EL NACIMIENTO DE JESÚS, SEGÚN MATEO Y LUCAS
Amadeo Albuquerque Lara
El cristianismo universal celebra hoy 25 de diciembre
el nacimiento de Jesús. Los evangelios canónicos que narran el nacimiento de
Jesús son Mateo y Lucas, en el Nuevo Testamento. Sin embargo, ninguno de los
dos evangelios nos asegura la fecha exacta ni se preocupan por detallar que si
los pastores y los magos coincidieron en la hora de la adoración.
Para Lucas, lo más importante es el hecho
extraordinario de que unos humildes pastores recibieran el anuncio de un ángel
y una multitud de huestes celestiales, anunciando que había nacido el niño
Jesús en la ciudad de David, o sea Jerusalén, en un pueblecito llamado Belén.
La noticia serviría para llenar de gozo a todo el pueblo. Nada de alarmas, nada
de turbaciones de Herodes ni mucho menos del pueblo, tal como lo narra Mateo
2:3.
En tanto, Mateo se interesa en el tiempo del
nacimiento: en tiempos del rey Herodes y que unos magos de oriente vinieron
donde Herodes a preguntarle dónde había nacido el rey de los judíos.
Naturalmente, esta noticia le produjo turbación a Herodes, porque para él,
solamente él era el rey de los judíos nombrado por Roma, el imperio que
dominaba a los ciudadanos de Israel, en esa época.
Notemos que los magos se dirigen a Herodes, como
representante de un poderío terrenal; mientras el ángel envía directamente a
los pastores al lugar del nacimiento. Si se trataba de un rey recién nacido,
era obvio que Herodes supiera el acontecimiento. Los magos no concebían que el
recién nacido rey de los judíos naciera en un pueblecito insignificante ni
mucho menos que naciera en un pesebre. Pero Herodes se turba y toda Jerusalén
con él, por el anuncio de los magos. Es comprensible que Herodes se turbara,
porque perdería el poderío sobre los judíos; pero, ¿por qué habría de turbarse
el pueblo con él? Sin duda, ellos estaban contentos con la explotación por
parte de Herodes. Sin duda, el pueblo era pro imperialista, contentos con ser
súbditos del imperio romano. Notemos que los pueblos siempre prefieren la pompa
antes que la humildad. Y el niño que nacía no venía a fundar un reino de este
mundo (Juan 18:36).
Ante tal anuncio del nacimiento de un rey, Herodes
convoca a sacerdotes, escribas y sabios, para indagar el lugar exacto del
nacimiento. Cuando le informan que nacería en Belén de Judea, envía los magos
con la orden de que regresaran para informarle los detalles para que él fuera
también a adorarlo. Esto era una trampa para deshacerse del recién nacido rey.
Una vez que los magos llegan al lugar donde estaba el
niño con su madre, le ofrecen los regalos que traían destinados para el evento:
oro, incienso y mirra. Pero los magos reciben una revelación de que regresaran
por otra ruta y no para volver a ver a Herodes. (Mateo 2:11-12).
Tanto en la adoración de los pastores, así como la de
los magos, está de por medio la revelación divina según el relato de los dos
evangelistas: Mateo y Lucas; los únicos que se ocupan de narrar el nacimiento
de Jesús, tomando en cuenta que son cuatro los evangelios del Nuevo Testamento.
El anuncio a los pastores es de parte de un ángel y se hacen presente las
huestes celestiales; en tanto que la revelación a los magos es primeramente por
medio de una nueva estrella en el firmamento; y después de la adoración, la
revelación es en sueños, para que regresen por otro camino.
En cuanto a las dudas del tiempo de la adoración de
los magos, además de Mateo 2:10-12, para aclarar que los padres de Jesús no se
quedan en el mesón durante dos años, Lucas 2:21 nos narra que pasados los ocho
días de la purificación, según Levíticos capítulo 12, José y María llevaron al
niño al templo para circuncidarlo. Es decir, sus padres cumplieron con la ley
judía respecto a la circuncisión y el nombramiento del niño. Le pusieron el
nombre de Jesús, según lo había ordenado el ángel desde antes que el niño
naciera. Por lo tanto, los padres de Jesús ya han continuado con su vida
religiosa, según la Torá; y seguramente, llevan ya una vida como los demás
ciudadanos, hasta que un ángel le revela a José en sueños que huya a Egipto con
María y el niño, porque Herodes lo buscará para matarlo. Herodes para estar
seguro de asesinar al nuevo rey de los judíos, ordena la matanza de todo niño
hasta los dos años de edad.
CONCLUSIÓN
Como dije antes, los evangelistas Mateo y Lucas al
narrar el nacimiento de Jesús no siguen un orden cronológico, ni tampoco se
preocupan por cada detalle, pero sí se preocupan del magno acontecimiento de
que el nacimiento traería gozo para todo el pueblo, porque lo salvaría de sus
pecados.
Por otro lado, el hecho de que unos pastores humildes
fueran los primeros en adorar al Mesías indica que el ministerio de Jesús tenía
como prioridad a los pobres; segundo, la adoración de los magos de oriente, ya
fueran de Persia, de Babilonia, de Arabia o de otro lugar, indica que la misión
del Mesías era no solamente para los judíos, sino para los gentiles también.
Esta verdad fue interpretada por los apóstoles de
Jesús y por la iglesia primitiva, del primer siglo. La misma iglesia enviaba a
predicadores a anunciar las nuevas de salvación a judíos y gentiles, por todas
las regiones de la época.
Por último, lo importante de la Navidad no es la fecha
ni los detalles de los acontecimientos, sino la razón por qué Jesús vino al
mundo. El cristianismo universal celebra la Navidad el 25 de diciembre, según
el Concilio de Nicea I, en el siglo cuarto; pero no es la fecha ni los detalles
lo importante, sino el magno acontecimiento y su misión redentora.
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