lunes, 10 de enero de 2011

LA GUERRA Y LA PAZ



Amadeo Albuquerque Lara
La guerra y la paz, es una novela del escritor ruso León Tolstói (1828–1910), en el contexto de las Guerras Napoleónicas, cuando Napoleón alcanzó el poder en Francia, entre 1799 y 1802. Alcanzar la paz ha sido el anhelo del género humano; sin embargo, lo atestiguado por la historia es todo lo contrario. El escritor y filósofo romano, Flavius Renatus Vegetius, de la época del emperador Valentiniano II, a fines del siglo cuarto D.C. acuñó esta célebre frase: Si vis pacem para bellum” («Si quieres la paz prepárate para la guerra»), aunque se afirma que la frase original fue: “igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum” ("por lo tanto, que quien desee la paz, que prepare la guerra"). Algo semejante ha dicho el ministro de Seguridad Pública de Costa Rica, José María Tijerino: “Estamos consciente de que hay que defender el país, no solo confiar en los organismos internacionales", END, 10 de enero/2011. Es decir, Costa Rica se prepara para la guerra sin medir las consecuencias de lo que significa comenzar un conflicto sangriento entre dos países hermanos, que comparten una misma frontera y cuyo origen de este conflicto parece aún oscuro y sin razones de peso.
La historia universal nos narra que la guerra ha sido una constante en la vida del hombre. Digo del hombre, porque son pocas las mujeres que han encabezado una guerra. Sólo se me viene a la mente Juana de Arco (6 de enero de 1412 – 30 de mayo de 1431), también conocida como la Doncella de Orléans, quien se puso al frente del ejército francés para librar las batallas de Orléans y Patay y otros enfrentamientos entre 1429 y 1430.
Los romanos fueron conocidos por haber organizado un ejército capaz de mantenerse en guerras con sus vecinos.  La organización de su ejército estuvo representada por la legión, la cual constaba de seis cuerpos, dirigidos por los tribunos militares electos. Estos cuerpos se dividían a su vez en otros diez, las centurias, bajo el mando de sendos centuriones. Se dice que cada centuria constaba de cien hombres, aunque su  número podía variar entre sesenta y ochenta soldados, todos entrenados para la guerra.
Entre las muchas guerras romanas tenemos la Guerra de las Galias, un conflicto militar librado entre el procónsul romano Julio César y las tribus galas entre el año 58 a. C. y 51 a. C, este conflicto lo llevaron hasta Britania y Germania, pero sin mucho éxito. Galia era un territorio que comenzaba en el Mediterráneo y llegaba hasta el Canal de la Mancha. El Imperio Romano conquistó territorios desde los años 800 a. C. hasta el hundimiento del Imperio romano de Occidente en 476 d. C. Se dice que el ejército romano fue «la institución militar más efectiva y duradera conocida de la historia», pero como todo imperio, tuvo su final; y las guerras sólo quedaron para la historia con su estela de muertes y destrucción.
                En tiempos modernos, la historia de los conflictos bélicos no ha cambiado en nada. Solamente que ahora las guerras producen los muertos por millones por sus maquinarias infernales. Por ejemplo, la Primera Guerra Mundial o Gran Guerra fue un conflicto armado que tuvo lugar entre 1914 y 1918, y que produjo más de 10 millones de bajas. Más de 60 millones de soldados europeos fueron movilizados desde 1914 hasta 1918. Si estos hombres se hubieran utilizado para beneficiar a los pueblos más desposeídos, el mundo de hoy sería diferente. Si este dinero gastado en la guerra se hubiera utilizado para descubrimientos de vacunas y otros medicamentos, sin duda tendríamos mejores profesionales y habríamos alcanzado la paz.
El otro desastre a nivel mundial se conoció como la Segunda Guerra Mundial que hasta el momento ha sido el conflicto armado más grande y sangriento de la historia universal en el que se enfrentaron las Potencias Aliadas y las Potencias del Eje, entre 1939 y 1945. Fuerzas armadas de más de setenta países participaron en combates aéreos, navales y terrestres. Por efecto de la guerra murió alrededor del 2% de la población mundial de la época (unos 60 millones de personas), en su mayor parte civiles. Como conflicto mundial comenzó el 1 de septiembre de 1939 (si bien algunos historiadores argumentan que en su frente asiático se declaró el 7 de julio de 1937) para acabar oficialmente el 2 de septiembre de 1945. Definitivamente, las guerras han matado a un mayor número de personas que las enfermedades más contagiosas pero al final nadie alcanzó la paz.
Como si la destrucción de estas guerras hubiera sido poca, las potencias de la época comenzaron otro enfrentamiento conocido como la Guerra Fría. Esto fue un enfrentamiento ideológico desde 1945, fin de la Segunda Guerra Mundial, hasta  la caída del Muro de Berlín, 1989, entre la URSS y los Estados Unidos. Cada una de las potencias mostraba sus armamentos mortíferos para amedrantar al otro. Ambos se ufanaban de poseer la bomba atómica y las ojivas nucleares capaces de alcanzar un objetivo a centenares de kilómetros de distancia. Hoy en día se habla de bombas inteligentes capaces de buscar el blanco en refugios subterráneos gracias a la integración de dispositivos computarizados y otros armamentos sofisticados que no logramos comprender de qué son capaces. El enriquecimiento de uranio ha sido criticado como un peligro para la fabricación de bombas destructivas. Pero nadie hace nada para preparar el camino para alcanzar la paz en el mundo. Se otorgan premios nobeles de la paz, pero no vemos ningún indicio de la paz mundial.
Otro conflicto originado por la mencionada guerra fría, entre 1964 y 1975, fue  la guerra de Vietnam, o la segunda guerra de Indochina: Vietnam del Sur, apoyado por los Estados Unidos y Vietnam del Norte, apoyado por el bloque comunista. Entonces nos preguntamos: ¿Qué se proponen las potencias al organizar una guerra? ¿Será el comercio de armas de guerra? Entonces, el hombre es el lobo del hombre. Claro, al hombre sin Dios en busca del poder y la fama, no le importa la destrucción del género humano.
Y ha sido un conflicto tras otro, sin saber cuándo acabaremos o si seremos objeto de la destrucción total por efectos de una conflagración mundial. El hombre que fue hecho, según la Biblia, un poco menor que los ángeles, ha resultado ser el ángel de la muerte cuando tiene en sus manos el poder de destrucción. Y es que no importa a qué distancia está el otro bando, la guerra acorta distancias. No sabemos por qué razón, o preferimos ignorarlo, los Estados Unidos se vieron involucrados en la llamada Guerra del Golfo Pérsico o simplemente Guerra del Golfo. Fue la guerra de 1990 a 1991 entre Irak y una coalición internacional, compuesta por 31 naciones y dirigida por Estados Unidos, como respuesta a la invasión y anexión del emirato de Kuwait por Irak.
Sólo para mencionar dos conflictos más recientes, nombraré la Guerra de Irak o II Guerra del Golfo, también conocida como Operación Libertad Iraquí en Estados Unidos, Operación Telic en el Reino Unido y, en otros ámbitos, ocupación de Irak, conflicto que comenzó el 20 de marzo de 2003 y finalizó el 19 de agosto de 2010, aunque con una secuela de muertes por atentados terroristas tanto de soldados  estadounidenses y europeos, como también de civiles inocentes. Como si este conflicto no hubiera ocasionado tantas muertes y billones de dólares mal gastados en maquinaria de guerra, municiones y logística militar,  el 7 de octubre de 2001 comenzó la Guerra de Afganistán con el nombre de  «Operación Libertad Duradera» del ejército estadounidense y la «Operación Herrick» de las tropas británicas para invadir y ocupar elpaís asiático. Esta guerra fue emprendida en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, amparándose en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas que invoca al derecho a la legítima defensa. Que si esta vez hubo razón para emprender un nuevo conflicto, depende del punto de vista del encuestado. Pero nunca las guerras resuelven los problemas políticos ni económicos, sino que más bien los intensifican, tal como vemos ha sido el resultado de este nuevo enfrentamiento. La paz no se ha alcanzado todavía y la guerra ha dejado peores resentimientos ideológicos y más destrucción.
En conclusión, las guerras han comenzado por diferentes motivos. Algunas han puesto como pretexto el dominio de territorios vecinos para someterlos a un nuevo imperio, como fue el caso del pueblo romano. Otros motivos que podemos adivinar son la adquisición de nuevas fuentes de energía o la venganza despiadada. De todos modos, una cosa queda en evidencia: el hombre guerrero es el ángel de la muerte. La misión que Dios, el Creador, encomendó al hombre en su estado original, fue de crecer y multiplicarse y de esta manera, sojuzgar la tierra para hacerla producir, pero el hombre apartado de su creador en vez de crecer decrece y en vez de multiplicar la raza humana, la destruye hasta el punto de poner en peligro la creación entera. Que Dios nos libre del poderío militar que impera en el mundo de hoy y que ponga en cada ser humano el espíritu de fraternidad, según las palabras de Jesús: “Amaos los unos a los otros”, "La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, yo os la doy..." (Juan 14:27).


1 comentario:

  1. Y más triste aún es que todos los bandos, sean cristianos o de otras religiones, dicen que Dios es su aliado.

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