NO HAY DINERO PARA
ASISTIR A LAS TRIBUS AISLADAS DE PERÚ Y BRASIL
Amadeo Albuquerque
Lara
El periódico español El País, en su edición electronica para
América, destaca la noticia de la situación por la que pasan los indígenas en
las selvas remotas de Perú y Brasil. En la noticia se destaca el poco interés
que muestran los gobiernos de esos países por darle asistencia económica a esos
indígenas. Sin embargo, las compañías petroleras y mineras sí muestran enorme
interés por explotar esos bosques y obtener la riqueza escondida entre la
maraña que también “esconde” a estos miles de indígenas.
El presidente Alan García de Perú, cuando estaba de turno,
expresó que “han creado la figura del
nativo selvático no conectado; es decir, desconocido pero presumible, por lo
que millones de hectáreas no deben ser exploradas”. La clara evidencia es que
para el entonces presidente era mejor seguir ignorando la presencia y
existencia de estas tribus selváticas no conectadas con la civilización, pero
permitir la explotación de sus bosques. Nótese la frase “desconocido pero
presumible” del president Alan García. Parece que para él eran más importantes
los “millones de hectáreas no exploradas”.
Naturalmente, la opinion del entonces presidente de Perú no
podia quedar en solitario. “El mismo año, el presidente de la petrolera estatal
PeruPetro, Daniel Saba, fue todavía más allá: “Es absurdo decir que hay no
contactados cuando nadie los ha visto”. Es decir, ambos líderes negaban la
existencia de estas tribus para crear conciencia a favor de la explotación
petrolera. Sí, “nadie los ha visto” porque es major afirmarlo que investigarlo,
¿verdad?
Sin embargo, hoy antropólogos y agrupaciones humanitarias
están preocupados por la existencia de estas tribus, por ejemplo: “ El Centro
Pulitzer para la Cobertura Informativa de Crisis y publicada hoy en la revista
estadounidense Science. Las
apariciones se multiplican en el bosque tropical que emerge en la frontera
entre Brasil y Perú. Es decir, si nadie quiere saber de ellos entonces ellos
mismos están saliendo de los bosques para darse a conocer. Para que no digan
que nadie los ha visto.
Hay agrupaciones que están dando muestras de la
existencia de estos indígenas “no contactados”, por ejemplo: “La agencia del
Gobierno brasileño que establece las políticas relacionadas con los pueblos
indígenas, la Fundación Nacional del Indio (Funai), entró en contacto con cinco
tribus aisladas entre 1987 y 2013. Solo en los últimos 18 meses, tres grupos
han contactado con los poblados cercanos: los xinane, los korubo y los awá
guajá. En Perú, el periodista Andrew Lawler confirma en la revista Science otro puñado de contactos.”
Pero, afortunadamente, “El Gobierno peruano, con Ollanta
Humala al frente desde 2011, ya no niega la existencia de tribus aisladas. En
los últimos años, ha destinado tres millones de hectáreas a crear cinco
reservas para mantener a estos grupos al margen del resto del mundo. La
antropóloga peruana Beatriz Huertas, autora del libro Los pueblos indígenas en aislamiento, señala las causas que pueden
estar empujando a estas tribus fuera de la selva: los madereros ilegales, la
minería, las prospecciones de gas y petróleo, los conflictos con otros grupos
aislados, la falta de alimento y el tráfico de droga desde Perú, el mayor
productor de coca del mundo, a Brasil”.
Para finalizar esta nota, quiero enfatizar en el peligro
que acecha a estas tribus. Los estudiosos y antropólogos temen que se pierdan
estas culturas debido a la mezcla con las llamadas civilizaciones. Estos
estudiosos afirman: “En Perú viven unos 8.000 indígenas aislados, según los
cálculos de Huertas. Su principal amenaza es la transmisión de enfermedades
contra las que no tienen defensas. Las infecciones llegan a lomos de madereros,
mineros, misioneros, traficantes de droga e incluso periodistas, según la
investigación de Science. En la
década de 1980, unos 350 miembros de una tribu aislada murieron por
enfermedades después de entrar en contacto con trabajadores de la petrolera
holandesa Shell, denuncia la antropóloga peruana. “Estamos en el umbral de
grandes extinciones de culturas”, sostiene Francisco Estremadoyro, director de
ProPurús, una organización dedicada a blindar la biodiversidad de las cabeceras
amazónicas en el sudeste peruano”. Algo semejante sucedió con los indígenas que
entraron en contacto con los conquistadores españoles: siempre el exterminio de
los pueblos indígenas o más bien autóctonos. Afirman los investigadores: “Las
enfermedades adquiridas en un primer contacto pueden exterminar hasta al 90% de
una tribu”.
Pero mi pregunta es: ¿qué están hacienda esos gobiernos
para proteger a estas tribus desposeídas? Leamos lo que afirma el citado
artículo del diario El País: “En Brasil se repiten los mismos problemas. “La
Fundación Nacional del Indio está muerta”, sentencia el septuagenario
explorador brasileño Sydney Possuelo, que en 1987 fundó su Departamento de
Tribus Desconocidas. En 2014, el Gobierno de Dilma Rousseff aprobó un
presupuesto de 1,15 millones de dólares para localizar y proteger a los pueblos
aislados, un 20% de lo que pedía la Funai. Este año se ha concedido la misma
cantidad, esta vez un 15% de lo solicitado.”
Como es fácil de notar, pareciera que los mismos
gobiernos no se interesan por hacer un esfuerzo presupuestario para sacar de la
miseria, pero conservando su cultura, de estas tribus aisladas del progreso de
sus países. Y las petroleras y las compañías mineras, ¿muestran algún interés
por esta gente? ¿Destinan algunos millones de dólares para que no se extingan?
O, ¿Están más interesadas en su extinción? Sólo el tiempo lo dirá. Por de
pronto, velemos por la no extinción de nuestros pueblos autóctonos de nuestro
país. Luchemos por conserver su cultura y su lengua.
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