sábado, 27 de enero de 2024

 

ANTIGUO PACTO NO ES ANTIGUO TESTAMENTO

Amadeo Albuquerque Lara

Después de escuchar a muchos predicadores y maestros de escuela dominical hablar sobre abolición del antiguo pacto y de su sustitución por el nuevo pacto, pero sin explicar cuál antiguo pacto fue invalidado, me he propuesto investigar cuál es ese viejo pacto que fue invalidado y sustituido por el nuevo; así como investigar la diferencia entre “antiguo pacto” y Antiguo Testamento, especialmente referidos en la Biblia.

Pacto según la Real Academia Española, RAE: “Concierto o tratado entre dos o más partes que se comprometen a cumplir lo estipulado”. El Antiguo Pacto ha sido entre Dios y el pueblo de Israel. Según la Biblia, Dios ha hecho pactos con los representantes de su pueblo, en diferentes épocas y circunstancias; hay diferentes pactos en el Antiguo Testamento, comenzando desde Adán; y en el Nuevo Testamento, el Nuevo Pacto instituido por Jesucristo, en favor de los que creen en él.

Testamento, según la RAE: Declaración que de su última voluntad hace alguien, disponiendo de bienes y de asuntos que le atañen para después de su muerte. Naturalmente, esta definición no concuerda con el concepto del Antiguo Testamento. Dios no ha muerto, aunque lo haya supuesto el filósofo alemán Friedrich Nietzsche; y el filósofo también alemán Hegel. Por lo tanto, el Antiguo Testamento sigue vigente como la historia y fundamento del Nuevo Testamento.

Antiguo Testamento: Conjunto de los escritos, como el Pentateuco y demás libros canónicos. O el Tanaj hebreo que contiene la Torah, los Profetas y los Escritos, incluidos los Salmos. El Antiguo Testamento se compone de los escritos considerados inspirados por Dios, desde Génesis, hasta Malaquías; 39 libros. En la sinagoga, además de la ley y los profetas, se estudiaba el Tárgum, el cual era una traducción en arameo de la lectura de las Escrituras. Jesús y Pablo aprovechaban el “shabath” o día de reposo para entrar en la sinagoga judía para hablar del Reino de Dios (Jesús): Lucas 4:16-31 y del Evangelio de Jesucristo (Pablo): Hechos 18:4-11.

“Cada comunidad israelita tenía su propio lugar de celebración. Encontramos sinagogas en ciudades como Jerusalén; en pueblecitos como Nazaret (Marcos: 6:1-2; Lucas: 4:16); o Cafarnaúm (Lucas: 4:31-33), pero también en la diáspora, en Roma y en Alejandría. Con este término griego (sinagogué) que significa reunión se designa tanto la asamblea o reunión de los creyentes como el edificio material en donde se celebra la reunión” (Qualitas Revista científica).

Debo añadir que la liturgia de la sinagoga influyó mucho en la comunidad de la iglesia primitiva, y, por supuesto, en el sentido de la lectura de las Escrituras, los cantos de alabanzas, y las oraciones, y el estudio de las Escrituras por un rabino o algún experto de la religión hebrea. Por eso, a la hora de la lectura de las Escrituras, el encargado de la sinagoga invitó a Jesús a leerlas y explicarlas. Jesús leyó el libro de Isaías, con la explicación que se había cumplido esta escritura en la persona de él como el esperado Mesías (Lucas 4:16-30). Toda esta liturgia la observó Jesús, y nunca expresó que él vino para abolirla. El apóstol Pablo también aprovechó esta liturgia para hablar del Reino de los cielos y del Evangelio de Jesucristo.

Nuevo Testamento: Conjunto de libros y epístolas contemplados en el Canon del cristianismo, en el siglo IV: Los Evangelios y las epístolas. El Nuevo Testamento se compone desde los cuatro Evangelios canónicos, hasta el libro de Apocalipsis: 27 libros y epístolas. En el Nuevo Testamento están registradas las profecías y cumplimiento de esas profecías referidas al Mesías. Así como las promesas y mandatos de Jesucristo a sus discípulos y futuros seguidores, para que su Evangelio se predicara en todas las naciones; y que todo el que creyera en él sería salvo.

Ambos testamentos contienen los principios de la Alianza entre el Dios, Creador de los cielos y la Tierra, y el pueblo creyente en su Palabra y sus promesas. El Antiguo Testamento contiene los pactos, alianzas, y promesas de Yavé (YHWH) con el pueblo de Israel. El Nuevo Testamento contiene una nueva alianza o relación espiritual entre Jesucristo y los creyentes en su sacrificio, muerte y resurrección. La nueva alianza significa el perdón de los pecados, la justificación por la fe, la promesa de la vida eterna, el regreso de Jesucristo para la reunión de él con su pueblo justificado y redimido.

Después de examinar los términos pacto y testamento, descubro que ambos términos son diferentes, y que el antiguo pacto era entre Yavé e Israel; por tanto, en nada nos afecta a los creyentes en la justicia que es por la fe en Jesucristo. Sin embargo, muchos predicadores y maestros de la Biblia confunden “pacto” con “testamento”; y “antiguo pacto”, con “Antiguo Testamento”; lo cual es un grave error. Porque el antiguo pacto ha sido invalidado y sustituido por el nuevo pacto; pero el Antiguo Testamento no ha sido sustituido por el Nuevo Testamento, sino que el primero es el fundamento del segundo, según el mismo Señor Jesucristo, los escritores del Nuevo Testamento, los primeros cristianos, los apóstoles, el Apóstol Pablo, y los llamados “Padres de la Iglesia”.

El profeta Jeremías profetiza un nuevo pacto con el pueblo de Israel: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado” (Jeremías 31:31-34). Destacado es mío.

El antiguo pacto de Yavé para sacar a Israel de Egipto fue invalidado, pero el Señor Dios establece un nuevo pacto, en el cual dará su ley “en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo”. Con lo que explica el profeta Jeremías queda claro cuál es el antiguo pacto que quedó invalidado. No es toda alianza o pacto entre Yavé e Israel; porque Dios establece un nuevo pacto con su pueblo con el cual perdona su pecado. El antiguo pacto estaba escrito sobre piedra, pero el nuevo pacto estará escrito en su mente y en su corazón. Es más, este nuevo pacto fue confirmado e instituido por Jesucristo, mediante su muerte y su resurrección.

Según CompellingTruth, la Biblia registra los siguientes pactos, esbozados y editados por el autor de este estudio:

1. Pacto Adánico: (Génesis 1: 26-30 y 2: 16-17: una alianza de obediencia entre Dios y Adán; o una maldición por desobediencia, para la pareja en el huerto de Edén; pero Dios hace una provisión (promesa) futura para la redención de la humanidad, por medio de Jesucristo (Génesis 3:15).

2. Pacto Noético: Este pacto es entre Dios y Noé después del diluvio. Dios establece un pacto con Noé y su familia; pero promete que nunca más habrá una destrucción por agua. El arco iris quedará como señal de este pacto, no sólo para Noé y su familia, sino para la humanidad (Génesis 9:11).

3. Pacto Abrahámico: Este pacto es entre Dios y Abraham, y su descendencia (Génesis 12: 1-3), La circuncisión es la señal de que Abraham creyó en el pacto y en la promesa de ser padre de una nación numerosa (Romanos 4:11). Nace Israel como nación; pero la bendición y redención universal vino a través de Jesucristo, quien es de la línea familiar de Abraham.

4. Pacto con Israel: (Deuteronomio 30: 1-10), Este es el pacto principal al librar Dios a Israel de la esclavitud egipcia. Sin embargo, según el profeta Jeremías (31:31), este pacto fue invalidado por la rebelión y pecado del pueblo de Israel, pagado con la muerte en el desierto. Además, Israel fue disperso, tomado cautivo; su templo, así como la ciudad de Jerusalén fueron destruidos por los romanos, en el año 70 d.C. Sin embargo, hay un remanente que gozará del retorno; así como la sustitución de este pacto, por uno nuevo, por medio de Jesucristo.

5. Pacto Davídico: Dios hace un pacto con David, para cuando llegue el final de sus días: “Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino (2 Samuel 7: 12), Este reino eterno fue cumplido en Jesús (Lucas 1: 32-33) (Marcos 10:47).  “De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce” (Mateo 1:17).

6. Nuevo pacto: Este pacto, que se encuentra en Jeremías 31: 31-34, prometía que Dios perdonaría el pecado y tendría una relación cercana e ininterrumpida con su pueblo. La promesa se hizo primero a Israel y luego con el remanente fiel; pero que se extendió a todos los que vienen a Jesucristo con fe (Mateo 26:28; Hebreos 9:15).

Dios ha hecho ciertas promesas. Algunas de sus promesas son para todas las personas, que lo tengan por Dios y obedezcan sus ordenanzas, y que sean merecedores del nuevo pacto; pero algunas se limitan a Israel. "Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo" (Hechos 2:21).

CONCLUSIÓN

Este estudio ha profundizado en dos aspectos generales: El antiguo pacto y el nuevo pacto; el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Las diferencias entre los dos conceptos han sido debidamente documentados con textos del Antiguo Testamento, con las enseñanzas de Jesús, de los apóstoles y del apóstol Pablo, apóstol que nos dejó tantos escritos que casi sólo ellos llenan el Nuevo Testamento.

En este estudio se ha demostrado que el antiguo pacto fue entre Dios e Israel; pero que según el profeta Jeremías, Dios estableció un nuevo pacto escrito en la mente y los corazones, el cual fue perfeccionado por Jesucristo con su muerte en la cruz, y por la resurrección de entre los muertos.

Por lo tanto, Cristo perfeccionó la ley, le dio cumplimiento a las profecías por los diferentes profetas, y a las profecías en el libro de los Salmos. En consecuencia, yo enfatizo en que Cristo perfeccionó, no invalidó ni abolió los Escritos del Antiguo Testamento, sino que fue muy claro cuando decía “oiste que fue dicho, mas yo os digo”(Mateo 5:21-28); no he venido a abolir, sino a cumplir (Mateo 5:17-37); con los dos mandamientos y la regla de oro afirmó que en ellos se cumplían “la ley y los profetas” (Mateo 22:36-40); y cuando hablaba con los discípulos después de resucitado, les enfatizó en que era necesario que se cumpliera lo que había sido escrito de él en la “ley, los profetas y los Salmos” (Lucas 24:44-48).

Finalmente, Cristo vino a cumplir, no a abolir lo que estaba escrito de él en el Antiguo Testamento. Por esta razón, sus discípulos y apóstoles se aseguraron de que todas las profecías en los escritos del Antiguo Testamento, quedaran atestiguadas en el Nuevo Testamento.

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