LOS TEXTOS
BÍBLICOS ANTES FUERON NARRACIONES ORALES
Amadeo
Albuquerque Lara
La
literatura universal se fue escribiendo a medida que se compilaban los
registros en piedra, arcilla, madera, papiros y pergaminos. Todos estos
registros fueron plasmados por escrito por las diferentes culturas, con la
invención de la Imprenta por Johannes Gutenberg en 1440. Muchos de esos
registros contenían ideas, historias, poemas, mitos y diferentes tipos de
relatos. De igual manera, los textos bíblicos que forman el Nuevo Testamento
fueron compilados de relatos orales que circulaban en las comunidades
cristianas a partir de la muerte y resurrección de Jesucristo; pero más que
todo, según los testimonios de los apóstoles, testigos presenciales. Los sermones,
enseñanzas y parábolas de Jesús, las primeras epístolas de Pablo, y los
primeros sermones de los apóstoles que fueron testigos presenciales, se
escribieron posteriormente.
Hay otros
escritos que nacieron de discípulos que tuvieron un encuentro espiritual con la
fuente divina. El apóstol Pablo y el evangelista Lucas son ejemplos de estos
encuentros. Pablo tuvo la revelación directa del Señor Jesús en el camino a
Damasco; y Lucas fue testigo presencial de las enseñanzas del más erudito de
los apóstoles, así como de la obra misionera de Pablo en algunos viajes
misioneros, en la fundación de iglesias y las epístolas que Pablo les escribió,
y del último viaje rumbo a la ciudad de Roma.
Este
documento no centra la fe en las fechas de composición de los escritos que
tanto desacreditan los críticos textuales, sino en el origen del testimonio
oral de los textos del Nuevo Testamento, porque el libro pudo haberse escrito
en fecha posterior a los discursos de Pedro, de Esteban, y demás apóstoles;
pero los testimonios veraces de esos contenidos fueron en fecha inmediata a la
muerte y Resurrección de Jesucristo. La razón por qué este escrito no se basa
en fechas de composición de los textos es porque quienes han determinado las
fechas de los libros del Nuevo Testamento son grupos de eruditos y críticos
textuales, críticos literarios, y críticos de forma que casi siempre lo hacen
con sesgos de descrédito, y de dudas en el origen de los textos y ponen como
pretexto los distintos calendarios de la época y la falta de evidencia histórica
independiente.
En consecuencia, este estudio se basa más bien
en las enseñanzas y milagros de Jesucristo, en los sermones apostólicos dichos
en público, ante multitudes compuestas por judíos y gentiles, sólo días después
de la resurrección de Jesucristo. Por ejemplo: El sermón de Pedro, cincuenta
días después de la resurrección de Cristo en el día de Pentecostés, y el sermón
del diácono Esteban solamente cuatro años después. Todos los testimonios orales
están contenidos en el primer documento escrito que sirve de historia de la
iglesia cristiana: el libro de los Hechos de los Apóstoles. En este documento
hay fe de los distintos sermones del apóstol Pedro, del diácono Esteban, así
como del testimonio fidedigno del apóstol Pablo, el instrumento escogido por el
mismo Señor Jesucristo. Sin embargo, el libro de Hechos de los apóstoles fue
escrito posteriormente después de las narraciones citadas, según estudiosos de
estos textos escritos, aunque los eruditos llamados críticos citados en el
párrafo anterior contraponen fechas muy posteriores para restar autenticidad,
historicidad y veracidad a los autores de los textos del Nuevo Testamento,
aprovechándose de que entonces no existía “Copyright” o derechos de autor para
beneficios financieros.
En cuanto a
la publicación de los primeros escritos del Nuevo Testamento, las epístolas
siguientes fueron los primeros textos publicados, según estudiosos del Nuevo
Testamento. “Las Cartas de San Pablo, como Tesalonicenses, Gálatas y Corintios,
son consideradas como algunos de los primeros escritos del Nuevo Testamento” (Crédito:
Catholic.net., Encyclopedia Britannica)
La
siguiente información fue tomada de la Encyclopedia Britannica, y traducida por
el autor de este estudio.
“Los
libros no se establecieron cronológicamente en el Nuevo Testamento. Las
epístolas de Pablo, por ejemplo, narran los problemas inmediatos de las
iglesias locales poco después de la muerte de Cristo, se consideran los
primeros textos (que los críticos textuales no pueden contradecir, aunque
quieran). Los libros se ordenaron de acuerdo con una narrativa más bien lógica”.
“Los
evangelios narran la vida de Jesús y sus enseñanzas; el libro de los Hechos
detalla la obra de los seguidores de Cristo en la propagación de la fe
cristiana; las epístolas enseñan el significado e implicaciones de la fe; y el
libro de Apocalipsis profetiza eventos futuros y la culminación del propósito
divino” (Crédito: Encyclopedia Britannica, traducción personal). El paréntesis
es mío.
Los
evangelios fueron escritos después de las epístolas de Pablo, según estudiosos
del Nuevo Testamento (Crédito: Britannica), pero no en fechas tan tardías como
las que proponen los críticos textuales. Se cree que los evangelistas tomaron
su información de testimonios orales y de textos que circulaban en las iglesias
locales. Pero más que todo, de lo que ellos mismos habían visto y oído, según
lo proclama el apóstol Juan (1 Juan 1:3).
“Los
evangelios canónicos se escribieron con el propósito de transmitir y preservar
la tradición apostólica sobre Jesús. Su objetivo principal era ayudar a la
gente a creer en Jesús como el Mesías y el Hijo de Dios, y para que, a través
de esa fe, obtuvieran vida eterna” (Crédito: Search Labs/AI Overview).
Mateo presenta
a Jesús como el nuevo Moisés, el rey mesiánico que cumple las profecías del
Antiguo Testamento y establece el reino de Dios. Marcos sestaca la acción y
ministerio de Jesús, enfocado en su sufriendo y muerte como el Siervo de Dios,
ofreciendo una narración concisa y rápida de su vida. Lucas resalta la
misericordia de Jesús y su preocupación por los pobres y excluidos,
presentándolo como el salvador que viene a traer la salvación a todos los
pueblos. Juan muestra a Jesús como el Logos divino, el hijo único de Dios, y se
enfoca en la revelación de la divinidad de Jesús, enfatizando en su identidad
preexistente y su poder sobre la vida y la muerte.
Por lo
tanto, mi estudio se basa en los testimonios orales de los testigos de
Jesucristo y del mismo Señor Jesucristo. El “Aparato Crítico” anexado al texto
del Nuevo Testamento griego por Westcott y Hort, y las nuevas versiones de la
Biblia han enfocado sus ataques en el número de manuscritos que según ellos
andan por unos 15,000 en idiomas griegos, latinos, y traducciones a otros
idiomas, la mayoría en forma fragmentada todos ellos con diferencias y
variaciones significativas en las versiones y posibles adiciones e
interpolaciones, según los críticos (AI Overview).
En
consecuencia, los críticos texuales se han dado a la tarea de “unificar” estas
variaciones en los diferentes manuscritos, para “reconstruir” un manuscrito más
cercano al original griego koiné, idioma que usaron los evangelistas y
escritores bíblicos. Sin embargo, siendo que no existe un manuscrito original o
autógrafo de los distintos escritores con el cual comparar los diferentes
manuscritos que sólo existen en copias y copias de copias, el argumento de la
crítica textual, así como el supuesto manuscrito cercano a los autógrafos, resulta
imposible o muy poco probable.
También a
la crítica textual hay que agregar la crítica de forma y la crítica literaria
de los textos bíblicos. “A fines del
siglo XVIII se aplicaron a la Biblia varios métodos de investigación literaria,
y en el siglo XIX se produjo mucha literatura en relación con ello. Sobre todo
en el campo neotestamentario, los racionalistas y antisupernaturalistas
estuvieron en la vanguardia del movimiento, y la filosofía idealista de Hegel o
el cientificismo optimista de Darwin, y la teoría Wellhausen, respecto al Pentateuco,
influyeron en ellos sobremanera”. Por ejemplo, la teoría Wellhausen supone que
el Pentateuco no fue escrito por Moisés, sino que es el producto de cuatro
fuentes diferentes. Por tanto, los estudiosos de la Palabra de Dios: pastores,
predicadores, maestros de la Biblia, y líderes de iglesias, deben todos
mantenerse a la expectativa de cómo las nuevas teorías filosóficas, teológicas
y filológicas van permeando los comentarios, las exégesis e interpretaciones tanto
del Antiguo, como del Nuevo Testamento. Incluso, esas mismas teorías siguen
permeando las traducciones o versiones modernas de las Sagradas Escrituras
(Crédito: Estudio Inductivo de la Biblia).
Los
críticos textuales mejor reconocidos son Daniel Wallace, Karl Lachmann, y
Westcott y Hort. Pero quien sobresale en la crítica textual es el filólogo de
textos clásicos antiguos, Karl Lachmann 1793 – 1851) considerado el padre de la
crítica textual moderna, revolucionando el método de edición de textos antiguos.
Westcott y Hort se convirtieron en editores de los textos del Nuevo Testamento
y un “Aparato Crítico” agregado a los textos, el cual es respaldado por las
Sociedades Bíblicas Unidas, para las traducciones de la Biblia a los diferentes
idiomas. La crítica textual cuestiona la veracidad de los libros del Nuevo
Testamento con la intención de sembrar dudas y de cuestionar la fidelidad de
los textos, de la historia y del mensaje de Jesús en los textos que constituyen
el Nuevo Testamento. Pero es más, la crítica textual ha alcanzado a teólogos y
biblistas de tendencia liberal dentro del Protestantismo, como es el caso del
teólogo y filósofo alemán Rudolf Bultmann (1884 -1976), quien ha sentenciado
que los escritos del Nuevo Testamento no son creíbles para la mentalidad
moderna y que es necesario “desmitologizar” el Nuevo Testamento y eliminar los
milagros, parábolas dichas por Jesús y la misma Resurrección de Jesucristo
considerada como mito por falta de evidencias históricas independientes. Agregado
a esto, Bultmann enfatiza en la relación del Jesús histórico con
el Cristo de la proclamación eclesiástica (Crédito: Rudolf Bultmann,
“demythologizing the New Testament”).
Es decir,
el ataque se combina tanto contra la falta de unidad de los textos bíblicos por
“las variantes e interpolaciones”, como en contra de la
autenticidad e historicidad de los textos del Nuevo Testamento por no adecuarse
a la mentalidad científica moderna. Si en un remoto caso se llegara a un
acuerdo para satisfacer a los críticos textuales, nuestro Nuevo Testamento
quedaría huérfano y vacío del poder redentor y doctrinal atestiguado en los
escritos del Nuevo Testamento. Sería sustraer a Cristo del centro y razón de
ser del Nuevo Testamento, pues Cristo convencía con la evidencia de su poder de
hacer milagros y con la autoridad de sus enseñanzas a través de sermones,
parábolas, y el poder de su resurrección. El apóstol Pablo reclama a los
corintios que si Cristo no resucitó su fe es vana, la predicación es vana y
están todos en pecado, y que la prueba irrefutable de que Cristo resucitó es
que le apareció a él como el más pequeño de todos los apóstoles (1 Corintios
15).
“Y
si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también
vuestra fe. 15 Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos
testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad
los muertos no resucitan. 16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo
resucitó; 17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en
vuestros pecados” (1 Corintios 15:14-17).
En
consecuencia, la base inicial de esta documentación está puesta en las palabras
de Jesús atestiguadas por los apóstoles, en los testimonios presenciales de los
apóstoles, a través de los sermones del apóstol Pedro, quien se dirige a judíos
y a gentiles después de 50 días de la resurrección de Jesucristo. Por tanto, los
argumentos en sus sermones fueron primeramente orales y posteriormente
documentados en textos escritos, sin precisar fechas determinadas, porque no
son las fechas las que transforman a las personas, sino las palabras dichas por
Jesús y por sus apóstoles y discípulos. El testimonio de estos sermones está
basado en los profetas del Antiguo Testamento al igual que lo hizo Jesucristo,
y lo que ellos vieron y oyeron directamente de las palabras de Jesús. Con esta
explicación de motivo y propósito de este documento, se dará inicio a la base
doctrinal e histórica de los textos del Nuevo Testamento.
Primer sermón
del apóstol Pedro: El sermón Pedro lo dirigió a judíos y gentiles devotos
de varias nacionalidades, en el día de Pentecostés. De manera que el número de
testigos no es nada despreciable. Como se ha dicho anteriormente, los
testimonios orales son los expresados a partir de los cincuenta días después de
la resurrección de Jesucristo. En su primer discurso, el apóstol Pedro destaca
lo dicho por el profeta Joel en cuanto al derramamiento del Espíritu Santo: “Mas
esto es lo dicho por el profeta Joel” (Hech 2:16). Pedro pone las bases en
la doctrina de la venida del Señor Jesús Grande y manifiesta; así como la
doctrina de la salvación para todos los que invoquen el nombre del Señor, no de
una salvación universal. El sermón acusa
directamente a los judíos representados en el Sanedrín, quienes entregaron a
Jesús, lo mataron por manos inicuas por medio de la crucifixión. Pero Dios lo
resucitó porque la muerte no pudo retenerlo en el sepulcro para que no viera
corrupción. Pedro enfatiza en la veracidad de la Resurrección de Jesucristo
como fuente del poder transformador y salvador de todos los que creen.
Y para fundamentar
su fe y doctrina, sigue con la descendencia de Cristo según el linaje de David
en cuanto a la carne, quien también se sentó en su trono. Pedro repite la
resurrección de Cristo para asegurar que ellos son testigos. Y se dirige a la
casa de Israel reclamándole que ellos lo crucificaron, pero que Dios lo ha
hecho Señor y Cristo.
Pedro hace
énfasis en el arrepentimiento y el bautismo en el nombre de Jesucristo para
recibir el perdón de los pecados y el don del Espíritu Santo. El resultado fue
una conversión y bautizos masivos de una multitud como de tres mil personas.
Estos conversos no abandonaron a los apóstoles, sino que perseveraban en la
doctrina de los apóstoles y en la comunión unos con otros; en el partimiento
del pan que incluía las comidas compartidas y la cena del Señor, con oraciones.
Como
consecuencia de las maravillas obradas por los apóstoles, los nuevos creyentes
procuraban estar juntos teniendo todas las cosas en común, vendían sus
propiedades para socorrer a los más pobres según sus necesidades. Perseveraban
en el templo y compartiendo el pan en las casas con sencillez de corazón. Estas
actitudes cristianas producían conversiones cada día, las cuales engrosaban el
número de miembros en la iglesia de Jerusalén. Nadie que crea en la narración
de Lucas, en el libro de los Hechos, puede negar el poder con que se efectuaban
los hechos.
Segundo
sermón del apóstol Pedro: El apóstol Pedro aprovecha la sanidad de un cojo para
establecer la base de su fe en el poder de Jesucristo, quien a través de la
línea de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, Dios ha glorificado a su Hijo
Jesús. Les recuerda su culpa por haberlo entregado a las autoridades romanas,
que mataron al justo y Autor de la vida, y pidieron la liberación de un
homicida. Pero como Autor de la vida resucitó de los muertos, de lo cual ellos
son testigos y por su fe en el nombre de Jesucristo ese cojo está completamente
sano tal como ellos lo ven. Por lo tanto, la obra milagrosa de los apóstoles
está basada en el poder de la resurrección de Jesucristo, y por eso los
críticos textuales la tildan de mito y falta de evidencia histórica.
Los
padecimientos de Cristo son el cumplimiento de las profecías en el Antiguo
Testamento y el haberlo entregado a las autoridades romanas fue por ignorancia.
Pero lo más importante es la conversión y el arrepentimiento para que sus
pecados sean borrados, requisito indispensable para llegar a la presencia del
Señor y para recibir a Jesucristo que les fue antes anunciado, y “a quien de
cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de
todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido
desde tiempo antiguo” (Hechos 3:21); alusión clara al mensaje escatológico
anunciado por los profetas en el Antiguo Testamento, confirmado por Jesucristo
y testificado por los escritores del Nuevo Testamento, que Jesús debe
permanecer con el Padre hasta el final de todas cosas cuando él venga por su
Iglesia.
Sermón de
Pedro en casa de Cornelio: Aunque Pedro fue nombrado el
apóstol de la circunscisión judía, Dios le manifestó en visión que también los
gentiles alcanzan la gracia y la sangre de Cristo, porque Dios no hace acepción
de personas (Hechos 10). Pedro les hace saber que Dios ungió a Jesús de Nazaret
con Espíritu Santo y con poder. Como apóstoles ellos son testigos oculares de
cómo Jesús anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimitdos por el
diablo. Pedro enfatiza en la resurrección de Jesucristo al tercer día de su
muerte y lo manifestó a sus testigos que Dios había ordenado de antemano, y les
ordenó que predicaran al pueblo y testificaran que Jesucristo ha sido puesto
por Dios por Juez de vivos y muertos. Y que también los profetas dan
testimonio, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por
su nombre. Como confirmación de lo expresado en este sermón, el Espíritu Santo
cayó sobre todos los que oían el discurso. 45 Y
los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos
de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo (verso
45). Habiendo recibido el Espíritu Santo, son bautizados en el nombre
del Señor Jesús. (Hechos 10:34-48)
Para el
apóstol Pedro, así como para el apóstol Pablo, la Resurrección de Jesucristo es
el cimiento y poder transformador y salvador de todos los que creen en su
nombre. Para los críticos textuales es necesario eliminar la historidad y
autenticidad de la Resurrección de Cristo para remover las bases y esencia del
cristianismo y para que todo el edificio de la fe caiga por su propio peso.
El sermón
de Esteban: El diácono Esteban comienza su sermón recordándoles
a sus oyentes judíos la historia del pueblo de Israel, con el llamamiento de
Dios al patriarca Abraham, estando en Mesopotamia y su traslado a la tierra de
Canaán de la cual gozan ahora. Dios puso a José por gobernador sobre Egipto, y
el hambre lleva a los padres a allí. Esteban menciona la preparación de Moisés
en Egipto, su liderazgo, la manifestación de Dios en Sinaí, y la entrega de los
Mandamientos. Esteban les recuerda la rebelión e idolatría de Israel en el
mismo Sinaí.
Pero cuando
Esteban los exhorta duramente porque el pueblo de Israel siempre ha resistido
al Espíritu Santo, que son iguales de malos como sus padres, se enfurecen y
apedrean a Esteban. Con la muerte de Esteban se desata la persecución en contra
de todos los creyentes (Hechos 7).
Las
epístolas del apóstol Pablo: Lo que sigue en la historia
del libro de los Hechos de los Apóstoles es la conversión de Saulo de Tarso y
la inmensa obra misionera y fundación de iglesias del Apóstol Pablo. Lo que
sigue son los primeros escritos del Apóstol, sus cartas a los Tesalonicenses, a
los Gálatas, y las epístoas a los Corintios. Epístolas que son consideradas las
primeras en ser escritas cercanas en el tiempo, después de la muerte y resurrección
de Jesucristo, sin dar crédito a la crítica textual, literaria e histórica,
grupo de críticos que se han apresurado a inventar fechas a todos los escritos
del Nuevo Testamento para su propia conveniencia negacionista. Las demás
epístolas de Pablo fueron escritas a medida que las iglesias a las cuales él
fundó y fortaleció espiritualmente necesitaban el consejo y cuidados como
nuevos convertidos al cristianismo.
Los cuatro
evangelios canónicos: Posteriormente, se publicaron los Evangelios
canónicos no más tarde que a los veinte años después de la muerte y
resurrección de Jesucristo. Pero no quiere decir que la información comenzó a
aparecer veinte años después Es obvio que los evangelistas utilizaron los
testimonios de las narraciones orales que circulaban en las iglesias locales,
así como textos escritos que las iglesias utilizaban para la instrucción de los
nuevos creyentes y el fortalecimiento de los demás miembros de las iglesias.
Igual que la literatura clásica universal, primero existió en trozos de
arcilla, en piedra, en papiros y pergaminos. Por tanto, los textos que formaron
los evangelios canónicos vinieron de fuente fidedigna con la aprobación de los
apóstoles y demás líderes de las iglesias locales, de la Iglesia de Jerusalén y
de la Iglesia de Antioquía de Siria; iglesia de donde salían los misioneros
para expandir el Evangelio de Jesucristo liderados por el apóstol Pablo,
Bernabé y demás acompañantes. En consecuencia, cada evangelista puso en orden
la información que ahora tenemos y escribió los hechos más relevantes recogidos
en su memoria más los datos que circulaban en las iglesias locales.
Los
evangelios canónicos tuvieron la intención de documentar el linaje del Mesías
según la carne y como el Hijo de Dios, imagen del Dios invisible, el testimonio
de los profetas del Antiguo Testamento, así como la doctrina, el poder
expresado en los milagros, las parábolas, y posteriormente, la evidencia de la
Resurrección de Jesucristo atestiguada por las mujeres que siguieron a Jesús,
los apóstoles reunidos en grupos, los discípulos en el camino a Emaús; y por
último, el testimonio del apóstol Pablo a quien se le manifestó en visión en el
camino a Damasco. Mateo, Marcos, Lucas y Juan son considerados canónicos por el
reconocimiento de la Iglesia cristiana primitiva, “el Concilio de Nicea (325),
y refrendados en el concilio de Laodicea en el año 363, en donde se estableció,
de forma oficial, la separación de evangelios canónicos y apócrifos” (Crédito:
cervantesvirtual.com). Fuera de las narraciones del Nuevo Testamento, lo que
hay es crítica negacionista de las principales doctrinas, de la autenticidad de
los testimonios de los apóstoles en cuanto a la persona de Jesucristo, del amor
redentor del Padre y de la comunión del Espíritu Santo.
CONCLUSIÓN
El centro y
razón de ser de este estudio ha sido la documentación de los testimonios orales
tanto del Señor Jesucristo, como los testimonios también orales de los
apóstoles y discípulos de Jesús, antes que éstos se convirtieran en documentos
escritos. Este estudio se ha iniciado con el examen de las diversas
afirmaciones de los principales críticos tanto dentro del Protestantismo, como
fuera de él. Se ha señalado la opinión de los críticos textuales, críticos de
forma y críticos literarios, particularmente contrarios a los textos del Nuevo
Testamento.
En cuanto a
los testimonios orales se ha enfatizado en la historicidad y autenticidad de
los relatos relacionados con el ministerio de Jesucristo, sus enseñanzas, las
parábolas, los milagros atestiguados por sus apóstoles, incluyendo los sermones
del apóstol Pedro, el testimonio del diácono Esteban y las epístolas de Pablo
como las fuentes orales de los primeros escritos del Nuevo Testamento, así como
la proximidad histórica de los contenidos de los Evangelios canónicos.
En relación
con la crítica textual, la crítica de forma y la crítica literaria, este estudio
ha enfatizado en la veracidad e historicidad de los contenidos antes que en las
fechas de composición de cada libro del Nuevo Testamento, ya que las fechas han
sido propuestas o impuestas por críticos ya citados aquí, para establecer las
bases de su negacionismo histórico. Este estudio ha enfatizado en los
contenidos de las enseñanzas y milagros del Señor Jesucristo, de los sermones
de los apóstoles Pedro y Pablo, y del testimonio de Esteban. También se ha
documentado la proximidad de los relatos a partir de la muerte y resurrección
de Jesucristo, así como en los primeros escritos del Nuevo Testamento
incluyendo los sermones documentados por Lucas, las epístolas de Pablo y los
cuatro evangelios canónicos.
REFERENCIAS
Biblia Reina Valera 1960
Bultmann,
Rudolf , “demythologizing the New Testament”
Catholic.net
cervantesvirtual.com
Encyclopedia
Britannica
Estudio inductivo de la Biblia
Literatura Bautista
Protestante digital
Scribd,
“Teoria Westcott – Hort y el Texto
griego del Nuevo Testamento”
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