sábado, 21 de septiembre de 2024

 

POEMA “EL CANTAR DE MYO ÇID TEXTO ORIGINAL

Léxico, morfología y sintaxis analizados en el Poema

Amadeo Albuquerque Lara

Dedico este breve análisis a los docentes de secundaria y universitarios que se dedican a la noble labor de la enseñanza de la lengua española, en especial, se lo dedico a mi nieta Dámaris Gisselle Silva Albuquerque, Licenciada en Lengua y Literatura.

En el Poema de Mio Cid, que narra el destierro del héroe Rodrigo Díaz de Vivar, de ahora en adelante el Poema, se encuentran rasgos léxicos, morfológicos y sintácticos que actualmente se desconocen, porque están en desuso. Basta echar una mirada a los primeros versos del Poema para notar los enormes cambios en la ortografía que se han dado a partir de los siglos XI – XIV hasta llegar a nosotros. Desafortunadamente, el Poema en la versión de Per Abat (Pedro abad), quien lo copió en el siglo XIV, se refiere a un texto del año 1207.  Evidentemente, la prosa y demás rasgos léxicos y sintácticos reflejan por lo menos dos siglos de distancia desde que el juglar lo recitaba en las plazas públicas, en los siglos XI hasta el XIV. Por reglas modernas de escritura, y el criterio del editor, el lenguaje oral al pasar a la forma escrita se somete a tales reglas y se pierde el carisma del lenguaje original, el Poema consta de 3,735 versos que narran los últimos años de la vida del caballero don Rodrigo Díaz de Vivar. El manuscrito único se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Sin embargo, mi análisis somero no busca citar datos históricos del Poema, ni pretende imitar al filólogo clásico, Ramón Menéndez Pidal, quien es el autor de la versión original de los tres volúmenes: “Texto, Gramática y Vocabulario” de erudición filológica. Mi breve análisis más bien tiene la intención de señalar algunos rasgos léxicos, sintácticos, y morfológicos que se distinguen en los primeros versos del Poema, sin ir más lejos. Por eso, copio al final de este escrito los primeros doce versos del Poema para que el lector tenga una idea del vocabulario y de la ortografía de la época en que se escribió.

El Poema, como lo tenemos actualmente, comienza con la frase: “De los sos oios tan fuerte mientre lorando”. Aquí no más podemos señalar varias particularidades: sintácticamente hay un hipérbaton o desplazamiento de elementos sintácticos, el cual comienza con el llanto: “De los sos oios”.  El uso del artículo más el adjetivo que se observan en el Poema, se lee en cierta literatura popular centroamericana, y en algunos hablantes actualmente. Por ejemplo: “duerme en casa de una su tía” (eslocotidiano.com); “la su abuela, dice, «ven a La Regañada que te enseño la Tasi»” (dialnet.unirioja.es), etc. Estos ejemplos, aunque son tomados de la literatura, no son raros en el habla popular moderna.

La otra característica se nota en la misma frase: “los sos oios”.  Al usarse la “i” latina en vez de la “j” moderna, se forma el diptongo “io”; lo que no se da con el uso moderno de la “j”: ojos. Cabe observar que la “i” latina dio origen a las letras “j” y “y” modernas. De ser vocales en la prosa de los siglos citados, las reglas de ortografía modernas las convirtieron en consonantes; aunque el sonido de [y] forma diptongo en algunas palabras como “hoy” [oi], “soy” [soi], “hay” [ai]; y en ciertas hablas, en las palabras “ya” [ia], “yo” [io], etc. Si no tomamos en cuenta el yeísmo suramericano.

Por otro lado, el adverbio “fuerte mientre” (fuertemente) está separado en dos elementos: el adjetivo “fuerte” y el sufijo “mientre” que aparece en forma diptongada (mien), más una “r” intercalada (tre), en el sufijo (mente).

Por el gerundio “lorando” notamos que la letra “l” (ele) no acusa la palatalización representada modernamente por el dígrafo “ll”; pero en la línea cuarta, se nota que para representar el sonido de “l” simple (ele) sin palatalización, se la duplica en el Poema: “sin pielles” e sin mantos”. Evidentemente, ni la “l” (ele), ni la doble ene (nn) representan palatalización como en español moderno: (ll) y (ñ); pues ninguno de los dos sonidos habían sido incorporados en la ortografía, según la edición y publicación del Poema por Per Abat.

En la tercera línea de la primera estrofa que estoy analizando, leemos la palabra “cannados”, la cual se pronunciaba “cañados”; pero la letra “ñ” no se representaba en la escritura, sino fonéticamente. En otros idiomas romances tampoco el sonido palatal [ñ] lo representan como en español moderno. El francés lo representa con las letras “gn” en la palabra “champagne”, o en italiano, “lasagna”, que a su vez proviene del idioma griego “lasanon” y del latín “lasănum”. Pero lo raro es que ni en griego ni en latín se duplica la “n”, porque evidentemente, la “gn” no era palatal en latín, igual como en italiano y en francés. En latín popular tenemos la palabra “legnum” que no se pronunciaba palatizada: esta palabra en romance castellano evolucionó a “leño”. La palabra culta “insignia” evolucionó en el habla popular a “enseña”, como la tenemos en nuestro Himno Nacional: “es tu enseña triunfal”; y así podríamos continuar con múltiples ejemplos.

La conjunción “e” indica que este sonido no se había diptongado en “ie”, para que posteriormente se representara con la “y” griega, con la pérdida de la “e” final. La “e’ proviene del latín “et”, conjunción coordinante, con la pérdida de la “t” por su evolución al romance castellano.

Por la palabra “cabeça” sabemos que la cedilla se usaba conjuntamente con la “z”, como en el adjetivo femenino plural “uazias”: vacías; y también notamos que la “u” representaba a la moderna “v”, en cuya representación había vacilación entre las letras “u” y “v” (“auie”: había); así como la “v” y la “b” (cabeça) se confundían en la ortografía, porque ambas han tenido el mismo sonido hasta en la época moderna.

En la sexta línea, la palabra “Myo” (Mio) indica que la letra “y” tenía un sonido vocálico, y como vocal formaba diptongo, o cargaba la tilde en hiato en otros casos; por lo que no era usada como consonante. El uso de la “y” como consonante, se lo debemos a los cambios ortográficos que ha dictado la Real Academia Española, con una incongruencia morfosintáctica; pues la letra “y” apareció en nuestro alfabeto, por la sustitución de la “i” latina, como lo hemos observado en mi análisis del Poema.

A continuación, voy a reescribir la oración como debiera ser en español moderno: (Mio Cid) “Llorando tan fuertemente de sus ojos, volvía o volteaba la cabeza y los estaba mirando”.  Al mismo tiempo, la oración evidencia el pleonasmo “de los sos oios”, pues no se llora por otra parte más que de los ojos; aunque modernamente se sigue usando el pleonasmo: (con lágrimas en mis ojos te ruego). Evidentemente, esta oración carece de sujeto léxico, pero se sobreentiende que el sujeto es el Cid, personaje principal de todo el Poema. (Los paréntesis son del autor de este análisis).

A continuación, voy a transcribir algunas observaciones del filólogo clásico, don Ramón Menéndez Pidal, las que se encuentran en su obra máxima “Texto, Gramática y Vocabulario” del Poema Myo Çid Campeador.

El verbo ser era usado como haber; el participio concuerda con el objeto directo; la negación era reforzada con términos concretos y pintorescos “Non lo precio un figo”; cual y qual se usaban indistintamente; Se nota confusión de la función del adjetivo y del adverbio: “violos el rey fermoso sonrisava”: (uso de “v” en vez de “b” en el imperfecto de indicativo, y se observa la vacilación entre “u” y “v”: auie). En el mandato, al lado del imperativo, podían usarse el presente o imperfecto del subjuntivo: “por Raquel e Vidas vayádesme privado”. (Actualmente, el mandato se puede expresar en modo imperativo “andate ya”, o en presente de indicativo “te vas de aquí”, o con el verbo en infinitivo: “¡a correr!”).

 Uso del futuro de indicativo en vez del subjuntivo cuando adquiría valor causal; La partícula (ca) “que” tenía varios usos: causal “porque”, y final “para que”, concesiva “aunque”. (Ejemplo: “Sospiro Myo Çid ca mucho auie grandes cuydados" (la “y” formaba diptongo: “uy” [ui]). Por otro lado, la negación era reforzada con términos concretos y pintorescos “Non lo precio un figo”; (en nuestro español moderno tenemos la expresión: “me importa un bledo”, u otras expresiones obscenas). (Pero en la palabra “figo” notamos que la “f” no había evolucionado en “h”, como el moderno “higo”)

Se nota concordancia del participio con el verbo “haber” en forma compuesta:  el agua nos han vedada”; al lado de ciertas palabras , aparecen otras en desuso: cabeça, tiesta; pierna, camba o cama; salir, exir; rodilla, inojo (pero la palabra “hinojo” del latín genucŭlum, se encuentra en uso en lenguaje religioso); mañana, matino, etc; (se notan) nominalizaciones en vez del nombre del héroe: “el que en buen hora nació”. (En esta oración notamos la falta de concordancia del adjetivo masculino “buen” con el sustantivo femenino “hora”. Este rasgo se observa en el habla y lenguaje escrito modernos. Ejemplo: “primer vez”, “primer semana”, etc.)

Con estas observaciones, más las que he expresado al principio de este análisis, y mis comentarios entre paréntesis, finalizo para no hacer mi análisis muy complicado.

CONCLUSIÓN

Por razón de que el lenguaje del Poema El Cantar de Myo Çid  en romance castellano resulta complicado para cualquier lector no acostumbrado a leer prosa clásica de los siglos XI-XIV, he decidido no hacer muy largo este escrito. Además, notamos que en unas pocas líneas, hay demasiados cambios, si comparamos esta prosa con la versión moderna. Además, bastan estos breves ejemplos para imaginarse cuántos aspectos léxicos, morfológicos y sintácticos se tendrían que analizar si tomáramos todo el Poema. También debemos aclarar que los críticos del Poema (fnmt.es) afirman que no se sabe exactamente el nombre original de la obra, ya que en otras literaturas encontramos los nombres de “Cantares de Gesta” o epopeyas escritas acerca de un héroe. Por eso, se prefiere el título: “El Cantar de Mio Cid”.

También sirva este breve anális para imaginar la magnitud del trabajo filológico emprendido por el doctor en Filología Clásica, don Ramón Menéndez Pidal, en su análisis del Poema “El Cantar de Myo Çid”, en tres volúmenes: “Texto, Gramática y Vocabulario”. Es una lástima que actualmente no se incluya en los Planes de Estudio de las Universidades y en sus Departamentos de Lengua y Literatura, la evolución del romance castellano a partir del Latín popular, o llamado Vulgar. Si así fuera, habría mucho que aprender y mucho que enseñar.

Por último, este breve ejercicio de demostración de cuánto ha evolucionado nuestra lengua, es el resultado de lo que el autor de esta breve nota, enseñaba a sus estudiantes cuando era catedrático de la materia “Historia y Evolución del idioma Español”, entre otras Materias gramaticales, en el Departamento de Lingüística, en la Universidad Nacional Autónoma de Managua.

Transcribo unas líneas del Poema a continuación:

“De los sos oios tan fuerte mientre lorando

Tornaua la cabeça e estaua los catando:

Vio puertas abiertas e vços sin cannados,

Alcandaras uazias sin pielles e sin mantos,

E sin falcones e sin adtores mudados.

Sospiro Myo Çid ca mucho auie grandes cuydados.

Ffablo Myo Çid bien e tan mesurado:

Grado a ti Sennor Padre que estas en alto,

Esto me an buelto myos enemigos malos.

Alli pienssan de aguiiar, alli sueltan las riendas:

A la exida de Biuar ouieron la corneia diestra,

E entrando a Burgos ouieron la siniestra”.

 

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