DOS TEXTOS GRIEGOS CONTRAPUESTOS POR LA CRÍTICA
TEXTUAL
Westcott & Hort (1881) contra el Textus Receptus o Texto Recibido o Nuevo
Testamento de Erasmo de Roterdam (1516)
Amadeo Albuquerque Lara
“La
enseñanza de Jesús es la más bella enseñanza moral que la humanidad ha
recibido. Cada uno de nosotros, si algo bueno tiene, se lo debe a Él…” Ernest Renan
¿Cuál es el objetivo de las Biblias modernas, avaladas
por las Sociedades Bíblicas Unidas? ¿Actualizar el lenguaje, o respaldar
unánimemente a Lachmann: «Novum
Testamentum Græce» (1831)? Según los críticos, Lachmann es el más
importante pionero de la crítica textual moderna, junto a su Aparato Crítico. A
Lachmann se une la obra editorial de Westcott & Hort, The New Testament in the Original Greek (1881); y Nestle-Aland, Novum Testamentum Graece (1904). Todos ellos en contra del Textus Receptus, o Nuevo Testamento griego publicado por Erasmo de
Roderdam, en 1516; el cual sirvió de base doctrinal para la Reforma Protestante
y para las primeras traducciones de la Biblia al español y otros idiomas.
.El primero que rechazó y denigró por completo el
Texto Recibido o Nuevo Testamento de Erasmo fue el flólogo alemán, Karl Konrad
Friedrich Wilhelm Lachmann (1793-1851), en 1831, quien se basó en manuscritos o
familias de manuscritos que dieron origen al texto griego alejandrino, o Codex Alexandrinus, producido en el
siglo IV., que también contiene la Biblia Septuaginta,
el Codex Sinaiticus (1844) y Codex Vaticanus, catalogado en el siglo
XV. Lachmann empezó a aplicar la crítica textual que aplicaba a los textos de
la literatura clásica del antiguo alemán, a los estudios del Nuevo Testamento. Para
tal fin, seleccionó los manuscritos que según él reconstruyó, mediante su
método comparativo de crítica textual, apartándose totalmente, según sus
palabras, de la “reverencia supersticiosa” (“superstitious reverence for the
textus receptus”) otorgada al Textus
Receptus., del Nuevo Testamento de Desiderius Erasmo de Roterdam (466 –
1536) filósofo holandés y teólogo católico, quien se basó en los manuscritos
que originaron el texto griego bizantino, reconocido por los Padres de la
Iglesia y por los primeros cristianos; y que por diecinueve siglos había
servido como la única base de la doctrina cristiana y para las traducciones de
la Biblia, entre ellas, la Reina Valera de 1569 y sus revisiones posteriores.
El criterio único y personal de Lachmann fue que el Texto Griego Alejandrino, es el más antiguo y
que está más cerca de los manuscritos griegos de los primeros siglos. Pero, según
los historiadores de los primeros siglos del cristianismo, y el testimonio de
los Padres de la Iglesia, en Alejandría fue donde surgieron las principales
herejías en contra de la persona de Jesús, como era el arrianismo que negaba la
divinidad de Jesús, afirmando que Jesús era totalmente humano y que por lo
tanto, no era hijo de Dios; así como también en contra de la Trinidad y otras
herejías contra las cuales lucharon los primeros cristianos.
En respaldo del Nuevo Testamento producido y publicado
por Lachmann, los editores, el estadounidense Brooke Foss Westcott y el
británico Antony Hort, publicaron el conocido como “Westcott & Hort New Testament”, en 1881, 66 años antes del
hallazgo de los manuscritos más antiguos: los Rollos del Mar Muerto. Sin
embargo, el criterio de los críticos textuales es que el Texto Griego
Alejandrino, del siglo IV es el producto de los manuscritos más antiguos. Pero,
los manuscritos más antiguos, según las pruebas de carbono, y reconocidos
actualmente por el cristianismo, son los Rollos del Mar Muerto, escritos entre
los siglos II y III a.C., encontrados en Qumrán entre 1947 y 1956.
Actualmente, los dos textos que contraponen los teólogos
alemanes y críticos textuales del Nuevo Testamento, son: 1) El Textus Receptus, o Texto Recibido, o
Nuevo Testamento de Erasmo de Roterdam, impreso por primera vez en 1516 y
luego, corregido, en 1519, 1522, 1527 y 1533, y, 2) “The New Testament in the Original Greek”, producido y editado por
Brooke Foss Westcott (1825–1901) y Fenton John Anthony Hort (1828–1892), más
conocido como el texto griego de Westcott & Hort, publicado en 1881, pero
en realidad, es el mismo Novum
Testamentum Graece de Karl Lachmann.
Estos dos textos son confrontados por teólogos y
críticos textuales alemanes, quienes han puesto en entre dicho no solamente el
Texto Recibido, sino que han rechazado la totalidad del Nuevo testamento griego
del cual se han hecho las principales traducciones del Nuevo Testamento, publicado
por Erasmo de Roterdam, en la época de la Reforma y Post Reforma, basado en el
texto griego bizantino, texto usado por la iglesia, tanto católica, como
protestante, durante diecinueve siglos.
Estos críticos modernos han tomado partido en favor
del texto griego alejandrino y del Nuevo Testamento producido por Karl Lachmann,
en 1831, y respaldado por los editores Westcott & Hort y los editores
Nestle-Aland, alegando que el texto griego alejandrino es más confiable, por
ser más antiguo y porque, según ellos, han eliminado la maleza (weeds),
errores, omisiones y adiciones hechas por los copistas o amanuenses; sin
advertir a los lectores que tanto el Nuevo Testamento de Erasmo, así como el Codex Alexandrinus representan versiones de diferentes familias
de manuscritos; entre ellos, el texto griego bizantino y el texto griego
alejandrino; pero Westcott y Hort no confiezan que su Nuevo Testamento es el
mismo reconstruido Nuevo Testamento griego de Lachmann, quien afirmó que al
Textus Receptus la iglesia primitiva le había otorgado una “reverencia
supersticiosa”. Tampoco los traductores y edotores de las Biblias modernas,
incluyendo a las Sociedades Bíblicas Unidas, advierten a sus lectores que sus
versiones honran el Novum Testamentum
Graece de Lachmann, el de Westcott & Hort, y el de Nestle-Aland. Sin
embargo, estos textos dependen de copias hechas por copistas, escribas y
editores, con iguales diferencias de lecturas.
Ninguno de los tres Nuevos Testamentos (que en
realidad es uno mismo) representa el griego original en el cual escribieron los
apóstoles, porque no existen manuscritos en el griego koiné original, ni en
papiros, ni en pergaminos. No obstante, las traducciones basadas en estos
textos no sólo se han hecho en español, sino también en otros idiomas, a partir
del Novum Testamentum Graece de
Lachmann y de los editores Westcott & Hort, y Nestle-Aland. Tampoco los
críticos textuales advierten a los lectores que ellos empezaron a ver
diferencias en los manuscritos del Textus
Receptus, a partir de la aplicación del método de “crítica textual”
introducida por Karl Lachmann, en 1831, después de diecinueve siglos de
aceptación del texto griego bizantino que produjo el Nuevo Testamento griego de
Erasmo, publicado por primera vez en 1516 y del cual se habían hecho las
principales traducciones de las Biblias católicas y protestantes.
Pero además, tampoco los críticos advierten de las condiciones
fragmentarias e incompletas en que se han encontrado los manuscritos más
antiguos de la Biblia, como el capítulo 18 del Evangelio de Juan, así como los
rollos del Mar Muerto, encontrados en Qumrán, entre 1947 y 1956. Los expertos
afirman, según las pruebas de carbono, que los Rollos del Mar Muerto fueron
escritos entre los siglos segundo y tercero a.C. Los investigadores, todos
expertos en los idiomas hebreo, arameo y griego, han tenido que armar el
rompecabezas con los pequeños trozos de manuscritos, que algunos caben en la
palma de la mano, con la excepción del llamado Gran Rollo de Isaías, el cual
está casi intacto.
El Nuevo Testamento Griego, del cual se hicieron las
primeras traducciones de la Biblia, tanto en español, como en otros idiomas,
está basado en el texto conocido ampliamente entre los críticos, como Textus Receptus o Texto Recibido. Pero
los críticos modernos que defienden el Nuevo Testamento de Karl Lachmann y de
Westcott & Hort no cuentan con ningún manuscrito en griego original, o
griego koiné, sino que se basan en el criterio absoluto de Karl Lachmann y en
el texto griego alejandrino, el Sinaítico y el Vaticano.
Sin embargo, atendiendo al título del Nuevo Testamento
de Westcott & Hort, sobresale la arrogancia de que el texto de su Nuevo
Testamento representa el original griego koiné, en el cual escribieron los
apóstoles y discípulos de Jesús.
Según los teólogos e investigadores de manuscritos
antiguos, no existen textos originales, sino copias de copias de familias de
manuscritos en griego, latín, en siríaco, copto, egipcio, y otros idiomas del
primer siglo, algunos apenas legibles. Entonces, ¿cómo saber cómo era el griego
original de los primeros manuscritos, salidos de la pluma de los apóstoles, si
todavía no había Nuevo Testamento impreso? Y, además, los primeros escritos
fueron sobre papiro o pergamino, víctimas del desgaste por el constante uso de
sus lectores, y de las inclemencias de los diferentes climas. Mi opinión es que
como creyentes, debemos aceptar las bases de la doctrina bíblica de la
salvación, las cuales Dios ha conservado, después de más de dos mil años, y que
se han tenido como de inspiración divina, sin la intervención de teólogos ni de
críticos textuales, especialmente alemanes, estadounidenses y británicos. Es
más, los eruditos en manuscritos antiguos de la Biblia y de obras literarias
clásicas universales, sostienen que los manuscritos más cercanos a los escritos
originales, son los de la Biblia, porque se han venido copiando constantemente.
A continuación, voy a citar al editor de www.kjvonly.org
“Many attempts have been made (even as
early as the second century A.D.) to sort through the manuscripts of the New
Testament and weed out the errors and mistakes of copyists, in order to restore
the text to its original apostolic form. Those who have made such attempts have
differed one from another in the resources at their disposal, their own
personal abilities as text editors, and the principles followed in trying to
restore the original text of the New Testament”. (Douglas
Kutilek, Westcott & Hort vs. Textus Receptus: Which is Superior?)
De esos intentos, sobresalen los textos de los
críticos textuales, con la intención de “desbrozar” (weed out) de errores, adiciones u omisiones de los copistas los
textos de las copias, sin contar con un original con el cual confrontar las
copias. ¿La Palabra de Dios está llena de brozas o como dicen en inglés, de
“weeds” o malezas? Las copias de los manuscritos a los que tienen acceso los
críticos están en las bibliotecas de Leipzig, Británica y Vaticana; y algunos
fragmentos en el Monasterio de Santa Catalina, en donde se guardan los llamados
manuscritos más antiguos, como son los reconocidos por críticos modernos: Codex Alexandrinus, Codex Sinaiticus y Codex Vaticanus, más el Aparato Crítico
añadido por Karl Lachmann, y ampliado por Westcott & Hort, y Nestle-Aland.
Los dos textos griegos que los críticos anteponen al
Textus Receptus, son The New Testament in
Original Greek de Westcott & Hort, Publicado primeramente en 1881, y el
Novum Testamentum Graece de Nestle-Aland,
publicado por primera vez en 1904. Pero los editores Nestle-Aland, basan su Novum Testamentum Graece en Westcott y
Hort, más el Novum Testamento Graece
y “Aparato crítico”, anexado por Karl Lachmann. A su vez, estos Nuevos
Testamentos se basan en los Codex
Alexandrinus, Codex Sinaiticus y
el Codex Vaticanus, que a su vez
representan el texto griego alejandrino, pero con diferentes lecturas o
variantes textuales de diferentes familias de manuscritos.
Es de notar que el título de Westcott & Hort,
llamado “The New Testament in Original Greek”,
suena muy pedante o arrogante, pues no existe ningún manuscrito moderno que
contenga el texto íntegro del griego original, *griego koiné”, en el cual
escribieron los apóstoles y primeros escritores bíblicos. Pero sí, los primeros
textos griegos cuentan con la autoridad de haber sido citados por los padres de
la iglesia, “l de los Padres Apostólicos, quienes vivieron en el siglo I y
parte del II, y que fueron discípulos de los apóstoles. El de los Padres
Apologistas, quienes vivieron desde mediados del siglo II hasta finales del
siglo III”. Dicho de paso, la época en que se escribieron los Rollos del Mar
Muerto.
Además, el Nuevo Testamento griego de 1516 “el primer
Nuevo Testamento publicado en griego (1516), preparado por Disiderius Erasmo de
Róterdam (1469-1536) e impreso por Johann Froben (1460-1527) en Basilea”, fue
el Nuevo Testamento de la época de la Reforma y Post-Reforma, del cual se
hicieron las primeras traducciones de la Biblia al español y a otros idiomas.
Sin embargo, las críticas a este primer Nuevo
Testamento empezaron a principios del siglo diecinueve (1831) en adelante,
comenzando con Karl Lachmann, Konstantin von Tischendorf (1844) y Westcott
& Hort (1881), sólo para mencionar a estos tres. Más tarde, el teólogo
luterano alemán Rudolf Bultmann (1884 –
1976) introdujo su teoría de que al Nuevo Testamento hay que
“desmitologizarlo” o depurarlo de la mitología de los milagros y la
resurrección de Jesús, que oscurecen el mensaje del Kerigma. Bultmann asegura
que el Nuevo Testamento no es creíble para el hombre moderno, influenciado por
la ciencia moderna. Es de notar que quienes denigran y rechazan por completo el
Textus Receptus o Nuevo Testamento de Erasmo de Roterdam son los críticos
alemanes, Karl Lachmann y Rudolf Bultmann, más los editores Westcott & Hort
y Nestle - Aland. Lastimosamente, las versiones modernas de la Biblia, tanto
católicas como protestantes están basadas en estos tres Nuevos Testamentos
griegos: el de Lachmann, el de los editores Westcott & Hort, y el de
Nestle-Aland.
CONCLUSIÓN
El Nuevo Testamento de Erasmo de Roterdam, publicado
en 1516, conocido también como el Texto Recibido, ha sido recibido y respetado
por la iglesia cristiana durante diecinueve siglos; así como por una inmensa
mayoría de investigadores y editores. Pero luego aparece el filólogo alemán
Karl Lachmann con su Novum Testamentum
Graece, su crítica textual y su Aparato Crítico; y más tarde, The New Testament in Orignal Greek de
Westcott & Hort, con un título rimbombante de estar basado en el griego
original, o griego koiné, respaldado por Nestle-Aland.
En realidad, su Novum
Testamentum está basado en tres códices: el Codex Alexandrinus, el Codex
Sinaíticus, encontrado en forma fragmentaria en el Monasterio de Santa
Catalina, en el Monte Sinaí, por el teólogo e investigador alemán, Konstantin
von Tischendorf, en 1844; y el Codex
Vaticanus, que, según los investigadores, nadie sabe cómo llegó a la
Biblioteca Vaticana, pero que fue catalogado en el siglo XV. Sin embargo, no
fue sino hasta en el siglo XIX que los críticos textuales, mayormente alemanes,
empezaron a ver diferencias entre los códices citados y el Textus Receptus.
Posteriormente, Eberhard Nestle en 1898, combinaba las
lecciones (versiones) de las ediciones de Tischendorf, de Westcott, de Hort, y
de Weymouth, alegando que su Nuevo Testamento está basado en el “texto crítico”.
“Erwin Nestle, hijo de Eberhard, sucedió al padre tras su muerte y publicó la
decimotercera edición en 1927: esta edición introdujo un aparato crítico
separado. Kurt Aland llegó a ser el editor asociado de la edición vigésimo
primera en 1952; a petición de Erwin Nestle, revisó y expandió el aparato
crítico, añadiendo muchos manuscritos, un trabajo que llevó a la edición
vigésimo quinta de 1963”. Nótese cómo a medida que iban sucediendo unas
ediciones tras otras, también iban añadiendo manuscritos producto de un llamado
“aparato crítico”, digno de obras literarias ajenas al contenido de la Biblia,
la cual consideramos inspirada por Dios, a la cual no hay que añadir ni quitar.
Un “aparato crítico” es un texto que representa la
opinión u opiniones de los investigadores y editores de las variantes textuales
de las diferentes familias de manuscritos, omitiendo o modificando partes de
los textos de los manuscritos, según su propio criterio y rechazando por
completo el Texto Recibido.
Queda claro que todas las versiones modernas del Nuevo
Testamento se basan en este llamado “Aparato Crítico” introducido en los
estudios del Nuevo Testamento por Karl Lachmann y su imponente criterio de que
al Texto Recibido se le ha otorgado una “reverencia supersticiosa”; es decir, ¿todas
las primeras traducciones de la Biblia están llenas de superstición?
Este aparatao crítico no hace más que indicar que
todas las copias de los manuscritos contienen variantes textuales, “brozas”,
errores, adiciones u omisiones de los copistas, las cuales los críticos
presumen haberlas comparado con los manuscritos más antiguos, los del texto
griego alejandrino; pero los manuscritos más antiguos son los Rollos del Mar
Muerto y casi todos esos manuscritos son fragmentos que los investigadores
expertos en los idiomas hebrero, arameo y griego; así como editores han armado
al igual que un rompecabezas.
Pero las variantes textuales no son las únicas, sino
que los críticos y editores han omitido o modificado una enorme cantidad de
versículos, (más de 74,000 palabras) comparados con el Texto Recibido, porque
los consideran “brozas”, mitos, errores y omisiones de los escribas y editores
anteriores. Lachmann dice que son supersticiosos, y Bultmann dice que son pura
mitología, como los milagros y la resurrección de Jesús.
Advierto a mis lectores que todo este “Aparato Crítico”
del que hablan Lachmann, Westcott & Hort, y Nestle-Aland, son meras especulaciones. Por lo
tanto, el “aparato crítico”, en el cual estos editores se basan, son el rechazo
del texto griego bizantino, la aceptación del texto griego Alejandrino, y los
códices Sinaítico y Vaticano, más las omisiones o modificaciones de versículos que
los editores han decidido “desbrozar” en el Texto Recibido, del Nuevo
Testamento de Erasmo de Roterdam.
En consecuencia, las Biblias modernas, avaladas por
las Sociedades Bíblicas Unidas, omiten o modifican versículos enteros. Con
razón, las Biblias modernas contienen tantas diferencias con la Biblia Reina
Valera de 1960. Por tal razón, el Dr.
Rex Cobb, del Instituto de Traductores Bautistas Bíblicos, realizó una
comparación entre estas Biblias en español para ver cuántas veces se apartaron
del texto tradicional o el Textus
Receptus (TR) usado por la iglesia primitiva (Editorial Chick).
Por último, para quienes añaden o quitan parte de las
Sagradas Escrituras, la misma Biblia exhorta:
“Yo
testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si
alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están
escritas en este libro. 19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de
esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad
y de las cosas que están escritas en este libro” (Apocalipsis 22:18-19).
Este minucioso estudio tiene la intención de advertir
a los creyentes el origen de tantas diferencias entre las traducciones de las
primeras Biblias, incluyendo las versiones católicas y protestantes, y las
versiones modernas. Por tanto, las versiones modernas ya no representan al
primer Nuevo Testamento griego, porque fue denigrado, y descalificado
rotundamente por Karl Lachmann, Westcott & Hort, y por Nestle-Aland.
BIBLIOGRAFÍA
Barral-Baron,
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(1516)
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Rudolf. Conference "Neues Testament und Mythologie", 1941
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Textus Receptus: Which is Superior?) IBRI Research Reports Book, 2012
Lachmann,
Karl. Novum Testamentum Graece, 1831
Luke
Salm, Brother C. F.S.C. RUDOLF BULTMANN'S DEMYTHOLOGIZING OF THE NEW TESTAMENT Manhattan
College, New York.
Nestle-Aland,
Novum Testamentum Graece, 1904
Roterdam de, Desiderius Erasmus, Nuevo Testamento Griego, 1516
Westcott
& Hort, The New Testament in the
Original Greek, 1881
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