EL “DESGRACIADO ALMIRANTE” NO FUE EL PRIMERO EN
AMÉRICA
Amadeo Albuquerque Lara
Hace mucho tiempo que hemos leído y escuchado que el
almirante Cristóbal Colón no fue el primero en descubrir América. Porque según
un artículo de divulgación de “educahistoria”, los científicos y arqueólogos
han descubierto huellas de asentamientos vikingos en Terranova, Canadá. Por
tanto, aquí se destaca la diferencia entre los Vikingos y don Cristóbal Colón.
Los historiadores nos narran que el Almirante
primeramente se halló en las Antillas y desembarcó en la isla de Guanahaní, la
que Colón llamó San Salvador, el 12 de octubre de 1492. En tanto que los
Vikingos se establecieron en Terranova, según las sagas nórdicas (Leyenda
poética contenida en dos colecciones de primitivas tradiciones heroicas y
mitológicas de la antigua Escandinavia llamadas Eddas, según Oxford
Dictionary). Según los descubrimientos científicos y arqueológicos, 500 años
antes que el navegante genovés “descubriera América”, los vikingos se asentaron
en Terranova, Canadá. (Crédito: educahistoria). Los paréntesis son míos.
Según Educa Historia, “La expedición a América fue
liderada por Leif Eriksson, hijo de Erik el Rojo, el fundador del primer
asentamiento europeo en Groenlandia. Según la “Saga de los Groenlandeses”, Eriksson no llegó a América por accidente,
sino que había oído hablar de una tierra extraña al oeste de un comerciante
islandés, Bjarni Herjolfsson, quien más de una década antes había pasado por
las costas de América del Norte sin desembarcar. Eriksson compró el barco del
comerciante, reunió a una tripulación de 35 hombres y siguió la ruta descrita
por Herjolfsson” (Destacado es mío).
Aquí tenemos una gran diferencia con Colón. Los
historiadores nos cuentan que el Almirante buscaba una ruta hacia la India
interesado por las especias, tan caras como ingredientes de cocina. Se dice que
la cocina europea consumía el azafrán, la canela, el jengibre y el clavo de
olor. Como él había leído “Los viajes de
Marco Polo”, creyó que podía encontrar la ruta hacia las riquezas que
buscaba; pero en su lugar, su desorientación en la navegación, lo trajo a
tierras americanas. Así que el Almirante vino a tierras americanas por puro
accidente.
Por lo tanto, existe otra gran diferencia entre las
dos expediciones al continente americano. Cuando los españoles se dieron cuenta
de las riquezas en oro de las tierras americanas, se adueñaron de esas riquezas
mediante la explotación y matanza de los pueblos originarios. Basta leer el
libro de Eduardo Galeano, “Las venas abiertas de América Latina” para darnos
cuenta de las crueldades cometidas por los llamados “conquistadores” españoles.
Tuvo razón nuestro eminente poeta Rubén Darío, cuando escribió: “¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América,
tu india virgen y hermosa de sangre
cálida,
la perla de tus sueños, es una
histérica
de convulsivos nervios y frente
pálida. […]
¡Pluguiera a Dios las aguas antes
intactas
no reflejaran nunca las blancas
velas;
ni vieran las estrellas
estupefactas
arribar a la orilla tus carabelas!” (Rubén Darío)
En tanto que, según las sagas y los arqueólogos, “Las
interacciones entre los vikingos y los pueblos indígenas de América del Norte
fueron, en su mayoría, hostiles. Los vikingos se refirieron a los nativos como
“skraelings”, un término despectivo que significa “gente miserable”. A medida
que las relaciones se deterioraban, los vikingos finalmente abandonaron sus
asentamientos en América del Norte, posiblemente bajo una lluvia de flechas.
Sin embargo, su breve estancia en el continente dejó una huella indeleble en la
historia de la humanidad, al ser los primeros europeos conocidos en
establecerse en América del Norte, siglos antes de que Cristóbal Colón
“descubriera” el Nuevo Mundo” (Crédito: educahistoria).
Por tanto, no tenemos nada que reconocer por el
llamado “Descubrimiento de América”; aunque hay quienes se consideran “europeos”
y bañan de flores a quienes acabaron con la población de los pueblos
originarios y saqueo del oro que fue la causa de su desmedida y cruel ambición.
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