POEMA
“EL CANTAR DE MYO
ÇID”
TEXTO ORIGINAL
Léxico,
morfología y sintaxis analizados en el Poema
Amadeo
Albuquerque Lara
Dedico este breve análisis a los docentes de secundaria y universitarios que se dedican a la noble labor de la enseñanza de la lengua española, en especial, se lo dedico a mi nieta Dámaris Gisselle Silva Albuquerque, Licenciada en Lengua y Literatura.
En el Poema de Mio Cid, que
narra el destierro del héroe Rodrigo Díaz de Vivar, de ahora en adelante el
Poema, se encuentran rasgos léxicos, morfológicos y sintácticos que actualmente
se desconocen, porque están en desuso. Basta echar una mirada a los primeros
versos del Poema para notar los enormes cambios en la ortografía que se han
dado a partir de los siglos XI – XIV hasta llegar a nosotros. Desafortunadamente,
el Poema en la versión de Per Abat (Pedro abad), quien lo copió en el siglo XIV,
se refiere a un texto del año 1207.
Evidentemente, la prosa y demás rasgos léxicos y sintácticos reflejan por
lo menos dos siglos de distancia desde que el juglar lo recitaba en las plazas
públicas, en los siglos XI hasta el XIV. Por reglas modernas de escritura, y el
criterio del editor, el lenguaje oral al pasar a la forma escrita se somete a
tales reglas y se pierde el carisma del lenguaje original, el Poema consta de 3,735
versos que narran los últimos años de la vida del caballero don Rodrigo Díaz de
Vivar. El manuscrito único se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid.
Sin embargo, mi análisis
somero no busca citar datos históricos del Poema, ni pretende imitar al
filólogo clásico, Ramón Menéndez Pidal, quien es el autor de la versión
original de los tres volúmenes: “Texto, Gramática y Vocabulario” de
erudición filológica. Mi breve análisis más bien tiene la intención de señalar
algunos rasgos léxicos, sintácticos, y morfológicos que se distinguen en los
primeros versos del Poema, sin ir más lejos. Por eso, copio al final de este
escrito los primeros doce versos del Poema para que el lector tenga una idea
del vocabulario y de la ortografía de la época en que se escribió.
El Poema, como lo tenemos
actualmente, comienza con la frase: “De los sos oios tan fuerte mientre
lorando”. Aquí no más podemos señalar varias particularidades:
sintácticamente hay un hipérbaton o desplazamiento de elementos sintácticos, el
cual comienza con el llanto: “De los sos oios”.
El uso del artículo más el adjetivo que se observan en el Poema, se lee en
cierta literatura popular centroamericana, y en algunos hablantes actualmente.
Por ejemplo: “duerme en casa de una su tía” (eslocotidiano.com);
“la su abuela, dice, «ven a La Regañada que te enseño la Tasi»”
(dialnet.unirioja.es), etc. Estos ejemplos, aunque son tomados de la
literatura, no son raros en el habla popular moderna.
La otra característica se
nota en la misma frase: “los sos oios”. Al
usarse la “i” latina en vez de la “j” moderna, se forma el diptongo “io”; lo
que no se da con el uso moderno de la “j”: ojos. Cabe observar que la
“i” latina dio origen a las letras “j” y “y” modernas. De ser vocales en la
prosa de los siglos citados, las reglas de ortografía modernas las convirtieron
en consonantes; aunque el sonido de [y] forma diptongo en algunas palabras como
“hoy” [oi], “soy” [soi], “hay” [ai]; y en ciertas hablas, en las palabras “ya”
[ia], “yo” [io], etc. Si no tomamos en cuenta el yeísmo suramericano.
Por otro lado, el
adverbio “fuerte mientre” (fuertemente) está separado en dos elementos: el
adjetivo “fuerte” y el sufijo “mientre” que aparece en forma
diptongada (mien), más una “r” intercalada (tre), en el sufijo (mente).
Por el gerundio “lorando”
notamos que la letra “l” (ele) no acusa la palatalización representada
modernamente por el dígrafo “ll”; pero en la línea cuarta, se nota que para
representar el sonido de “l” simple (ele) sin palatalización, se la duplica en
el Poema: “sin pielles” e sin mantos”. Evidentemente, ni
la “l” (ele), ni la doble ene (nn) representan palatalización como en español
moderno: (ll) y (ñ); pues ninguno de los dos sonidos habían sido incorporados
en la ortografía, según la edición y publicación del Poema por Per Abat.
En la tercera línea de la
primera estrofa que estoy analizando, leemos la palabra “cannados”, la cual se
pronunciaba “cañados”; pero la letra “ñ” no se representaba en la escritura, sino
fonéticamente. En otros idiomas romances tampoco el sonido palatal [ñ] lo
representan como en español moderno. El francés lo representa con las letras
“gn” en la palabra “champagne”, o en italiano, “lasagna”, que a
su vez proviene del idioma griego “lasanon” y del latín “lasănum”. Pero lo raro
es que ni en griego ni en latín se duplica la “n”, porque evidentemente, la “gn”
no era palatal en latín, igual como en italiano y en francés. En latín popular
tenemos la palabra “legnum” que no se pronunciaba palatizada: esta palabra
en romance castellano evolucionó a “leño”. La palabra culta “insignia”
evolucionó en el habla popular a “enseña”, como la tenemos en nuestro Himno
Nacional: “es tu enseña triunfal”; y así podríamos continuar con
múltiples ejemplos.
La conjunción “e” indica que
este sonido no se había diptongado en “ie”, para que posteriormente se
representara con la “y” griega, con la pérdida de la “e” final. La “e’ proviene
del latín “et”, conjunción coordinante, con la pérdida de la “t” por su
evolución al romance castellano.
Por la palabra “cabeça”
sabemos que la cedilla se usaba conjuntamente con la “z”, como en el adjetivo
femenino plural “uazias”: vacías; y también notamos que la “u”
representaba a la moderna “v”, en cuya representación había vacilación entre
las letras “u” y “v” (“auie”: había); así como la “v” y la “b” (cabeça)
se confundían en la ortografía, porque ambas han tenido el mismo sonido hasta
en la época moderna.
En la sexta línea, la
palabra “Myo” (Mio) indica que la letra “y” tenía un sonido vocálico, y
como vocal formaba diptongo, o cargaba la tilde en hiato en otros casos; por lo
que no era usada como consonante. El uso de la “y” como consonante, se lo
debemos a los cambios ortográficos que ha dictado la Real Academia Española,
con una incongruencia morfosintáctica; pues la letra “y” apareció en nuestro
alfabeto, por la sustitución de la “i” latina, como lo hemos observado en mi
análisis del Poema.
A continuación, voy a
reescribir la oración como debiera ser en español moderno: (Mio Cid) “Llorando
tan fuertemente de sus ojos, volvía o volteaba la cabeza y los estaba mirando”.
Al mismo tiempo, la oración evidencia el
pleonasmo “de los sos oios”, pues no se llora por otra parte más que de los
ojos; aunque modernamente se sigue usando el pleonasmo: (con lágrimas en mis
ojos te ruego). Evidentemente, esta oración carece de sujeto léxico, pero se
sobreentiende que el sujeto es el Cid, personaje principal de todo el Poema. (Los
paréntesis son del autor de este análisis).
A continuación, voy a
transcribir algunas observaciones del filólogo clásico, don Ramón Menéndez
Pidal, las que se encuentran en su obra máxima “Texto, Gramática y
Vocabulario” del Poema Myo Çid Campeador.
El verbo ser era
usado como haber; el participio concuerda con el objeto directo; la
negación era reforzada con términos concretos y pintorescos “Non lo precio
un figo”; cual y qual se usaban indistintamente; Se nota confusión de la
función del adjetivo y del adverbio: “violos el rey fermoso sonrisava”:
(uso de “v” en vez de “b” en el imperfecto de indicativo, y se observa la
vacilación entre “u” y “v”: auie). En el mandato, al lado del
imperativo, podían usarse el presente o imperfecto del subjuntivo: “por
Raquel e Vidas vayádesme privado”. (Actualmente, el mandato se puede
expresar en modo imperativo “andate ya”, o en presente de indicativo “te vas de
aquí”, o con el verbo en infinitivo: “¡a correr!”).
Uso del futuro de indicativo en vez del
subjuntivo cuando adquiría valor causal; La partícula (ca) “que” tenía varios
usos: causal “porque”, y final “para que”, concesiva “aunque”. (Ejemplo: “Sospiro
Myo Çid ca mucho auie grandes cuydados" (la “y”
formaba diptongo: “uy” [ui]). Por otro lado, la negación era reforzada con
términos concretos y pintorescos “Non lo precio un figo”; (en nuestro
español moderno tenemos la expresión: “me importa un bledo”, u otras
expresiones obscenas). (Pero en la palabra “figo” notamos que la “f” no había
evolucionado en “h”, como el moderno “higo”)
Se nota concordancia del
participio con el verbo “haber” en forma compuesta: “el agua nos han vedada”; al lado de
ciertas palabras , aparecen otras en desuso: cabeça, tiesta; pierna, camba o
cama; salir, exir; rodilla, inojo (pero la palabra “hinojo” del latín genucŭlum,
se encuentra en uso en lenguaje religioso); mañana, matino, etc; (se notan)
nominalizaciones en vez del nombre del héroe: “el que en buen hora nació”.
(En esta oración notamos la falta de concordancia del adjetivo masculino “buen”
con el sustantivo femenino “hora”. Este rasgo se observa en el habla y lenguaje
escrito modernos. Ejemplo: “primer vez”, “primer semana”, etc.)
Con estas observaciones,
más las que he expresado al principio de este análisis, y mis comentarios entre
paréntesis, finalizo para no hacer mi análisis muy complicado.
CONCLUSIÓN
Por razón de que el
lenguaje del Poema El Cantar de Myo Çid en romance castellano resulta complicado para
cualquier lector no acostumbrado a leer prosa clásica de los siglos XI-XIV, he
decidido no hacer muy largo este escrito. Además, notamos que en unas pocas
líneas, hay demasiados cambios, si comparamos esta prosa con la versión
moderna. Además, bastan estos breves ejemplos para imaginarse cuántos aspectos
léxicos, morfológicos y sintácticos se tendrían que analizar si tomáramos todo
el Poema. También debemos aclarar que los críticos del Poema (fnmt.es) afirman
que no se sabe exactamente el nombre original de la obra, ya que en otras
literaturas encontramos los nombres de “Cantares de Gesta” o epopeyas escritas
acerca de un héroe. Por eso, se prefiere el título: “El Cantar de Mio Cid”.
También sirva este breve
anális para imaginar la magnitud del trabajo filológico emprendido por el
doctor en Filología Clásica, don Ramón Menéndez Pidal, en su análisis del Poema
“El Cantar de Myo Çid”, en tres volúmenes: “Texto, Gramática y
Vocabulario”. Es una lástima que actualmente no se incluya en los Planes de
Estudio de las Universidades y en sus Departamentos de Lengua y Literatura, la
evolución del romance castellano a partir del Latín popular, o llamado Vulgar.
Si así fuera, habría mucho que aprender y mucho que enseñar.
Por último, este breve
ejercicio de demostración de cuánto ha evolucionado nuestra lengua, es el
resultado de lo que el autor de esta breve nota, enseñaba a sus estudiantes
cuando era catedrático de la materia “Historia y Evolución del idioma Español”,
entre otras Materias gramaticales, en el Departamento de Lingüística, en la
Universidad Nacional Autónoma de Managua.
Transcribo unas líneas
del Poema a continuación:
“De
los sos oios tan fuerte mientre lorando
Tornaua
la cabeça e estaua los catando:
Vio
puertas abiertas e vços sin cannados,
Alcandaras
uazias sin pielles e sin mantos,
E
sin falcones e sin adtores mudados.
Sospiro
Myo Çid ca mucho auie grandes cuydados.
Ffablo
Myo Çid bien e tan mesurado:
Grado
a ti Sennor Padre que estas en alto,
Esto
me an buelto myos enemigos malos.
Alli
pienssan de aguiiar, alli sueltan las riendas:
A
la exida de Biuar ouieron la corneia diestra,
E
entrando a Burgos ouieron la siniestra”.
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