LA MUJER ESTIGMATIZADA DE MAGDALA
Amadeo Albuquerque Lara
María Magdalena ha sido el personaje bíblico a quien
se le atribuyen diversos apelativos y estigmas; pero el peor de todos ha sido
el de ser considerada una prostituta. La Biblia no le da este oficio, pero hubo
un papa de la Iglesia católica que en una homilía del año 591, así la
consideró. El desafortunado papa fue conocido como Gregorio el Grande, o
Gregorio I. Los críticos no saben en qué se basó este religioso, para mancharla
con este oficio de trabajadora sexual.
Históricamente, María Magdalena es conocida con ese
nombre por su origen geográfico. Ella era de la ciudad de Magdala, situada muy
cerca del mar de Galilea, en la parte noroeste del mar. Esta era una zona
pesquera, pero algunos estudiosos creen que María era partera, y por eso,
guardaba este estigma, en la sociedad judía; pero el evangelista Lucas, en el
capítulo ocho, en los versículos 1-3, relata que Jesús recorría ciudades y
aldeas predicando el evangelio del Reino de Dios; y los doce apóstoles y
algunas mujeres de las que las había sanado de muchas enfermedades y expulsado
demonios, entre ellas, “María, que se
llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, 3 Juana, mujer de
Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus
bienes”. Nótese que estas mujeres eran el sostén económico del ministerio de
Jesús en la región de Galilea.
Estas mujeres eran de buena posición económica,
incluyendo a María Magdalena, a Juana mujer de Chuza y a Susana. Chuza era el
intendente o administrador de los bienes e intereses financieros de Herodes; y
sin duda, gozaba de privilegios que compartía con su mujer Juana, y ella, a su
vez, compartía esos beneficios económicos con el ministerio terrenal de Jesús.
De Susana no se sabe mucho, además de la mención de ella en este pasaje, pero
dice Lucas que estas mujeres servían a Jesús de sus bienes.
Este relato de Lucas es corroborado por un artículo
periodístico del diario español El País publicado en agosto de 2018. El diario
publica los hallazgos recientes de la arqueología, en los yacimientos de la
ciudad de Magdala, por la investigadora Jennifer Ristine. Estos hallazgos más
bien reivindican a María Magdalena, tan estigmatizada por la tradición católica
y por los críticos de la Biblia. Ristine, en su libro “María Magdalena: percepciones desde la antigua Magdala”,
presentado el 22 de julio de 2018, afirma que, según excavaciones arqueológicas
en la ciudad de Magdala, María Magdalena fue “una mujer adinerada, influyente y
clave” en la vida de Jesucristo. Según estos datos, María Magdalena sirvió de
apoyo económico al ministerio de Jesús, en la región de Galilea, tal como narra
el evangelista Lucas en el capítulo ocho de su evangelio.
Los estigmas dados a María Magdalena son muchos. Entre
ellos, que era una mujer histérica, según Celso, mayor crítico del
cristianismo, siglo II d.C.; que había sido prostituta, según el papa Gregorio
I, año 591; que era apóstol de los apóstoles (Evangelio apócrifo de María
Magdalena); que era la esposa de Jesús, que había sido partera y por eso era
menospreciada por la sociedad judía; que era la mujer pecadora, según Lucas
7:37-38:
“Entonces
una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa
en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; 38 y estando
detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los
enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume”.
Este pasaje también ha dado base a los críticos para
relacionarla con el oficio de la prostitución. Es más, los artistas de la
pintura han usado la figura de María Magdalena como símbolo sexual, al
representarla con un cuerpo atractivo y sensual. Entre los principales
pintores, menciono a los siguientes: Giovanni Bellini, Museos del Vaticano; Giovanni
Gerolamo Savoldo La Maddalena c. 1533 óleo sobre lienzo Florencia, Galerías
Uffizi, Colección Contini Bonaccossi; Mello da Gubbio San Gregorio, Santa María
Magdalena 1330 -1360 temple y oro sobre tabla Forlì, Musei San Domenico,
Pinacoteca Civicak.
El arte sobre María Magdalena, en 200 obras: “Todas
las épocas han mirado a la que siguió a Jesús desde Galilea hasta el Gólgota y
lo vio resucitar. Así lo atestiguan las cerca de 200 obras de grandes artistas
desde el siglo III a.C. hasta el siglo XX ilustradas en el volumen publicado
por Silvana Editoriale y titulado "Magdalena. Il mistero e
l'immagine" (Vatican News)
Lo netamente bíblico es que María Magdalena fue una de
las mujeres que sostenían el ministerio de Jesús con sus bienes, y la primera
mujer en ver a su Raboni resucitado. El primer día de la semana, siendo aún
oscuro, María Magdalena se presenta al sepulcro, buscando a su Maestro, pero se
da cuenta que la tumba está vacía. Ella, sorprendida, pregunta que dónde lo han
puesto.
“15
Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era
el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y
yo lo llevaré. 16 Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni!
(que quiere decir, Maestro). 17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he
subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro
Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. 18 Fue entonces María Magdalena para dar a
los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho
estas cosas”. (Juan 20:15-18)
María Magdalena no solamente es la primera mujer en
ver a Jesús resucitado, sino que recibe un mandato de dar a sus discípulos las
nuevas de la resurrección. Ella, sin vacilar, les dice a los desanimados
discípulos que “había visto al Señor”. La mujer estigmatizada de Magdala no
duda, no vacila, ni tiene miedo de los judíos, como lo tenían los demás
discípulos. Sencillamente, cumple con el mandato del Señor de que vayan a
Galilea y que allí lo verían.
Marcos, hijo de otra María, tía de Bernabé (Colos.
4:10), nos dice que en días anteriores, Jesús había sacado siete demonios de
esta mujer. El papa Gregorio I sin duda relacionó estos siete demonios con los
siete pecados capitales que nombra la Iglesia católica. Sin embargo, ninguna de
las “pasiones del alma”, incluye a la prostitución. Estas son las siete
pasiones humanas, consideradas como pecados capitales: La soberbia, la
avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza. De manera que en
ninguna manera se pueden relacionar los siete demonios expulsados a María
Magdalena, con los siete pecados capitales, ni mucho menos que en ellos se
incluya a la prostitución.
CONCLUSIÓN
La tradición católica y los críticos de la Biblia han
estigmatizado a María Magdalena de manera despiadada. Celso, fue el mayor
crítico del cristianismo del segundo siglo d.C. Este crítico califica a María
Magdalena como una mujer histérica; el papa Gregorio I, 591 d.C., la
estigmatizó como prostituta; otros críticos la cuentan como la esposa de
Jesucristo; y como apóstol de los apóstoles, incluyendo al papa Francisco,
quien en 2017 elevó la memoria litúrgica de María Magdalena a la categoría de
fiesta igual que los apóstoles. Para ello, instituyó la celebración en honor a
María Magdalena, el 22 de julio de cada año.
Sin embargo, según la Biblia, María Magdalena fue una
pecadora arrepentida, fiel seguidora de Jesús, mujer valiente que presenció la
muerte y crucifixión del Señor Jesús, junto con otras mujeres y con su madre
María, sin miedo a los judíos. No se escondió ni lo negó como el apóstol Pedro.
Fue la primera mujer en ver a Jesús resucitado, el primer día de la semana,
después de su crucifixión y quien recibió el mandato de su Maestro de
comunicarle a sus discípulos que se fueran a Galilea, en donde lo verían. Según
los evangelios canónicos, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, María Magdalena fue la
seguidora y discípula de Jesús desde Galilea hasta el lugar de su crucifixión y
de su resurrección. Fue la fiel testigo de su crucifixión y primera testigo de
la resurrección del Señor Jesús (Mateo 27:55-56, Marcos 15:40-41; Juan 19:25, y
20:1-2.
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