lunes, 7 de abril de 2025

 

UNA ESPINA EN LA CARNE

Amadeo Albuquerque Lara

El apóstol Pablo solía dirigirse a las iglesias que él mismo había fundado y visitado con frecuencia, por medio de cartas si no le era posible visitarlas personalmente. Pablo había escrito la primera carta a los corintios mientras estuvo tres años en la ciudad de Éfeso (54 d.C.), posiblemente enviada con Tito. La segunda epístola la escribió probablemente desde Macedonia (55-57 d.C., después de escuchar el informe de Tito acerca de las reacciones de la primera carta; y con el mismo Tito envió la segunda epístola.

Aunque Pablo hablaba hebreo desde su nacimiento en la ciudad de Tarso, de padres hebreos, y que como ciudadano romano por nacimiento también hablaba latín, él escribía a las iglesias en la lengua común de las provincias bajo el yugo romano, en el griego koiné, la lingua franca que todos dominaban. Pablo comienza el capítulo doce de la segunda epístola a los corintios, contándoles la experiencia espiritual de su arrebatamiento hasta el tercer cielo, el cielo en que Dios habita, según los cristianos creían y al que Pablo se refiere. Entrar en detalles añadiendo especulaciones sobre lo que el mismo Pablo no expresa, no sería bíblico.

En el capítulo doce de esta segunda carta Pablo les relata a los miembros de la iglesia de Corinto la experiencia espiritual que tuvo hacía catorce años. Pablo después de su conversión no fue directamente a Jerusalén en donde estaban los apóstoles de Jesucristo, porque él dice que “el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; 12 pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”. sino que se fue para Arabia, en donde estuvo tres años según se los relata a los cristianos gálatas (Gálatas 1:11-12,18):

Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, 16 revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, 17 ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. 18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días; (Gálatas 1:15-18).

¿Por qué el escritor Lucas no relata este viaje de Pablo a Arabia en el capítulo 9 de su conversión, sino hasta que Pablo les escribe a los gálatas en el año 49 d.C.? Este lapso ha contribuido a una serie de especulaciones de parte de los comentaristas de la vida y apostolado de Pablo. Naturalmente, el libro de los Hechos fue escrito por Lucas, pero Gálatas fue escrita por el propio apóstol narrando sus experiencias desde su conversión. Mientras que la segunda epístola a los corintios Pablo la escribió entre los años 55-57.

El capítulo doce de segunda corintios es lo que me ocupa en este escrito, en el cual Pablo se queja de una espina (ἄκανθα: akantha o skólops: skólops) en la carne, “un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca” (2da. Corintios 12:7) . La "espina" sirve como un recordatorio constante de la debilidad humana y la necesidad de confiar en la gracia de Dios.   La palabra griega akantha, que significa ‘espina’ o la palabra del griego clásico skólops, que significa objeto punteagudo, también se encuentran registradas en hebreo (צַד ṣaḏ), en los libros de Números, Josué y Jueces, refiriéndose a las hostilidades sufridas por el pueblo de Israel por parte de los pueblos enemigos de Canaán por desobediencia contra Dios, por no desterrarlos. La figura de la “espina” ya sea en los costados o en la carne, se utiliza para mantener la humildad y dependencia en Él, como el único Dios, en el Antiguo Testamento, y para que Pablo no se enalteciera, según él mismo lo declara.

Saulo de Tarso fue un feroz perseguidor de los cristianos, como él mismo lo manifiesta en esta epístola; a tal punto que entraba de casa en casa para llevar a la cárcel a cuantos fueran discípulos de Jesús. Saulo fue tan cruel, que consintió en la lapidación del diácono Esteban. De tal manera que, los apedreadores depositaron los vestidos de Esteban a los pies de Saulo. Su fama recorría por todos los hogares cristianos y temblaban al escuchar el nombre del máximo perseguidor. Cuando Ananías recibió la orden de ir a visitarlo para que recibiera la vista, inmediatamente después de la visión celestial, Ananías respondió con temor de este perseguidor incansable, recordando cómo había perseguido y metido en la cárcel a los creyentes en el Evangelio de Jesús (Hechos 9:10-14).

Pero ahora Pablo como apóstol de Jesucristo, como fundador y confirmador de varias iglesias a las que él escribe, y misionero incansable por toda el Asia Menor y vecindades, y por causa de las abundantes revelaciones divinas que Pablo había experimentado, Dios le ha permitido ser abofeteado por un mensajeo de Satanás (ἄγγελος τοῦ Σατανᾶ: ángel de Satanás)., y una “espina en la carne” (σκόλοψ τῇ σαρκί: skolops te sarki, según la versión de Strong’s parallel greek english), para que no se enorgullezca en las revelacionesm sino que la espina le sirva de recordatorio de su dependencia en el poder y la gracia de Dios que lo hacía fuerte..

Por toda esta extraordinaria grandeza de las revelaciones, y el alto prestigio entre las iglesias, para impedir que el Apóstol de los gentiles se enalteciera, Dios le dio “una espina en la carne”:

me fue dada una espina (σκόλοψ, skolops) en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca. Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí. Y Él me ha dicho: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2da Corintios 12:7-10).

El apóstol Pablo tenía muchos motivos por qué analtecerse o gloriarse en la carne (humanamente) y en el espíritu: por las abundantes revelaciones.

En cuanto a la carne, él era israelita, hebreo de hebreos, en cuanto a la ley, fariseo irreprensible; educado a los pies de Gamaliel, maestro y doctor en la Ley de Moisés, enseñado conforme a la ley de la patria… (Filipeses 3:5-7; Hechos 22:3). Ser educado en la Academia de Gamaliel era equivalente hoy día a tener un grado académico de la Universidad de Harvard o de la Universidad de Oxford.

En cuanto al espíritu, tenía aún más de qué gloriarse y enaltecerse. En el camino a Damasco como perseguidor de los cristianos, Saulo de Tarso había tenido la primera revelación divina que lo cambió por completo mediante la conversión al Jesús que él perseguía: de ser Saulo de Tarso, a ser el Apóstol de Jesucristo y apóstol de los gentiles.

 La segunda revelación celestial Pablo la tuvo hacía catorce años, cuando fue llevado al tercer cielo y había visto visiones espirituales que a ningún ser humano le está permitido expresar (2 Corintios 12:4). No es el propósito de este escrito especular cuál sea ese tercer cielo, sino darle el valor e importancia a la extraordinaria experiencia que tuvo el apóstol Pablo, y de la cual es estorbado gloriarse por medio de la “espina en la carne”. Tampoco es la intención de especular en cuanto al tiempo y momento de la experiencia; pero esas visiones celestiales serían suficiente motivo para que el Apóstol se enalteciera sobre todos los creyentes y aún sobre los demás apóstoles. Por eso, cuando Pablo ruega al Señor que lo libre de esta espina en la carne, el Señor le contesta:

Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Cor 12:9-10).

Basándose Pablo en esas revelaciones celestianes, y en su fortaleza en las debilidades, les reclama a los cristianos de Corinto, una iglesia problemática, con divisiones a favor de ciertos líderes. Sin duda había grupos que menospreciaban el apostolado de Pablo y enaltecían a los otros líderes. Por eso él les reclama:

“Me he hecho un necio al gloriarme; vosotros me obligasteis a ello, pues yo debía ser alabado por vosotros; porque en nada he sido menos que aquellos grandes apóstoles, aunque nada soy. 12 Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros. 13 Porque ¿en qué habéis sido menos que las otras iglesias, sino en que yo mismo no os he sido carga? ¡Perdonadme este agravio!” (2 Corintios 12:11-13).

Qué triste cuando una iglesia menosprecia el valor y capacidades espirituales de sus líderes, y se inclina a favor de otros injustamente. Estas incomodidades de parte de los corintios obligan a Pablo a recordarles quién es él como apóstol y obrador de milagros y señales entre ellos. Sin duda que estas acusaciones eran una espina en la carne para el Apóstol. Los hermanos de Corinto se convertían en mensajeros de Satanás. Sin embargo, el apóstol Pablo, el más instruido en las letras y en las leyes de su patria, no se abstiene de recordarles su amplio curriculum y títulos adquiridos por las revelaciones celestiales.

¿Qué era la “espina en la carne”?

No conviene especular qué podría tener el apóstol Pablo en su mente, sin recurrir al Antiguo Testamento, para que él haya usado esta expresión “una espina en la carne”. Algunos comentaristas que tratan de interpretar esta expresión han especulado muchas cosas que podrían ser; pero en mi escrito he recurrido a la imagen de la espina (ἄκανθα: akantha, o σκόλοψ skolops), en griego, y su equivalente en el hebreo del Antiguo Testamento (צַד ṣaḏ), en el pasaje que dice “espinas en vuestros costados”, en los libros de Números y de los Jueces.

En cuanto a las palabras “aguijones”y “espinas”, hay tres pasajes en donde el mismo Yavé Dios usa con respecto a la desobediencia del pueblo de Israel de no desterrar a los pueblos cananeos; y las consecuencias u hostilidades que sufriría el pueblo de Israel por parte de los pueblos enemigos que serán “espinas en vuestros costados”. En estos pasajes que voy a citar, Dios usa las expresiones “aguijones” y “espinas”:

El primer pasaje en el libro de Números, se citan las “espinas en vuestros costados”:

“Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis” (Números 33:55).  Resaltado es mío.

El segundo pasaje se encuentra en el libro de Josué, siempre Dios amonestando a su pueblo por su desobediencia:

“sabed que Jehová vuestro Dios no arrojará más a estas naciones delante de vosotros, sino que os serán por lazo, por tropiezo, por azote para vuestros costados y por espinas para vuestros ojos, hasta que perezcáis de esta buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado” (Josué 23:13). Resaltado es mío.

El tercer pasaje en el libro de los Jueces, de la misma manera Dios manifiesta el castigo por la desobediencia de su publo Israel al no haber echado de la tierra a los pueblos enemigos.

Por lo cual también dije: «No los echaré de delante de vosotros, sino que serán como espinas en vuestro costado[b], y sus dioses serán lazo para vosotros” Jueces 2:3). Resaltado es mío.

Claramente se observa en estos tres pasajes del Antiguo Testamento, que Dios usa la figura de los aguijones y las espinas para referirse a pueblos enemigos del pueblo de Israel, los cuales serán hostiles si no los echan de la tierra que Dios les ha heredado. Las hostilidades de estos pueblos enemigos serán como “espinas” y “aguijones” en contra del bienestar del pueblo de Dios. Las “espinas en vuestro costado” que aparece en los libros de Números y de los Jueces son los pueblos enemigos que Israel no obedeció echarlos, cuando Dios se lo mandó. Por tanto, las espinas no son enfermedades del pueblo de Dios, son pueblos enemigos que representaron guerras constantes y contiendas, la mezcla de los hijos de Dios con mujeres cananeas, la influencia idolátrica de sus dioses falsos tal como Yavé Dios se lo había advertido al pueblo de Israel.

Por tanto, aplicando estos pasajes del Antiguo Testameto a las experiencias hostiles a que se refiere el versículo 10 del capítulo 12 de 2 Corintios, y reafirmando las veces que el apóstol Pablo cita y se apoya en el Antiguo Testamento, que según la “Complete Jewish Bible (“Biblia judía completa”) señala 183 pasajes del Antiguo Testamento que Pablo cita o parafrasea en sus escritos. Y esta cifra no incluye varias decenas de referencias a personas, lugares y sucesos del Antiguo Testamento” (Obra citada), me permito referirme a la “espina en la carne” que el Apóstol menciona. Aunque Pablo no explica qué cosa es esa espina en la carne, por lo que relata en el citado versículo 10 del capítulo 12 de 2 Corintios, podemos comprender las debilidades por las cuales él se goza: “afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias”; sin embargo, todos estos sufrimientos son las espinas en la carne a las que él se refiere; y que por ellas se ve impedido muchas veces de avanzar en la expansión del Evangelio de Jesucristo, por emplear su tiempo en defenderse, ante sus mismos hermanos en la fe, y ante los tribunales judíos.

Escribiéndoles a los Romanos, Pablo cita los sufrimientos que no pueden separarlo del amor de Cristo: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (2 Corintios 12:10, Romanos 8:35). Es de notar que en la Epístola a los Romanos Pablo cita o parafrasea el Antiguo Testamento 84 veces. Las frases de Pablo “como está escrito”, o “como dice el Profeta” son muy abundantes en los escritos del Apóstol. Por tanto, es evidente que Pablo relacionara figuras e imágenes de sus experiencias y sufrimientos, con antecedentes similares en el Antiguo Testamento, del cual él tenía un vasto conocimiento.

Todos los sufrimientos, acusaciones y menosprecios que cita Pablo que ha experimentado sin apartarse del amor de Dios, pero que han sido obstáculos y atrasos para la predicación del Evangelio de Jesucristo son “la espina en la carne”, el mensajero de Satanás que lo abofetea por todas partes, incluyendo acusaciones de parte de sus mismos hermanos en la fe, quienes lo acusaban de no acatar la ley de Moisés y de aceptar gentiles convertidos sin someterlos a los ritos de la circuncisión, y a la observancia de la ley de Moisés. Luego, las acusaciones de parte de la iglesia de Corinto, las lapidaciones sufridas en Listra en donde lo dejaron por muerto (Hechos 14:19); en Filipos, magistrados romanos golpearon y encarcelaron a Pablo y sus compañeros en nombre de los gentiles (Hechos 16:19-40); así también las persecuciones de parte de líderes judíos y tribunales a los cuales fue remitido sin el apoyo de los demás apóstoles y ancianos de la iglesia de Jerusalén. Pablo asistió solo a sus defensas en los tribunales; como también tuvo que enfrentar la muerte en Roma por parte del emperador romano, Nerón.

CONCLUSIÓN

El tema de la “espina en la carne” que cita el apóstol Pablo ha sido motivo de varias especulaciones acerca de lo que puede significar esa frase. Debido a estas especulaciones surgió en mi mente investigar el significado de la frase, pero basándome en algún antecedente en el Antiguo Testamento siendo que Pablo lo cita tantas veces en sus escritos, y que ha sido su apoyo en la predicación del Evangelio.

Hurgando varios sitios en Internet, encontré tres pasajes en donde los escritores de Números, Josué y Jueces ponen en la boca del mismo Yavé Dios las figuras de “aguijones” y “espinas” refiriéndose a los pueblos idólatras de la tierra de Canaán. Dios había advertido a su pueblo que debían desterrar a esos pueblos, porque serían motivo de revueltas y descontentos, más la influencia que ejercerían con sus prácticas idolátricas. Siendo Yavé un Dios celoso en contra de la existencia de otros dioses en medio de su pueblo, éste debía obedecer su mandato; pero Israel no obedeció a su Dios y por eso, los pueblos enemigos se convirtieron en azote, lazo y tropiezo, en aguijones y espinas en sus costados.

Fue así que este escrito se basó en esas frases y las relacionó con los sufrimientos, amenazas, acusaciones, “afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias, hambre, desnudez, peligro o espada” (2 Corintios 12:10 y Romanos 8:35). Estas adversidades que experimentaba el Apóstol Pablo sirvieron como obstáculos y atrasos para su obra misionera por los diferentes rincones del Asia Menor y sus alrededores. Muchas de las acusaciones venían de los judaizantes, de los líderes de la iglesia de Jerusalén, de los tribunales judíos a los cuales Pablo tuvo que enfrentar solo, sin ninguna ayuda de los demás apóstoles. Por tanto, relacionando las figuras y metáforas en el Antiguo Testamento, con todas las penurias sufridas por el Apóstol, me permito afirmar que Pablo usó las imágenes de aguijones y espinas que cita el Antiguo Testamento como “espinas en los costados” y “aguijones en los ojos”, como la “espina en la carne” por la que él había pedido a Dios se la quitara, pero en vez de eso, esas “espinas” le servían para gloriarse en sus debilidades, para darle fortaleza y para que no se enalteciera por causa de las múltiples revelaciones del mismo Dios.

REFERENCIAS

Biblia Reina Valera 1960 (Números, Josué, Jueces)

Biblia de las Américas, (libro de Jueces)

Coalición por el Evangelio, (“espina en la carne”)

Complete Jewish Bible, citas del Antiguo Testamento en los escritos de Pablo

Search Labs | AI Overview, “Espinas en vuestros costados”: Números, Josué, Jueces

Strong’s parallel greek english

sábado, 29 de marzo de 2025

 

LA ORALIDAD EN LA LITERATURA CONTEMPORÁNEA

“Convertir lo local en alta literatura”

Amadeo Albuquerque Lara

Leyendo el diario digital El País de España me encontré una publicación de la periodista y escritora Berna González Harbour acerca de la tendencia literaria en novelistas nacidos en los años noventa. El título de la publicación es “Una generación de escritores se rebela contra el lenguaje estándar y recupera la oralidad en su literatura”. Se trata de abandonar los viejos esquemas de la literatura española basada en el lenguaje de los diccionarios academicistas y dar carta de ciudadanía a los localismos y regionalismos en las voces de los personajes de sus novelas, “que se rien de lo normativo”. La escritora Berna González hace un análisis de la literatura de ciertos autores que dan acogida al lenguaje oral en sus respectivas novelas, especialmente cuando se refiere a la novela de Andrea Abreu, “Panza de burro”.

En el territorio de España, país en donde se asienta la Real Academia Española de la Lengua, cuyo lema es “Limpia, fija y da esplendor”, un grupo de escritores nacidos en los años noventa han enfocado sus novelas literarias en el lenguaje oral de sus respectivas regiones y localidades. Lo que los gramáticos tradicionales han calificado como vulgarismos, refiriéndose al lenguaje oral, ahora ese lenguaje local y regional, ha tomado asiento y carta de ciudadanía en la alta literatura española. Berna González Harbour (1965) periodista y escritora, exsubdirectora del diario El País, en un artículo publicado por este diario, cita al grupo de escritores nacidos en los noventa, quienes han roto con el lenguaje normativo para darle lugar a la oralidad en la literatura de altura, un lenguaje que “no está en los diccionarios y que se ríe de lo normativo” (Autora citada).

Entre los autores nacidos en los noventa, la autora cita a Luis Mario (Cantabria, 1992), David Uclés (Úbeda, España, 1990); Greta García (Sevilla, España, 1992), y Andrea Abreu (Tenerife, Canarias, 1995), entre otros. Abreu rompió los esquemas en 2020 con su novela “Panza de burro”, mediante el uso de un lenguaje que no lo registran los diccionarios academicistas. En la novela “Panza de burro”, “El lenguaje usado es coloquial que rompe la sintaxis con expresiones que reflejan el habla del barrio de las protagonistas que es también el de la autora.[2]​ Lo hace con el lenguaje y expresiones que ella empleaba de niña, copiado de su abuela”. La novela usa un lenguaje coloquial de las Islas Canarias. (Autora citada).

La frase “panza de burro” se refiere a una acumulación de nubes que muestran una estructura ondulada o encrespada, que es similar a la apariencia que dibujan las costillas en la panza de los burros. La novela se refiere a la imagen de la acumulación de nubes, así: “El título, a secas, remite a un fenómeno meteorológico típicamente tinerfeño (relativo a Tenerife) que corresponde a una espesa capa de nubes” (Autora citada). En Nicaragua, la hierba “panza de burro” es una variedad que crece espontánea. Es una hierba que las personas del campo llaman “panza de burro”, por su apariencia ondulada, como de un cabello encrespado.

“Sabina Urraca cree que la literatura en España ha sido “absurdamente normativa hasta hace muy poco”. Y que el resultado es “un lenguaje homogéneo y la pérdida de una riqueza lingüística que en Latinoamérica han tenido clara y han tomado de forma natural desde el principio” (Idem). Efectivamente, los novelistas nicaragüenses que han hecho su entrada en la literatura costumbrista son: José Román poeta leonés (1906 - 1983), con su novela “Cosmapa”; Adolfo Calero Orozco  (Managua,1931 -  2012), con sus novelas “Éramos cuatro” y  “Sangre santa”, Carlos Alemán Ocampo narrador, lingüista y académico nacido en Diriá, Granada (1941),  con sus novelas “Vida y amores de Alonso Palomino” (2001) y “Las fantásticas aventuras de Juan Parado” (2002) ambas basadas en el lenguaje oral de sus personajes; “Lengua madre” del doctor César Ramírez Fajardo, médico pediatra y maestro del Son Nica, en su libro recoge el lenguaje que usan las madres en su consultorio de pediatría, lenguaje muy florido, lleno de metáforas y símiles altamente populares y típicamente nicaragüenses. Me limito a citar sólo unos cuantos escritores y narradores nicaragüenses, sin tomar en cuenta la cantidad de historias de la literatura popular como “Cuentos de Camino”, la Cegua, El Cadejo, El tío conejo y el tío coyote; el narrador de cuentos fantásticos Juan Ventura, y un largo etcétera.

En la literatura latinoamericana, cito la novela “La fiesta del chivo” de Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936), en la cual usa el lenguaje de Trujillo. En la novela “La Muerte de Artemio Cruz" de Carlos Fuentes (México, 1928-2012), el lenguaje oral se utiliza para dirigirse a los personajes del pasado, reviviendo diálogos y situaciones, lo que otorga una sensación de oralidad y espontaneidad. “La casa de los espíritus” de Isabel Allende (Lima, Perú, 1942); por supuesto “fue alimentada por la mágica oralidad de su abuela paterna” (difusióncientífica.info).

Finalmente, y para no dejar por fuera los orígenes de la literatura oral española medieval, no se puede obviar “Refranes que dizen las viejas tras el fuego” del Marqués de Santillana, refranes llenos de sabiduría popular.  “Dado que poca gente sabía leer y escribir (y quien sabía lo hacía en latín), los textos literarios se transmitían casi exclusivamente en forma oral. Dentro de esta tradición oral se prefería el verso, que era más fácil de memorizar y podía ir acompañado de música” (Crédito: Hiro.eus). Uno de los primeros ejemplos de esta literatura es el “Poema del Cid”, cuya versión escrita se la debemos a Per Abat o Pedro Abad. Hay que hacer notar que el Poema de Mio Cid se difundió primero por los juglares en las plazas y lugares públicos, acompañados por instrumentos musicales. Sin ir más allá de otras obras de carácter popular y humorísticas de la literatura clásica española.

CONCLUSIÓN

Esta breve nota sobre la oralidad en la literatura española, especialmente la producción literaria de los novelistas nacidos en los años noventa, también se ha referido a unos pocos escritores  y narradores nicaragüenses y latinoamericanos. Mi especialidad no es la Literatura española ni la Literatura Nicaragüense ni tampoco la Latinoamericana; pero como estudioso del lenguaje me interesa el uso de la oralidad, especialmente local o regional que los narradores y novelistas costumbrista ponen en el habla de los personajes. CarlosMántica se interesó por “El habla nicaragüense” y el escritor polígrafo y académico doctor Jorge Eduardo Arellano dedicó un libro a “El español en Nicaragua”, sin nombrar los incontables artículos y ensayos publicados en diferentes medios de comunicación.

Ligeramente, esta nota se ha referido a unos pocos narradores y novelistas costumbristas nicaragüenses; y a unos cuantos novelistas latinoamericanos cuyas obras destacan el lenguaje oral como producto de las hablas de los lugares y regiones de origen de sus personajes. Más bien esta breve nota se basó en el artículo de la periodista y escritora Berna González Harbour publicado por el diario El País de España, de cuyo diario fue subdirectora. Basado en el citado artículo, este autor buscó unos cuantos ejemplos en la literatura costumbrista de autores nicaragüenses y latinoamericanos. Efectivamente, este grupo de escritores nacidos en los noventa han priorizado la oralidad, los localismos y regionalismos antes que encumbrarse en el lenguaje de los académicos españoles. Ya nuestros novelistas nicaragüenses y latinoamericanos se habían adelantado en poner en boca de sus personajes, el lenguaje de su localidad y región.

“Inés Fernández-Ordóñez, filóloga y académica de la RAE, constata que el acceso a la educación y a los modelos difundidos por los medios y las redes está detrás de la tendencia global a perder los rasgos dialectales. Sin embargo, los dialectos persisten. Esos rasgos son marcadores identitarios grupales que cumplen una función en sus comunidades”” (Citada por González Harbour).

REFERENCIAS

Diferentes sitios de Internet

difusióncientífica.info

El País.com > Cultura, edición digital

González Harbour, Berna, diario El País de España, edición digital

Hiro.eus

 

jueves, 20 de marzo de 2025

 

LOS PANTALONES ROTOS

Amadeo Albuquerque Lara

Allá por los años 40 y 50 nadie andaba con pantalones rotos, porque los parchaban. Era tarea obligada de las mujeres pobres; especialmente, las parejas de trabajadores del campo o de oficios ordinarios ponerles parches a los pantalones rotos de sus maridos. Esa tarea era hecha a mano, y los parches los hacían de pantalones que ya no tenían lugar para más parches.

Pero para comentar sobre los pantalones rotos que nuestra juventud luce con orgullo, tenemos que remontarnos al origen. Los pantalones rotos comenzaron con los grupos de la subcultura punk británicos. Los jóvenes británicos rasgaban los pantalones como protesta por el capitalismo salvaje y por la vida de lujuria de las clases ricas.

Otra versión de los orígenes de los jeans rotos y raídos se remonta a la época de los llamados “chicos malos” que se metían en peleas callejeras y quedaban con los pantalones rasgados y con agujeros por todos lados.

Pero en los años 80, los movimientos “Punk” convirtieron los pantalones de mezclilla en un atuendo de moda como protesta social. Ya en los años noventa se volvieron tendencia entre los chicos bien y jóvenes de clase media alta. En la actualidad, los jeans rotos se han puesto de moda para dar un toque roquero o informal, entre los jóvenes. Hoy en día los vaqueros rotos, como les dicen en España, se han vuelto de uso común sin distingo de clase social ni de sexo. Este atuendo toma varios aspectos. Los hay desteñidos, raídos, con roturas grandes en las rodillas y hasta arriba de la pierna. Especialmente, las damas los prefieren rotos a partir de las rodillas,  por todos lados de las piernas, desteñidos, raídos, que parecen más bien pantalones de pordioseros. Por lo menos así era la apariencia de los pordioseros de los años anterior a los años sesenta.

Para las personas que hemos tenido la oportunidad de ver la evolución de los pantalones rotos, hemos visto cómo los jóvenes han cambiado lo que antes era un símbolo de pobreza extrema, a llevar una prenda que ahora es tendencia entre adolescentes, jóvenes menores y jóvenes adultos entre varones y mujeres.

domingo, 16 de marzo de 2025

 

LITERATURA APÓCRIFA INTER TESTAMENTARIA Y PRIMEROS SIGLOS

Amadeo Albuquerque Lara

La literatura extra-canónica tuvo su auge en el período inter-testamentario, y en los primeros siglos del cristianismo. La literatura extrabíblica del período entre los dos Testamentos está compuesta por libros agregados al Antiguo Testamento y ha sido clasificada como apócrifa, o como pseudo-epigráfica por no haber sido aceptada por el canon hebreo, en Jamnia ciudad central de Israel; mientras que los libros escritos durante los siglos tardíos, o posteriores al período apostólico, fueron excluidos por contener temas doctrinales contrarios a los escritos aceptados por la iglesia primitiva, o por coincidir con herejías desarrolladas en siglos posteriores a la época apostólica.

También, es necesario aclarar que algunos de estos escritos apócrifos o extra-canónicos son agregados a ciertos libros del Antiguo Testamento; mientras que otros pertenecen a la época un poco anterior al Nuevo Testamento. Los 27 libros del Nuevo Testamento fueron aceptados por autoridades en el año 367 d.C. En la aceptación de los libros que componen el Nuevo Testamento, en primera etapa, estuvieron muy involucrados Orígenes de Alejandría (c. 184-c. 253) y Eusebio de Cesarea  (265-339), considerados Padres de la Iglesia. Y posteriormente, la valoración y reafirmación de varios Concilios, en distintas épocas. El criterio utilizado para que un libro fuera considerado inspirado fue que estuviera relacionado con los apóstoles de Jesús, por su antigüedad, o sea que hubiera sido escrito en los primeros dos siglos y aceptado por la iglesia primitiva, y no por pequeños grupos locales; y que no contuviera doctrinas heréticas.

Los libros apócrifos del Antiguo Testamento

Los libros apócrifos del Antiguo Testamento son catorce en total; pero otra lista los reduce a doce, según se junten dos libros. La Iglesia católica los ha incorporado con el nombre de deuterocanónicos por no haber sido inspirados por el Espíritu Santo, pero que conservan valor histórico o de estadio privado. Los siguientes son los libros apócrifos no incluidos en el Canon del Antiguo Testamento, y que en inglés se llaman “The Books of the Apocrypha” anexados a la versión de la Biblia King James Version:

I Esdras, II Esdras, Tobías, Judit, Adiciones griegas al libro de Ester (Ester 10:4 al 16:24), Sabiduría de Salomón, Eclesiástico también conocido como Sabiduría de Josué ben-Sirá. Josefo, el historiador judeo-romano conoció este libro; Baruc, incluida la Epístola de Jeremías (Baruc 6); Cántico de los tres jóvenes santos, Historia de Susana, Bel y el dragón, la oración de Manasés, I y II Macabeos (Crédito: abs/American Bible Society, NY).  

Estos libros son incluidos por la versión griega del Antiguo Testamento conocida como la Septuaginta o Versión de los Setenta (LXX), y en la Vulgata de San Jerónimo, pero no fueron reconocidos en la Biblia hebrea.

Los libros apócrifos del Nuevo Testamento

Entre estos libros se encuentran clasificaciones de literatura neotestamentaria, tales como: evangelios, hechos, epístolas, apocalipsis; esta clasificación se encuentra en los libros canónicos del Nuevo Testamento. Sin embargo, en las categorías citadas, se cuentan los evangelios apócrifos. Los referidos a la infancia de Jesús, los cuales son varios; los referidos a la pasión del Señor; Libros de Hechos atribuidos a otros apóstoles, Epístolas apócrifas atribuidas a ciertos apóstoles, y literatura apocalíptica también apócrifa. El origen de esta literatura fue Egipto y Siria; especialmente hubo influencia de Alejandría, ciudad egipcia que albergó varias herejías. Además, es de notar que esta literatura se ha traducido a distintos idiomas: siriaco, árabe y griego, arameo, etíope, copto, latín, hebreo entre otros. Sin embargo, esta literatura fue escrita originalmente en hebreo y arameo, luego traducida a los idiomas citados; algunos escritos contienen influencia gnóstica, y gnóstico-cristiana.

Según el testimonio de algunos padres de la Iglesia, como Orígenes de Alejandría (c. 184-c. 253), Clemente de Alejandría (c. 150 - c. 213), Eusebio de Cesarea (c. 263-339) y otros, algunos de los libros posteriormente rechazados como inspirados, tuvieron la aceptación de grupos de cristianos de la Iglesia primitiva. Por ejemplo, Serapión fue un Patriarca de Antioquía (191-211), y había autorizado la lectura de algunos libros apócrifos, pero luego reconoció que reflejaban herejías de los docetas que negaban la verdadera humanidad de Jesús; otras herejías negaban la divinidad de Jesús; mientras que otros como Arrio, negaban la doctrina de la Trinidad. Contra estas herejías lucharon algunos Padres de la Iglesia y algunos Concilios eclesiásticos.

Por tanto, ante la aparición de estas herejías, líderes eclesiásticos y agunos Concilios, se vieron obligados a aprobar el Canon del Nuevo Testamento. Los principales concilios fueron: el Concilio de Cartago (397). El Concilio de Cartago dejó establecidos los 27 libros del Nuevo Testamento. Otros concilios que reafirmaron el canon del Nuevo Testamento fueron: El Concilio de Roma (382), El Sínodo de Hipona (393), y El Concilio de Florencia (1431-1449),  y el Concilio de Trento (1545-1563). que reafirmó el canon para la Iglesia católica.

 CONCLUSIÓN

El propósito de este escrito es presentar los principales tipos de literatura que tuvieron su auge en los primeros siglos del cristianismo. En este escrito no se ha enfatizado en los libros canónicos del Antiguo y del Nuevo Testamento; sino que se ha referido a la abundante literatura que floreció en el período entre los dos Testamentos, e inmediatamente despúes de la época apostólica.

Este escrito ha presentado la literatura apócrifa del Antiguo y del Nuevo Testamento, explicando también las tendencias que prevalecieron después del primer siglo. La literatura apócrifa no fue aceptada por distintos padres de la Iglesia y por varios Concilios en diferentes épocas de la era cristiana. Estos concilios tuvieron la tarea de examinar la utilidad y pureza doctrinal de los mencionados escritos espúreos, clasificados como apócrifos o como pseudo-epigráficos. Ha sido la intención de dejar establecidos los libros apócrifos del Antiguo y del Nuevo Testamento; así como los criterios sostenidos por los diferentes concilios que en diferentes años, ratificaron los cánones.

REFERENCIAS

Abe/American Bible Society, New York

Biografías y Vidas.com

Biteproject.com/ El canon del Nuevo Testamento: ¿cómo se decidió qué libros lo formarían?

Canon bíblico/Wikipedia

F. E. Williams traductor del texto The Nag Hammadi

Libros apócrifos aceptados por la iglesia católica

Mercaba.org/Los libros apócrifos

Origen Presbyter, catechift of Alexandria

 

 

sábado, 15 de marzo de 2025

 

ISAÍAS, EL PROFETA MÁS CITADO EN EL NUEVO TESTAMENTO

Amadeo Albuquerque Lara

El profeta Isaías ejerció su ministerio profético en el siglo octavo antes de Jesucristo, durante los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías en el Reino de Judá. Isaías está contemplado como uno de los Profetas Mayores del Antiguo Testamento y sus profecías son citadas por lo menos 57 veces en el Nuevo Testamento (Crédito: Estudio Inductivo de la Biblia). El libro de Isaías en el Antiguo Testamento es el más extenso entre los libros de los profetas Jeremías y Ezequiel, con 66 capítulos y un total de 1,292 versículos. Entre los Rollos del Mar Muerto, el Gran Rollo de Isaías es el más completo, y más cercano al Texto Masorético o Biblia hebrea, y ha sido digitalizado por completo. Los especialistas le han aplicado la prueba de carbono 14 más de una vez y ha sido datado entre los años 150 y 100 a.C., lo cual lo califica como el manuscrito más antiguo del Antiguo Testamento. (Crédito: Britannica).

“Este libro fue escrito en una época agitada. El pueblo se había alejado de la religión y se había corrompido. El profeta Isaías predijo la cautividad babilónica tanto para Israel como para Judá. Pero también profetizó el regreso de los exiliados y la venida del Mesías” (Crédito: Estudio Inductivo de la Biblia).

El Señor Jesús citó al Profeta Isaías en varias ocasiones. Lucas narra la ocasión cuando el jefe de la sinagoga de Nazaret lo invitó a participar en la lectura de las Escrituras y Jesús escogió el pasaje de Isaías en donde dice: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro…” (Isaías 61:1-2; Lucas 4:18-19). Y fue cuando Jesús dijo que en ese día se cumplía esa Escritura, respecto a su autoridad mesiánica.

El llamamiento del Profeta Isaías en el capítulo 6, es una fuente de inspiración para el trabajo misionero para proclamar el Evangelio de Jesucristo.

“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. 10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad” (Isaías 6:8-10).

El mensaje de Dios a Isaías lo hizo propio el Señor Jesús en el Discurso de las Parábolas, cuando sus discípulos le preguntaron por qué a las personas del público les hablaba en parábolas y no a ellos. Fue en esta ocasión cuando Jesús les contestó que esas personas no creerán a su mensaje; y para reforzar su respuesta, citó las palabras del Profeta Isaías “Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. 14 De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías” […] (Mateo 13:13-14; Isaías 6:8-10).

Los eruditos en el estudio del Profeta Isaías lo han llamado “El Profeta Evangélico”, porque es el profeta que profetiza el nacimiento del Mesías, su divinidad, y como el Siervo Sufriente, en el capítulo 53; en donde profetiza Isaías de qué muerte moriría el Mesías por ser rechazado por su propio pueblo. Así que el Profeta Isaías incluye en su profecía el nacimiento del Mesías hasta su muerte, su resurrección, y su reinado sempiterno.

Entre los capítulos en que Isaías profetiza el nacimiento, la vida y padecimientos del Mesías, se encuentran 7:14: El Mesías nacería de una virgen; Isaías 9:6: El Mesías sería llamado "Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz". Los primeros cuatro versículos del capítulo 42 está dedicado al Siervo y su misión divina. En el capítulo 49 Isaías se refiere al Mesías como el restaurador del remanente de Israel, la luz de las naciones, y que llevaría el mensaje de salvación hasta lo último de la Tierra (Isaías 49:6-7).  Esta profecía la reforzó el Señor Jesús cuando mandó a sus discípulos a que anunciaran el Evangelio comenzando desde Jerusalén hasta lo último de la Tierra. Y hoy con las diferentes plataformas y sitios en Internet, el mensaje de Jesucristo lo reciben millones de personas a cada momento por medios digitales, computadoras, tabletas y teléfonos celulares.

En el capítulo 52 Isaías profetiza el engrandecimiento y exaltación del Mesías; pero también profetiza su martirio, la desfiguración de su parecer por los azotes y por la corona de espinas, y los escupitazos de sus burladores, narrados en el Nuevo Testamento; pero aun así asombrará a muchas naciones y sus reyes; porque jamás habrán escuchado ni entendido lo que han oído (Isaías 52:13-15).

Los eruditos han nombrado el capítulo 53 como el primer evangelio: “El capítulo 53 de Isaías es a menudo considerado como un "primer evangelio" o profecía mesiánica que prefigura el sufrimiento, muerte y resurrección de Jesucristo como el Mesías, quien llevaría los pecados de la humanidad” (Crédito: churchofjesuschrist.org.).

Isaías en el capítulo 53 presenta al Mesías como ignorado, sin que nadie crea en su mensaje, como raíz de tierra sea, sin hermosura o atractivo; despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; menospreciado y sin estimación. Sin embargo, todo lo anterior lo tomó el Mesías como parte de su misión salvadora; porque él llevó nuestras enfermedades, nuestros dolores; pero en cambio, las autoridades religiosas y políticas lo azotaron; fue herido, abatido y quebrantado por nuestros pecados. Él llevó nuestro castigo y por su llaga fuimos curados. Pero como pago por sus sufrimientos, nos descarriamos como ovejas sin pastor; cada cual tomó su propio camino; pero Dios cargó sobre él nuestro pecado. En su sufrimiento no abrió su boca para defenders, fue llevado al matadero como cordero y como oveja delante de sus trasquiladores.

No obstante su sufrimiento y de haber sido contado con pecadores e intercambiado por un delincuente, Dios le dio parte con los los grandes y los fuertes; porque entre sus discípulos tuvo seguidores adinerados y aun miembros del tenebroso Sanedrín, quienes pidieron su cuerpo para ser sepultado en una tumba prestada. Pero el Siervo Sufriente oró por sus transgresores, pidiéndole a su Padre que no les imputara ese pecado.

Todo esto lo profetizó Isaías ochocientos años antes de que el Mesías naciera de una virgen, que el Mesías cumpliera esta profecía y que además quedara cumplida en los hechos narrados por sus discípulos y apóstoles, en el Nuevo Testamento. Quienes no aprecien el contenido profético del Antiguo Testamento, tampoco apreciarán su cumplimiento en la persona del Mesías, Jesús de Nazaret, cuando dijo a sus discípulos que en él se cumplía lo que estaba escrito de él en la Ley, los Profetas y los Salmos: “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lucas 24:44).

CONCLUSIÓN

Este escrito ha tenido la intención de presentar las profecías de Isaías como las más citadas en el Nuevo Testamento. Estadísticamente, el libro de Isaías es citado en el Nuevo Testamento más de 57 veces, según los estudiosos de este libro. El libro de Isaías es el más extenso en capítulos y contenido profético. El Gran Rollo de Isaías se ha conservado casi intacto, y ha sido puesto a prueba por carbono 14 y ha sido datado 150 o 100 a.C., lo que lo constituye en el texto más antiguo y más cercano al Texto Masorético o Biblia hebrea. Además, este rollo de Isaías ha sido completamente digitalizado y exhibido para investigaciones de los eruditos de los Rollos del Mar Muerto.

Por último, este escrito ha documentado las profecías de Isaías referidas al Mesías a partir desde su nacimiento sufrimientos expiatorios y hasta su muerte entre transgresores, su resurrección y reino sempiterno (Isaías 53:10-11); pero sin obviar la profecía que dice que fue contado con los grandes y fuertes de su época.

REFERENCIAS

Biblia Reina Valera 1960, Libro de Isaías, capítulos citados

Churchofchrist.org.

Encyclopedia Britannica, The Suffering Servant

Evangelios de Mateo y de Lucas, Reina Valera 1960

Estudio Inductivo de la Biblia, ISAÍAS

 

domingo, 9 de marzo de 2025

 

CONSTANTINO I, Y EL PRINCIPIO DEL PAPADO

Amadeo Albuquerque Lara

Constantino I, Emperador romanos durante los años 306 hasta 337, experimentó una visión en el año 312 d.C. en la Batalla del Puente Milvio, hecho que lo condujo a la adopción del cristianismo romano. Adoptó la religión cristiana, pero sin haberse convertido a Jesucristo. Mediante El Edicto de Milán en el año 313 d.C. el emperador Constantino I declaró la libertad religiosa en el Imperio Romano, incluyendo al cristianismo como la religión del Imperio.

Por otro lado, volviendo a los años 42-44, según la Historia secular, el apóstol Pedro llegó a Roma pero no como Papa, ni nombrado Papa en Roma, sino como apóstol, título que les dio Jesucristo, cuando los llamó para que fueran sus sucesores. La epístola de Gálatas 2:9 registra que Santiago, Pedro y Juan eran las “columnas” de la Iglesia de Jerusalén. De haber sido Pedro nombrado Papa, hubiera sido por los líderes de la Iglesia de Jerusalén,  porque en Roma ni siquiera había un edificio reconocido como Iglesia, sino que los cristianos en Roma se reunían en casas de los creyentes. Ninguna iglesia cristiana fue reconocida por el Imperio Romano, sino hasta que Constantino I declaró la libertad religiosa y respaldó el primer papado en la persona de Silvestre I.

 El título común para los discípulos originales nombrados por Jesucristo fue el de “Apóstol”. Cristo llamó a doce apóstoles y les sopló el Espíritu Santo para que predicaran el Evangelio a todas las naciones (Juan 20:22-23). Cristo sopló el Espírtu Santo a todos los once apóstoles, no sólo a Pedro. En ninguna parte de la Biblia dice que Jesús nombró Papa al apóstol Pedro; ni tampoco Pedro se identificó como Papa, sino como Apóstol de Jesucristo, lo mismo que Pablo. Tampoco existió el título de Papa durante los siglos I, II y III. Hasta comienzos del siglo IV, como queda dicho.

La historia secular afirma que el apóstol Pedro llegó a Roma aproximadamente en los años 42-44. Esto se puede comprobar por la Historia secular y por las Enciclopedias reconocidas, no por la Tradición católico-romana. Según la historia secular, Nerón Emperador romano se mantuvo en el trono durante los años 54 hasta su muerte en el año 68. La historia registra el martirio del apóstol Pedro ejecutado por Nerón entre los años 66-67. Por tanto, si el apóstol Pedro hubiera sido Papa, Nerón no lo hubiera mandado a matar, porque los Papas desde el siglo IV en adelante, tuvieron autoridad muchas veces mayor que el mismo emperador. Así que Pedro fue víctima de la persecución religiosa en contra de cristianos y judíos por los emperadores romanos Nerón, Domiciano, Trajano, Marco Aurelio, Septimio Severo, Maximiano, Decio, Valeriano, Aureliano y Diocleciano. 

Nadie puede negar que hubo una persecución implacable en el Imperio Romano en contra de cristianos y judíos. En el año 64 hubo un enorme incendio en la ciudad de Roma y se culpó a los cristianos como los autores, hecho que encendió la hoguera en contra de los cristianos. Los cristianos ardían como antorchas humanas para diversión del Emperador. Por eso, los apóstoles Pablo y Pedro fueron puestos a muerte por el emperador Nerón, en los años 66-67 aproximadamente. No fue sino hasta que el Emperador Constantino I declaró la religión cristiana como oficial del Imperio, que cesó la persecución en contra de los cristianos, a principios del siglo IV. El propio Emperador Contantino I elevó al Papado a “San Silvestre I”, desde el año 315 hasta 335. Por tanto, Silvestre I fue el primer Papa en Roma a principio del siglo IV, y no el apóstol Pedro. Así que cuando muere un Papa y un cónclave elige a otro, no está eligiendo al sucesor de San Pedro, sino al sucesor del que acaba de fallecer.

Quienquiera que tenga la voluntad de investigar sin ningún prejuicio estos datos en la Historia secular y en Enciclopedias reconocidas, podrá confirmar lo que he escrito en esta breve nota. Todo lo que se cree hoy en día sobre la historia del papado, se basa en la Tradición de la Iglesia católica romana, Tradición que fue proclamada por el Concilio de Trento en los años 1545 y 1563. Este Concilio proclamó que las Escrituras y la Tradición eran las únicas autoridades reconocidas por la Iglesia; y la Biblia Vulgata, como la base de las Escrituras.

sábado, 8 de marzo de 2025

 

NOEMÍ LA SUEGRA EJEMPLAR

Elogio a la suegra y a la nuera, unión inquebrantable de fe y conducta.

Amadeo Albuquerue Lara

Noemí significa dulzura en hebreo, y era la suegra de Rut la moabita. Rut fue antepasada del rey David y esposa de Elimelec efrateo. Quiere decir que Elimelec era de la ciudad Efrata, posteriormente llamada Belén de Judá, ciudad donde nació Jesús. Cuando murió su marido, Noemí quedó viuda al cuidado de sus dos nueras, quienes también eran viudas. Una de sus nueras se llamaba Orfa, y la otra, Rut. Al sentirse sola, Noemí decidió regresar a la tierra de sus padres para tener la compañía y apoyo de sus familiares.

Debido a una hambruna en Efrata, Elimelec, su mujer Noemí y sus dos hijos se fueron a vivir a los campos de Moab, lugar en donde se casaron sus dos hijos, Mahlón y Quelión, después que murió el padre de ellos. Estando allí, sus hijos buscaron esposas entre las mujeres de Moab, pero después de algunos años los dos hijos de Noemí murieron y sus nueras quedaron viudas al lado de Noemí. Después de un tiempo, Noemí decidió regresar a Efrata para contar con el apoyo de sus familiares. Entonces les dijo a sus dos nueras que regresaran a vivir con sus padres y a sus dioses porque ya ella no tenía posibilidades de tener más hijos que se casaran con ellas. Orfa regresó a casa de sus padres, pero Rut decididamente se quedó para acompañar a su suegra. Por esta decisión de Rut han quedado sus palabras como un testimonio de fidelidad a su suegra y al Dios de ella. He aquí sus palabras.

Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. 17 Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que solo la muerte hará separación entre nosotras dos. 18 Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más” (Rut 1:16-18).

Las palabras expresadas por Rut son un testimonio lapidario de la calidad de educación que Noemí les brindó tanto a sus dos hijos, como a sus dos nueras. También son una perla preciosa del concepto que tenían sus nueras, especialmente Rut. Pero no sólo brindó buen trato Noemí a sus dos nueras, sino que les dio ejemplo de una vida entregada a su Dios; pues Rut le afirma a su suegra que su pueblo será su pueblo y el Dios de su suegra, su Dios. Muy lejos estaba el concepto que tienen las nueras y los yernos de algunas suegras fastidiosas por no aceptar que sus hijos ya no les pertenecen, sino que se han unido a sus parejas para formar una sola carne.

Además, Rut le asegura a su suegra que no la abandonará sino por la muerte, y que donde su suegra muriere allí será ella sepultada. El amor de Rut por su suegra Noemí es igual o mejor que el amor de una hija. El testimonio de Rut y Noemí debe servir de ejmplo y modelo tanto para las suegras, como para las nueras y los yernos. Por eso he querido elogiar el comportamiento que se dio entre Noemí y Rut; entre suegra y nuera, por el testimonio de ambas que lejos de expresar resentimientos y descontentos familiares, son una joja preciosa que merece el elogio y la alabanza.

Hoy 8 de marzo de 2025, fecha en que se recuerda a la mujer nicaragüense, brindo este elogio a la fe y comportamiento de dos personas que supieron comprender lo que significa el anexo de otro miembro a la familia sanguínea. La suegra no debe ver a su nuera como una rival porque ahora el hijo le pertenece a su esposa; y así debe ser según la Biblia: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24).

Eso lo dice la Biblia y es ley de la vida. Todos hemos hecho lo mismo cuando nos unimos al ser que formaría la nueva familia. Ni la suegra debe intervenir en las decisiones de la nueva familia, ni la nuera debe comportarse como enemiga de su suegra. Por tanto, hay que obececer el mandato de la Biblia, y seguir el ejemplo de Noemí y Rut.