MUJERES
EN LA GENEALOGÍA DE JESÚS
(Parte 2) Mateo 1:1-3, 1º Crónicas
y 2do Samuel
Amadeo Albuquerque Lara
En este artículo me voy a referir a Tamar que menciona
el evangelista Mateo en la genealogía de Jesús, quien es la primera mujer de las
cinco incluidas en su genealogía de Jesús. Pero en este artículo solamente me
voy a referir a Tamar, a Rahab, Rut, y Betsabé, pues María es la madre de
Jesús, el Cristo y no necesita de presentación.
Tamar, la nuera de Judá no es la misma Tamar hija del
rey David. En la Biblia encontramos personajes con el mismo nombre; por lo cual
no debemos confundir a uno con el otro. La Tamar hija de David fue violada por
su medio hermano, Amnón. Pero fue su hermano de padre y madre, Absalón, quien
tomó la venganza en vez de su padre David. Tamar, al verse deshonrada, entró en
una profunda depresión que la condujo al suicidio por ahorcamiento (2do Samuel
13). Por tanto, esta Tamar no dejó descendencia, como sí la dejó Tamar, nuera
de Judá, de quien me ocuparé a continuación.
La historia de Tamar, nuera de Judá, comienza cuando
Judá se separa de sus hermanos, después de que estos habían vendido a José como
esclavo a los ismaelitas, los cuales lo vendieron a Potifar, oficial de Faraón
(Gén 39:1).
Judá, al separarse de sus hermanos se acercó a Hira,
varón adulamita, y por medio de él, conoce a una mujer cananea de nombre Súa,
con quien tuvo tres hijos: Er, Onán y Sela. Entonces, Judá escoge a Tamar como
esposa para su hijo Er. Pero Dios lo mata por ser malo. Por tanto, por la ley
mosaica de Levirato (Levítico 25:5-6 y Mateo 22:23-33), obliga a Onán a casarse
con su cuñada Tamar para dejar descendencia, pero Onán no quiso dejar
descendencia correspondiente a su hermano Er. La Biblia dice que cada vez que
se llegaba a Tamar, Onán vertía en tierra. O sea que se aferró al coitus interruptus. Sólo quedaba
Sela, el hijo menor de Judá, pero no tenía la edad para el levirato. Por tanto,
Tamar pasa unos días con sus padres, hasta que Súa muere. Tamar, al saber la
noticia, se disfraza de prostituta y queda embarazada de su suegro Judá, sin
saber éste la realidad. Tamar queda embarazada y tiene gemelos: Farés y Zara.
Esta acción de Tamar, aunque de poca castidad, la
convierte en merecedora de ser nombrada en la genealogía de Jesús, por el
apóstol Mateo. Aunque Farés aparece en la genealogía de Mateo y Lucas, sólo
Mateo incluye a Tamar en su genealogía de Jesús; por eso, me he ocupado de esta
mujer.
Judá, sin estar consciente, se acuesta con su nuera,
creyendo que era una ramera. Pero ella le pide prenda por el servicio; él le
promete un cabrito, pero ella le exige las prendas que él andaba:
“Entonces
Judá dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu sello, tu cordón, y tu
báculo que tienes en tu mano. Y él se los dio, y se llegó a ella, y ella
concibió de él”. (Gén
38:18)
Estas prendas fueron las que salvaron a Tamar de ser
quemada viva por las órdenes de su suegro, cuando a los tres meses de su
embarazo, los vecinos la acusaron de ser fornicaria. Entonces ella le muestra
las prendas a Judá y le dice: de quien son estas prendas estoy embarazada. Judá
reconoce sus prendas y exclama: “más justa es ella que yo, porque no le he dado
a Sela, mi hijo” (Gén 38:26).
De esta relación de Tamar con su suegro Judá, vinieron
al mundo los gemelos, Fares o Farés y Zara o Zerah (Gén 38). Farés, Phares o Pיrez,
es el continuador de la genealogía de Jesús, según Mateo capítulo 1:1-3 y Lucas
3:33. Aunque el nombre Zara o Zerah pareciera de mujer, es el mellizo de
Farés. De esta polémica relación entre
suegro y nuera, se conserva la línea genealógica de Jesús, por medio de Fares o
Farés.
CONCLUSIÓN
En varios pasajes de la Biblia, la conservación de la
línea genealógica de Jesús tiene muchas interrogantes para nosotros los humanos;
pero Dios ha usado a diferentes personas, en diferentes épocas y
circunstancias, con distintos actos de su pasado, aunque éstos hayan sido
pecaminosos, con el fin de conservar la genealogía de Jesús. Porque Dios mismo
había dictado leyes respecto a la importancia de conservar la línea genealógica
de las familias que conformaban la nación de Israel, según la ley del Levirato
(Levítico 25:5-6).
Sin embargo, Tamar, a pesar de sus ardides, no cometió
pecado, porque lo hizo con el fin de conservar el plan de Dios, aunque sin
saberlo (1ro Crónicas 2:4). Tanto Tamar, como su suegro Judá, lo hicieron inconscientemente
como humanos, como instrumentos del plan
divino, al igual que el barro en manos del alfarero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario