sábado, 3 de julio de 2021

 

DALILA, LA SEDUCTORA

Jueces 13-16

Amadeo Albuquerque Lara

El Psicólogo estadounidense de origen judío, Robert Greene, escribió un libro titulado El arte de la seducción. En ese libro, enumera muchas técnicas de seducción, pero referidas a los hombres. En la literatura clásica española hay algunos libros que también se refieren a la seducción. Por ejemplo, Don Juan Tenorio, del autor José Zorrilla, trata de un hombre como el seductor de mujeres; y el escritor Fernando de Rojas, autor de La Celestina, presenta a una vieja alcahueta que visita a las muchachas de familias adineradas, a quienes, con sus labias de seductora, las convence para que acepten al galán que ella les presenta. También, el escritor español Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, en su Libro de Buen Amor, presenta a una alcahueta de nombre “Trotaconventos”. Se llama así, porque ella es la recadera entre monjas y clérigos, en los distintos conventos de la época.

Sin embargo, en este estudio voy a referirme a Dalila, quien es un personaje bíblico que posee el arte de la seducción con su cónyuge, Sansón. Solamente que la seducción de ella está relacionada con el dinero que le ofrecen los jefes filisteos, y también, como adoradora del dios filisteo Dagón, y enemiga del Dios de Israel, se propone engañar con labia a Sansón, el temible enemigo de los filisteos. La seducción de Dalila nada tiene que ver con la pasión de mujer que quiere ganar el amor del galán; aunque lo finge.

Por lo tanto, como se trata de una pareja, es difícil hablar de la mujer sin tomar en cuenta a su marido o compañero de vida. Ni tampoco podemos ignorar el origen de Dalila; quiénes son sus padres, de qué línea genealógica proviene, su nacionalidad, sus costumbres y su religión. Como la Biblia no aclara si Dalila era filistea, suponemos que lo era, por la confianza que los cinco príncipes filisteos depositaron en ella para sacarle la verdad a Sansón acerca del origen de su fuerza descomunal, y asi, poder destruirlo.

Por el lado de Sansón, sabemos que su padre se llamaba Manoa, pero no sabemos el nombre de su madre, aunque sabemos que la esposa de Manoa era estéril, pero que recibió la promesa de un hijo, quien liberaría al pueblo de Israel del dominio de los filisteos, quienes por cuarenta años habían sido el principal enemigo de los israelitas. Además, sabemos que Sansón fue de los últimos jueces de Israel y como tal, supo guiar a los israelitas en la fe de YHWH, Yavé. Por tanto, esta misión de Sansón de liberar al pueblo de Israel del mandato filisteo, lo llevó a buscar mujeres filisteas, aunque fueran prostitutas; lo hacía con el propósito de acercarse a ellos, y tal vez, con la intención de ganarse su confianza. Pero no puede haber confianza entre enemigos.

 Los padres de Sansón formaban un matrimonio dedicado al Señor, pues ambos creyeron en el mensaje del ángel de Jehová de que la esposa estéril de Manoa daría a luz un hijo, al cual llamaron Sansón y fue dedicado por sus padres como nazareo de Dios, en cumplimiento del mensaje del ángel (Jueces 13-16, Números 6:1-5).

Estos son los antecedentes de Sansón, cónyuge de Dalila, Pero por el lado de ella, no sabemos nada de su familia. No sabemos quiénes eran sus padres, ni de qué nacionalidad era. Sólo tenemos la información que nació y vivió en el valle de Sorec. Este valle estaba ubicado entre la frontera de los filisteos y de la tribu de Dan. Sorec era un valle y un río; por tanto, era una región fértil poblada de viñedos.

Sin duda a Sansón no le importó si Dalila tenía o no familia o si era prostituta o no, pues ya había tenido dos; sólo se enamoró de ella y pensó que sería el medio para estar cerca de los filisteos. Aunque la Biblia no registra el gentilicio filisteo de Dalila, damos por hecho de que lo era, porque los príncipes filisteos se valieron de ella para averiguar en qué consistía la fuerza de Sansón, para atarlo, dominarlo y destruirlo.

El pueblo de Israel había sido subyugado por los filisteos durante cuarenta años. Es obvio que estos príncipes filisteos no quisieran perder el dominio de Israel, y vieron en Sansón a un enemigo difícil de vencer. Este mero hecho nos demuestra que los filisteos le tenían miedo a Sansón, por la enorme fuerza con que Dios lo había dotado, porque Dios lo había escogido desde el vientre de su madre para aliviar el sufrimiento de su pueblo, y liberarlo del dominio filisteo.

 

Entonces, los filisteos al saber que Sansón se había unido a Dalila, quien gozaba de la confianza de ellos, vienen donde ella para que sea su aliada, y en consecuencia, le ofrecen mil cien siclos (monedas) de plata cada uno de los cinco príncipes filisteos. Si el siclo de plata se cotiza en dos dólares con veinte centavos, cada jefe filisteo le daría dos mil cuatrocientos veinte dólares actuales. Entonces, Dalila recibiría la cantidad de doce mil cien dólares de parte de los cinco príncipes filisteos. Esto era una suma de dinero que tentó a Dalila e inmediatamente entró en acción.

Dalila comenzó a poner en práctica sus mejores métodos de seducción. De una vez le pregunta en qué consiste su gran fuerza y qué haría en caso que lo ataran y lo dominaran. Insiste en su misión seductora, formulándole tres veces las mismas preguntas. Siguiendo con su arte de seducción, apela al sentimiento amoroso, tocándole lo más tierno de la pasión amorosa que él sintió por ella, cuando la vio por primera vez.

“Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza”. (Jueces 16:15)

Dalila está concentrada en el dinero ofrecido por los jefes filisteos y no se da por vencida. Pero, aunque ella apela al amor, la seducción va más allá del amor. Ella va por el dinero, porque nunca pensó en ser esposa, ni mucho menos en ser madre. Entonces, arremete con mayor fuerza para sacarle la verdad. Ante la insistencia de su amada, el que nació nazareo por la promesa de Dios a su madre, se rinde ante las labias y la falsedad del amor, y le confiesa que su fuerza radica en la abundancia de su cabellera. Aunque en el libro de Números (cap.6) no se menciona que el dejarse crecer el cabello como nazareo, sería motivo de adquirir una fuerza descomunal, pero es lo que Sansón cree.

Sansón le dijo a Dalila que si él perdía el cabello, también perdería su fuerza y “sería como todos los demás hombres”. (Jueces 16:17). Pero Sansón estaba equivocado, la fuerza venía de la promesa hecha por el ángel de Dios. Su cabellera sólo representaba su voto de nazareo. Por tanto, Dios se apartaría de él, le quitaría la fuerza como consecuencia de la violación a sus votos de nazareo de Dios. Sansón en ese momento estaba cambiando su nazareato por el amor de Dalila, al igual que Esaú vendió su primogenitura a cambio de un guiso de lentejas. Qué bajo valoraron estos hombres el voto de dedicación a Dios.

 Eso era exactamente lo que Dalila buscaba. Como filistea, se burlaría del Dios de Israel y de los votos de Sansón como nazareo de Dios. Como todo filisteo, Dalila sólo creía en el poder de su dios Dagón y era enemiga del Dios de Israel, a quien ella pretendía derrotar, al vencer a Sansón.

Al final, cuando Dalila le saca la verdad, los filisteos lo amarran, lo dominan y lo llevan a Gaza, la principal ciudad filistea, para encarcelarlo. Pero un día dedicado al dios filisteo, Dagón, sacan de la cárcel a Sansón para que sirviera como una especie de payaso, "Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de ellos; y lo pusieron entre las columnas”. Pero los filisteos no sabían que al posesionarse Sansón entre las columnas del templo de Dagón, estaban proporcionándole a Sansón su venganza, para lo cual él había nacido: la liberación de Israel del dominio filisteo. Porque Sansón mataría en ese día, más filisteos que los que había matado en su vida (Jueces 16:30).

Dalila sin duda estaba gozosa con sus cinco mil quinientas monedas de plata, pero al igual que Judas con sus treinta piezas de plata, no los gozaría por mucho tiempo. Aunque Dalila agradeciera a su dios Dagón por su poder sobre el Dios YHWH Yavé de los hebreos, al final Dagón quedó bajo las ruinas de su propio templo. Por supuesto, Dalila nunca se imaginó que esto también sería su final, Sansón derribó el templo de Dagón, el cual cayó sobre todo el público que estaba divirtiéndose a costa del prisionero Sansón. Y sin duda, entre el público estaba también Dalila y los cinco jefes filisteos que la había conquistado por dinero.

CONCLUSIÓN

Con este estudio sobre Dalila finaliza la serie de “Mujeres de mal fe”. Hemos leído que las mujeres extranjeras guiaron a sus maridos a la terrible apostasía. Ellas los llevaron a negar al Dios de sus padres, por corresponderles a sus amores falsos y por agradar a sus mujeres en cultos idolátricos; a construir altares y templos en honor de sus dioses paganos.

Estas mujeres, Jezabel, Atalía y Dalila, se convirtieron en sacerdotisas de sus dioses, para desviar de la fe no solamente a sus maridos, sino también al pueblo escogido de Dios. Sin duda, como sacerdotisas de un rito idolátrico y de prostitución “sagrada”, utilizaron con sus maridos las mejores técnicas sexuales y de seducción, para mantenerlos fieles con ellas y con sus dioses; y para que apostataran en contra del Dios de sus antepasados. Pero el final de cada una de ellas y sus maridos fue terrible y desastroso, “Porque la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).

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