sábado, 21 de noviembre de 2020

 

CURIOSIDADES DEL IDIOMA ESPAÑOL

Amadeo Albuquerque Lara

BORONA es un sustantivo; pero el verbo es DESMORONAR, que se ha producido del original DESBORONAR, por asimilación de B y M. Debo aclarar que en Nicaragua se usa más el verbo DESBORONAR. Sin duda en España y otros países prefieren la forma desmoronar, pero las dos formas son aceptables, según el Diccionario de la Real Academia Española..

La palabra “borona” proviene del celta “boruna” que significa mijo, un grano de cereal, como el sorgo. Pero en la Edad Media, la palabra se utilizó para referirse al pan hecho de mijo. A ese pan se le llamaba BORONA. Luego, el término “borona” extendió su significado a MIGAJA, especialmente de pan, al desintegrar el pan en pequeños trozos o migajas. De esta manera ha llegado hasta nosotros el sustantivo BORONA con el significado de migaja. Es la explicación que extraigo del Diccionario, pero es un magnífico ejemplo del cambio que sufren las palabras en el nivel oral de la lengua.

DESMORONAR es el verbo correspondiente al convertir en migajas el pan. Pero al predominar la forma DESMORONAR en vez de DESBORONAR, se produce un cambio de “B” en “M”: BORONA/DESMORONAR. El verbo desmoronar se forma del prefijo “des-” más el sustantivo “borona”. El diccionario etimológico no explica el cambio de “b” en “m”, de borona a desmoronar; pero el cambio se observa en la lengua oral. Por ejemplo, los niños de corta edad pronuncian el sonido [B] como [M]. Así dicen “MAÑARSE” por BAÑARSE, “MANANO” por BANANO, etc. Por tanto, el cambio de B a M se produce en el nivel oral, porque el hablante asimila la consonante “b” con la consonante “m”, puesto que ambas son bilabiales y sonoras; pero en la práctica se desestima el rasgo oral de la consonante “b”, con el rasgo nasal de la “m”.

Para concluir esta breve nota curiosa, debo decir que este fenómeno fonético de cambios en las palabras, se produce en todas las lenguas naturales. Los cambios se producen en la lengua oral, pero así pasan también a la forma escrita, por la fuerza del uso.

Voy a finalizar con un ejemplo de la literatura clásica. El romance que se refiere al incendio de Roma bajo el Emperador Nerón, dice: “Mira Nero de Tarpeya a Roma cómo se ardía”; pero en el habla popular resultó: “Marinero de Tarpeya a Roma cómo se ardía”. Como originalmente los romances se transmitían por vía oral, fácilmente sufrían cambios fonéticos que luego pasaban a la posteridad en su versión ortográfica. Esto es sólo un ejemplo de los muchos que se observan en la lengua oral.

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