LA LEY, LOS PROFETAS Y LOS SALMOS
LOS PROFETAS (Lucas 24:25-27, 44) Segunda parte
Amadeo Albuquerque Lara
En el primer escrito leímos acerca del significado de
la Ley o Torá, según las enseñanzas del Señor Jesús y conforme con la Biblia hebrea,
conocida entre los judíos como Tanaj: La Ley, los Profetas o Nevi’im, y los
Salmos que encabezaban los Escritos o Ketuvim. En este segundo escrito vamos a
analizar la importancia que le dio el Mesías a las profecías de los Profetas
que se cumplieron en él. Pero primero, veamos cuáles eran los profetas o Neviim,
según eran reconocidos en la Biblia hebrea, en tiempos de Jesús.
Los Profetas (Nevi‘im) estaban divididos en libros. El
Primer Libro estaba compuesto por el
grupo de profetas conocidos como Profetas
Anteriores. A este grupo pertenecían Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel; El Segundo Libro lo componían 1ro y 2do
Reyes; pero, el Tercer Libro era el
más voluminoso, era el grupo más grande que incluía a los Profetas Posteriores, o Profetas mayores, según nuestro Canon: Isaías, Jeremías, Ezequiel, y los
doce Profetas Menores. A todos estos
Profetas se refirió el Señor Jesús en diferentes ocasiones. Por ejemplo, a los
dos discípulos que iban camino a Emaús, los reprendió de esta manera: “Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y
tardos (duros) de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!”
(Lucas 24:25).
En nuestro canon, los libros de Josué, Samuel y Reyes
no se reconocen como profetas. Josué, como sucesor de Moisés, más bien actúa
como un juez, quien sería el primer juez que precede al grupo de Jueces que componen el libro de los
doce Jueces.
Según los estudiosos de la Biblia creen que
originalmente, los libros de Samuel y los libros de los Reyes formaban un solo
rollo; pero como resultaba demasiado voluminoso, los dividieron de manera que
al lector le resultara más manejable. De manera que I y II Samuel se llamaba I
y II Reyes; y I y II Reyes era conocido como III y IV Reyes. Así se encuentran
en la Biblia Septuaginta o Versión de los Setenta y en la Vulgata Latina. La
Biblia Septuaginta es también conocida como Alejandrina o Canon Griego. Es una
traducción de la Biblia hebrea (Antiguo Testamento) al griego.
También, nuestro Canon reconoce a los Profetas
Posteriores como dos grupos: 1) Los Profetas
Mayores: Isaías, el libro más voluminoso, 66 capítulos; Jeremías 52
capítulos y Ezequiel 48 capítulos. 2) Los doce Profetas menores, con sus capítulos: Oseas 14, Joel 3, Amos 9. Abdias 1, Jonas 4, Miqueas 7, Nahum 3,
Habacuc 3, Sofonias 3, Hageo 2, Zacarias 14 y Malaquias 4. Total: 67 capítulos
por todos los profetas menores. Un capítulo más entre los doce profetas menores
que los 66 capítulos del profeta Isaías. Por eso, entre los rollos de Qumrán,
se califica como el Gran Rollo de Isaías, el cual se conserva casi intacto.
Nuestro Señor y los escritores del Nuevo Testamento
mencionan a varios de estos profetas. Muchos de ellos predijeron el nacimiento,
ministerio, padecimiento, muerte y resurrección de Jesucristo.
Por ejemplo: Mateo 1:22, “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo que había hablado el Señor,
por medio del profeta (Isaías),
diciendo He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,y llamarán su
nombre Emanuel,que interpretado es: Dios con nosotros.” […] Según el
comentarista Adam Clarke, dice que en algunos manuscritos se menciona al profeta
Isaías (7:14): “Por tanto, el Señor mismo
os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará
su nombre Emanuel”.
Hechos 3:18, “Pero
Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus
profetas, que su Cristo había de padecer”.
Los escritores de los evangelios y algunas otras referencias en Hechos y
los escritos del apóstol Pablo, siempre estaban atentos para demostrar que los
acontecimientos narrados en el Nuevo Testamento, están fundamentados por los
profetas, en el Antiguo Testamento.
1] Nacimiento en Belén (Miqueas 5:1)
2] Nacimiento de una virgen (Isaías 7:14)
3] Matanza de los niños de Belén (Jeremías 31:15)
4] Huida a Egipto (Oseas 11:1)
5] Predicación en Galilea y en las cercanías del río
Jordán (Isaías 8:23, 9:1)
6] Desprecio del pueblo judío (Isaías 53:3)
7] Entrada triunfal en Jerusalén como Rey justo y
Salvador humilde sobre un pollino (Zacarías 9:9)
8] Sería vendido por 30 piezas de plata (Zacarías
11:12)
9] El precio (las 30 monedas) sería devuelto (Zacarías
11:13)
10] Durante su juicio se mantendría en silencio (Isaías
53:7)
11] Sufriría por los demás (Isaías 53:4-5)
12] Crucificado contado con los pecadores, y
transgresores (Isaías 53:12)
13] Su costado sería traspasado (a quien traspasaron)
(Zacarías 12:10)
14] Sepultado en una tumba de ricos (Isaías 53:9)
PROFETAS Y SALMOS CITADOS EN EL
SUFRIMIENTO DE JESÚS
1] Profetas: Miqueas,
Isaías, Jeremías, y Zacarías
2] Salmos: (Salmo 41:10), (Salmo 22:16), (Salmo
22:6-8), (Salmo 69:21), (Salmo 22:18), (Salmo 16:10), (Salmo 68:18).
(Tomado y editado de ALETEIA. Profecías del Antiguo Testamento cumplidas en
Jesús)
La evidencia bíblica corrobora el porqué el Señor
Jesús citaba la Ley, los Profetas y los Salmos, porque tanto los profetas como
los salmos daban testimonio desde el lugar de su nacimiento, hasta su ascensión
al cielo. Por eso, resulta difícil citar solamente a los Profetas, o solamente
a los Salmos; porque en ambos libros se encuentran referencias al Mesías. Por ejemplo:
LAS PROFECÍAS DE LOS PROFETAS
El profeta Miqueas
5:2 profetizó que Jesús nacería en Belén de Judea. El cumplimiento lo vemos en
Mateo 2:4-6.
El profeta Isaías
es reconocido por los estudiosos de la Biblia como el profeta evangélico o
mesiánico, o como el primer evangelio, por sus múltiples profecías respecto al
nacimiento y sufrimientos del Mesías. Isaías 7:14, el nacimiento; 11:1 el
retoño del tronco de Isaí, el padre de David.
En el capítulo 61:1 sobre el Señor Jesús reposaría el
Espíritu del Señor; “espíritu de Jehová:
espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de fortaleza,
espíritu de conocimiento y de temor de Jehová” (11:2); En el evangelio de
Lucas, el mismo Jesús dice en la sinagoga que el Espíritu del Señor está sobre
él, refiriéndose a la profecía de Isaías 61:1: Luc 4:18, “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar
buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de
corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en
libertad a los oprimidos”. (Luc 4:18).
Capítulo 9:2, una gran luz para el pueblo que andaba
en tinieblas; 11:4, como Juez, juzgará con equidad; 53:4-6, llevó nuestras
enfermedades y sufrió nuestros dolores y fue herido por nuestros pecados.
Sus títulos, según Isaías: Admirable Consejero, Dios Fuerte,
Padre Eterno, Príncipe de Paz; 52:14 su apariencia desfigurada; 53:9-12, Se
dispuso con los impíos su sepultura, y con los ricos estuvo en su muerte. Jesús
fue sepultado en el sepulcro de José de Arimatea (Juan 19:38).
Jeremías 23:5, “He
aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David un renuevo justo, y
reinará como Rey, el cual será prudente y hará juicio y justicia en la tierra”.
Jesús fue reconocido en el Nuevo Testamento, como hijo de David. El evangelio
de Mateo 1:1, lo afirma: “Libro de la
genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham”.
Zacarías 9:9, “Alégrate
mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey
vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un
pollino hijo de asna”. La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, la
registran los evangelios Mateo, Lucas y Juan. (Mat. 21.1-11; Luc. 19.28-40;
Juan. 12.12-19).
Mateo 26:56: “Pero
todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los profetas.
Entonces todos los discípulos le abandonaron y huyeron”. Lo abandonaron,
porque ellos, como los demás judíos, esperaban a un Mesías que los libertara
del yugo de los romanos. Mateo 26:31: “Entonces
Jesús les dijo: Esta noche todos vosotros os apartaréis por causa de mí, pues escrito
está: ``HERIRE AL PASTOR, Y LAS OVEJAS DEL REBAÑO SE DISPERSARÁN"; Zacarías
13:7. […] “dice Jehová de los ejércitos.
Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra
los pequeñitos” Mateo 26:30, “Y
cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos. 31 Entonces
Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque
escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas” (Mateo
26:30 y Zacarías 13:7).
Lucas 18:31-32, Y
Jesús, tomando á los doce, les dijo: He aquí subimos á Jerusalem, y serán
cumplidas todas las cosas que fueron escritas por los profetas, del Hijo del
hombre. Porque será entregado á las gentes, y será escarnecido, é injuriado, y
escupido”. Jesús aquí anuncia a sus apóstoles el cumplimiento de la
profecía de Isaías 53:3.
CONCLUSIÓN
En este escrito hemos leído que los profetas, tanto
mayores como menores, tuvieron la visión de un Mesías, reconocido como el
Siervo sufriente. Es evidente que las profecías se refieren a un Mesías con una
misión especial; pero ninguna de las profecías se refiere a un libertador
político, sino como Salvador humilde, aun cuando es presentado como Rey por el
profeta Zacarías.
La razón de por qué Jesús fue entregado por Judas
Iscariote a los líderes religiosos en Jerusalén, es porque se sintió
decepcionado porque Jesús no era el Mesías que los judíos esperaban. “Algunas
versiones atribuyen el sobrenombre (iscariote) a la palabra griega “sicarius”
(asesino) por pertenecer a los zelotes, una facción de la resistencia judía a
la ocupación romana.
Los mismos discípulos le preguntaron si iba a
restaurar el reino a Israel, según lo relata el apóstol Pedro en Hechos 1:6,
Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en
este tiempo? 7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las
sazones, que el Padre puso en su sola potestad; 8 pero recibiréis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Estas
palabras de Jesús no aparecen en ninguno de los evangelios, pero Pedro las
refiere. La misión del Mesías no fue política, sino de proclamación de su reino
espiritual.
También, los dos discípulos que iban hacia Emaús le
declaran su desilusión al mismo Jesús, después de resucitado. Sin duda,
interpretando el mismo sentir de los demás apóstoles: Luc 24:21, “Pero nosotros esperábamos que él era el que
había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer
día que esto ha acontecido”. Como quien dice: ya no nos queda ninguna
esperanza. Evidentemente, los discípulos de Jesús no entendieron que los
Profetas y los Salmos predijeron todos estos acontecimientos. Por eso, el Señor
los reprendió, diciendo: “Oh insensatos y
tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!” (Lucas
24:25).