HE AQUÍ PONGO EN SION PIEDRA DE TROPIEZO
Amadeo
Albuqurque Lara
El apóstol Pablo, acostumbrado a citar pasajes de las Escrituras en la mayoría de sus epístolas, en la epístola a los Romanos (9:31-33) cita a Isaías 8:14, 28:16, y el Salmo 118:22, pero sin indicar de dónde las tomó. El Señor Jesús también reconoció las Escrituras en muchas ocasiones. En los evangelios de Mateo y Marcos Jesús citó estos mismos textos que aluden a la Piedra que Dios ha puesto en Sion, o Jerusalén, como cabeza del ángulo; pero que a la vez es piedra de tropiezo para quienes la rechazan. El pasaje de la Piedra angular citado por Jesús es el siguiente: "Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos?" (Mateo 21:42, Marcos 12:10-11).
El Señor
Jesús y el apóstol Pablo usan “las Escrituras”, porque el Antiguo
Testamento que conocemos, no existía con ese nombre y estructura en los tiempos
de ellos. El proceso de recopilación y canonización de nuestro Antiguo
Testamento finalizó alrededor del siglo II d.C. En otras ocasiones, el Señor
Jesús citaba “La Ley, los Profetas y los Salmos” como en (Lucas 24:27, 44)
porque eran las mismas Escrituras que él reconocía.
“Y les
dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era
necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de
Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lucas 24:44).
Esta piedra
angular, colocada en la esquina de la construcción, determina la dirección y la
alineación de todo el edificio que es la Iglesia cuya cabeza es Jesucristo;
significa que ha establecido a Jesús como la base fundamental y la figura
central de su iglesia y de la salvación. Pero el apóstol Pablo afirma que esa
misma Piedra ha servido de tropiezo para quienes no aceptan la justificación
por Cristo, sino la justicia por la ley. Destacado es mío.
El apóstol
Pablo se ha basado en Isaías 8:14 sin mencionar la fuente; pero se refiere a la
metáfora de “piedra de tropiezo”, con doble interpretación: 1) respecto a los
judíos que confían en la justicia de la Ley, Cristo es piedra de tropiezo para
ellos; y 2) los cristianos que se consideran fuertes en la fe de Cristo, pero
no tienen conciencia de los hermanos más débiles y por sus mayores
conocimientos y libertad llevan a los más débiles a pecar, y se convierten en “piedra
de tropiezo”. Porque en vez de ayudarles
a fortalecerse en la fe, los conducen a pecar, o se convierten en la causa
para que otros caigan en pecado, se desvíen de la fe o se aparten de Dios; y
según Pablo, eso es pecar contra Cristo (1 Corintios 8:8-15, Mateo 18:6 y Marcos
9:42-43).
Pero, ¿qué
es una piedra de tropiezo? En un sentido general, una piedra de tropiezo
es algo que causa dificultad, obstáculo o retraso en el progreso de una
obra; o que nos puede hacer caer. En este caso, la obra es la justificación por
la fe en Jesucristo. Pero, ¿por qué el apóstol Pablo menciona a Sion? Porque el
Apóstol se apoya siempre en la Biblia hebrea, o en la Biblia griega Septuaginta.
Tanto los profetas como el salmista profetizan que de Jerusalén o Sion saldrá
la Palabra de Jehová (Isaías 2:3 y Miqueas 4:2): “porque de Sion saldrá la
ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”; en tanto que en el Nuevo
Testamento, de Jerusalén sale el Mesías, o Piedra del ángulo que constituye el
edificio que es la Iglesia, cuya cabeza es Cristo (Efesios 1:22-23, Mateo
21:42).
1] Respecto
a los judíos que confían en la justicia de la ley, Cristo es piedra de
tropiezo para ellos, según lo afirma el apóstol Pablo, basándose en Isaías y en
el Salmo 118; porque se negaron a creer en Cristo, deseando en cambio probar su
justicia a través de sus propias obras. Sin
embargo, Pablo citando al profeta Isaías 8:14, y el Salmo 118:22 el
Apóstol enfatiza en que Cristo es “La piedra que desecharon los edificadores
ha venido a ser cabeza del ángulo”, para quienes creen en Jesucristo como
el Mesías; pero para los judíos, esa piedra desechada es “piedra de tropiezo”
(Isaías 8:14), porque confían en la justicia por la ley (Romanos 9:31-33).
“ mas
Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. 32 ¿Por
qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues
tropezaron en la piedra de tropiezo, 33 como
está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída;Y
el que creyere en él, no será avergonzado” (Romanos 9:31-33).
Pablo cita dos
pasaje del profeta Isaías aunque no los menciona, cuando afirma:, "Y él
será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para
tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y red al morador de
Jerusalén", (Isaías 8:14 y 28:16); y el Salmo 118:22 confirma lo que
escribe el apóstol Pablo: “La piedra que desecharon los edificadores Ha
venido a ser cabeza del ángulo. De parte de Jehová es esto, Y es cosa
maravillosa a nuestros ojos. Este es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y
alegraremos en él” (Salmo 118:22). (Énfasis mío)
Por tanto, el
Señor Jesucristo, los apóstoles Pablo y Pedro, aplican los pasajes de Isaías
8:14 y 28:16 y el Salmo 118:22 a Jesucristo en el Nuevo Testamento,
específicamente en Romanos 9:33 y 1 Pedro 2:8. Jesús y los apóstoles se
refieren a los judíos que se negaron a aceptar a Jesucristo como el Mesías, y
le asignan la referencia a la piedra de tropiezo para los no creyentes, y la
piedra angular, para los que creen. Véase cómo Jesús y los dos apóstoles se
apoyan en “las Escrituras” o nuestro Antiguo Testamento, para
proclamar que Cristo está puesto por Dios como “cabeza del ángulo”, o “cabeza
de la Iglesia” (Efesios 5:23, Colosenses 1:18). Esto implica que la iglesia
debe su vida, guía y propósito a Cristo, y que los creyentes deben someterse a
su liderazgo y enseñanzas. (Mateo 21:42, Romanos 9:33, 1 Pedro 2:8).
2] En la
vida de los creyentes cristianos, convertirse en piedra de tropiezo es usar
la libertad para llevar a otros a pecar; significa escandalizar al más débil en
la fe. Pero más delicado es que si por nuestro conocimiento se pierde un
hermano débil en la fe y por el cual Cristo murió, pecamos contra Cristo; y
según el Señor Jesús, merece ser lanzado al mar atado a una piedra de molino al
cuello (Marcos 9:42 y 1 Corintios 8:8-15).
En la
iglesia de Corinto había un conflicto de conciencia entre los fuertes y los
débiles en la fe. Algunos que tenían más conocimientos en la fe, sabían que los
ídolos nada son; pero otros hermanos más débiles en la fe de Cristo no se
sentían bien al ver que otros hermanos comían y bebían lo sacrificado a los
ídolos. Por eso, Pablo los aconseja:
“Pero
no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los
ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se
contamina. 8 Si bien la vianda no nos hace más
aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos,
seremos menos. 9 Pero mirad que esta libertad
vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. 10 Porque
si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de
ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo
sacrificado a los ídolos? 11 Y por el conocimiento
tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió” (1 Corintios 8:7-11).
El
evangelista Marcos refiere las palabras del Señor Jesús en cuanto a los que
hacen pecar a los hermanos más débiles: “Pero si alguien hace que uno de mis
creyentes humildes pierda la fe, mejor le sería que lo echaran al mar con una
piedra de molino atada al cuello” (Marcos 9:42 NBV). Jesús advierte del
peligro del mal ejemplo en forma tajante, en contra de quienes sirven de piedra
de tropiezo y piedra de escándalo.
El
cargo de conciencia del que habla Pablo, y la advertencia del Señor Jesús, son
muy serias. Que un hermano por quien Cristo murió se pierda por nuestro mal
testimonio y pésimo ejemplo, pecamos contra Cristo. Y somos dignos de que nos
echen al mar con una piedra de molino atada al cuello, según Jesús.
Sin
embargo, no solamente lo sacrificado a los ídolos puede provocar cargos de
conciencia entre fuertes y débiles en la fe. Por ejemplo, en Nicaragua los
católicos acostumbran celebrar a sus santos devotos. La purísima es una de esas
celebraciones. Y por antiguas costumbres o por poca conciencia, algunos
cristianos evangélicos participan de las llamadas “gorras” de la “gritería” de
la purísima y hacen filas para aprovechar las regalías que ofrecen las personas
que celebran la purísima.
Sin
duda, para el que participa en las filas o disfruta de “gorras’, su
participación no es pecado, pero su ejemplo puede arrastrar a otros más débiles
en la fe a seguir su mal ejemplo, o a hacer pensar apartarse de la fe
cristiana, porque dirá: “para ser como el hermano tal, mejor vuelvo a mi antigua
manera de vivir. Otras celebraciones católicas que atraen a ciertos cristianos
evangélicos son las fiestas patronales. Muchos cristianos asisten “para ver” la
procesión de Santo Domingo, en Managua; o las celebraciones de San Jerónimo, en
Masaya. Exactamente, eso es lo que preocupa a Pablo, que por causa del mal
comportamiento evangélico, otro hermano se pierda: el hermano por quien Cristo
murió. Entonces, dice Pablo: “pecamos contra Cristo”. Esta amonestación es muy
seria, y la debemos tomar muy en cuenta.
En
los EE. UU. a muchas iglesias protestantes no les importa si sus miembros fuman
o toman vino embriagante; pero los cristianos que llegan de países
centroamericanos a quienes se les ha enseñado a no practicar tales cosas, se
escandalizan, o aprenden a hacer lo mismo. El resultado puede ser que los
cristianos que observan tales acciones se aparten de la fe de Cristo y se
pierdan aquellos por quienes Cristo murió.
Por
lo tanto, aprendamos a vivir pensando en el efecto que produce nuestra mala
manera de actuar en aquellos por quienes Cristo murió. Esto tiene que ver con
nuestra mayordomía cristiana. Porque, en términos religiosos, especialmente en
el cristianismo, la mayordomía se entiende como la gestión de los dones y
bendiciones recibidas de Dios, reconociendo que todo pertenece a Él y para Él.
El
apóstol Pedro también se refiere a la Piedra del ángulo: Jesucristo. Y da una
amplia explicación de la conductua que debe observar el cristiano, como “piedras
vivas”. Por lo cual, el apóstol Pedro pone a la par la Piedra del ángulo y las
piedras vivas que son los creyentes en la Piedra del ángulo. Pero también Pedro
establece dos grupos: 1) los que son piedras vivas, casa espiritual y
sacerdocio santo y que Pedro las compara con la Piedra Viva, la cual es Cristo;
y 2) los que son piedra de tropiezo, y fueron destinados para la desobediencia.
Esto es lo que dice el apóstol Pedro:
“Acercándoos
a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida
y preciosa, 5 vosotros también, como piedras
vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 6 Por
lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal
piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado.
7 Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso;
pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha
venido a ser la cabeza del ángulo; 8 y: Piedra de tropiezo,
y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo esobedientes; a lo
cual fueron también destinados” (1 Pedro 2:4-8). Destacado es mío.
En este
pasaje, y en los pasajes citados por el
apóstol Pablo, ambos apóstoles mezclan las palabras de Isaías 8:14, 28:16, y
del Salmo 118:22; palabras que también cita el mismo Señor Jesucristo en Mateo
21:42.
CONCLUSIÓN
En el
Antiguo Testamento hay tres Escrituras que se refieren a Jesucristo como la
piedra del ángulo para los que creen; y piedra de tropiezo para quienes lo
rechazan. Los pasajes son: Isaías 8:14 y 28:16; y el Salmo 118:22, los cuales
afirman que Dios ha puesto en Sion o Jerusalén la Piedra del ángulo que los
edificadores rechazaron y se convierte en piedra de tropiezo, para quienes
rechazan la obra redentora de Jesucristo; o sea, los líderes religiosos; y en
el Nuevo Testamento, hay dos apóstoles que citan esos pasajes del Antiguo
Testamento; así como también el Señor Jesucristo mismo en el evangelio de Mateo
21:42. Los apóstoles son Pablo y Pedro; ambos comparan la Piedra del ángulo
para los que creen, y piedra de tropiezo para quienes rechazan esa Piedra del
ángulo. Pero el apóstol Pablo afirma que los cristianos que se consideran
fuertes en la fe, pueden servir de piedra de tropiezo para los más débiles. Aún
más, quienes con su mal ejemplo hacen apartarse de la fe a los más débiles,
pecan contra Cristo (1 Corintios 8).
Es más, el
apóstol Pedro establece dos grupos en relación con la Piedra del ángulo: 1) los
que creen y son piedras vivas, casa de Dios y real sacerdocio; y 2) los que
fueron destinados para la desobediencia. Por tanto, ambos apóstoles constituyen
a Jesús como el centro y fundamento, y guía de la fe cristiana y único Salvador
de la humanidad; doctrina que confirma el mismo Señor Jesús en Mateo 21:42.
La palabra
griega para "escándalo" es σκάνδαλον (skándalon). Su significado
original se refiere a una trampa, obstáculo o piedra de tropiezo que puede
causar que alguien caiga o se desvíe de su camino. En un contexto más amplio,
también puede referirse a una ocasión de pecado o una acción que lleva a la
caída moral. Las iglesias cristianas deben estar atentas a corregir a esas “piedras
de tropiezo y de escándalo” que hay entre los miembros. Las palabras del
apóstol Pablo deben resonar muy fuertes en nuestros oídos: “se perderá el
hermano débil por quien Cristo murió” (1 Corintios 8:11).
REFERENCIAS
Biblia
Reina Valera 1960 (en la mayoría de los pasajes citados en este estudio)
Coalición
por el Evangelio (¿Qué significa “Cristo es la cabeza de la iglesia”?)
Enduring
Word Commentary
Evangélico
Digital, (“El escándolo de Cristo y el del mundo”)
New
Rivised Standard Version, “Cornerstone”
Nueva
Biblia Viva (NBV) “hacer pecar a los nuevos creyentes”
Protestante
Digital (“Piedra de escándalo y tropiezo de la Cruz”)
United
Faith Church (“A Corner stone, tested”)