jueves, 18 de noviembre de 2010

Lenguas en contacto


“El 2008 es el año de los idiomas” “De manera que es urgente pasar a la acción. ¿Còmo? Alentando y elaborando políticas lingüísticas que permitan a cada comunidad usar su idioma materno de manera tan amplia y frecuente como sea posible,...” LA PRENSA, Edición 24787.

Lenguas en contacto es un término utilizado por los sociolingüistas para describir la cercanía de dos o más lenguas que por las necesidades culturales, políticas o económicas, intercambian vocablos, manera de nombrar las cosas o fenómenos o que imitan la sintaxis de la otra lengua, generalmente de mayor influencia, en determinada rama del saber. Así por ejemplo, el inglés ejerce mayor infuencia en el español en el campo de la computación, en el mundo moderno. Por ejemplo: ‘cliquear’, del inglés click: ‘resetear’, de reset; etc. O en el campo de la electrónica, en un nivel más amplio, como por ejemplo: ‘faxear’, ‘escanear’, ‘imeliar` y otros.

Por provenir del idioma inglés, a este fenómeno se los conoce como anglicismo y es criticado por los gramáticos, cuando en el idioma existen términos equivalentes; sin embargo, este fenómeno no sólo se ha introducido en el español, sino también en otras lenguas. Como consecuencia de estar dos o más lenguas en contacto, aunque en menor grado, todas ellas se influencian. En el idioma inglés también se hallan palabras como ‘sombrero’, ‘guerrilla’, ‘rodeo’, ‘machete’, etc. De manera que basta con echar una mirada a una y otra lengua en contacto para corroborar que éstas se influyen mutuamente.

            Para entender mejor este fenómeno lingüístico debemos empezar por definir lo que se entiende por comunidad lingüística. Según el lingüista John Lyons, comunidad lingüística es “toda la gente que emplea una determinada lengua (o dialecto).” (1970: 326); pero esta definición restringe el concepto a una comunidad que habla una sola lengua. Sin embargo, modernamente hay un buen porcentaje de la población escolarizada que es bilingüe o que se acerca al bilingüismo. Pero como la sociolingüística no se estanca en sus investigaciones, ha surgido otra definición de comunidad lingüística, la de Gumperz, citada por R. A. Hudson (La Sociolingüística: 36-37): “La comunidad lingüística: cualquier conjunto humano caracterizado por una interrelación regular y frecuente por medio de un cuerpo compartido de signos verbales y distinguible de otros conjuntos semejantes por diferencias significantes en el uso del lenguaje.”  Por lo contrario, cuando no se observan estas diferencias significantes en el uso del lenguaje, es cuando se produce el calco léxico, de significado o de sintaxis; es decir se imitan las palabras provenientes de una mala traducción, o se imita el orden de las palabras de la otra lengua, fenómeno que en otros contextos sociales ha dado origen a las lenguas “pidgin”; o sea que se utiliza el vocabulario de una lengua con la sintaxis de la otra.

            Las posibilidades de interrelación lingüística pueden ser variadas: la pronunciación, el vocabulario, el orden de las palabras o el significado. En Nicaragua no se observa tanto la influencia de la pronunciación, sino la del vocabulario y la sintaxis. Para adelantar unos ejemplos de vocabulario, señalaremos ‘correr’ para presidente: del inglés to run, en vez de postularse o lanzarse como candidato para algún cargo. En el aspecto sintáctico, tenemos ‘de acuerdo a’, del inglés according to, en vez de la forma española de acuerdo con, la cual es la estructura original. ¿Por qué ocurren estas imitaciones? Por dos razones sencillas: la primera, por traducciones inexactas; la segunda, por aparecer distinguido o snobista. Las escuelas y colegios tienen gran responsabilidad de enseñar el idioma desde los niveles más bajos de la enseñanza.

            Como educador con largos años de experiencia he observado que la enseñanza moderna ha descuidado algunos aspectos básicos del lenguaje, tales como el uso de las preposiciones, la distinción de verbos transitivos e intransitivos, el uso del subjuntivo y las propiedades léxicas. Aunque la lengua inglesa tenga algunas semejanzas gramaticales con la española, son más las diferencias entre ellas. Por lo tanto, quien se considere bilingüe debe observar las reglas gramaticales de una y otra lengua; de lo contrario, cometerá calcos o copias al carbón.

            En estos días de candidaturas para los diferentes cargos públicos, se ha vuelto a poner de moda el “correr para alcalde”, en vez de postularse para alcalde. Realmente, resulta ridículo escuchar a un personaje destacado utilizar palabras o frases que no se correspoden con las reglas de construcción española. El verbo correr no es sinónimo de postularse, sino que es claramente un calco del inglés.

            Otros ejemplos manifiestan un desconocimiento de las propiedades transitivas o intransitivas de los verbos. Por ejemplo, se oye decir “la ley espera por su aprobación”; el verbo esperar es transitivo y no admite la preposición por. Por lo tanto, se debe decir: la ley espera su aprobación. En la categoría de intransitividad de un verbo se encuentra el verbo abusar. En los diarios y noticieros televisivos y radiales se lee o escucha “El aprovechaba que la menor llegaba a su casa, para abusarla sexualmente”. En vez de “para abusar de ella sexualmente”. En el primer ejemplo, se da el caso de convertir un verbo transitivo en intransitivo; en el segundo caso, sucede lo contrario: se convierte un verbo intransitivo en transitivo.

Cambiar las propiedades léxicas, semánticas o sintácticas de una lengua revela desconocimiento gramatical y debe enfatizarse desde muy temprano en las escuelas. Cada gobierno de turno promete impulsar cambios en los planes de estudio tanto en el nivel de primaria como en el de secundaria, pero el resultado es el mismo. La prueba de Español en la universidad demuestra lo contrario y nos obliga a señalar estas debilidades en nuestros hablantes.

            El autor es ex-catedrático de la UNAN y la UCA, Managua.

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