martes, 12 de agosto de 2025

LOS SALMOS/ TEHILLIM (תהילים)

Profecías cumplidas de los Salmos Mesiánicos, en el Nuevo Testamento (Lucas 24:25, 44-48)

Amadeo Albuquerque Lara

El libro de los Salmos, Tehillim en el Tanaj hebreo, Psalterion: Ψαλτήριον, en griego, es una colección de himnos, de alabanzas, gratitud, oraciones y poemas que expresan un amplio rango de emociones humanas como gozo, tristeza, temor, esperanza, espiritualidad y adoración a Dios. Por estas razones, los finales de cada uno de los cinco libros en que se dividen, todos terminan con una doxología, como lo veremos más adelante. Los Salmos revelan importantes atributos de Dios como su fidelidad, misericordia, justicia, poder y cercanía con los necesitados. Por tanto, los Salmos no tienen poderes mágicos ni deben ser considerados como amuletos ni talismanes para librar de pestes y peligros, como algunos no creyentes y hasta creyentes acostumbran creer.

Según la Encyclopedia Britannica, la version griega o Septuaginta usa la palabra Psaltērion en vez de Salmos. En español tenenos la palabra “Salterio”, que en algunas versiones se usa como alternativa de Salmo. La literatura rabínica se refiere a Salmos como “Tehillim” (תהילים): Himnos de Alabanzas. “El libro de los Salmos es citado o aludido aproximadamente 116 veces en el Nuevo Testamento. Esto hace que sea el libro del Antiguo Testamento más citado en el Nuevo. Además de las citas directas, hay numerosas frases y alusiones a los Salmos en el Nuevo Testamento, lo que eleva el número total de referencias a aproximadamente 400” (Crédito: Introducción a los Salmos)

Por tanto, la razón de incluir el libro de los Salmos en este estudio es porque el Señor Jesús lo citaba con frecuencia junto con la Ley y los Profetas, las tres partes de las que están compuestas las Escrituras o Tanaj hebreo. Tanto el Señor Jesús, así como los escritores de los Evangelios citan constantemente las profecías en los Salmos referentes al Mesías, y su cumplimiento en la vida, ministerio terrenal, como el Hijo de Dios, su celo por la Casa de Oración, crucifixión, muerte y resurrección; porque según el Salmo 66:10 Dios no dejaría que su santo viera corrupción en el sepulcro.

La Biblia hebrea atribuye 73 salmos a David, mientras que la Septuaginta o la traducción griega del Antiguo Testamento atribuye 84 salmos. Basados en el Tanaj hebreo, David, el ancestro de Jesús según la carne, escribió casi la mitad de los 150 Salmos y muchos de ellos contienen profecías mesiánicas, tal como hemos documentado en otra parte de este estudio.

Muchos de los 150 salmos son de contenido profético. Según la Iglesia “Rey de Gloria”, hay 22 profecías mesiánicas en los Salmos. Dicen los estudiosos de la Biblia que hay más citas proféticas referidas al Mesías en el Libro de los Salmos, que en cualquier otro libro del Antiguo Testamento; sin embargo, las profecías en el libro de Isaías, Jeremías, Miqueas y Zacarías no son despreciables. Se podría decir que Salmos e Isaías se destacan en las Escrituras hebreas por el gran número de profecías mesiánicas. De manera que el libro de Salmos y el profeta Isaías son “esencialmente proféticos”. Por ejemplo, Isaías ha sido nombrado el Profeta Evangélico; y los Salmos, como “mesiánicos”. El Salmo 110:4 afirma que Cristo es sacerdote y rey, según el orden de Melquisedec: “Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec”; y este personaje misterioso era sacerdote y rey de Salem.

Este libro era el himnario de alabanzas del pueblo de Israel, cantadas en las principales festividades, en las sinagogas locales, y en el Templo. Los Salmos, según el idioma original hebreo, estaban agrupados en cinco libros o colecciones, separados por doxologías que aparecen al final de los salmos 41, 72, 89, 106 y 150. La palabra “doxología” proviene del griego (δοξολογία):  expresión de gloria, loa o alabanza a Dios. Por eso, el final de cada uno de los cinco libros en que se divide el Libro de Salmos es una alabanza a Dios, o Doxología. (Crédito: Encyclopedia Britannica).

Este último salmo 150 consiste todo él en una doxología, según expertos en las Escrituras hebreas o Tanaj. En nuestro Canon no los tenemos con esa estructura organizativa, porque nuestros traductores han seguido el orden de los libros en la Biblia Septuaginta o versión de los Setenta o LXX, la cual es la traducción griega de la Biblia hebrea o Tanaj, por 72 rabíes judíos: 6 por cada una de las doce tribus de Israel.

Estos 72 sabios judíos fueron comisionados por el Sumo sacerdote de Jerusalén, por instrucciones de Ptolomeo II Filadelfo (284-246 a. C.), monarca griego de Egipto. Los 72 expertos en los idiomas hebreo, arameo y griego trabajaron por separado en la traducción de los textos sagrados del pueblo judío. Dada la autoridad y confiabilidad de esta traducción griega, Jerónimo o San Jerónimo la tomó como base para hacer su traducción de la Biblia Vulgata Latina, la cual fue por mucho tiempo la única autorizada; por el Concilio de Trento convocado por el papa Paulo III entre 1545 y 1563. Este concilio autorizó la Biblia Vulgata latina como la versión oficial de la Iglesia Católica.

En cuanto a los cinco libros en que según los eruditos bíblicos se dividen los Salmos, ellos sostienen que el número cinco es muy significativo, porque así como Moisés le dio al pueblo de Israel los cinco libros de la Ley o Torah, o Pentateuco, de la misma manera, David nos ha dejado las cinco agrupaciones del Libro de los Salmos.

El Primer Libro contiene los Salmos 1-41: la doxología que aparece al final del salmo 41, marca el final del primer libro y dice así: “Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, Por los siglos de los siglos. Amén y Amén”.

El Segundo Libro agrupa los Salmos 42-72, la doxología que aparece al final del Salmo 72, marca el final del segundo libro: “Bendito su nombre glorioso para siempre, Y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén”.

El Tercer Libro contiene los Salmos 73-89; la doxología al final del Salmo 89 marca el final del tercer libro: “Bendito sea Jehová para siempreAmén, y Amén”.

El Cuarto Libro agrupa los Salmos 90-106; la doxología al final del Salmo 106 marca el final del cuarto libro: “Bendito Jehová Dios de Israel, Desde la eternidad y hasta la eternidad; Y diga todo el pueblo, Amén. Aleluya”.

El quinto y último Libro va desde el Salmo 107 hasta el 150. Este último Salmo 150, todo él es una doxología, según los expertos en la Biblia hebrea; pero citaré sólo la útima y bella doxología: “Todo lo que respira alabe a JAHAleluya”. (Crédito: La Estructura del Libro de los Salmos, Biblia Reina Valera 1960)

Según las doxologías de los Salmos, no solamente los humanos estamos invitados a alabar a Dios, sino que la creación entera está invitada a adorar al Señor. Por ejemplo, el Salmo 19:1-4 afirma: Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. 2 Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría. 3 No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz. 4 Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras”.

Como se ha documentado anteriormente, los Salmos encabezan los Escritos o Ketuvim, y por algo mantienen esta distinción. Por tal razón, Jesús los cita junto con La Ley y los Profetas, porque eran las divisiones del Tanaj, o Antiguo Testamento, para los cristianos. Por otro lado, los escritores de los evangelios siempre se refieren a estas Escrituras, cuando afirman: “Para que se cumpliera lo que está escrito” (Mateo 1:22). O “es necesario que se cumplan las escrituras” (Lucas 22:37 y 40 versículos más).

En su ministerio terrenal, el Señor Jesús citó Salmos que se refieren a su divinidad, y a su igualdad con el Padre. También, los evangelistas y escritores del Nuevo Testamento, en su relato del nacimiento, ministerio, pasión y muerte de Jesús destacan los pasajes de algunos Salmos que se refieren a aspectos de la Pasión y su cumplimiento.

Por ejemplo:  Traicionado por uno de los suyos (Salmo 41:10) “, Sus manos y pies serían perforados (Salmo 22:16), Sería escarnecido y despreciado (Salmo 22:6-8), Le darían a beber vinagre (Salmo 69:21), Sobre sus ropas echarían suertes (Salmo 22:18), Resucitaría después de su muerte (Salmo 16:10), Ascendería al cielo (Salmo 68:18) (Tomado y editado de “Salmos Mesiánicos”)

Revisión personal de otros salmos

Después de revisar algunos Salmos más conocidos, encuentro las referencias al Mesías como el ungido de Dios, como el Hijo de Dios en el salmo 2:7, “Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy”; Luego, el escritor, a los hebreos hace referencia a este Salmo, así: “Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo?” (Hebreos 1:5-14).

 Salmos que hacen claras referencias a la crucifixión de Cristo: el Salmo 16:10 y siguientes. El salmo 16:10, dice claramente: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción”. referencia a la Resurrección de Cristo, a pesar de que estuvo tres días en el sepulcro: el Sheol hebreo (שְׁאוֹל), o Hades griego [ᾍδης (Hādēs)]. 

Nota: La Biblia no menciona que Cristo “descendió a los infiernos” como reza el “Credo de los Apóstoles” (sin fecha ni autoría de los Apóstoles de Jesús). La Iglesia católica se basa en pasajes bíblicos como Efesios 4:9, donde se menciona que Jesús descendió a las "partes más bajas de la tierra", y 1 Pedro 3:19, que habla de que Jesús “predicó a los espíritus encarcelados”.  Pero ninguno de los dos pasajes citados mencionan la frase que Jesús “descendió a los infiernos”, en los tres días que estuvo en el sepulcro.

El Novum Testamentum Graece de Nestle-Aland afirma en Efesios 4:9: “κατέβη εἰς τὰ κατώτερα μέρη τῆς γῆς”: “él descendió hacia las partes más bajas de la tierra”, literalmente en griego. El idioma griego no registra ninguna palabra para “infierno”. Esta palabra la han tomado del latín “infernum”, las profundidades de la tierra. Sin embargo, esto no quiere decir que Jesús no haya dejado claro la realidad del Infierno, cuando se refiere a donde el “gusano no muere, y el fuego nunca se apaga” (Marcos 9:44, 46, 48) y otros pasajes citados por Jesús.

 El Salmo 22 está lleno de citas que se refieren a Jesús, a la hora más triste de su crucifixión. El salmo 22:1, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Estas mismas palabras de Jesús en la cruz las registra Mateo 27: 46: “Y cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: ¡Elí, Elí!, ¿lama sabactani? Esto es: ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado? 47 Y algunos de los que estaban allí, al oírle, decían: A Elías llama este”. La frase citada la dijo Jesús en arameo; por eso, los que estaban cerca no entendieron y pensaron que llamaba a Elías.

“Salmo 22:16, “Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies”.  El evangelista Marcos en 15:25 escribe: “Era la hora tercera cuando lo crucificaron”, o sea la hora en que horadaron sus manos y sus pies a la cruz.

 Salmo 22:18, “Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes”. A este salmo se refiere el apóstol Juan 19:24: “Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes”, referencia exacta al salmo 22:18.

 El Salmo 34 se refiere al momento cuando los soldados romanos se proponen a comprobar si Jesús está muerto, para quebrantarle los huesos, pero no lo lo hacen, porque él ya está muerto. Salmo 34:20, “Él guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado”. Y el apóstol Juan relata el cumplimiento de este salmo: Juan 19:23-37, ´Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas”.

 El Salmo 69 se refiere al Señor Jesús cuando echó a los cambistas del Templo de Jerusalén, a fuerza de azotes. Salmo 69:9, “Porque me consumió el celo de tu casa”; Lucas 19:46, “Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él, 46 diciéndoles: Escrito está: Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”. El profeta Jeremías (7:11) completa la frase citada por Lucas: “¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre?

 Estos dos últimos Salmos hacen referencia a la crucifixión El salmo 69 y el 89. Salmo 69:21, “Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me dieron a beber vinagre”.  Salmo 89:38, “Mas tú desechaste y menospreciaste a tu ungido. Y te has airado con él” (Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (Mateo 27:46) Ya citado en el Salmo 22:1}.

 Por último, cito el Salmo 110:1, porque el mismo Señor Jesús, lo citó delante de sus enemigos para probar que el mismo Dios lo reconoce como su Hijo, y como Señor: “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. El apóstol Mateo se refiere a la ocasión cuando el Señor Jesús les pregunta a los fariseos que de quién es hijo el Cristo, en Mateo 22:41-45 “Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, 42 diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. 43 Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: 44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? 45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?”. (Comprobado, completado y editado de: “Los salmos mesiánicos”. Protestante Digital y “Las 22 profecías mesiánicas cantadas en los Salmos”, Iglesia Rey de Gloria)

 Voy a citar el comentario del sitio TGC “Biblia y teología”, por el pastor Justin Dillehay: “De todos los versículos de la Biblia hebrea, el Salmo 110:1 es el que se cita con mayor frecuencia en el Nuevo Testamento. Pero eso no es todo. El versículo 4 del mismo salmo tiene casi un capítulo completo de comentarios (Hebreos 7:11-28). Claramente, los apóstoles y profetas vieron que este “Salmo mesiánico” era muy significativo para su comprensión de Jesús”.

 Luego, el pastor Dillehay, añade el siguiente comentario: “Este es un pasaje que Jesús usó para desconcertar a los escribas y fariseos (Mat 22:41-46). Sabían y creían que el Mesías sería el hijo de David. Pero luego Jesús les lanza el Salmo 110:1, preguntando: “Si David lo llama ‘Señor’, ¿cómo es Él su hijo?” (Mat 22:45). Ahora sabemos la respuesta. Cristo es tanto “la raíz y la descendencia de David” (Apoc 22:16), “descendencia de David según la carne, y que fue declarado Hijo de Dios con un acto de poder… por la resurrección de entre los muertos” (Rom 1:3-4).

 

CONCLUSIÓN

Es significativo que la mayoría de los Salmos hayan sido escritos por el Rey David, ancestro según la carne, de Jesús. Pues las profecías indican que el Mesías vendría de la familia de David. De esto nadie lo dudaba, ni los mismos fariseos. Por eso, Jesús reafirma esta verdad en su discusión con los fariseos e intérpretes de la Ley, a quienes les cita el Salmo 110:1, “Jehová (YHWH, en hebreo) dijo a mi Señor (Adonai, Señor): Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. En la Biblia hebrea se usan los términos YHWH, Yahvé (יהוה), y adonai: (אֲדֹנָי) Señor). ambos son referidos a Dios; por eso, el Salmo 110:1 se refiere al Hijo con uno de los términos dados a Dios el Padre en las Escrituras, para que los fariseos entendieran que no hay diferencias entre Dios Padre y Dios Hijo, como Señor.

 Con este estudio sobre “Salmos”, como parte de “La Ley, los Profetas y los Salmos”, citados frecuentemente por Jesús anate los Escribas y los Fariseos,  he completado la serie de referencias. Por tal razón, Jesús ocupó gran parte de su tiempo a enseñar en las “sinagogas de ellos”, el Templo de Jerusalén, específicamente para fariseos e intérpretes de la Ley y judíos devotos; y en lugares públicos, montañas o montes, barcas, playas y casas particulares, para todo público.

 Pero en todos estos lugares, el Señor les hablaba con autoridad y no como los escribas y fariseos; de manera que la gente común se extrañaba, por su autoridad, por sus señales, milagros de sanar enfermos y endemoniados; porque hasta los demonios y las tempestades se sujetaban a su palabra de poder. Pero lo más significativo era que claramente Jesús se identificó como el Mesías, tal como lo hizo con la mujer samaritana, así como con los fariseos, escribas, sumos sacerdotes, Herodes, gobernadores romanos, y hasta ante la soldadesca romana, en los momentos de su crucifixión. Delante de todos ellos, Jesús les dejó claro que la Ley de Moisés, los Profetas y los Salmos, profetizaron su misión mesiánica celestial, no política. Por eso, Jesús le dijo a Pilato: “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18:36). Pero los judíos modernos siguen esperando a un Mesías político, salvador y de poderío universal.

Preguntas de Comprensión

1] ¿Cómo acostumbra usted leer el libro de los Salmos?

2] ¿Cuáles Salmos lee usted con más frecuencia y por qué?

3] ¿Qué es lo más importante que se destaca en el libro de los Salmos con respecto al Mesías?

4] ¿Por qué este estudio incluye el Libro de Salmos como parte de la Ley y los Profetas?

5] En cuanto al contenido profético en Salmos e Isaías, ¿con qué títulos se consideran los Salmos e Isaías, respectivamente?

6] ¿Con qué frases los escritores del Nuevo Testamento se refieren al cumplimiento de las profecías en los Salmos?

7] ¿Cómo era utilizado el Libro de los Salmos por el pueblo de Israel, y cómo lo utilizó el Señor Jesucristo?

8] Después de haber leído y aprendido las lecciones del Libro de los Salmos, exprese en sus propias palabras la importancia profética que les dieron Jesús y los escritores del Nuevo Testamento.

REFERENCIAS

 Biblia Reina Valera 1960

Biblia de las Américas

Encyclopedia Britannica, The Book of Psalms

Iglesia Rey de Gloria, Profecías mesiánicas

Introducción a los Salmos/ Bibletalks.tv

La Biblia de los 70 sabios (la Biblia Septuaginta)

La Estructura del Libro de los Salmos, Biblia Reina Valera 1960)

Las 22 profecías mesiánicas cantadas en los Salmos

Novum Testamentum Graece, Nestle-Aland, “Las partes más profundas de la Tierra”

Protestante Digital

Salmos mesiánicos, Iglesia “Rey de Gloria”

TGC “Biblia y teología”, por el pastor Justin Dillehay

No hay comentarios:

Publicar un comentario