viernes, 25 de junio de 2021

 

ATALÍA Y JOSABA

2º Crónicas 21 y 2º Reyes 11 (Siglo IX)

Amadeo Albuquerque Lara

Es difícil hablar de un matrimonio, sin considerar los antecedentes de ambas familias. Ya hemos afirmado que Jezabel desciende de un padre con un pasado completamente malévolo e idolátrico. Acab, por otro lado, tampoco tiene antepasados morales, ni mucho menos religiosos, sino que junto con su esposa se dedicó a construir altares y templos a dioses paganos en contra del mandato de Jehová.

Atalía era hija de Acab y Jezabel, un matrimonio que juntó la maldad idolátrica de dos reyes: Etbaal, rey de Sidón, sacerdote de Baal y devoto de la diosa Asera y del dios El. Y por parte de Acab, hijo de Omri, rey de Israel, también perverso e idólatra, que quiso romper el pasado del pueblo hebreo. Talía, por lo tanto, fue tan perversa, como su madre Jezabel, si no es que la superó, porque quiso desaparecer la línea genealógica del Mesías al mandar a matar a todos sus descendientes, como lo veremos.

Por otro lado, Josaba era hija del rey Joram y esposa del sacerdote Joiada, quienes formaron un matrimonio entregado a Jehová y encargados de administrar el Templo del Señor. De manera que al hablar de ambas mujeres, lo hago con el propósito de establecer un parangón entre el bien y el mal: Atalía, la enemiga del Dios de Israel, y Josaba, la consagrada al servicio del Templo de Jehová y mediadora oportuna para conservar la línea genealógica de David, y por tanto, del mismo Mesías.

Atalía se casa con Joram, hijo de Josafat rey de Judá, por lo tanto, se convierte en la reina consorte de Judá. Pero Joram fue tan malvado, que una vez en el trono, mató a todos sus hermanos (2º Crón 21:4) y fue “el causante de que Judá y los habitantes de Jerusalén fueran infieles al Señor como lo fue la familia de Ahab. Además, has matado a tus hermanos, que eran mejores que tú”. (2º Crón 21:13). Atalía influyó en su marido, para que repitiera los hechos malvados de los reyes de la casa de Acab. (2º Reyes 8:18). Pero Atalía no solamente influyó en su marido Joram, sino que también en su hijo Ocozías, para que como su padre, hiciera pecar al pueblo, olvidándose de Jehová por ir tras dioses falsos.

Por eso, Dios castigó al rey Joram de Judá con una enfermedad incurable, dolorosa y vergonzosa, pues se le salían los intestinos, por causa de la enfermedad (2º Crónicas 21:18-19). Murió pues, Joram y reinó en su lugar Ocozías su hijo. Pero por seguir los consejos de su madre, se alió con Joram, hijo de Acab y rey de Israel (No confundir a Joram, Hijo de Josafat, rey de Judá, con Joram, hijo de Acab, rey de Israel). Sin embargo, en combate con el rey de Siria, en Ramot de Galaad, fue herido de gravedad. Ocozías, rey de Judá visita a Joram, rey de Israel, ocasión que aprovecha Jehú, hijo de Nimsi y décimo rey de Israel, para matar a Ocozías (No confundir a Jehú, hijo de Nimsi, con Jehú profeta que ungió a Joás, hijo de Ocozías).

Al morir Ocozías, Atalía asume el reinado, con todos los poderes y manda a matar a todos sus nietos, herederos de la línea de David. Entonces, Josaba o Josabet, esposa del sacerdote Joiada e hija del rey Joram y hermana de Ocozías (2º Reyes 11:2). esconde en uno de los aposentos del templo de Jehová a Joás, hijo de Ocozías, para que fuera el futuro rey de Judá y del linaje de David.

Después de seis años del reinado de Atalía, el sacerdote Joiada entra en pacto con los capitanes, los levitas de las ciudades de Israel y con los jefes de las familias de Israel, para que protejan al futuro rey, Joás. El sacerdote Joiada forma la defensa del niño rey, pues apenas tenía siete años de edad.

Cuando Atalía se da cuenta que Joás ha sido proclamado rey y que el pueblo lo ha aclamado y protegido, entra al Templo de Jehová y ve al rey sentado en su trono, como era costumbre con los reyes. Al ver esto, Atalía grita: ¡Traición!, ¡Traición!

El sacerdote Joiada ordena que la maten a espada fuera del templo. (2º Reyes 11:15-21). Muerta Atalía, el sacerdote Joiada ordena al pueblo a que entren al templo de Baal, que lo destruyan, que derriben los altaren paganos y que maten a Matán, sacerdote de Baal. También, el sacerdote Joiada entra en pacto con los capitanes y demás guarniciones, para custodiar el templo de Jehová.

CONCLUSIÓN

El final de Atalía no podía ser muy diferente que el de su madre Jezabel y la de su padre Acab, debido a que Atalía no solamente hizo pecar al pueblo con sus costumbres idolátricas, sino que quiso destruir la línea genealógica del Mesías prometido de Israel, al mandar a matar a todos sus nietos. De no ser por el rapto del niño Joás, de parte de Josaba, se habría terminado la sucesión de reyes de la línea de David. De esta manera, mientras Atalía representa la perversidad demoníaca en contra de la descendencia de David, Josaba representa el instrumento divino que preserva la genealogía del futuro Mesías prometido. Por tanto, su pecado condujo a Atalía a una muerte deshonrosa, pues la mataron a espada fuera del templo, y en ocasión de la alegría del pueblo por la ascensión del nuevo rey Joás, de la descendencia de David y de la genealogía del Mesías.

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