viernes, 12 de agosto de 2011

Educación y Crecimiento Económico


Amadeo Albuquerque Lara
Me he dedicado a la educación en Nicaragua la mayor parte de mi vida. He sido profesor de la materia antes llamada Español y ahora, Lengua y Literatura. He enseñado en los niveles de primaria, secundaria y universitaria; y he observado que en todos estos niveles, los estudiantes son apáticos para esta asignatura. Los niños de primaria comienzan con entusiasmo, pero a medida que se repiten los contenidos se aburren. En la secundaria hay poca lectura, repetición de las reglas ortográficas y descuido de algunos temas gramaticales básicos; sin embargo, el resultado es que los estudiantes aprenden de memoria las reglas, pero no las saben aplicar en la práctica. La mayoría de los jóvenes se conforman con los dictados del profesor o la profesora y no leen o leen muy poco los libros de texto; y mucho menos que lean novelas literarias. Llegan a la universidad en el nivel de pregrado y se encuentran con que los profesores utilizan más folletos fotocopiados, limitando de esta manera la práctica de investigación y lo que es peor, estimulando la piratería.
Cuando los docentes les asignan trabajos de investigación, generalmente recurren a los que ya existen en internet. Los copian, los pegan en sus documentos, los imprimen y los presentan como propios. No digo que esto sea cierto en un ciento por ciento, pero sí es la verdad en la mayoría de los casos. Esta práctica de la poca lectura que los estudiantes arrastran desde la primaria, los ha conducido a ser repetidores de conceptos en vez de ser analíticos, críticos e investigadores. Pero estos resultados son el reflejo del sistema educativo nicaragüense. Se pide a los estudiantes que repitan los contenidos tal y como se los dictó el docente o la docente y si no es así, los alumnos salen reprobados. Esta práctica docente la he observado como supervisor y como director de diferentes centros educativos.

Los métodos descritos en los párrafos anteriores, no ayudan al desarrollo educativo de Nicaragua, y por lo tanto, tampoco sientan las bases para el desarrollo económico, pues el individuo cuanto más preparado es, mejor contribuye al crecimiento económico. Por ejemplo, Finlandia es un país pequeño, pero altamente industrializado, en el año 2009 contaba con una población de 5,3 millones de habitantes en un área de 303.899 km², pero tiene un sistema educativo gratuito y obligatorio.  La lengua materna es el finés y el segundo idioma oficial es el sueco.

Según el periodista español, Carlos Manuel Sánchez, “… un adolescente normalito de Finlandia terminará la Secundaria con excelentes notas, hablando inglés a la perfección y leyendo un libro por semana. Lo típico para un finlandés”. Pero el periodista investigador afirma: “Nuestros hijos no entienden lo que leen. A la cuarta línea de cualquier texto se pierden. Muy deficiente.” Se refiere a un niño típicamente español, cuando expresa:  “Como padre, quiero saber si es inevitable que mi hijo, Manuel, un adolescente normalito de España, acabe sus estudios obligatorios aprobando por los pelos, chapurreando cuatro palabras en inglés y sin el menor interés por la lectura. Lo típico para un español” y yo añado: ¿No se parece esta experiencia española a la situación del estudiante nicaragüense?
Continúa aseverando el periodista español “que si un niño en Finlandia quiere estudiar, puede llegar a ser médico o juez o ingeniero, lo que se proponga, si se esfuerza, aunque su familia sea pobre”. La educación de cada finlandés le cuesta 200.000 euros al Estado, desde que entra en la guardería hasta que sale de la universidad con su título. Es el dinero mejor empleado de nuestros impuestos, indica un profesor de Matemáticas”, por supuesto, hablando del sistema educativo en Finlandia.
¿Cuál es el secreto de tanto desarrollo educativo en Finlandia y de su crecimiento económico? “En Finlandia, con el mejor sistema educativo del mundo, la piedra angular de la enseñanza es el profesor. Con un buen sueldo, pero también con una excelente formación y motivación para impartir sus conocimientos entre los alumnos. Las fuertes inversiones del Estado, en formación del profesorado y en medios educativos, ayudan a los educadores a realizar su tarea. En las clases finlandesas, a diferencia de las españolas, hay una generalizada ausencia de competitividad. Los alumnos practican la solidaridad con sus compañeros más retrasados en los estudios con absoluta normalidad y los profesores se aseguran de que ningún alumno se quede atrás.”
En Nicaragua, por el contrario, un egresado de la secundaria, aspirante a tomar el examen de admisión de la UNAN, Managua, en materia de lectura comprensiva, muy difícilmente aprueba. Esto nos enseña que nuestros muchachos no aprenden a leer a pesar de que pasan por primaria y secundaria. Y no aprenden a leer porque no existe un programa que obligue a un estudiante a leer por lo menos dos libros al mes, mediante control de lectura efectuado por docentes. La gran diferencia está en que mientras en Finlandia un docente tiene un salario mensual de 3,400 euros, cuenta con un profesor asistente para un grupo de no más de veinte o veinticinco alumnos, aquí en Nicaragua un docente gana alrededor de $150.00 dólares mensuales y en su aula se enfrenta a 50 o 60 estudiantes, sin ningún asistente. Además, como su salario no es suficiente para las necesidades básicas de su hogar, se ve obligado a trabajar en dos o tres turnos, ya sea en el mismo centro o en diferentes centros educativos. Todo esto va en detrimento de la calidad educativa, del desarrollo en el aprendizaje del estudiante, de la realización del mismo educador o educadora, y lo que es peor, va en detrimento del crecimiento económico del país. 
En conclusión, en Finlandia para llegar a ser maestro, se deberá ser graduado de la universidad y enfrentarse con un examen de competencia. Aquí en Nicaragua, tanto en primaria como en secundaria, hay muchos maestros empíricos porque son pocos los estudiantes que en la universidad escogen el ser docentes, sino que se ven obligados a matricularse en el programa de Ciencias de la Educación, cuando no clasifican para la carrera que seleccionaron como primera o segunda opción. La razón de esta clasificación es el bajo salario, las condiciones de limitación de recursos educativos, la recarga docente en las aulas, la poca inversión del Estado en la educación, en la formación de educadores y educandos, y el poco respeto que los alumnos le tienen al docente. 
¿Cuándo pues, podremos lograr que Nicaragua salga del subdesarrollo económico? Cuando el gobierno de turno invierta más recursos en la educación primaria, secundaria y universitaria. Cuando se mejoren las condiciones en las aulas, cuando se reduzca el número de estudiantes por aula y se fortalezcan los materiales didácticos, cuando se implemente la tecnología en la enseñanza y cuando se enseñe a los educandos a ser críticos, analíticos y no meramente repetidores de conceptos. Y cuando la política partidaria de los gobiernos de turno no forme parte del sistema educativo.