LA
LEY, LOS PROFETAS Y LOS SALMOS
Primera Parte
Lucas 24:44, Mateo 22:34-40
LA
LEY DE MOISÉS Y POSTERIORES AÑADIDURAS
Jesús ya resucitado, después de tres días, se aparece
a dos discípulos que iban camino a Emaús, y les dice: “Estas son las palabras que os
hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que
está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lucas 24:44).
Porque Jesús, en su ministerio terrenal, reconoció
tres secciones de las Escrituras, las cuales estaban vigentes en su tiempo, a
saber: La Ley de Moisés, Pentateuco o Torá, los Profetas o Neviim y los
Escritos o Ketuvim, encabezados por los Salmos, según la Tanaj, o Biblia hebrea.
A] La Ley se refiere a la Ley de Moisés: la Torá para
los judíos, y el Pentateuco, para los cristianos. Jesús durante su ministerio
se refirió a la Ley de Moisés en numerosas ocasiones en su trato con los
escribas y fariseos; pero cuando se refirió a las añadiduras posteriores a la
ley de Moisés, las rechazó por completo.
En el Sermón del Monte, capítulos 5-7 del evangelio de
Mateo, el Señor Jesús expuso los contenidos de la Nueva Ley del Reino. En esos
capítulos Jesús usa dos frases que contrastan la vieja ley, con la Ley que el
vino a cumplir: “Oísteis que fue dicho… pero yo os digo”. En la frase “oísteis
que fue dicho”, claramente se refiere a la Ley de Moisés, sin las añadiduras
posteriores hechas por los escribas y fariseos. Esta frase la repite seis veces
el Señor y en cada vez, completa con la otra frase: “pero yo os digo”. Es su
autoridad y la nueva ley contra la ley que los escribas y fariseos enseñaban e
imponían a los demás, sin que ellos la cumplieran.
B] Los profetas pertenecen a dos grupos: los profetas anteriores, como Josué,
Samuel, Elías y Eliseo. Los profetas
mayores, Isaías, Jeremías y Ezequiel. Algunos incluyen a Lamentaciones y a
Daniel, entre los profetas mayores; pero estos dos libros pertenecen a los Escritos, como lo veremos en el inciso
C]; y los doce profetas menores, que comienzan con Oseas y terminan con Malaquías,
último libro del Antiguo Testamento. El término “menores” no significa que sus
profecías sean inferiores, sino que sus libros contienen menos páginas. Sólo el
libro de Isaías tiene más páginas que entre todos los doce profetas menores.
C] El libro de los Salmos encabezaba el grupo de los
Escritos, aunque los Salmos son los más citados por Jesús, por sus referencias
a su ministerio, crucifixión y resurrección. Los Escritos, además de los
Salmos, comprendían: Proverbios, Job, El Cantar de los Cantares, Rut,
Lamentaciones, Eclesiastés, Ester, Daniel, Esdras, Nehemías, (I Crónicas y II
Crónicas).
DIFERENTES INTÉRPRETES Y EJECUTORES DE LA LEY
La ley dada por Dios a Moisés en el Monte Sinaí
constaba de DIEZ MANDAMIENTOS, pero a partir de Éxodo 20:22 en adelante, Dios
le da instrucciones a Moisés para que dicte determinadas leyes rituales y
sociales. Pero Moisés añade otras leyes, según él observa en la conducta del
pueblo. Estas leyes posteriores contienen mandatos y castigos por las
violaciones a los mandatos.
LEYES DERIVADAS DE CASOS EN EL
LIBRO DEL PACTO (Éxodo
21:1-23:33).
En toda esta sección nos encontramos con leyes
específicas de Moisés, especialmente, en los libros de Levítico y Deuteronomio.
1] Esclavitud o servidumbre (Éxodo 21:1-11).
2] Restitución comercial o la Ley del Talión: ojo por
ojo y diente por diente (Éxodo 21:18-22:15)
3] Oportunidades para los pobres se puede ver en las
regulaciones que benefician a los extranjeros, las viudas y los huérfanos
(Éxodo 22:21-27 y 23:10-11)
4] Préstamos y garantías (Éxodo 22:25-27) (Tomado de
Comentario Bíblico)
Estas cuatro leyes son de la autoría de Moisés, según
él veía el mal comportamiento del pueblo. Pero en el transcurso de la historia
de Israel, las siguientes autoridades han intervenido y reinterpretado la Ley:
Patriarcas, Sacerdotes, Jueces, Profetas, Rabíes, Fariseos, Escribas y
Saduceos. De manera que de Diez Mandamientos y la Ley de Moisés, conocida así
en tiempos de Jesús, constaba de 613 leyes: Las que encontramos en el
Pentateuco, más las añadidas posteriormente. Por tal razón, el Señor Jesús
increpó a los líderes religiosos que habían impuesto tantas leyes, que ni aun
ellos las podían cumplir. Por tanto, cuando Jesús se refiere a la Ley de
Moisés, no va más lejos del Pentateuco o Torá, para los judíos; y esa es la Ley
que él venía a cumplir.
.LA NUEVA LEY, SEGÚN LAS ENSEÑANZAS
DE JESÚS
La frase que se destaca, en referencia a la Ley de
Moisés, en sus enseñanzas, y especialmente, refiriéndose a los escribas y
fariseos, era: “Oísteis que fue dicho” (Mateo 5:21-48). Con esta frase Jesús
les daba a entender que él era mayor que la Ley, con otra frase del Maestro:
“Mas yo os digo”. En el mismo capítulo cinco de Mateo Jesús les dice: “No
penséis que he venido para abrogar la ley ó los profetas: no he venido para
abrogar, sino a cumplir” (Mateo 5:17-37). ¿Pero cuál ley venía a cumplir? La
Ley del Reino que él mismo les dejó en claro, en el Sermón del Monte a los
fariseos y a los llamados intérpretes de lo que ellos llamaban la “Ley de
Moisés”.
El Señor Jesús decía esto, porque los escribas y
fariseos lo acusaban de violar la Ley de Moisés. Además, el Señor les encaraba
a los intérpretes de la ley, maestros de la ley, porque ellos imponían cargas
de la Ley que ni ellos mismos las cumplían; porque había muchas añadiduras de
minucias: “Y él dijo: ¡Ay de vosotros
también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no
pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis” (Lucas 11:46).
Jesús les hacía ver que la Ley de Moisés había sido mal aplicada y mal
interpretada por los llamados intérpretes y maestros; pero también les hacía
ver que él no había venido para abrogar la verdadera Ley, sino a cumplirla. La
Ley la dio Dios a Moisés como una prefigura de la verdadera ley del Reino de
los cielos, compuesta por la justicia, la misericordia y la fe, la cual Jesús
vino a proclamar y a cumplir.
La Nueva Ley, Jesús la resume así: La justicia, la
misericordia y la fe. Así como Jesús ofreció un resumen de los Diez
Mandamientos, cuando dijo: “Amar a Dios sobre todas las cosas, y amar al prójimo
como a uno mismo”; de la misma manera resumió también la Ley: “La Justicia, la
Misericordia y la Fe”. Jesús les enseñó a los escribas y fariseos lo que era
más importante de la ley: “¡Ay de
vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo
y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia
y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”. Otra vez,
el Señor Jesús no desecha las enseñanzas de la Ley, sino que destaca lo más
importante.
La Justicia
Para Jesús su Reino es de justicia. Por eso, dice en
su Sermón del Monte: “Si vuestra justicia
no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los
cielos” (Mateo 5:20-26). En otras palabras, los escribas y fariseos
engañaban a la gente proclamando su justicia, pero no era la justicia del Reino
de los cielos.
La Misericordia
En cuanto a los sacrificios instituidos por la Ley
levítica, Jesús les dice a los escribas y fariseos: “Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no
condenaríais a los inocentes” (Lucas 12:7). Y en su parábola del buen samaritano,
Jesús le enseña una lección de misericordia al intérprete de la ley. Jesús le
preguntó: “¿Quién, pues, de estos tres te
parece que fue el prójimo […] Él
(intérprete de la ley) dijo: El que usó
de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo” (Lucas
10:36-37).
La fe
Jesús ilustró la fe, cuando un centurión le ruega que
sane a un criado suyo, pero que con sólo la palabra de Jesús lo sane. Entonces,
“Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a
los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta
fe”. En otra ocasión, Jesús se refirió a la importancia de la fe, cuando
sus discípulos no pudieron echar fuera el demonio a un muchacho lunático: “Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque
de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este
monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible” (Mateo
17:20). En otra ocasión, una mujer unge los pies de Jesús con lágrimas y los
limpia con sus cabellos, en casa de un fariseo de nombre Simón. A esa mujer,
Jesús le dice: “Tu fe te ha salvado” (Luc
7:50) y así podríamos seguir citando ejemplos de la importancia de la fe. Por
tanto, para el Señor Jesús, el que cumple con estas tres virtudes, cumple la
Ley de Dios.
CONCLUSIÓN
En este escrito he expuesto lo que el Señor Jesús
enseñó a los escribas, fariseos e intérpretes de la Ley, qué era lo más
importante de la Ley. También, los increpó por tantas añadiduras e
interpretaciones falsas que ellos presentaban a la gente como la Ley de Moisés.
La mala interpretación y enseñanzas de líderes
religiosos del tiempo de Jesús, debe enseñar una lección a los líderes
religiosos de nuestro tiempo de no imponer doctrinas hechas por hombres por
sobre lo que realmente enseña la Biblia. Otra lección es que, como maestros y
predicadores, no debemos imponer nuestros criterios o lo que escuchamos en
nuestro ambiente social, como sana doctrina de la Biblia. Las falsas
interpretaciones de la Palabra de Dios, por teólogos, líderes de iglesias y
traductores de la Biblia, hacen mucho daño a nuestras iglesias de hoy en día.