lunes, 12 de julio de 2021

 

MUJERES EN LA GENEALOGÍA DE JESÚS

(Parte 2) Mateo 1:1-3, 1º Crónicas y 2do Samuel

 TAMAR

Amadeo Albuquerque Lara

En este artículo me voy a referir a Tamar que menciona el evangelista Mateo en la genealogía de Jesús, quien es la primera mujer de las cinco incluidas en su genealogía de Jesús. Pero en este artículo solamente me voy a referir a Tamar, a Rahab, Rut, y Betsabé, pues María es la madre de Jesús, el Cristo y no necesita de presentación.

Tamar, la nuera de Judá no es la misma Tamar hija del rey David. En la Biblia encontramos personajes con el mismo nombre; por lo cual no debemos confundir a uno con el otro. La Tamar hija de David fue violada por su medio hermano, Amnón. Pero fue su hermano de padre y madre, Absalón, quien tomó la venganza en vez de su padre David. Tamar, al verse deshonrada, entró en una profunda depresión que la condujo al suicidio por ahorcamiento (2do Samuel 13). Por tanto, esta Tamar no dejó descendencia, como sí la dejó Tamar, nuera de Judá, de quien me ocuparé a continuación.

La historia de Tamar, nuera de Judá, comienza cuando Judá se separa de sus hermanos, después de que estos habían vendido a José como esclavo a los ismaelitas, los cuales lo vendieron a Potifar, oficial de Faraón (Gén 39:1).

Judá, al separarse de sus hermanos se acercó a Hira, varón adulamita, y por medio de él, conoce a una mujer cananea de nombre Súa, con quien tuvo tres hijos: Er, Onán y Sela. Entonces, Judá escoge a Tamar como esposa para su hijo Er. Pero Dios lo mata por ser malo. Por tanto, por la ley mosaica de Levirato (Levítico 25:5-6 y Mateo 22:23-33), obliga a Onán a casarse con su cuñada Tamar para dejar descendencia, pero Onán no quiso dejar descendencia correspondiente a su hermano Er. La Biblia dice que cada vez que se llegaba a Tamar, Onán vertía en tierra. O sea que se aferró al coitus interruptus. Sólo quedaba Sela, el hijo menor de Judá, pero no tenía la edad para el levirato. Por tanto, Tamar pasa unos días con sus padres, hasta que Súa muere. Tamar, al saber la noticia, se disfraza de prostituta y queda embarazada de su suegro Judá, sin saber éste la realidad. Tamar queda embarazada y tiene gemelos: Farés y Zara.

Esta acción de Tamar, aunque de poca castidad, la convierte en merecedora de ser nombrada en la genealogía de Jesús, por el apóstol Mateo. Aunque Farés aparece en la genealogía de Mateo y Lucas, sólo Mateo incluye a Tamar en su genealogía de Jesús; por eso, me he ocupado de esta mujer.

Judá, sin estar consciente, se acuesta con su nuera, creyendo que era una ramera. Pero ella le pide prenda por el servicio; él le promete un cabrito, pero ella le exige las prendas que él andaba:

“Entonces Judá dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu sello, tu cordón, y tu báculo que tienes en tu mano. Y él se los dio, y se llegó a ella, y ella concibió de él”. (Gén 38:18)

Estas prendas fueron las que salvaron a Tamar de ser quemada viva por las órdenes de su suegro, cuando a los tres meses de su embarazo, los vecinos la acusaron de ser fornicaria. Entonces ella le muestra las prendas a Judá y le dice: de quien son estas prendas estoy embarazada. Judá reconoce sus prendas y exclama: “más justa es ella que yo, porque no le he dado a Sela, mi hijo” (Gén 38:26).

De esta relación de Tamar con su suegro Judá, vinieron al mundo los gemelos, Fares o Farés y Zara o Zerah (Gén 38). Farés, Phares o Pיrez, es el continuador de la genealogía de Jesús, según Mateo capítulo 1:1-3 y Lucas 3:33. Aunque el nombre Zara o Zerah pareciera de mujer, es el mellizo de Farés.  De esta polémica relación entre suegro y nuera, se conserva la línea genealógica de Jesús, por medio de Fares o Farés.

CONCLUSIÓN

En varios pasajes de la Biblia, la conservación de la línea genealógica de Jesús tiene muchas interrogantes para nosotros los humanos; pero Dios ha usado a diferentes personas, en diferentes épocas y circunstancias, con distintos actos de su pasado, aunque éstos hayan sido pecaminosos, con el fin de conservar la genealogía de Jesús. Porque Dios mismo había dictado leyes respecto a la importancia de conservar la línea genealógica de las familias que conformaban la nación de Israel, según la ley del Levirato (Levítico 25:5-6).

Sin embargo, Tamar, a pesar de sus ardides, no cometió pecado, porque lo hizo con el fin de conservar el plan de Dios, aunque sin saberlo (1ro Crónicas 2:4). Tanto Tamar, como su suegro Judá, lo hicieron inconscientemente como humanos, como  instrumentos del plan divino, al igual que el barro en manos del alfarero.


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