Pero los judíos modernos siguen esperando a un Mesías político, salvador y de poderío universal.

Preguntas de Comprensión

1] ¿Cómo acostumbra usted leer el libro de los Salmos?

2] ¿Cuáles Salmos lee usted con más frecuencia y por qué?

3] ¿Qué es lo más importante que se destaca en el libro de los Salmos con respecto al Mesías?

4] ¿Por qué este estudio incluye el Libro de Salmos como parte de la Ley y los Profetas?

5] En cuanto al contenido profético en Salmos e Isaías, ¿con qué títulos se consideran los Salmos e Isaías, respectivamente?

6] ¿Con qué frases los escritores del Nuevo Testamento se refieren al cumplimiento de las profecías en los Salmos?

7] ¿Cómo era utilizado el Libro de los Salmos por el pueblo de Israel, y cómo lo utilizó el Señor Jesucristo?

8] Después de haber leído y aprendido las lecciones del Libro de los Salmos, exprese en sus propias palabras la importancia profética que les dieron Jesús y los escritores del Nuevo Testamento.

REFERENCIAS

 Biblia Reina Valera 1960

Biblia de las Américas

Encyclopedia Britannica, The Book of Psalms

Iglesia Rey de Gloria, Profecías mesiánicas

Introducción a los Salmos/ Bibletalks.tv

La Biblia de los 70 sabios (la Biblia Septuaginta)

La Estructura del Libro de los Salmos, Biblia Reina Valera 1960)

Las 22 profecías mesiánicas cantadas en los Salmos

Novum Testamentum Graece, Nestle-Aland, “Las partes más profundas de la Tierra”

Protestante Digital

Salmos mesiánicos, Iglesia “Rey de Gloria”

TGC “Biblia y teología”, por el pastor Justin Dillehay