miércoles, 19 de mayo de 2021

 

“COMO EN LOS DÍAS DE NOÉ” HOY

Lucas 17:26-30; Génesis 6:5

 Amadeo Albuquerque Lara

Los escritores de la Biblia narran hechos pecaminosos ocurridos en diferentes períodos de la historia bíblica, provocados por la extrema maldad del género humano. Pero en este estudio me voy a referir a tres de ellos. El primero se encuentra en Génesis capítulo seis, y la depravación es tanta en los días de Noé y su familia, que lastimó el corazón de Dios. El segundo hecho, también en Génesis, es la perversidad de los habitantes de Sodoma y Gomorra, en tiempos de Lot y su familia; y el tercer caso es la corrupción idolátrica de los pueblos cananeos, según el libro de Deuteronomio.

En las tres historias, Dios toma una decisión drástica de destrucción de la gente rebelde, inclinada al mal, para que su influencia no siga corrompiendo a las nuevas generaciones que quieran obedecerlo.

I)             La maldad abominable en los días de Noé

El capítulo seis de Génesis da la razón de por qué la generación de Noé se extingue por un diluvio. Se trata de una explosión demográfica producto de una mezcla de hijos de Dios con una generación perversa. En todos estos relatos las evidencias son las mismas. Yavé (YHWH) o Jehová es un Dios celoso y no tolera el desenfreno sexual y la perversidad idolátrica que, además, incluya costumbres licenciosas en las prácticas de adoración.

“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. (Gén 6:5)

La maldad se había multiplicado en medio de una explosión demográfica de seres extremadamente pecaminosos. Entonces Dios se plantea acabar con el género humano, porque no ve indicios de arrepentimiento. La Biblia dice que “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23) Dios no tiene otra solución para quienes tienen un corazón inclinado a la violencia, la corrupción y la perversidad.

No hay nada malo en casarse y darse en casamiento, pero si se hace en cumplimiento al mandato divino de crecer y multiplicarse; pero si las uniones son entre justos e injustos y peor aún si se hace contra natura; y entre seguidores de Dios y adoradores de ídolos. El resultado es la provocación de la ira de Dios.

“Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá. 18 Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo”. (Génesis 6:17-18) (énfasis añadido)

Hay aquí tres lecciones que aprender: 1) La ira de Dios es contra los malvados, sin deseos de arrepentirse; 2) Siempre hay un remanente (Noé y su familia) al que Dios protege de la destrucción; y 3) Dios provee el medio de salvación. El arca, en el caso de Noé, y Jesucristo, para nuestros días. Quien no se refugia en él, perece irremediablemente, igual que en el diluvio, en días de Noé..

II)            La multitud de pecados en los días de Lot

El patriarca Abraham había establecido un arreglo con su sobrino Lot de separarse y dividirse la tierra, por causa del número de cabezas de ganado. De manera que Lot escoge la región de Sodoma y Gomorra. Pero pronto se da cuenta que está entre medio de gente malvada que no es parte del pueblo de Dios. Lot siente que sólo él y su familia son parte del plan de Dios.

Providencialmente, Lot recibe la visita de dos personajes a quienes ofrece hospedaje. Hasta ese momento, Lot no se da cuenta que esos personajes son los heraldos de Dios enviados para salvación de él y su familia.

Pero los habitantes de las ciudades de Sodoma y Gomorra están tan sumergidos en sus pensamientos de maldad, que se lanzan en contra de la vida de los ángeles enviados por el Señor. Dios en su misericordia espera que haya arrepentimiento de parte de los malvados; pero más bien arremeten en contra de los anunciadores de Dios, pidiéndole a Lot que se los entregue “para conocerlos”. En la Biblia, la palabra “conocer” tiene también el significado de sostener relaciones sexuales. Entonces Lot les ofrece a sus dos hijas vírgenes, con la condición de que no les hagan daño a sus visitantes. Pero el desenfreno sexual es tanto, que se lanzan en contra de los predicadores de la salvación. En Listra al apóstol Pablo lo dieron por muerto (Hechos 14:19-28), después de apedrearlo, porque les anunciaba a Jesús crucificado y resucitado; a Esteban lo mataron a pedradas, porque también predicaba a Jesucristo (Hechos 7:54-8:8). El pecado convierte al pecador en enemigo de Dios y se niega a todo acto de arrepentimiento.

 “Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo”, (Génesis 19:1)

Los que temen a Dios, reciben y guardan sus mandamientos, así como a sus predicadores. Lot recibe a los dos heraldos de Dios, aun sin saber que eran enviados de Dios para salvación de él y de su familia. Lot no sólo les ofrece alojamiento, sino que también los protege de la saña del pueblo en contra de sus benefactores. Por eso, Dios libra a Lot y a quienes de su familia aceptan el plan de salvación. Los yernos de Lot se burlan del anuncio de la destrucción de la ciudad, y la esposa de Lot, se siente identificada con la maldad de la ciudad; por eso, en vez de huir de la destrucción, vuelve a ver hacia atrás, en contra de la orden de los ángeles de no hacerlo. Y el Señor Jesús lo confirma, en el evangelio de Lucas. “Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”. (Lucas 9:62). Como resultado de la rebelión de la mujer de Lot, se quedó convertida en estatua de sal.

Pero no sólo la mujer de Lot sería castigada por su pecado, la destrucción de la ciudad era inminente, por eso los ángeles apuraban a Lot, a su mujer y a sus dos hijas para que salieran de inmediato de la ciudad.

“15 Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad. 16 Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad. (Génesis 19:15)

Lot es arrebatado por los ángeles, antes que venga la destrucción. Pero la salvación de Lot y sus hijas no fue por el mérito de él, sino “según la misericordia de Jehová para con él”. La Biblia afirma que somos salvos por gracia y no por nuestras obras. El apóstol Pablo lo confirma en la carta a los Efesios, 2:8-9:

III)          Destrucción de los pueblos cananeos

Quienes juzgan la justicia divina como injusta y de cometer genocidio, condenan a Dios por ordenar al pueblo de Israel a que destruyera a todas las ciudades cananeas. Pero es que el pecador siempre defiende el pecado y aborrece a Dios.

Canaán es hijo de Cam (Gén 10:1), y nieto de Noé, pero también Canaán es un pueblo maldito (Génesis 9:25) y fundador de la región de su nombre, una región del Oriente Próximo. Sin embargo, como pueblo maldito, merece su destrucción.

“16 Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, 17 sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado; 18 para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios”. (Deuteronomio 20:16-18) (Énfasis añadido)

El pueblo de Israel ha pasado 40 años deambulando por el desierto, hasta que la generación desobediente muera. Ni siquiera Moisés, quien recibió la Ley en el Monte Sinaí, pudo entrar a la tierra prometida, por haber desobedecido el mandato de Dios. ¡Qué terrible es la desobediencia!

Entonces, Israel se convirtió en un pueblo nómada, mientras que las ciudades cananeas eran fortificadas, poseían la tecnología que no tenía Israel; eran pueblos de gigantes, tan altos que los israelitas parecían saltamontes, según la apreciación de los espías rebeldes. “También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos” (Números 13:33). Por lo tanto, sólo la protección de Dios los haría vencedores.

En nuestros días, la arqueología ha corroborado los hechos narrados por los escritores bíblicos. La Revista American Journal of Human Genetics destaca los hallazgos arqueológicos del experto en genética humana, Chris Tyler-Smith, quien ha comprobado la presencia de los cananeos, en la región del Líbano, unos 3,000 años a. C.

El Profesor Andrés Piquer Otero, de la Universidad Complutense de Madrid, historiador del Departamento de Estudios hebreos y arameos, afirma que las ciudades fenicias, Biblos, Tiro y Sidón, son herederos de la cultura cananea. También en sus hallazgos, ha descubierto en Ugarit, dos templos en honor a Dagón y a Baal, uno junto al otro. Estos hallazgos arqueológicos, corroboran la fidelidad y autenticidad de los relatos bíblicos.

 A partir de 1928, cuando fue descubierta la ciudad-estado de Ugarit (actual Ras Shamra, al norte de la Siria actual) y se desvelaron una serie de tablillas de arcilla que contienen textos religiosos que datan de alrededor de 1400 a. C. a 1350 a. C. (Wikipedia)

Los pueblos cananeos eran adoradores del dios Dagón, padre de Baal, representado por un toro joven. Según los hallazgos arqueológicos: los dos templos y las tablillas religiosas, en la ciudad de Ugarit. Entonces, no es excusa de los textos bíblicos de que Dios ordena a Israel destruir a esos pueblos idólatras, para que su pueblo Israel no se fuera tras esos ídolos.

En cambio, los pueblos cananeos creían que Baal era dueño o señor, con la denominación de Hadad, el dios de las lluvias, para una sociedad agrícola que vive pendiente de las lluvias para lograr las cosechas. En las tablillas encontradas en la ciudad de Ugarit, el dios Hadad figura como el esposo (o hijo) de la diosa Asera, la madre de todos los dioses, la esposa celestial. Esta perversidad idolátrica que sustituye a Yavé o Jehová, en una adoración equivocada, impulsa a Dios a destruirlos.

Conclusión

En los tres períodos de la historia del pueblo de Israel, se destacan los pecados de la lujuria, de la fornicación, de las uniones desiguales de hijos de Dios con hijos o hijas del mal, y la abominación idolátrica.

Pero los pecados de esas épocas no se han terminado. Nuestra generación sigue viviendo, “como en los días de Noé”. Hoy día, se considera el aborto (feticidio criminal) como derecho absoluto de las mujeres; también reclaman que sus decisiones se  respeten y se legisle en su favor. Otra aberración de nuestra época, son los grupos LGBTIQ+ (Lesbianas, Gays o gais, Bisexuales, Transexuales, Transgéneros y Travestis, Intersexuales, Queer (raros, o que no se adecúan a las normas sociales dominantes), y todavía agregan el signo más, porque por ahora no se sabe qué otras conceptualizaciones seguirán añadiéndose a la larga lista. Es más, estos grupos han logrado que en las embajadas estadounidenses ondee la bandera “del orgullo gay”. Todavía más, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ya acepta la conceptualización de un “tercer género”. ETC. ETC.

En consecuencia, no nos asustemos de que un virus llamado SIDA, resultado del homosexualismo, u otro llamado Coronavirus, con sus variadas cepas, haya matado y contagiado a millones del globo terráqueo; sin duda Dios nos ha obligado a taparnos la cara, porque debe darnos vergüenza, con una mascarilla; y es más, no sabemos hasta cuándo estos virus seguirán matando; y nos obligue a seguirnos tapando la cara con la mascarilla. Así que también hoy vivimos “como en los días de Noé”, pero las mayorías sociales se quedan mudas ante semejante aberración.

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