LA NATIVIDAD
DE JESÚS NO ES LA NAVIDAD DE HOY
Amadeo
Albuquerque Lara
Según el
Diccionario de la Real Academia Española, la palabra Navidad procede del latín “Nativitate”.
Pero este vocablo latino con el tiempo y su normal evolución originó la palabra
Navidad que significa nacimiento. Pero no es cualquier nacimiento, sino el del
Mesías profetizado siete siglos con anterioridad por profetas y anunciado en el
libro de los Salmos. El profeta Isaías tuvo la visión de ese nacimiento: En
Isaías 7:14 se lee: "Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que
la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre
Emanuel". En Isaías 9:6 se lee: "Porque un niño nos es nacido,
hijo nos es dado; y el principado estará sobre su hombro; y se llamará su
nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz"
(Biblia RVR 1960). Destacado es mío.
También el profeta Miqueas tuvo la visión del
pueblecito de Belén, como el lugar del nacimiento de Jesús: En Miqueas 5:1-2 profetiza:
“Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me
saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde
el principio, desde los días de la eternidad” (RVR 1960). La
profecía de Miqueas se refiere a un Dios eterno hecho humano y será Señor en
Israel aunque lo rechacen. Destacado es mío.
Luego,
los evangelistas Mateo y Lucas relatan el acontecimiento grandioso como
cumplimiento de las profecías, y celebrado por ángeles, humildes pastores de
ganado, y por sabios del oriente. Mateo relata el nacimiento de Jesús, de la
siguiente manera: “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María
su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del
Espíritu Santo. 19 José su marido, como era justo,
y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. 20 Y
pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le
dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en
ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 21 Y
dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS,[a] porque
él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:18-21 RVR 1960).
Lucas, el
médico amado y tercer evangelista incluye el nacimiento del Mesías también: “Había
pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche
sobre su rebaño. 9 Y he aquí, se les presentó un
ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran
temor. 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque
he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que
os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el
Señor. 12 Esto os servirá de señal:
Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre” (Lucas 2:8-12
RVR 1960).
El
nacimiento de Jesús fue un acontecimiento extremadamente extraordinario: por un
lado, fue profetizado siete siglos con anterioridad, fue anunciado en los
Salmos; fue anunciado por ángeles, fue visitado por sabios del oriente y
bendecido por patriarcas de la religión judía. Pero por otro lado, el
nacimiento tuvo lugar en actos y lugares de humildad. Sus padres eran muy
pobres; su madre era una joven de entre otras del pueblo de Belén, su padre era
carpintero señalado casi despectivamente por las multitudes. Como no había
lugar en el pequeño hospedaje nació en un pesebre envuelto en pañales. No dice
la Biblia que hubiera allí animales, ni que el pesebre estuviera lleno de paja
o de comida del ganado, tal como lo ha inventado la tradición.
La
Navidad comenzó a sufrir cambios sin fundamentos bíblicos desde que el
Emperador romano Constantino I aceptó la religión cristiana, muy apartado del
significado bíblico. En primer lugar, confundió la celebración del nacimiento
de Jesús con las festividades paganas del Sol Invicto, celebradas el 25 de
diciembre, y la Iglesia católica ha aceptado estas celebraciones más bien como
un ritual ostentoso, en un edificio de lujo y con celebrantes vestidos de ropas
reales, con la imagen de un niño rubio como si fuera de países nórdicos. También,
las iglesias católica y protestante, han aceptado la tradición de los tres
reyes magos, con nombres y nacionalidades que la Biblia no menciona. Por otro
lado, el comercio ha aprovechado estas festividades para promocionar sus
productos con supuestos super descuentos, como anzuelo para quienes caen en las
así llamadas “ofertas”.
Pero
también la Navidad la han confundido con la costumbre de reunirse en familia
para compartir regalos, armar fiestones con música estridente, consumir la infaltable
gallina rellena para quienes pueden, o nacatamales para otros. El consumo de
licor y otras francachelas son infaltables también. Es muy común comprarse ropa nueva, y entre los
más pudientes, emprender viajes de vacaciones a otros países.
Qué lejos
está todo esto del humilde nacimiento de Jesús, el Mesías, el Dios en forma
humana, el perfecto regalo que el Padre le envió a la humanidad con la
condición de que creyeran en él. En consecuencia, la Navidad moderna no
representa la Natividad del Señor. Ni tampoco el mentado Santa Claus representa
la Navidad, ni el árbol adornado con regalos. Menos mal que ya los niños no
creen en mandar cartas al Niño Dios, ni mucho menos que un Santa Claus se deslice
por los tejados o ventanas con un costal repleto de regalos. Sin embargo, todas
estas mezcolanzas de la tradición fuera del relato bíblico han servido para
olvidar el verdadero sentido del nacimiento del Salvador, y han ignorado el propósito
de la muerte y resurrección de Jesucristo, Dios y Salvador.
Este
corto relato ha tenido la intención de recordar el verdadero significado de la
Natividad de Jesús; y desea a los lectores una FELIZ Y VERDADERA NAVIDAD Y UN
AÑO NUEVO 2025 de grandes bendiciones y la gratitud por el advenimiento de
Jesucristo.
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