domingo, 9 de marzo de 2025

 

CONSTANTINO I, Y EL PRINCIPIO DEL PAPADO

Amadeo Albuquerque Lara

Constantino I, Emperador romanos durante los años 306 hasta 337, experimentó una visión en el año 312 d.C. en la Batalla del Puente Milvio, hecho que lo condujo a la adopción del cristianismo romano. Adoptó la religión cristiana, pero sin haberse convertido a Jesucristo. Mediante El Edicto de Milán en el año 313 d.C. el emperador Constantino I declaró la libertad religiosa en el Imperio Romano, incluyendo al cristianismo como la religión del Imperio.

Por otro lado, volviendo a los años 42-44, según la Historia secular, el apóstol Pedro llegó a Roma pero no como Papa, ni nombrado Papa en Roma, sino como apóstol, título que les dio Jesucristo, cuando los llamó para que fueran sus sucesores. La epístola de Gálatas 2:9 registra que Santiago, Pedro y Juan eran las “columnas” de la Iglesia de Jerusalén. De haber sido Pedro nombrado Papa, hubiera sido por los líderes de la Iglesia de Jerusalén,  porque en Roma ni siquiera había un edificio reconocido como Iglesia, sino que los cristianos en Roma se reunían en casas de los creyentes. Ninguna iglesia cristiana fue reconocida por el Imperio Romano, sino hasta que Constantino I declaró la libertad religiosa y respaldó el primer papado en la persona de Silvestre I.

 El título común para los discípulos originales nombrados por Jesucristo fue el de “Apóstol”. Cristo llamó a doce apóstoles y les sopló el Espíritu Santo para que predicaran el Evangelio a todas las naciones (Juan 20:22-23). Cristo sopló el Espírtu Santo a todos los once apóstoles, no sólo a Pedro. En ninguna parte de la Biblia dice que Jesús nombró Papa al apóstol Pedro; ni tampoco Pedro se identificó como Papa, sino como Apóstol de Jesucristo, lo mismo que Pablo. Tampoco existió el título de Papa durante los siglos I, II y III. Hasta comienzos del siglo IV, como queda dicho.

La historia secular afirma que el apóstol Pedro llegó a Roma aproximadamente en los años 42-44. Esto se puede comprobar por la Historia secular y por las Enciclopedias reconocidas, no por la Tradición católico-romana. Según la historia secular, Nerón Emperador romano se mantuvo en el trono durante los años 54 hasta su muerte en el año 68. La historia registra el martirio del apóstol Pedro ejecutado por Nerón entre los años 66-67. Por tanto, si el apóstol Pedro hubiera sido Papa, Nerón no lo hubiera mandado a matar, porque los Papas desde el siglo IV en adelante, tuvieron autoridad muchas veces mayor que el mismo emperador. Así que Pedro fue víctima de la persecución religiosa en contra de cristianos y judíos por los emperadores romanos Nerón, Domiciano, Trajano, Marco Aurelio, Septimio Severo, Maximiano, Decio, Valeriano, Aureliano y Diocleciano. 

Nadie puede negar que hubo una persecución implacable en el Imperio Romano en contra de cristianos y judíos. En el año 64 hubo un enorme incendio en la ciudad de Roma y se culpó a los cristianos como los autores, hecho que encendió la hoguera en contra de los cristianos. Los cristianos ardían como antorchas humanas para diversión del Emperador. Por eso, los apóstoles Pablo y Pedro fueron puestos a muerte por el emperador Nerón, en los años 66-67 aproximadamente. No fue sino hasta que el Emperador Constantino I declaró la religión cristiana como oficial del Imperio, que cesó la persecución en contra de los cristianos, a principios del siglo IV. El propio Emperador Contantino I elevó al Papado a “San Silvestre I”, desde el año 315 hasta 335. Por tanto, Silvestre I fue el primer Papa en Roma a principio del siglo IV, y no el apóstol Pedro. Así que cuando muere un Papa y un cónclave elige a otro, no está eligiendo al sucesor de San Pedro, sino al sucesor del que acaba de fallecer.

Quienquiera que tenga la voluntad de investigar sin ningún prejuicio estos datos en la Historia secular y en Enciclopedias reconocidas, podrá confirmar lo que he escrito en esta breve nota. Todo lo que se cree hoy en día sobre la historia del papado, se basa en la Tradición de la Iglesia católica romana, Tradición que fue proclamada por el Concilio de Trento en los años 1545 y 1563. Este Concilio proclamó que las Escrituras y la Tradición eran las únicas autoridades reconocidas por la Iglesia; y la Biblia Vulgata, como la base de las Escrituras.

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