miércoles, 28 de agosto de 2024

 

PROTO-INDOEUROPEO EL ABUELO DE LAS LENGUAS EUROPEAS

Amadeo Albuquerque Lara

¿De dónde viene nuestro español? Seguramente la respuesta más expedita será que viene del latín hablado llamado vulgar. Esto es cierto; pero debemos indagar más a fondo para saber de dónde procede el latín clásico, y el latín hablado. Pero esto sería una tarea digna para especialistas filólogos, gramáticos comparatistas y etnolingüistas que explicaran el proceso de desplazamientos de grupos de agricultores, nómadas y semi-nómadas de las lejanas regiones del Cáucaso, y de las ramificaciones de las lenguas. En esta breve nota me voy a referir a las lenguas europeas que provienen del indo-europeo y éste, del Proto-indoeuropeo. Nuestro español es parte importante de la lengua indo-europea, y los estudiosos de la lengua se han interesado en el lugar geográfico del origen del proto-indoeuropeo, aunque no se atreven a ubicarlo en un lugar geográfico determinado.

La familia indo-europea contiene numerosas ramas; y sus hablantes se cuentan por millones. Actualmente, son muchos los hablantes de lenguas europeas, entre las cuales se encuentran indios, afganos, iraníes, griegos, irlandeses, rusos, noruegos centroamericanos, suramericanos, y brasileños. Sin embargo, la familia indo-europea proviene de una lengua original que probablemente la hablaba un grupo pequeño en un área también reducida, a la que los estudiosos llaman proto-indoeuropeo. Pero, ¿cómo llegaron a Europa las lenguas que ahora son habladas por casi la mitad de la población mundial?

Al respecto hay varias hipótesis; una de ellas es que de la región del Cáucaso, grupos nómadas o semi-nómadas que se dedicaban a la agricultura, al pastoreo, y probablemente, recolectores, esparcieron sus lenguas en busca de mejores lugares para la agricultura y el pastoreo, alrededor de 7000 a. C. Esta hipótesis sugiere que este grupo de agricultores llevaron sus lenguas a la Península de Anatolia (hoy Türkiye), en el cuarto milenio antes de Cristo, en donde se hablaba el hitita, el cual según Warren Cowhill debe clasificarse como lengua hermana de las indo-europeas, pero no hija; y desde esa región al sur del Cáucaso y al oeste del Mar Caspio, el indo-europeo llegó a Europa.

Las lenguas de Europa son muchas, pero voy a destacar la rama itálica: las lenguas itálicas o románicas son: aragonés, asturleonés, catalán, corso, español o castellano, francés, francoprovenzal, friulano, galoitálico, galaicoportugués (gallego y portugués), italiano, occitano, romanche, rumano, sardo, véneto, y judeoespañol o ladino.

Para concluir, esta breve nota de información lingüística se ha centrado en el origen de las lenguas indo-europeas, de donde provienen las lenguas de Europa; y por consiguiente, de donde proviene el idioma Español, llamado castellano al principio de su formación. Sin embargo, para llegar al origen del español, esta breve nota ha discutido las hipótesis que sostienen varios estudiosos de las lenguas indo-europeas y europeas. La principal hipótesis es que grupos de agricultores, cazadores, nómadas o semi-nómadas llevaron el indo-europeo a la Península de Anatolia, hoy Turquía u oficialmente, Türkiye; y que de aquí, fue llevado a Europa, con sus ramificaciones de lenguas. También, en esta nota se han nombrado las diferentes lenguas europeas, con énfasis en el Español como lengua de España y de América.

domingo, 25 de agosto de 2024

 

LA ORACIÓN DE DAVID SEGÚN EL SALMO 51, Y EL PADRE NUESTRO

COMO ORACIÓN PERSONAL               

Amadeo Albuquerque Lara

Hay pasajes en la Biblia que representan la experiencia religiosa del personaje que la vivió y según las circunstancias que la originaron. Ni la experiencia espiritual, ni las circunstancias de los personajes de la Biblia pueden ser exactamente las mismas que las nuestras. Ejemplos de esta aseveración son el Salmo 51 y el Padre Nuestro, entre muchos. El Salmo 51 representa la profunda experiencia espiritual de David, de arrepentimiento y de perdón; y el Padre Nuestro contiene los principios y parámetros espirituales para la oración, y para entrar en comunión con el Padre y con los miembros de la Iglesia de Jesucristo. En el Sermón del Monte Jesús expresó la base doctrinal para adquirir la ciudadanía en el Reino de los Cielos.

EL SALMO 51: Muchos creyentes y pastores evangélicos se apropian del Salmo 51 como si fuera producto de una profunda experiencia espiritual de ellos, como la que tuvo el rey David, cuando cometió el pecado de adulterio y de homicidio premeditado en contra de un fiel súbdito inocente. Nadie más podrá sentir el remordimiento y arrepentimiento vertidos en ese salmo, al igual que su autor. Por tanto, no debemos apropiarnos de sentimientos ajenos que nosotros no hemos experimentado en lo más profundo de nuestras entrañas. Al imitar a David nos iguala a la parábola del fariseo y el publicano. No sabemos el contenido de la oración del publicano, pero hablaba en secreto de su propia experiencia espiritual con Dios. En cambio, el fariseo no hablaba con Dios, sino que exhibía su falsa espiritualidad ante el público.

Repetir el Salmo 51 como experiencia propia no es hablar con Dios, ni siquiera cumple con el propósito de la oración. “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada tu puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público” (Mateo 6:6). La oración, según el mismo Señor Jesucristo, debe ser de contrición, de arrepentimiento, salida de nuestra experiencia espiritual, y no de otra persona, ni tampoco usar vanas palabrerías para ser escuchados por el público. Cerrada tu puerta, abierta tu mente, con palabras de tu propia experiencia personal, y necesidades espirituales, es la esencia de la oración.

EL PADRE NUESTRO: Su propósito no fue para que cada vez que oremos, lo repitamos literalmente. Su propósito es el siguiente: santificar al Padre, pedir ser integrado en su reino, el hacer su voluntad como en el cielo, reconocer que Dios provee nuestros alimentos, perdonar a quienes nos ofenden y pedir la fortaleza para no caer en la tentación del maligno; porque el apóstol Pedro nos previene con estas palabras: “Estén siempre atentos y listos para lo que venga, pues su enemigo, el diablo, anda buscando a quien destruir. ¡Hasta parece un león hambriento!” (1 Pedro 5:8 TLA).

En cuanto al reino de los cielos, las bienaventuranzas nos enseñan de quienes es el reino:  “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3). “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:10): los que se hacen como niños: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Sólo los que nacen de agua y del Espíritu: “De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). De manera que si pedimos que venga a nosotros el reino de Dios, debemos estar dispuestos a cumplir con los requisitos dados por el mismo Señor Jesús, quien enseñó a sus discípulos cómo orar.

En cuanto el hacer la voluntad del Padre, Jesús nos dio ejemplo en su oración en el jardín de Getsemaní:“Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú (Mateo 26:39-63).

El reconocer que es Dios quien nos provee el pan de cada día, debe hacernos agradecidos sabiendo que no nos debemos preocupar por qué hemos de comer o qué hemos de vestir, porque el Señor Jesús nos da ejemplos con las aves del cielo y los lirios del campo: “No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta” (Mateo 6:25-26).

Pero hay en el Padre Nuestro una parte muy importante en lo que se refiere a perdonar. Dice el Señor que pidamos perdón por nuestros pecados y que así también perdonemos a quienes nos ofenden. Sin embargo, el perdonar a los demás parece ser la parte más difícil aun para los creyentes que han escuchado este mandamiento desde que aceptaron el Evangelio del Señor Jesús. En el Nuevo Testamento hay varios pasajes que nos llaman a perdonar a los demás: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mateo 6:12). “mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mateo 6:15). Si sólo existieran estos versículos en el Nuevo Testamento, sería suficiente razón para perdonar a quienes nos ofenden. También dice el Señor que él no acepta ofrendas si no estamos en paz con nuestro hermano: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” (Mateo 5:23-24). Esto significa que el perdonar a nuestro hermano es más importante que presentar nuestra ofrenda en el altar. Esto también incluye asistir a los servicios de la iglesia, el dar nuestros diezmos, etc. ¿De qué sirve todo esto si en el fondo no perdonamos a nuestro hermano? ¿Será que no comprendemos el significado de este mandamiento? ¿O será que no hemos nacido de nuevo, y que aún estamos en nuestros pecados?

Por último, el Padre Nuestro nos previene a estar conscientes que el maligno está presente en cada acción de nuestras vidas, y que somos indefensos, sin la ayuda de Dios. Por eso, la amonestación: y no nos dejes caer en la tentación (“Y cuando vengan las pruebas, no permitas que ellas nos aparten de ti, y líbranos del poder del diablo (Mateo 6:13 TLA). Como una despedida en el jardín de Getsemaní, el Señor Jesús recomienda a sus discípulos: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26:41).

Por tanto, el Padre Nuestro no es un amuleto al que debemos recurrir cuando nos sentimos amenazados por el peligro, o porque creamos que si repetimos esa oración nos limpiamos de pecado. El Padre Nuestro es parte importante que los ciudadanos del Reino de los Cielos debemos cumplir. Es el parámetro espiritual que contiene los requisitos para estar en armonía con el Padre celestial, y con los miembros de la comunidad cristiana a la cual pertenecemos.

CONCLUSIÓN

Estas breves reflexiones tienen el propósito de evitar apropiarnos de textos bíblicos que han sido producidos exclusivamente por personajes que han tenido experiencias personales con Dios. El Salmo 51 es un clamor con arrepentimiento que busca del perdón de Dios, de lo más profundo de su ser. David había cometido un pecado doble, había sido amonestado por el Profeta Natán y había sufrido el luto por la muerte del niño, fruto del adulterio. Por tanto, nadie puede apropiarse de esta experiencia, porque cada persona que se dirige a Dios debe presentar su propia necesidad, su propio arrepentimiento, o sus propias acciones de gracia por favores recibidos.

En cuanto al Padre Nuestro, hemos destacado el propósito que tuvo el Señor Jesús al enseñar a orar a sus discípulos. El Señor Jesús nos enseña a no usar vanas palabrerías cuando estemos orando, porque Dios sabe de qué cosas tenemos necesidad. Sin embargo, nos expresa los requisitos y parámetros que contiene el Padre Nuestro para los ciudadanos del Reino de los Cielos. Estos requisitos hay que cumplirlos si en realidad hemos nacido de nuevo, si nos hemos arrepentido y si estamos dispuestos a abrir nuestra mente y corazón para perdonar a los demás.

Así que cada oración debe hacerse conforme a la experiencia espiritual personal, conforme a las necesidades personales, y conforme a la gratitud y gozo por ser ciudadanos del Reino de los Cielos. No se necesita citar el Salmo 51 para limpiarse de pecado, sólo Cristo tiene el poder de perdonar; y si él nos ha perdonado no tenemos que buscar el perdón por otros medios. Por otro lado, el Padre Nuestro no es un sustituto de la oración, la que debe salir de nuestra propia experiencia espiritual, y de nuestra gratitud.

sábado, 24 de agosto de 2024

 

FAMILIAS LINGÜÍSTICAS

Amadeo Albuquerque Lara

Los lingüistas, los sociolingüistas, etnolingüistas y filólogos,  han acuñado los nombres de familias lingüísticas, subfamilies lingüísticas, grupos y subgrupos lingüísticos, de los que depende una determinada lengua natural. Por tanto, en primer lugar, conviene definir qué se entiende, por “familia lingüística”, o “familias de lenguas”. Una familia puede comprender un grupo pequeño de lenguas, o un grupo grande de lenguas relacionadas entre sí por su origen y relación filogenética, de tal manera que incluya subfamilias de lenguas que dependen de una lengua madre o protolengua. Un ejemplo es el indoeuropeo del cual provienen la mayoría de las lenguas europeas, en las que se incluye el español. El indoeutopeo a su vez depende de otra lengua fundadora o protolengua, que en nuestro caso es el proto-indoeuropeo.

Otro ejemplo, es el latín clásico, del cual evolucionó el latín hablado que a su vez dio origen al grupo de lenguas romances: español, italiano, portugués, francés, rumano, catalán, occitano y el sardo. De cada una de estas lenguas, se formaron distintos dialectos, algunos de los cuales son ininteligibles entre sí. Aquí conviene también definir qué se entiende por lengua y por dialecto. Una lengua puede contener uno o varios dialectos o variaciones dialectales. Finalmente, un dialecto con el tiempo se convierte en lengua con su gramática, fonología y ortografía. Un ejemplo de esto es el romance castellano que comenzó como dialecto, pero con la unión de los reinos de Castilla y Aragón, se convirtió en la lengua oficial de España; y al extenderse por América, tomó el nombre de Español.

Pero no sólo las lenguas europeas, germanas, asiáticas y arábigas forman familias de lenguas; también tenemos ejemplos en las familias de lenguas amerindias. Por ejemplo: el araucano o mapuche lo constituye una sola lengua; pero otras lenguas abarcan docenas. El uto-azteca abarca 25 lenguas con sus dialectos naturales de México, EE. UU. y América central; la familia chibcha contiene 16 lenguas con sus dialectos. El maya-quiché se habla en México y en parte de América central. La arahuaca o arawaca y la caribe son habladas en las Antillas y América del Sur y el tupi-guaraní hablado en América del Sur. Aclaro que el tupi-guaraní es una subfamilia de lenguas.

Casi todas estas lenguas han hecho su contribución léxica y a veces fonética al idioma español. Por ejemplo el taíno, de la familia arawaca o arahuaca ha contribuido con palabras, entre ellas:

FAMILIA ARAHUACA O ARAWACA: TAÍNO: Barbacoa, batata o patata, batea, bohío, cacique, caníbal, canoa, caoba, carey, cayo, ceiba, cocuyo, guayacán, hamaca, huracán, iguana, macana, maguey, maíz, maní, naguas, papaya, sabana, tabaco, yuca, etre otras.

El grupo lingüístico nahuatl pertenece a la familia yuto-nahua, también llamado yuto-azteca. Esta agrupación es la más hablada en México con 1, 586,884 de hablantes, según censo de 2010. Pues bien, la lengua nahuatl o nahua nos ha heredado gran cantidad de palabras o nombres de árboles, frutas, comidas, bebidas, animales y toponimia o nombres de lugares geográficos. Basta citar las palabras más conocidas:

FAMILIA YUTO-NAHUA O YUTO-AZTECA: NAHUATL O NAHUA: Aguacate, cacao, cacahuate, chocolate, tomate, chile, chicle, jícara, petaca, petate, jalacate, malacate, hule, coyote, zopilote, escuintle, Motastepe, Masatepe, Jinotepe, Ticuantepe, Ometepe, sacuanjoche, jilinjoche, cacuanjoche, calli, entre otras.

FAMILIA MACRO-TUPÍ: comprende la subfamilia Tupi-guaraní con 53 lenguas. También comprende once subgrupos y una lengua no clasificada. Estas lenguas se hablan o se hablaban en Paraguay, Bolivia, Brasil, Colombia, Guayana francesa, Argentina, Perú y Venezuela.

Las palabras heredadas de la subfamilia Tupí-guaraní: ananás, ipecacuana, jaguar, mandioca, maraca, petunia, tapioca, tapir, tucán, entre otras.

Del Quechua de Perú: alpaca, cancha, condor, guano, llama, mate, pampa, papa, puma, tanda, vicuña, etc.

Del caribe: Manatí, piragua, colibri y probablemente butaca.

Esta breve nota tiene la intención de ilustrar los conceptos de familia o familias lingüísticas, grupos y subgrupos lingüísticos; así como las bases para que un grupo de lenguas constituyan familias, subfamilias, grupos y subgrupos de lenguas todas relacionadas entre sí por el origen o por sus relaciones filogenéticas. El énfasis de esta nota ha sido el destacar los grupos y familias de lenguas amerindias, así como la contribución que cada una de ellas ha hecho al idioma español.

sábado, 10 de agosto de 2024

 

JOB Y EL SUFRIMIENTO HUMANO

Amadeo Albuquerque Lara

Job es el único personaje bíblico con ese nombre en todo el Antiguo Testamento; lo que ha hecho suponer a los críticos que ha sido un personaje nombrado como prefigura o prototipo, ejemplo de fidelidad a Dios, a la justicia divina, y del sufrimiento humano como prueba. Los críticos también señalan con incertidumbre la ubicación de la “tierra de Uz”; pero en la Biblia se visibiliza como una zona ganadera, de riqueza y prosperidad en beneficio del personaje Job.

I] La Tierra de Uz la ubican los críticos en dos lugares diferentes y opuestos. Algunos la ubican en Aram, al norte de Mesopotamia; mientras que otros la ubican al sur de Israel, como parte del reino de Edom. Los que la ubican en Aram, al norte de Mesopotamia, se basan en el pasaje de Génesis diez, en donde se menciona a Aram como hijo de Sem; y Uz como hijo de Aram (Génesis 10:23). De manera que estos críticos aseguran que la “tierra de Uz” perteneció a Uz, hijo de Aram. Sin embargo, la mención del personaje Uz en Génesis capítulo diez, no asegura que él es el fundador de una zona geográfica que en lo sucesivo se llamaría la “tierra de Uz”.

Por otro lado, quienes afirman que la “tierra de Uz” estaba ubicada al sur de Israel, como parte del reino de Edom, se basan en los siguientes pasajes:  Lamentaciones 4:21 “Gózate y alégrate, hija de Edom, la que habitas en tierra de Uz”; Jeremías 25:20-21: “y a toda la mezcla de naciones, a todos los reyes de tierra de Uz, y a todos los reyes de la tierra de Filistea, a Ascalón, a Gaza, a Ecrón y al remanente de Asdod; 21 a Edom, a Moab y a los hijos de Amón”. Como es evidente, la tierra de Uz se menciona como la hija de Edom en Lamentaciones; mientras que Jeremías menciona la “tierra de Uz” como perteneciente a la mezcla de naciones, la tierra de Filistea con sus cuatro ciudades; y la zona de Edom, Moab y Amón, al sureste de la tribu de Judá. Estas naciones estaban ubicadas al sur y sureste de Judá respectivamente, al sur de Israel.

Por lo tanto, hay más evidencia bíblica de la ubicación de la “tierra de Uz” al sur de Israel, antes que al norte de Mesopotamia, porque eso sería basarse mayormente en suposiciones. Pero hay algo más que llama la atención al leer los pasajes citados. Todos se refieren a Uz en una frase inseparable, sintácticamente unida, con un núcleo y su complemento preposicional: “tierra (núcleo) de Uz (complemento preposicional). El libro de Job comienza así: “Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job” (Job 1:1); Lamentaciones menciona la frase así: “la que habitas en tierra de Uz (Lam 4:21); y Jeremías: “a todos los reyes de tierra de Uz (Jer 25:20). En consecuencia, lo inseparable de la frase hace pensar que la “tierra de Uz” no es un prototipo, ni mucho menos un mito; ni un acomodo legendario para introducir al personaje Job; sino que su ubicación geográfica está respaldada por dos libros del Antiguo Testamento.

II] El Personaje Job. Job se presenta en la Biblia como una figura prominente en la literatura hebrea. Una persona de inmensa riqueza, jefe de una próspera familia, de numerosos amigos y criados; y de intachable fidelidad y rectitud. El libro de Job comienza con una afirmación indubitable, basada en datos geográficos e históricos: “Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job (Job 1:1); tanto la tierra como el personaje tienen un nombre propio, no mítico ni legendario. Los críticos de la Biblia ven en cada uno de sus libros una duda, un mito, o un cuento propio de la edad en que aparece; porque ellos se basan en la crítica textual y no como resultado de la inspiración divina. Sin embargo, el personaje Job no es un mito ni una leyenda, ya que vivió y perteneció a una zona geográfica documentada por el profeta Jeremías; y que además, Job es un personaje bíblico que es puesto como ejemplo y prefigura de una profunda fidelidad a Dios en medio del sufrimiento como prueba, y de la justicia divina; y que a pesar de la pérdida de su salud, de sus hijos y de sus riquezas; así como de la burla de su mujer, y de la incomprensión de sus llamados amigos, Job permanece inconmovible en su fe en la justicia divina: “Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21). Resaltado es mío.

Job representa la verdad del sufrimiento humano; y nos demuestra que el hecho de ser hijos de Dios, no estamos exentos del sufrimiento y las enfermedades; así como de la prueba dura que debemos resistir, porque Dios nos da la fuerza, si estamos cimentados en los principios de la fe cristiana. Job era “perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1), pero no exento del sufrimiento, porque Job también era humano. Resaltado es mío.

III] Los hijos de Dios y Satanás. El conflicto bíblico comienza cuando surge el maligno, el personaje del mal llamado Satanás acompañado con los hijos de Dios. Es su manera de camuflarse, tomando la forma del bien y no como el engañador y enemigo de los hijos de Dios. El argumento que el diablo le expone a Dios es que Job lo ama por las enormes riquezas que posee, pero que si las pierde, lo aborrecerá y se apartará de él. El pasaje nos demuestra que Satanás no se presenta de una manera que nos cause miedo o terror. “Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás” (Job 1:6). Los hijos de Dios mencionados en Job son los ángeles que no se rebelaron junto con Satanás; mientras que Satanás ya se había rebelado, queriendo ser igual o superior que Dios. Dios le pregunta a Satanás que de dónde viene, y Satanás le responde que viene “de rodear la tierra y de andar por ella” (Job 1:7). La respuesta de Satanás demuestra que ya ha sido lanzado del cielo y “arrojado a la tierra”; que ya no es el Luzbel, jefe de los ángeles “hijos de Dios”, sino que es el jefe de los ángeles caídos junto con él, los cuales fueron reservados en prisiones eternas. “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día” (Judas 6). Por tanto, en el pasaje de Job Satanás quiere mezclarse con los ángeles “hijos de Dios” no rebeldes, y no con sus ángeles rebeldes que fueron lanzados de sus moradas en el cielo, junto con él.

“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:9).

En el libro de Génesis 6:2, se lee una referencia a los ángeles como “hijos de Dios” que se mezclan con las hijas de los hombres; pero evidentemente, éstos son ángeles caídos que se han rebelado junto con Satanás; porque los ángeles que permanecen fieles a Dios no se casan ni se dan en casamiento. “Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo(Mateo 22:29-32). El Libro de Enoc, libro no canónico ni reconocido como inspirado, llama a los ángeles caídos “hijos del cielo” (Enoc 6:2). Una referencia a su estado anterior a su rebelión y caída; lo que sin duda también es una referencia a su estado anterior, en la cita de Génesis 6:2, como “hijos de Dios”.   Resaltado es mío.

Por último, queda la duda que por qué Dios le permite a Satanás causarle sufrimiento, pérdida de su salud, de sus hijos, y de sus riquezas a su siervo Job. Pero no debemos olvidar que también Jesús “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15). De manera que tanto en el Antiguo Testamento, como en el Nuevo, Dios permite la tentación del diablo; razón por la cual el Señor Jesús enseñó a sus discípulos a orar, así: “y no nos dejes caer en tentación, y líbranos del maligno” (Mateo 6:13 Bible.com). Claramente, el creyente en el Evangelio de Jesucristo no está exento del maligno; por eso, debemos orar siempre para no ceder ante el sufrimiento y la prueba. “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno” (Job 1:22).

CONCLUSIÓN

Este estudio se ha basado en el libro de Job como digno representante de la resistencia al sufrimiento humano, a la rectitud y fidelidad a un Dios justo. El estudio se ha enfocado en tres aspectos: la zona geográfica en que se dan los hechos, el personaje llamado Job como único que lleva ese nombre en todo el Antiguo Testamento; y Satanás como representante del mal, como incitador a la rebelión contra los designios divinos, y como el instrumento de la tentación como prueba del creyente fiel y de rectitud intachable. Satanás no se preocupa mucho de los débiles en la fe, y mucho menos, de los infieles; porque son más fáciles de convencer y de hacerlos rebelarse.

Satanás se presentó a Jesús como profundo conocedor de las sagradas Escrituras, y como instrumento oportuno en contra de los planes de Dios. “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo” (Mateo 4:1). Obsérvese que Jesús fue guiado por el Espíritu de Dios para ponerlo a prueba. Al igual que Jesús, Job fue sometido por Satanás con el permiso de Dios. En el caso del Señor Jesús, el punto débil que atacaba el diablo fue el ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, por lo que Jesús tuvo hambre. En tanto que el punto débil que Satanás buscó en Job fue la inmensa fortuna que poseía, la próspera familia, y sin duda, buena salud.  

Por lo tanto, estemos atentos cuando creamos que todo marcha estupendamente bien, cuando gocemos de buena salud, de un excelente salario, de prósperas posesiones; de manera que nos sintamos intocables e inclaudicables. Porque precisamente, esas son las condiciones que aprovecha el diablo para tentarnos y hacernos caer.

REFERENCIAS

Bible.com

Biblia Reina Valera 1960

Enciclopaedia Britannica

Estudio inductivo de la Biblia

Lamentaciones y Jeremías

Redalyc.org: La crítica a la sabiduría en el libro de Job