LA
TEOLOGÍA DEL REEMPLAZO NO ES BÍBLICA
Amadeo
Albuquerque Lara
La Teología
del Reemplazo es una tendencia dentro de ciertos sectores del cristianismo anti-israelí,
reforzada actualmente por el anti-semitismo; simpatizantes de quienes tildan a
Israel de “Sionista”. Este movimiento pretende
ignorar el Antiguo Testamento para supuestamente basarse en el Nuevo
Testamento. Dentro de estos grupos sobresalen los Bautistas neotestamentarios.
Sin embargo, observo que no todos los Bautistas sostienen los principios de la
“Teología del Reemplazo”. En consecuencia, me he dado a la tarea de investigar
si el Nuevo Testamento contiene textos que afirmen el reemplazo de Israel por
la Iglesia; pero en su lugar, he encontrado que la Teología del Reemplazo se
basa en los testimonios y opiniones de algunos llamados “Padres de la Iglesia:”,
de los primeros siglos, a los cuales citaré más adelante.
Este escrito prioriza las cartas del apóstol
Pablo, por ser uno de los escritores que casi completa la mitad del Nuevo
Testamento, con sus trece epístolas. Uno de los pasajes más claros que
encuentro en contra de la teología del reemplazo, pertenece al apóstol Pablo, en
distintos lugares de sus epístolas. Empiezo por citar la carta a los Romanos,
en donde Pablo afirma: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En
ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham,
de la tribu de Benjamín. 2 No ha desechado Dios a su
pueblo, al cual desde antes conoció” (Rom 11:1-2).
En este
pasaje Pablo escribe a los Romanos, un grupo de cristianos compuesto por judíos
convertidos, y gentiles radicados en la ciudad de Roma. Pablo destaca aquí cuatro
argumentos en favor de que Dios no ha desechado al pueblo de Israel: 1] Pablo
es israelita y no es de los rechazados por Dios; 2] Pablo desciende del
patriarca Abraham, de quien son las promesas. 3] Pablo desciende de la tribu de
Benjamín, una de las doce tribus de Israel, las cuales son reconocidas aun en
los últimos tiempos, según el libro del apóstol Juan, Apocalipsis capítulo 7.
Por tanto, el apóstol Pablo es un judío genuino como él lo afirma. 4] “No ha
desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció” (Romanos 11:1-2)
No
obstante, quienes pretenden apoyarse en Pablo, algunos partidarios de la teoría
del reemplazo, citan el capítulo dos de Romanos, que dice: «Pues no
es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se
hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo
interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en
letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.» (Romanos
2:28-29).
Estos
partidarios del reemplazo pretenden rechazar al judío que lo es en lo exterior;
así como también a la circuncisión; pero Pablo fue circuncidado al octavo día,
conforme a la ley de Moisés. Este pasaje tampoco apoya la teoría del reemplazo.
Por tanto,
leamos al mismo apóstol Pablo en la carta a los Filipenses: “3 Porque
nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. 4 Aunque yo tengo
también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar
en la carne, yo más: 5 circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la
tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; 6 en cuanto
a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley,
irreprensible” (Filipenses 3:3-6).
El
apóstol Pablo es un cristiano genuino, pero también judío. En este pasaje Pablo
destaca los siguientes aspectos para comprobar que él es de una de las doce
tribus de Israel, y por tanto, judío: 1] fue circuncidado al octavo día,
conforme al ritual de Moisés; 2] se enorgullece de ser “del linaje de Israel”;
3] Pablo pertenece a la “tribu de Benjamín”; 4] corre por su sangre la de los
hebreos: “hebreo de hebreos”, es decir, desciende de padres
hebreos; 5] “en cuanto a la ley, fariseo”, es decir, no desecha
la ley de Moisés; 6] “en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia, notemos que
no menciona a la iglesia como reemplazo; y en sexto lugar, reafirma la justicia
que es por la ley: “en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible”.
Poderosos argumentos que sirven de “curriculum” de su auténtica descendencia.
Aquí,
Pablo les asegura que él no es solamente judío en lo exterior, sino también en
lo interior, por cuanto es un judío verdaderamente convertido a Cristo en el
camino hacia Damasco. Pablo es
circuncidado, es del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo, fue
fariseo, perseguidor de la Iglesia, pero irreprensible en cuanto a la ley
judía. Y es también irreprensible según la fe de Cristo, porque nada lo
separará del amor de Cristo (Romanos 8:35-36).
En el
siguiente pasaje, el apóstol Pablo manifiesta su amor por sus hermanos en la
carne, israelitas herederos de las promesas, de los patriarcas, y de quienes
vino Cristo. Por tanto, Pablo desea ganar a sus parientes carnales.
Siguiendo
con el libro de Romanos capítulo 9, Pablo aclara que anhela la salvación de sus
hermanos según la carne. Aquí voy a citar la versión de la Nueva Traducción
Viviente:
“Con
Cristo de testigo hablo con toda veracidad. Mi conciencia y el Espíritu Santo
lo confirman. 2 Tengo el corazón lleno de amarga
tristeza e infinito dolor 3 por mi pueblo, mis
hermanos judíos.[a] Yo
estaría dispuesto a vivir bajo maldición para siempre—¡separado de Cristo!—si
eso pudiera salvarlos. 4 Ellos son el pueblo de Israel,
elegidos para ser los hijos adoptivos de Dios.[b] Él
les reveló su gloria, hizo pactos con ellos y les entregó su ley. Les dio el
privilegio de adorarlo y de recibir sus promesas maravillosas. 5 Abraham,
Isaac y Jacob son los antepasados de los israelitas, y Cristo mismo era
israelita en cuanto a su naturaleza humana. Y él es Dios, el que reina
sobre todas las cosas, ¡y es digno de eterna alabanza! Amén”
(Romanos 9:1-5 NTV). Destacado es mío.
Y la
versión Reina Valera 1960, registra:
“3 Porque
deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los
que son mis parientes según la carne; 4 que son
israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación
de la ley, el culto y las promesas; 5 de
quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo,
el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén
(Romanos 9:3-5).
En esta
misma línea teológica, Pablo confirma en Romanos 9, que él es israelita “según
la carne” y no solamente del Israel espiritual. El apóstol es un ejemplo
destacado, un cristiano según su fe inseparable de Cristo; y un verdadero
israelita, según la carne y de quienes son las promesas. Pablo enfatiza en las
promesas hechas a los patriarcas, y que Cristo desciende según la carne, de las
promesas y profecías del Antiguo Testamento.
Pablo
aquí deseara ser anatema (dedicado a Cristo) a] “por amor a mis hermanos,
los que son mis parientes según la carne; que son israelitas”; b] Pablo
afirma que de los israelitas “son la adopción, la gloria, el pacto, la
promulgación de la ley, el culto y las promesas”; c] de los israelitas “son
los patriarcas”; d) de los israelitas “según la carne, vino Cristo” (Romanos
9:3-5).
Este es
uno de los pasajes más claros y directos en contra de la teología del
reemplazo. Otra vez, el apóstol Pablo, el incansable fundador de iglesias
cristianas, une a los israelitas y a los cristianos. Él no ve ninguna
separación entre israelitas cristianos y las iglesias que él mismo fundó. Es
más, Pablo en la epístola a los Gálatas deja claro que Pedro era el apóstol de
la circuncisión, o sea, ganar para Cristo a los judíos; y que Pablo era el
apóstol dedicado a lograr la conversión de los gentiles.; o sea, Pedro
representa a los judíos para lograr su conversión; y Pablo representa a los
gentiles, quienes también forman la Iglesia cristiana:
“como
vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a
Pedro el de la circuncisión 8 (pues el que actuó en
Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los
gentiles), 9 y reconociendo la gracia que me había
sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos
dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que
nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. Destacado es mío.
‘6 Así
Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. 7 Sabed,
por tanto, que los que son de fe, estos son hijos de Abraham. 8 Y
la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles,
dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas
las naciones. 9 De modo que los de la fe son bendecidos
con el creyente Abraham” (Gálatas 3:6-9). Destacado
es mío.
11 Digo,
pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero
por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a
celos. 12 Y si su transgresión es la riqueza del
mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena
restauración? (Romanos 11:11-12).
Pablo
confirma que los israelitas no han salido (caído) de la promesa; que la dureza
de corazón de los israelitas es para provocarlos a celos; y Pablo asegura que
los israelitas tendrán plena restauración. Otra vez, el apóstol confirma que
Dios no ha rechazado a los israelitas, indicando que él también lo es, y que
desciende de la tribu de Benjamín. Es más, Pablo afirma que, aunque es el
apóstol a los gentiles, también procura la salvación de sus hermanos según la
carne: 14 por si en alguna manera pueda
provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos (Romanos
11:14). Destacado es mío.
Hasta
aquí, las únicas iglesias que existían era la Iglesia de Jerusalén y la Iglesia
de Antioquía de Siria, la iglesia misionera. Todavía no existía la Iglesia
institucional que sostiene la Teología del Reemplazo.
Los hijos
de Dios son los hijos de la promesa hecha por Dios a Isaac, el hijo del
patriarca Abraham; y del hijo de Isaac, Jacob, o Israel. Israel fue el nombre
puesto por el mismo Dios a Jacob. Entonces, la promesa viene de Isaac e Israel.
Por eso, el apóstol Pablo confirma que él es israelita, y heredero de la
promesa. En ninguna parte del Nuevo Testamento el apóstol Pablo afirma que la
Iglesia ha reemplazado a Israel. Además, Pablo fundó muchas iglesias cristianas
en el Asia Menor y otros territorios; pero a ninguna de las iglesias le comunicó
que eran el reemplazo del pueblo de Israel.
Otro
pasaje del apóstol Pablo se encuentra en el libro de los Hechos de los
apóstoles. “3 Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia,
pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente
conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos
vosotros. 4 Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando
en cárceles a hombres y mujeres; 5 como el sumo sacerdote también me es
testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los
hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que
estuviesen allí, para que fuesen castigados” (Hechos 22:3-5).
En esta
ocasión, el apóstol Pablo ha sido acusado por quienes son de la circuncisión, y
por una multitud compuesta por judíos enemigos de Pablo de que enseña no
guardar la ley de Moisés y que enseña la no circuncisión. Estando Pablo en
peligro de ser asesinado por la multitud, interviene el Tribuno y los soldados.
Pablo pide que se le permita hablar y lo hace en lengua hebrea. Pablo comienza
identificándose como judío, nacido en Tarso de Cilicia y demás argumentos que
se han señalado anteriormente.
Pablo al
ser acusado por sus enemigos judíos, no cuenta con el respaldo de la Iglesia de
Jerusalén, ni con los ancianos de la Iglesia. Pablo se queda solo, pero con la
ayuda de Dios. Pero Pablo ha tenido una tarea incansable de fundar y organizar
iglesias en el Asia Menor y otros territorios y les ha enseñado la doctrina de
Jesucristo. Por eso, instruye a las iglesias de Galacia las raíces de su fe,
comenzando con el patriarca Abraham. Es decir, el apóstol les enseña a los gálatas
que existe unidad entre los patriarcas y las iglesias a las cuales ellos
pertenecen.
En
consecuencia, el apóstol Pablo hablándole a los gálatas, les confirma que
los que son de fe, son hijos de Abraham; y en Abraham son benditas todas
las naciones: judíos y gentiles. Seguimos siendo hijos de Abraham, aunque haya
quienes no aceptan el Antiguo Testamento. No hay diferencia entre la promesa en
el Antiguo Testamento y el cumplimiento de la promesa, en el Nuevo Testamento.
Es más, sin el Antiguo Testamento no se confirmaría el cumplimiento de las
profecías referidas al Mesías, en la Ley, los Profetas y los Salmos. En el
encuentro entre el Cristo resucitado y los dos discípulos en camino a Emaús, él
los reprende por no comprender el Antiguo Testamento respecto a lo que está
escrito de él.
“25 Entonces
él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los
profetas han dicho! 26 ¿No era necesario que el
Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? 27 Y
comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en
todas las Escrituras lo que de él decían” (Lucas
24:25-27). Destacado es mío.
¿Nos
podríamos imaginar al apóstol Pablo enseñando que Dios ha rechazado al pueblo
de Israel y que la Iglesia cristiana lo ha reemplazado? Por el contrario, en
todas sus epístolas y en las de los otros apóstoles tampoco se encuentra ni
siquiera una vaga idea de esa nueva teología inventada por algunos considerados
“padres de la iglesia” de los siglos I - IV, después de la época apostólica.
CONCLUSIÓN
Después
de escudriñar las epístolas paulinas y de no encontrar el fundamento de la
“teología del reemplazo”, no queda más que confirmar que tal doctrina no es
bíblica, y que revela un claro anti-semitismo; y que fue creada por algunos de
los primeros “padres de la iglesia”, tales como Hipólito de Roma considerado
mártir el 13 de agosto de 235), según la Iglesia católica. Hipólito discurre: "[Los
judíos] han sido oscurecidos a los ojos de tu alma con una oscuridad total y
definitiva."
Orígenes (circa
185 a 254) es otro de los fundadores de la llamada teología del reemplazo: "[Los
judíos] nunca serán devueltos a su antigua condición."
Martín Lutero
(1483–1546) es el tercero en afirmar: "Los judíos, ciertamente
rechazados por Dios, no son más su pueblo, y tampoco es El ya más su Dios".
Lutero, dieciséis siglos después de la época de los apóstoles, es el más
radical en cuanto a la teoría del rechazo de Israel. Estos tres pensadores
cristianos representan la teología del reemplazo “punitivo”, o del castigo
divino.
Justino y
Agustín de Hipona sostienen también la postura de que el propósito práctico de
la nación de Israel en los planes de Dios es reemplazado por el rol de la
Iglesia.
Justino Mártir
(circa 100 a 165): "Porque el verdadero Israel espiritual ... somos
nosotros quienes hemos sido guiados a Dios a través de este Cristo crucificado”.
Pero son opiniones personales que no tienen base bíblica, tal como queda
demostrado en este escrito; y que además, tales teorías aparecen mucho después
de época de los apóstoles de Jesús.
Agustín
de Hipona (354–430) parece seguir estas opiniones de los tempranos Padres
de la Iglesia. "Porque si sostenemos con el corazón firme la gracia de
Dios que nos ha sido dada, entonces somos Israel." "El pueblo
cristiano es en realidad Israel." Sin embargo, Agustín también afirma
que “Los judíos ... son entonces por sus propias Escrituras un testimonio
para nosotros de que no hemos falsificado las profecías sobre Cristo."
Claro, Agustín tuvo que reconocer que no se puede rechazar el testimonio de las
Escrituras judías (Crédito: las informaciones sobre los “Padres de la Iglesia”
fueron citadas, y parcialmente editadas por este autor, de Wikipedia y la
Encyclopedia Britannica; así como de Coalición por el Evangelio y de
WordPress.com).
Por
tanto, basta con citar a estos cinco personajes de los primeros siglos de la
historia cristiana para llegar a la conclusión de que la “Teología del
Reemplazo” no está basada en el Nuevo Testamento, sino en las interpretaciones
personales de estos cinco pensadores cristianos, pero sin el apoyo del Nuevo
Testamento.
Lo que
queda demostrado en las opiniones de estos llamados “Padres de la Iglesia” es
que ellos se basan en la doctrina del antinomianismo (en contra de la Ley), y
en el marcionismo, junto con el arrianismo, consideradas herejías por el
Concilio de Nicea (325). El Concilio de Nicea es considerado el primer Concilio
ecuménico convocado por la Iglesia católica, con la autoridad del Emperador
romano Constantino I. (Coalición por el Evangelio).
¿Se
contradice el apóstol Pablo? En ninguna manera. Además, el apóstol Pedro, otro líder
considerado “columna” de la Iglesia de Jerusalén, también cita a los profetas
que indagaron acerca de la salvación de Cristo. En consecuencia, el apóstol
Pedro reafirma la autoridad e importancia del Antiguo Testamento.
“10 Los profetas que
profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente
indagaron acerca de esta salvación, 11 escudriñando
qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos,
el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que
vendrían tras ellos” (1 Pedro 1:10-11). El Espíritu de Cristo está en
los Profetas del Antiguo Testamento, según el apóstol Pedro, uno de las
columnas de la Iglesia de Jerusalén.
Este
escrito ha demostrado que las bases de la llamada “Teología del Reemplazo” no
se encuentran en el Nuevo Testamento, y que el apóstol Pablo, plumífero,
misionero, fundador y confirmador de iglesias, es el clásico defensor de que
Dios no ha rechazado al pueblo de Israel, sino que la dureza de sus corazones
ha servido para que los gentiles también alcanzaran la promesa hecha a Abraham,
Isaac y Jacob o Israel. En consecuencia, la Iglesia Cristiana existe gracias a las
profecías de los profetas del Antiguo Testamento, y por la predicación del
Evangelio, tanto por judíos convertidos al cristianismo, inmediatamente después
de la Resurrección de Jesús, así como por cristianos no judíos de épocas
recientes.
REFERENCIAS
Biblia Reina-Valera 1960
Biblia Nueva Traducción Viviente
Coalición por el Evangelio
Encyclopedia Britannica (Padres de la Iglesia)
Wikipedia (Padres de la Iglesia)
WordPress.com