sábado, 20 de noviembre de 2021

 

HERENCIA ANDALUZA EN AMÉRICA

Amadeo Albuquerque Lara

Este artículo tiene como objetivo destacar dos temas: primero, sobre la importancia del habla andaluza, o hablas andaluzas, y su herencia lingüística en las hablas de América; y segundo, sobre la obra gramatical castellana escrita por un andaluz. El habla andaluza nace de una mezcla de la herencia lingüística árabe, especialmente, la pronunciación de la “j” y un vasto vocabulario de por lo menos 4000 palabras; herencia del dialecto extremeño, manchego y murciano, más otras características arcaicas de origen castellano.

Por otro lado, fue un andaluz, Elio Antonio de Nebrija o Nebrixa (1444-1522), nacido en Lebrija, Sevilla, quien escribió la primera Gramática Castellana, así con ese título, en 1492. De manera que un andaluz propaga la supuesta lengua castellana con acento andaluz, en los territorios subyugados por los conquistadores que, según Nebrija, venían a enseñarnos la lengua de Castilla que estaba en su estado cumbre de la perfección, según se lo dijo a la reina. No se imaginó don Antonio de Nebrija cuánto le faltaba evolucionar al que él llamó castellano en estado de perfección.

Cuando Nebrija se dio cuenta de la llamada conquista de América; se dirigió a la reina Isabel de Castilla para que le patrocinara su “arte” gramatical, llamado por él, Gramática Castellana la cual tenía la intención de instruir a los “pueblos bárbaros”, según lo expresa Nebrija en su Prólogo, para que “muchos pueblos bárbaros y naciones de peregrinas lenguas” pudieran recibir las leyes y la lengua del vencedor.  (Prólogo de la Gramática Castellana). Nótese que Nebrija llama arte a la gramática; porque a partir de esa obra, los demás gramáticos de lengua española, incluida la Real Academia, han seguido llamándole “arte de hablar y escribir” y no ciencia a la disciplina gramatical.

Andalucía es una región autónoma al sur de España, compuesta por las comunidades de Sevilla, Huelva, Extremadura, Málaga, Granada, Córdoba, Jaén, Murcia, Montalbán y Almería. Su variedad lingüística es la andaluza; llamada por lingüistas “hablas de Andalucía”, porque son varias. Los críticos del acento andaluz lo tienen a menos, porque en las obras de teatro, y las películas, los porteros, las camareras y los graciosos son andaluces. Son considerados con un criterio despectivo y burlesco, como el que se le da a los gallegos en los chistes. En España, el habla andaluza es la más menospreciada y estereotipada de todas las hablas regionales.  Sin embargo, también los andaluces tienen sus defensores; entre ellos, el miembro de la RAE, don Antonio Rodríguez Almodóvar y el catedrático de sociolingüística andaluza, Pedro Carbonero; sin embargo, no están de acuerdo en la creación de una Real Academia de Lengua Andaluza, puesto que no es una lengua, sino una variedad dialectal del español.

Una característica fonética de las hablas de Andalucía es la no pronunciación del sonido [s] al final de sílaba, o la pronuncian como “h” aspirada, o como “j”; pero esa característica también se observa en Extremadura, Murcia, buena parte de Castilla-La Mancha y Canarias. La otra característica es que el sonido de [z] y [c], conocido como ceceo, el andaluz lo pronuncia como [s], en las regiones de Córdoba, Montalbán, parte de Huelva, Sevilla, Jaén y Almería. Esta característica es conocida como seseo, o “jejeseo”, por la pronunciación del sonido [s] como [j].

Este escrito lo he titulado “Herencia andaluza en América”, referido al español hablado en América. Los lectores notarán que estas características fonéticas andaluzas son también propias de las hablas de América. Por ejemplo, en Nicaragua, la [s] al final de sílaba se pronuncia como [j], como [h] aspirada como en inglés, o sencillamente no se pronuncia del todo, y como consecuencia, la última vocal antes de la [s] muda, se alarga. Tampoco en Nicaragua se usa el ceceo; es decir, la z y c se pronuncian igual que el sonido [s].

Pero lo triste es que algunos críticos de países vecinos, a los nicas nos llaman “mucos”, porque no pronunciamos las eses finales de sílaba; pero también nos dicen con sorna que los nicas nos comemos las eses, con doble sentido, las heces. Pero si ellos cecearan, no habría doble sentido. Por ende, no sólo en España se burlan del acento andaluz, sino que por su herencia en América, somos motivo de burlas por quienes ignoran que el español tiene sus variantes dialectales en cada región, país y zonas. Hay variantes dialectales que son nasalizadas; o como los ticos que pronuncian el sonido [s] como el sonido [sh] del inglés; pero ellos no lo notan.

Para finalizar, las hablas andaluzas son una variedad dialectal del español que se habla en las diferentes zonas de España y de América, y no debe ser motivo de burla ni de afrenta practicar el acento andaluz; porque en cada región del territorio español se practica también una variante dialectal de la lengua general de España y de las regiones de América.

Por último, la razón por qué compartimos rasgos fonéticos con las hablas andaluzas es porque los conquistadores que vinieron a América provenían del sur de España o se estacionaban en Cádiz, Sevilla, mientras esperaban embarcarse para América. Por tanto, si no eran originarios de Andalucía, su estadía en Sevilla los hacía tomar el acento andaluz; y eso fue lo que enseñaron a los originarios de estas regiones. Entonces, ¿eran castellanos los conquistadores? No, ellos nos trajeron el acento y costumbres de los andaluces, quienes también fueron fuertemente influenciados por los árabes que quedaron como reducto, después de su expulsión del resto de España. Recordemos que Alpujarra fue el último reducto de la cultura hispano-musulmana en España, al sur de Granada. (ABC Andalucía, "El Español hablado en Andalucía, Universidad de Sevilla; Amadeo Albuquerque Lara, Cátedra "El Español de América", UNAN, Managua)

 

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