LAS VARAS MONDADAS DE JACOB
Génesis 30:25-31:55; Gén 35:9-11
Amadeo Albuquerque Lara
Este pasaje de Génesis 30:25 hasta finales del
capítulo 31 ha despertado muchas críticas de parte de eruditos bíblicos, porque
hay en él datos controversiales de engaños, trampas y malas intenciones de los
personajes. Pero, también los hay en muchas otras partes de la Biblia. Según el
limitado entendimiento humano, siempre dispuesto a mal entender los planes de
Dios en beneficio del género humano, estos actos no son congruentes con la
ética divina del Dios Jehová. Este pasaje trata del patriarca Jacob, hijo de
Isaac y Rebeca, hermano de Esaú, sobrino-yerno de Labán, quien también es
descendiente del patriarca Abrahán.
El tema de las varas mondadas o descortezadas
parcialmente por Jacob, tiene que ver con las leyes de la genética, por cuanto
el gen de los colores de las ovejas y demás ganado, está ausente en los
progenitores. Por eso, los genetistas se hacen los siguientes planteamientos:
1) ¿Cómo es
posible transmitir a la descendencia un rasgo cuyo gen está ausente en los
padres?
2) El estímulo visual no puede por sí solo
generar un gen de colores o manchas en el ADN de los progenitores.
En el desarrollo de este tema veremos cómo la misma ciencia
contesta estos planteamientos en favor de lo relatado en el libro del Génesis.
Veremos los resultados de experimentos con ratones, publicados en la Revista Nature.
La historia comienza con Jacob y su tío Labán, quien a
pesar de ser descendiente de Abrahán, era un adorador de ídolos, sin
sentimientos éticos y de poco apego a los vínculos de la familia. Estaba más
entregado al negocio del ganado, y hasta dispuesto a negociar con sus hijas,
como lo demuestra con su sobrino Jacob. Labán es un hombre explotador, sin
disposición de cumplir con los derechos del trabajador, en contra de su yerno y
sobrino, Jacob.
Por otro lado, Jacob había engañado a su padre Isaac,
quien por su avanzada edad, ya estaba ciego. Rebeca induce a Jacob a que se
disfrace de Esaú y engañe a su padre para recibir la bendición de la
primogenitura; pero Esaú se la vende por un guisado de lentejas. En
consecuencia, Esaú, al verse engañado, se enoja con su hermano, hasta el punto
de querer matarlo; entonces, Rebeca envía a Jacob a Padán-Haram, en donde vive
su hermano Labán, para protegerlo de Esaú. Aquí hay una madre que induce a su
hijo a cometer un fraude en detrimento de su propio hermano; pero cuidado con
mal entender los planes de Dios, para conservar la línea genealógica de David,
la fundación del pueblo de Israel, y en consecuencia, la ascendencia del
Mesías.
Al llegar a casa de Labán, Jacob se enamora de Raquel
su prima hermana, hija menor de Labán. La joven era de muy hermosa apariencia y
por eso, le pareció a Jacob que era la candidata ideal para hacerla su esposa.
Labán le dice a Jacob que tiene que trabajar siete años al cuido de su ganado a
cambio de Raquel; pero pasados los siete años, Labán engaña a Jacob y en la
noche de nupcias, le impone a Lea, su hija mayor, porque según su criterio, la
mayor debe darse en matrimonio antes que la menor. Sin embargo, ya Labán había
tendido su trampa desde la pedida de mano de parte de Jacob, pues no le explicó
en ese momento, que primero tenía que casarse con Lea, para después de otros
siete años, pudiera casarse con Raquel.
Pero Jacob acepta, bajo protesta, trabajar otros siete
años para que Labán le conceda su otra hija, a la cual Jacob ama con pasión.
Durante los catorce años bajo el servicio de Labán, Jacob sufre varios engaños
de parte de Labán. Jacob le protesta que durante esos años, diez veces le ha
cambiado el salario y lo ha hecho trabajar bajo la inclemencia del tiempo, bajo
el sol abrasador o bajo el intenso frío, a veces sin poder dormir (Gén 31:7).
Entonces, al verse defraudado por su tío y suegro, y
después de haberle servido durante catorce años como pago por sus dos hijas, Jacob
está dispuesto a regresar a Canaán, la tierra de su padre Isaac. Y como Jacob
no es dueño de ningún bien material, le pide a su suegro que le permita
marcharse a su tierra con sus mujeres y sus hijos, después que Raquel da a luz
a José. Pero nuevamente, Labán le tiende otra trampa a Jacob. Reconociendo que
Dios lo ha bendecido durante la estadía de Jacob, le propone que se quede otros
años cuidando del ganado. Es entonces cuando Jacob le propone que establezcan
un pacto, pensando Jacob en el futuro económico con su familia, ya que hasta en
ese momento, todo el ganado y las riquezas pertenecen sólo a Labán.
Jacob por su parte, no recibirá ningún pago en dinero,
sino que las ovejas, cabras y corderos de color oscuro, o con manchas, rayadas
o moteados serán de Jacob y el ganado que sea de un solo color, u homocigotas,
según la genética, serán de Labán. Esto le parece bien a Labán, pero en su
mente ya urde otro engaño. De inmediato, aparta todo el ganado moteado, rayado,
manchado y de color oscuro y se los reparte a sus hijos y los aleja a la
distancia de tres días de camino, quedando el resto del ganado que pertenecería
a Labán. Es decir, de aquí en adelante, comenzarían de cero, según el nuevo
fraude de Labán.
Al darse cuenta Jacob del nuevo embuste de Labán, se
le ocurre un plan genético que consistiría en mondar varas “verdes de álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ellas
mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas”. (Gén 30:37) De
esta manera, Jacob pondría estas varas mondadas a la vista de las hembras,
cuando llegaran a los abrevaderos.
“Así
concebían las ovejas delante de las varas; y parían borregos listados, pintados
y salpicados de diversos colores”. (Gén 30:39).
Como Jacob está consciente de que ha contado con la
bendición de Dios al hacerle ver que él ha visto las injusticias de Labán; por
tanto, ha multiplicado el ganado manchado, listado y de color oscuro.
En consecuencia, Jacob platica con sus esposas para
exponerle su plan de regresar a tierras de sus padres. Y les comunica que ahora
cuenta con ganado y otros bienes que garantizarán el futuro de sus familias, y
les dijo:
“Así quitó Dios
el ganado de vuestro padre, y me lo dio a mí” ……12 Y
él dijo: Alza ahora tus ojos, y verás que todos los machos que cubren a las
hembras son listados, pintados y abigarrados; porque yo he visto todo lo que
Labán te ha hecho. (Gén
31:9, 12).
Entonces, Jacob les hace ver que lo que ahora tiene,
cuenta con el favor de Dios, y que no le ha robado nada al padre de ellas. Otra
vez, lo que para nosotros los humanos, sin duda estas conductas son dignas de
condenarse; Dios las permite para el cumplimiento de sus planes.
Este ardid de Jacob ha levantado críticas de parte de
genetistas, porque niegan que según las leyes de la genética, el estímulo
visual no interviene en el ADN. Pero la Revista
Nature publicó un artículo, según La “Revista
del Centro Comunitario Sucath David”. Argentina, en el cual afirma que es
cierto que el estímulo visual no interfiere en el ADN, pero sí en el ARN o
Ácido Ribonucleico. Por tanto, el estímulo visual no interferiría en el ADN,
pero sí, en el ARN del ganado de Jacob.
En lenguaje genético, las ovejas homocigotas serían de
Labán: ovejas de un solo color; y las ovejas heterocigotas: de varios colores,
serían de Jacob. La treta de Jacob, bendecida por Dios, aumentó
considerablemente las ovejas, cabras y corderos con manchas, mientras que el
ganado de Labán permanecía con poco aumento.
Para explicar este fenómeno llamado de paramutación, la
Revista Nature publicó un experimento
que los científicos genetistas realizaron con ratones. Antes de este
experimento con ratones, los científicos conocían el fenómeno llamado
“paramutación”, pero en plantas, no en mamíferos. Entonces, la explicación es
que el fenómeno de la paramutación se realiza mediante la síntesis del ARN y
éste se acumula en todas las células, pero no a través del ADN. Por tanto, las
varas tuvieron el objetivo de generar ARN en las hembras homocigotas, según los
genetistas. Así se resuelve el ardid de Jacob y sus varas mondadas, según el
punto de vista científico; pero la verdad es que Dios le proporcionó esta estratagema
a Jacob, para vengarse de su suegro Labán, y ser recompensado por todos los
engaños e injusticias cometidas en su contra (Gén 31:12).
CONCLUSIÓN
Lo que queda claro de este fenómeno genético es que
Dios puso en la mente de Jacob colocar las varas ante la vista de las ovejas y
demás ganado a la hora de la concepción, para que el estímulo visual se realizara
en el ARN de las hembras, porque las varas mondadas tenían el objetivo de
generar ARN, aunque en aquel tiempo Jacob no lo supiera.
Toda esta historia nos lleva a la conclusión que Dios
había dispuesto que Jacob sería el padre de multitudes, y quien ya no se
conocería con el nombre de Jacob, sino como Israel (Gén 35:9-11). Además,
Jacaob tuvo doce hijos con dos esposas y dos siervas. Dios le dijo a Jaacob que
sería el padre de la nación de Israel; y que sus doce hijos serían los fundadores
de las doce tribus de Israel (Gén 35:22-26).
Así son los planes de Dios y debemos entenderlos a la
luz de toda la Biblia. Sin embargo, debe quedar claro para nosotros que quien
comete fraude para enriquecerse, no cuenta con la bendición de Dios, si lo hace
de mala fe. En el caso de Jacob, Dios vio la injusticia y múltiples engaños de
parte de Labán. Por eso, Dios también puso en los planes de Jacob, el ardid de
las varas mondadas o descortezadas parcialmente, para obtener ganado de colores
abigarrados.
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