JEZABEL Y SUS 850 PROFETAS
1º y 2º Reyes, Siglo IX a.C.
Amadeo Albuquerque Lara
Cuando dos personas concuerdan en formar un matrimonio,
se presentan dos posibilidades: una, que la otra persona sea de la misma fe
religiosa, los mismos ideales políticos e iguales costumbres; o que la persona
que se busca provenga de una familia igualmente perversa en la política, en las
costumbres y en la fe religiosa, como fue el caso entre Acab y Jezabel.
Para presentar una semblanza de Jezabel, la esposa de
Acab, rey de Israel, tenemos que hurgar en la historia de la familia de sus
padres y las condiciones por las cuales fue escogida. Jezabel era una princesa
fenicia criada con los lujos de palacio, del Reino de Sidón, y de las
costumbres idolátricas de su padre, Etbaal, o Ithobaal le brindaba. Etbaal era
rey y sacerdote dedicado al dios pagano Baal y devoto de la diosa Asera y del
dios El.
Omri en cambio, fue nombrado rey de Israel por el
apoyo de la mitad del pueblo de Israel. Omri era "comandante del
ejército" de Ela, reino del norte de Israel, pero fue asesinado por Zimri.
Generalmente, los reyes de Israel eran ungidos con aceite por un profeta de
Jehová, pero esto no fue el caso con Omri. Por eso, según Magdalena Magneres en
su tesis doctoral, Omri representa la ruptura del pasado hebreo del reino
norteño de Israel; es decir, Omri desconecta la fidelidad a Jehová, por la
fidelidad a sus dioses paganos
“Y
Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, e hizo peor que todos los que habían
reinado antes de él” (1
Reyes 16:25).
Omri inició una dinastía de reyes, por un período de
cuarenta años; dinastía que continuó con Acab, Ocozías y Jorán. Sin embargo, Jehú,
hijo de Josafat y décimo rey de Israel, general del ejército de Jorán, termina
con la dinastía de Omri e inicia la dinastía más duradera de reyes del norte de
Israel.
Estos antecedentes comerciales, políticos y militares propician
la unión de Acab con Jezabel, como consecuencia de la amistad entre Etbaal, rey
de los sidonios o fenicios, y Omri, padre de Acab, ambos reyes de Israel.
El punto de unión entre estos Etbaal y Omri es el
comercio de los fenicios y las dos rutas de este comercio que pasaban por el
territorio de Israel hacia Egipto, Asia Menor y Mesopotamia. Era necesario un
entendimiento entre estos dos reyes, para que el comercio beneficiara a ambas
naciones. (Hiru.eus, Israel y Fenicia)
Estos son los antecedentes amistosos entre las dos
familias: la familia de Etbaal, padre de Jezabel, y la familia de Acaz, rey del
norte de Israel, hijo de Omri. Omri aparece sin ninguna genealogía, porque
probablemente no era hebreo, afirma Magdalena Magneres (obra citada). Habiendo
leído estos antecedentes, era obvio que el matrimonio entre Acab y Jezabel no tuviera
ningún principio religioso o moral en común entre la princesa Jezabel y el rey
Acab.
Jezabel, como esposa del rey del norte de Israel, pasa
a ser reina consorte, con iguales poderes que su esposo Acab. Ella, proveniente
de una nación politeísta, traía consigo la adoración de sus dioses Baal, Asera
y El. Acab, carente de moralidad, porque indujo al pueblo a pecar contra
Jehová, como lo había hecho Jeroboam. Entonces, era obvio que ella quisiera que
su esposo construyera templos a estas divinidades paganas. Por tanto, Acab
empezó la construcción del palacio real y de templos en Samaria, capital del
reino del norte, en honor de los dioses paganos de su esposa Jezabel. Y, porque
la arquelogía respalda los hechos bíblicos, las ruinas de estas construcciones
han sido encontradas en excavaciones arqueológicas llevadas a cabo por George
Andrew Reisner, según Harvard Expedition to Samaria, 1908-1910.
Omri había fundado un Estado, con capital en Samaria;
y su hijo, Acab, ahora fortalecía ese Estado, con construcciones del palacio
real y de templos para sus dioses (1 Reyes 22:39).
“E
hizo altar a Baal, templo de Baal que él edificó en Samaria. 33 Hizo también
Acab una imagen de Asera, haciendo así Acab más que todos los reyes de Israel
que reinaron antes que él, para provocar la ira de Jehová Dios de Israel” (1 Reyes 16:32-33)..
El propósito de
Jezabel era que su reino se olvidara de Jehová, el Dios único y celoso de
Israel, del que prohíbe otros dioses e imágenes semejantes. La adoración y
fidelidad a sus dioses, era exactamente lo que su esposa Jezabel había
inculcado en él.
Ahora los dos, con las mismas costumbres idolátricas,
construirían templos a sus dioses y obligarían a la nación de Israel a que
adoraran y se prostituyeran en prácticas de abominable apostasía. Es más, los
profetas de Jehová fueron exterminados por Jezabel y en su lugar formó a 850
profetas paganos: 450 profetas de Baal y 400 profetas de la diosa Asera (1º Reyes
18:19). De los profetas de Jehová sólo Elías había quedado y Jezabel lo
perseguía para matarlo. Por eso Elías pidió a Dios que no lloviera por tres
años y medio como castigo por tanta perversidad y prostitución de Jezabel (2º
Reyes 9:22).
Finalmente, Elías reta a los profetas falsos de
Jezabel, para que por medio de un holocausto, se decidiera quién era el
verdadero Dios. Mientras el holocausto de los profetas falsos nunca fue
consumido por el fuego, el de Elías, con abundante agua sobre la leña, fue
consumido incluyendo el agua que habían derramado sobre la leña. Habiendo
demostrado quién era el Dios verdadero y su profeta, Elías incita al pueblo
para que maten a los profetas falsos.
Naturalmente, esta masacre de sus profetas suscita la
furia de Jezabel, pero el final tanto de Acab, como de Jezabel fue terrible ((1º
Reyes 21:19, 23).; ambos fueron devorados por los perros, así como había
sucedido con Nabot de Jezreel, cuando se negó a venderle al rey Acab, la viña
que había heredado de sus padres en Jezreel. Entonces, por mandato de Jezabel,
el pueblo lo asesinó a pedradas y los perros se lo comieron (1º Reyes 21:13).
Los últimos días de Acab y Jezabel fueron consecuencia
de sus acciones malvadas, de su idolatría, de los múltiples asesinatos
ordenados por Jezabel, incluyendo los profetas de Jehová.
Acab fue muerto por una flecha que un hombre de las
tropas de Jehú disparó a la ventura e hirió al rey de Israel, mientras lo
perseguían en su huida hasta Meggido. Pero cuando lavaron la sangre derramada
en su carro, los perros la lamieron, tal como había sido profetizado (1º Reyes
22:37-38).
En tanto que la muerte de Jezabel fue después de la
muerte de Acab. El rey Jehú, hijo de Josafat, vino en su carro donde Jezabel y
pidió a sus eunucos que la echaran de la ventana, cuando ella se asomó para
insultarlo. Al caer, la sangre de Jezabel salpicó las paredes del palacio y los
caballos del carro de Jehú; pero cuando quisieron sepultarla, los perros ya
habían lamido su sangre y la habían devorado casi en su totalidad. (2º Reyes
9:30-37)
CONCLUSIÓN
Así fue el final horrendo del matrimonio de Acab y
Jezabel, por haber violado el mandato de Dios de no mezclarse con mujeres
extranjeras, y de no tener dioses ajenos; y como consecuencia de una vida de
acciones idolátricas, perversas y de desafíos al Dios verdadero y por despojar
y asesinar a un humilde viñero de Jezreel, de nombre Nabot; por haber patrocinado
el asesinato en masa de los profetas de Jehová; por haber conspirado en contra
del verdadero Dios, construyendo altares a los dioses Baal, Asera y El; y por
formar, sostener y alimentar a un ejército de 850 profetas falsos en contra de
los profetas de Jehová. “!Horrenda cosa
es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:31)
BIBLIOGRAFÍA
hiruhttps://www.hiru.eus › Israel y Fenicia
Libros primero y segundo de los Reyes, Reina Valera
1960
Magneres, Magdalena, La Dinastía norteña de Omri y la
ruptura con el pasado hebreo, Tesis de Doctorado. Universidad Nacional del
Centro de la Provincia de buenos aires, Argentina.
Reisner, George Andrew,
Harvard Expedition to Samaria, 1908-1910
No hay comentarios:
Publicar un comentario