lunes, 10 de octubre de 2011

La música cristiana

CANTATA  HIMNAL EN LA IGLESIA CRISTIANA
Por Amadeo Albuquerque Lara

El pasado domingo nueve de octubre, la Iglesia Bautista Filadelfia participó en una cantata himnal; es decir, la congregación cantó himnos cristianos que por muchos años no los cantaban. Esta cantata fue dirigida por  el conjunto musical de la Iglesia Evangélica de Barrio Nuevo, Managua. El conjunto estuvo constituido por un acordionista, tres guitarristas y una o dos vocalistas.

Los himnos son composiciones musicales inspirados en el mensaje de salvación expuesto por Cristo, por los evangelios y por los primeros cristianos. Una de las características de los himnos es que son escritos en versos que riman y que están sometidos a la métrica, de manera que las palabras concuerdan con el metro y pies rítmicos, muy diferentes a ciertas composiciones modernas. Al cantarse estos himnos, la congregación desde sus inicios fue instruida por quienes sabían de música. De manera que debe observarse el tiempo o duración de cada sílaba, las sinalefas o unión de de la última vocal de una palabra con la vocal siguiente de la siguiente palabra, por ejemplo: “Maestro, se encrespan las aguas”. Las dos palabras: “se-en cres pan”, que normalmente tienen cuatro sílabas, al cantarlas se reducen a tres sílabas.

La otra característica que tienen estos himnos es que están basados en la Biblia unos, y en la experiencia cristiana, otros. Sin embargo, el verdadero propósito de estas composiciones es alabar a Dios y dar testimonio de su grandeza.

Me imagino que los jóvenes que no pertenecen a familias cristianas que han sido miembros de una iglesia evangélica por muchos años, les cuesta trabajo seguir estos himnos, por cuanto ellos están más acostumbrados a géneros musicales que más bien caen dentro de las canciones rancheras, bachatas o reguetones. Hoy no se pone mucha atención en el mensaje precioso que transmiten los himnos tradicionales, pero es una lástima si ocurre esto.

Bellos pasajes bíblicos son expresados poéticamente en los himnos y quienes los cantan, toman conciencia del sitio de donde fueron tomados. Por ejemplo, los himnos: “Engrandecido sea Dios en esta reunion”, “Dios de gracia y Dios de Gloria”, tal vez no sean apreciados por los jóvenes, pero son solemnes alabanzas al Creador, al Dios de los siglos. Sería bueno que nuestras Iglesias no perdieran esta práctica cristiana e incluyeran estos himnos junto con las otras canciones modernas. Digo canciones, porque no conservan la estructura, ni las metáforas, ni la métrica que contienen los himnos. Sin embargo, si están hechas para la alabanza, ésta debe tener más valor espiritual antes que el ritmo que se lleve con las palmas de las manos.
La música sacra fue creada para la concentración del espíritu, en preparación para la comunicación con Dios. Recordemos que al comienzo de la predicación del evangelio por estas tierras, los instrumentos favoritos eran el armonio de fuelle, el acordeón y el piano. Ha sido en los últimos tiempos que se ha introducido el uso de la guitarra, la batería, los timbales y otros instrumentos que han servido para atraer a la juventud. Esto es bueno, pero sin olvidar el propósito verdadero de la música de alabanza a Dios.

El libro de los Salmos fue el “himnario” de los judíos y veamos que extensos son algunos de ellos. Nótese que en ellos se destaca la alabanza a la grandeza y misericordia de Dios, así como el testimonio que surge de un alma agradecida por sus favores y por tener en cuenta al ser humano en sus inescrutables propósitos.
Quiera Dios que hoy prevalezca la alabanza de un corazón contrito y humillado, antes que la invitación al baile y al deleite de una música estridente.

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