jueves, 18 de noviembre de 2010

El gerundio: diferentes funciones


El gerundio es una forma verbal que no suele ir acompañado de pronombre personal sujeto; sin embargo, indica la duración de la acción del verbo conjugado que lo acompaña. No puede funcionar como sustantivo, porque no tiene marca de número ni género. Sus funciones, según la gramática tradicional, incluyendo el punto de vista de la Real Academia Española, son las de ser adverbio, además de indicar la duración de la acción; pero también hay abundantes ejemplos en donde el gerundio, cuando proviene de un verbo transitivo, toma un sujeto y, además, acepta un objeto directo. Por eso, cuando se omite el verbo principal, la frase posee sentido y es gramaticalmente correcta. Ya veremos en detalle cada una de estas funciones.
El gerundio pertenece a las formas verbales no personales, igual que el infinitivo y el participio. El infinitivo, además de funcionar como verbo no conjugado, ejerce la función de sustantivo en la frase o la oración, y como tal, va acompañado de un artículo: el deber, el saber, “El ser y la nada”. En tanto que el participio solamente suele ir acompañado de un verbo auxiliar, para formar los tiempos compuestos: hemos estado, han dicho, etc. Algunos participios han dado origen a una forma adjetiva participial y tradicionalmente se ha dicho que son participios de doble forma. Esta doble forma consta de una forma regular y otra irregular: imprimir – imprimido – impreso;  Sin embargo, en este estudio nos enfocaremos en las funciones del gerundio.

Hay quienes no recomiendan el uso del gerundio por contribuir a la ambigüedad o la agramaticalidad si se usa indebidamente; sin embargo, si lo sabemos usar no hay por qué temer. El gerundio se recomienda cuando indica anterioridad o simultaneidad con respecto de la acción del verbo conjugado. No se recomienda cuando indica posterioridad de la acción del verbo principal, ni como adjetivo del sustantivo que lo acompaña. Sin embargo, en los usos modernos, hay innumerables ejemplos en donde el gerundio ejerce las funciones de adjetivo, ya veremos esto más adelante.

Ilustraremos estas funciones con algunos ejemplos tomados de la literatura. Por ejemplo, en El Cantar de Mío Cid, leemos en el inicio de lo que se conserva del poema: “De los sos oios tan fuertemientre llorando,/ Tornava la cabeça e estavalos catando;”… El poeta destaca la acción momentánea de llorar y de catar. Notemos que en la frase “llorando fuertemente”, el gerundio conserva la función de verbo modificado por el adverbio “fuertemientre”, por lo que podemos afirmar que desde los inicios del idioma, ya el gerundio se comportaba como un verdadero verbo. Un poco más adelante, el poeta utiliza el gerundio con función de frase adverbial: “Esto diziendo conpieçan la Razõ” 

Jorge Manrique en las coplas por la muerte de su padre, expresa:
Recuerde el alma dormida,/ avive el seso e despierte/  contemplando
cómo se passa la vida,/ cómo se viene la muerte/  tan callando;
En ambos versos el gerundio funciona como adverbio. En el tercer verso modifica al verbo “despierte”, mientras que en el sexto verso el gerundio ha sido modificado por otro adverbio (tan), pero a su vez, ambos adverbios modifican a la forma verbal “viene”. Qué manera más sutil, breve y sugerente de ambas acciones: “despierte contemplando” es una acción que alerta al lector a tomar una actitud enérgica; en tanto que en la oración:  “cómo se viene la muerte/  tan callando” nos ilustra la brevedad de la vida y la forma en se viene la muerte en forma silenciosa, en puntillas. El poeta maneja estas formas de manera magistral y sugerente. He aquí, pues, el gerundio en su función de adverbio.

Gustavo Adolfo Bécquer, en su Rima I, utiliza el gerundio con función de verbo transitivo: Yo quisiera escribirle, del hombre/ domando el rebelde, mezquino idioma,”Naturalmente, el verbo domar en su carácter transitivo toma dos argumentos: sujeto y objeto directo. Pero el sujeto en este caso debe ser humano, pues sólo los humanos podemos domar a alguien o algo. Pero lo que se doma, en este ejemplo, es “el rebelde y mezquino idioma”. El idioma recibe una nueva marca léxica que lo compara con una bestia o animal salvaje, o al esclavo de la gleba, al cual hay que domar.

Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, en Gozos de Santa María (2), expresa: “Dezirte he tu alegría/ rogándote toda vía,”. De nuevo, el poeta utiliza el gerundio con función de adverbio, para modificar al verbo principal “decir he”, que en español moderno sería: ‘Te diré tu alegría rogándote…’.

Podríamos seguir citando ejemplos de la literatura antigua, pero debemos dar un salto a la literatura contemporánea. Citemos unos cuantos ejemplos del poeta nicaragüense Carlos Martínez Rivas, reconocido internacionalmente como uno de los más importantes poetas, después de Rubén Darío. 

En el poema “La Sulamita” Martínez Rivas emplea una serie de gerundios: Flaca, secreta y rocallosa./ Sin hablar, cortando papeles/ y pegándolos. Hogareando./
Confiando sólo en su marido/ detestando los visitantes./” Al analizar la función de la mayoría de éstos, concluimos que cortando, pegando y detestando conservan su función transitiva, con dos argumentos principales: sujeto y objeto directo; en tanto que hogareando y confiando se comportan como intransitivos, pero todos ellos con función de verbo, no como adverbios. “Hogareando” es un verbo que encierra una multitud de quehaceres, propios de una mujer de hogar, alguien que prefiere estar sola, sin la molestia de un visitante inesperado.

En el poema “Petición de mano”, Martínez Rivas hace una demostración de usos del gerundio, como veremos:  “Sigue amor mío, síguete, sigámonos./ Sólo estando juntos podremos despistarles.” En este ejemplo, en la frase de gerundio “Sólo estando juntos” el equivalente sintáctico es la de una proposición condicional: ‘Sólo si estamos juntos’. Este ardid poético sirve para conservar el ritmo a su disposición.

En la estrofa siguiente, el poeta yuxtapone una serie de gerundios: “Déjalos bisbiseando, abriéndose/ y cerrándose, los labios de la Excusa” …; claramente, los tres gerundios funcionan como adverbios.

En la última estrofa del mismo poema, el poeta dispara otra ráfaga de gerundios, pero esta vez los gerundios no van acompañados de verbos conjugados, sino que ellos mismos retoman su naturaleza de transitivos, y como tales, asumen los dos argumentos de sujeto y objeto directo:
“¡Los muertos enterrando sus muertos!/ ¡Desenterrándolos/ y enterrándolos/

y volviéndolos/ a desenterrar!/”. Son cuatro gerundios que además tres de ellos forman versos por sí mismos. Otro ejemplo aparece en el poema “Beso para la mujer de Lot”: Así colmaste la copa de la iniquidad./ Sobrepasando el castigo./ Usurpándolo a fuerza de desborde.  Pecaríamos de desconocedores de la poesía de Martínez Rivas si aseveráramos que el poeta busca rima basándose en la terminación de los gerundios.
 
También hay algunos ejemplos de gerundios que Martínez Rivas emplea como adjetivo, en el poema “San Cristóbal”: la lluvia cayendo en el abismo.”
 El niño vio el reflejo del farol cruzando el río”, vió unos tizones apagándose,
mojados bajo el humo”.  Aunque hay pocos ejemplos de este uso en la poesía tradicional, en la prosa actual se está haciendo bastante común. Del poeta Carlos Arboleda, en su poema “Donde” tenemos otros ejemplos: Tuvimos un amor/ y una caricia/ y una luna brillando/ en la ventana/.


La historiadora, pedagoga, poeta y Maestra, Isolda Rodríguez Rosales en su poema “Tiempos de la Diosa”, utiliza también el gerundio con sus características transitivas: “tiempo de cambios,/ anunciando el momento,/ trayendo transformaciones". Qué bien cae el gerundio para conservar el ritmo que tanto importa en poesía, pero además las acciones del gerundio permiten la brevedad del verso, lo cual es otro recurso bien logrado.

Debemos concluir entonces que en la literatura española, desde sus inicios en pleno siglo doce o trece hasta nuestros días, el gerundio ha ocupado un lugar muy importante en poesía y ya no digamos en la prosa. Pero como hemos observado, en poesía el gerundio permite la concisión de las ideas, la brevedad del verso y la armonía del ritmo.

Masaya, Nicaragua
21 de junio de 2010, Solsticio de verano: el día más largo del año

1 comentario:

  1. Buen día Amadeo. Muy interesante tu nota. Tengo una pregunta. Estoy traduciendo unos poemas libres (de sática política por decirlo de alguna forma del castellano al italiano) y me encuentro estancada con este verso: "Internet abrazándonos a todos". Tu nota es una de las pocas en donde se haga referencia a estructuras con gerundio cuyo sujeto lo anteceda. En italiano este orden se considera correcto, aunque limitado a un registro literario. En español no entiendo cómo se lo ha de considerar, por lo tanto me surgen dudas acerca de la función sintáctica que cumple un ejemplo como el que estoy considerando, ¿talvez de causal?:

    Si todo lo que parece imposible lo resuelve la tecnología
    Internet abrazándonos a todos
    Entonces
    Es difícil para un poeta
    Detener el asombro [...]


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