ESAÚ Y EL MONTE SEIR
Gén 25:30; Gén 36:1-8; 1 Crón 1:28-53
Amadeo Albuquerque Lara
Esaú fue quien le vendió su primogenitura a Jacob su
hermano menor, por un guiso rojo; pero fue Rebeca, la madre de ambos, quien
disfrazó a Jacob para que engañara a su padre Isaac haciéndose pasar por Esaú,
para recibir la bendición de primogénito. Esaú se conoce en la Biblia como
Edom; mientras que a Jacob Dios le cambia el nombre por Israel. Por Gén 25:30 sabemos
cómo Esaú recibió el sobrenombre de Edom, el rojo:
(Esaú) “dijo a
Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado.
Por tanto fue llamado su nombre Edom (Gén 25:30).
Esaú era velludo, rubio pelirrojo, y el color del
guiso era rojo, por eso recibió el sobrenombre de Edom, que significa rojo.
La historia complicada de dos
hermanos
Isaac y Rebeca tuvieron dos hijos gemelos: Esaú y
Jacob, pero la madre de ellos comenzó una vida de engaños por los cuales sus
hijos tuvieron que vivir separados por diferentes destinos. Mientras Jacob huye
buscando protección donde su tío Labán, por el engaño contra su hermano, para recibir
la bendición de su padre Isaac, robada a Esaú, a Esaú Dios le dio en posesión
el Monte Seir, al sur de Canaán (Gén 36:8); mientras que los descendientes de
Jacob tuvieron que vivir como esclavos en Egipto por cuatrocientos años.
“A
Isaac le di a Jacob y a Esaú. Y a Esaú le di el monte de Seir, para que lo
poseyese; pero Jacob y sus hijos descendieron a Egipto” (Josué 24:4).
Mientras Dios le dio por posesión el monte Seir a
Esaú, del cual tomó posesión después de expulsar a los horeos, a Jacob le prometió
la tierra de Canaán; pero primero tuvo que destruir a los pueblos cananeos.
Mientras que Esaú toma por esposas a mujeres cananeas, Dios le ordena a Israel
que sus descendientes no se mezclen con mujeres cananeas. Esaú toma por mujer a
Ada, hija de Elón heteo o hitita, también toma a una hija de Aná heveo, y a una
ismaelita (Gén 36:1-5). Mientras tanto, Dios le ordena a Israel que destruya a
los heteos, a los heveos y demás pueblos cananeos. Ambos hermanos llevan una
vida de contradicción y descontento que también heredan sus descendientes para
siempre.
Ubicación del Monte Seir y sus
pobladores
Este monte pertenece a una cordillera de montañas al
sur del mar Salado, y al noreste del reino de Moab, y al este del Négueb o
Neguev. Según fuentes bíblicas, los primeros pobladores de este monte fueron
los horeos o hurritas; pero en tiempos de Abrahán fueron desalojados por
Quedorlaomer, rey de Elam, y los reyes que estaban de su parte (Gén 14:5).
Posteriormente, los horeos fueron desalojados por los hijos de Esaú para
establecer el reino de Edom.
“Y en
Seir habitaron antes los horeos, a los cuales echaron los hijos de Esaú; y los
arrojaron de su presencia, y habitaron en lugar de ellos, como hizo Israel en
la tierra que les dio Jehová por posesión” (Deut 2:12).
Es decir, tanto Esaú como Jacob tuvieron que luchar en
contra de los pueblos que primero habitaron la tierra que Dios les dio en
posesión. Mientras los hijos de Esaú luchan contra los horeos para establecer
el reino de Edom, los hijos de Jacob reciben la orden de Dios de destruir a los
pueblos cananeos, los cuales eran muchos y más fortificados, para establecer el
reino de Israel. Obviamente, son dos historias paralelas que aunque tuvieron un
principio de engaños y mentiras, al final ambos se establecen al sureste del
mar Mediterráneo, y muy cerca de la frontera con Egipto, muy cerca del Neguev y
del desierto de Arabia.
Quiénes eran los hurritas
Según fuentes extrabíblicas, los hurritas estaban
establecidos al oriente de la península de Anatolia, ahora conocida como Asia
Menor. Tanto los hurritas como como los hititas formaron sus respectivos reinos
en este territorio. Los hurritas, más tarde conocidos como horeos, crearon el
imperio Mitanio en Mesopotamia cerca del año 1,500 a.C. Sin embargo, debo
aclarar que los hurritas no pertenecían a los pueblos semitas; es decir, no
descendían de Sem, hijo de Noé.
Posteriormente, se sabe que los hurritas migraron
hacia el sur del mar Mediterráneo, en territorio cananeo. Según las mismas
fuentes extrabíblicas, los hurritas al llegar a territorio cananeo forman parte
de los heveos. Pero aquí voy a referirme a los hurritas como los horeos que
poblaron el monte Seir, para seguir el relato bíblico.
Seir es un personaje bastante desconocido. La Biblia
no menciona a sus padres, ni a otros parientes, sino sólo a su descendencia. En
el libro de Génesis se menciona la descendencia de Seir, en conexión con la descendencia
de Esaú. Entre los hijos de Seir la Reina Valera mencina a Zibeón el heveo;
mientras que la versión Dios Habla Hoy, lo menciona como Sibón el heveo. Dos
grafías diferentes que se dan al mismo personaje (Gén 36:2). Por lo tanto, la
Biblia ubica a los horeos en Canaán como heveos, entre los pueblos cananeos.
Del territorio de Canaán, parece que los horeos
pasaron a pelear contra los pueblos primitivos que vivían en cuevas en el monte
Seir. El relato bíblico de Génesis se refiere a los horeos como los pobladores
que fueron desplazados primeramente por Quedorlaomer, rey de Elam; y
posteriormente, fueron desplazados y destruidos por los descendientes de Esaú,
conocidos como edomitas.
Por esa razón, cuando los hijos de Israel vienen de
Egipto, después de haber servido como esclavos de los egipcios, y después de
ser liberados por Moisés, los edomitas o hijos de Esaú, no les permiten pasar
por su territorio para ingresar a la tierra de Canaán. El pueblo de Israel
había rodeado la península del Sinaí, y tuvo que cruzar el mar Rojo. Si los edomitas hubieran permitido el pase a
Israel, no habrían tenido que tomar una ruta más larga hacia Canaán. La
península del Sinaí forma una especie de triángulo invertido, con el lado menor
hacia arriba en la península. Luego, Edom está situado en la franja oriental
del triángulo invertido.
El territorio compartido entre los
dos hermanos
Sin embargo, ya cuando los hijos de Israel han tomado
posesión de la tierra prometida y queda repartida la tierra a las doce tribus, el
reino de Edom limita con la parte sur del reino de Judá. Recordemos que la
tribu de Judá se vuelve muy importante, porque en ella está la ciudad de
Jerusalén, la ciudad de David, y el lugar del Templo judío. Además, las diez
tribus del norte se conocen como las tribus perdidas de Israel.
Fue tan representativo este Templo, que fue blanco de
los enemigos de Israel. El templo que fue construido por el rey Salomón fue
destruido por los babilonios durante la segunda invasión a Jerusalén, por
Nabucodonosor II en 587 a.C.
El segundo Templo era una construcción más modesta que
el salomónico. Fue completado y consagrado por Zorobabel en 515 a. C. Fue
vuelto a consagrar por Judas Macabeo en 165 a. C. Pero fue reconstruido y
ampliado con más lujos por Herodes I El Grande. Este Templo fue admirado por
los apóstoles de Jesús (Mateo 24), pero fue a su vez destruido por los soldados
romanos al mando de Tito en el año 70 d.C. Sin embargo, todavía no se ha
construido un tercer Templo; porque esto sería la causa de una gran guerra
entre las dos principales religiones: judía y musulmana.
CONCLUSIÓN
Hemos sido testigos de la vida de dos hermanos, hijos
de un mismo padre y de una misma madre; pero la ambición de obtener la
primogenitura en la familia, ambos se convierten en enemigos. Le tomaron más de
veinte años a Jacob para volver a ver a su hermano Esaú, quien ya se encontraba
establecido en el monte Seir, al sur de la tierra que su hermano Jacob, ya con
el nombre de Israel, poseería como heredad; una heredad prometida a Abrahán,
reforzada a Isaac, y posteriormente hecha realidad a Israel. Dos hermanos
enemigos por el mal consejo de su madre; pero posteriormente dueños de
territorios vecinos y contiguos: los hijos de Esaú en el monte Seir; y los
hijos de Israel en la tierra de Canaán.
La Biblia se centra en la historia del pueblo de
Israel, sus jueces, sus reyes, su idolatría y desobediencia en contra de su
Dios, pero muy poco sabemos de la vida y conducta de los edomitas. Lo último
que sabemos es que a raíz de “la conquista babilónica de Judea, los edomitas se
asentaron cada vez más al norte, desplazados por los nabateos al sur, que
tomaron el control de buena parte del antiguo reino de Edom” (Wikipedia) Los
nabateos eran una tribu nómada de beduinos que recorrían el desierto de Arabia
en busca de mejores pastizales para sus ganados.
Por último, el profeta Ezequiel profetiza acerca del
final de Seir, o Edom, así:
“Y
convertiré al monte de Seir en desierto y en soledad, y cortaré de él al que
vaya y al que venga. 8 Y llenaré sus montes de sus muertos; en tus collados, en
tus valles y en todos tus arroyos, caerán muertos a espada. 9 Yo te pondré en
asolamiento perpetuo, y tus ciudades nunca más se restaurarán; y sabréis que yo
soy Jehová” (Ezequiel 35:7).
Hasta aquí la historia de dos hermanos gemelos: Esaú y
Jacob; o Edom e Israel. El Israel bíblico nos ha heredado la fe de los
patriarcas, Abrahán, Isaac y Jacob; especialmente, la fe de Abrahán, citada en
el Nuevo Testamento. Pero en cambio, la profecía de Ezequiel contra Seir o
contra Edom es de exterminio total.
BIBLIOGRAFÍA
Diccionario de la Biblia
Diccionario Bíblico Digital
Diccionario Bíblico Evangélico
Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
Diccionario Bíblico Mundo Hispano
Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología
Wikcionario - Horeos