SINTAXIS
DE LOS ADJETIVOS DEVERBALES O PARTICIPIALES
Amadeo
Albuquerque Lara
Tradicionalmente
se ha enseñado, orientados por la gramática normativa, la RAE (1771), Nebrija
(1492), Bello (1847), Manuel Seco (1989) y otros, que los verbos en español
tienen dos participios: uno regular y otro irregular; aunque don Andrés Bello
afirma que el participio es un derivado verbal adjetivo, por lo que se aparta
de los demás respecto a este tema. Sin embargo, si aplicamos el análisis
sintáctico con métodos modernos, el participio regular funciona como participio
en los tiempos perfectos, sin cambio morfológico, pero el llamado participio
irregular funciona como adjetivo que concuerda en género y número con el
sustantivo al cual modifica; pero, además, conserva las propiedades sintácticas
de los verbos. Ya demostraré estas funciones en el desarrollo de este artículo.
Hada
Rosabel Salazar Burgos, en su tesis doctoral, “Descripción y representación de los adjetivos deverbales de participio
en el discurso especializado”. cita a Bello en cuanto a su adelantado
criterio sobre el participio como derivado verbal. Digo que Bello expresa un
criterio adelantado, porque es un latinoamericano que se aparta bastante de la
postura tradicional en cuanto al participio, y otros temas. Las siguientes son
los criterios de Bello, citados por Salazar:
427 (204). El participio es un
derivado verbal adjetivo, que tiene variedad de terminaciones
para los números y géneros;
las cuales son siempre en o, a, os, as, y comúnmente en ado, ada,
ados, adas, o ido, ida, idos,
idas. Así de los verbos compro, vendo, parto, pongo, escribo, salen los participios
que figuran en estos ejemplos: fue comprado el jardín, tengo vendida la casa;
los
terrenos comprados, las
heredades vendidas, partida entre los hijos la hacienda, puestos en
almoneda los bienes, escritas
las declaraciones.
B ELLO (1988: 348). 38
Bello
llama “derivado verbal adjetivo” a los adjetivos deverbales tal como se emplean
en la sintaxis moderna, sin la presencia de los verbos “tener”: “tengo vendida
la casa”, oración que cita Bello. También se debe observar que Bello no avizora
una estructura sintáctica encabezada únicamente por adjetivos deverbales sin
que tengan antecedentes sintácticos dentro de una estructura oracional, como la
que él cita pero sin desprenderse del apoyo de los verbos conjugados “ser” y
“tener”. De manera que su teoría no se acerca todavía a las estructuras
utilizadas por el diario español El País. Véase ejemplos más adelante.
Sin
embargo, don Manuel Seco (1989), firma que los verbos tienen dos participios:
uno regular y otro irregular, por ejemplo: el verbo ‘imprimir’, que es
transitivo, tiene dos formas: “impreso” (adjetivo) e “imprimido” (participio).
Como adjetivo, se dice ‘una página impresa’ y como participio, ‘he imprimido
varias páginas’; obsérvese que la última oración está en voz activa y he
utilizado el participio (imprimido), en una forma verbal perfectiva. Por lo
tanto, la designación de “participio pasivo” no está bien, pues además se
utiliza en oraciones activas, especialmente en las formas perfectas de los
verbos. Otros ejemplos de “doble participio”, son: freído/frito,
proveído/provisto, corrompido/corrupto, abstraído/abstracto, bendecido/bandito,
etc. Pero don Manuel Seco acepta que “el verbo para funcionar como adjetivo,
toma la forma de participio”, (SECO (1991 [1972]: 100-101, citado por Salazar)
en cuya oración se ve claramente que Seco se refiere a los adjetivos deverbales
o participiales, aunque no los nombra con la designación moderna; porque él
dice que el verbo “para funcionar como adjetivo, toma la forma de participio”.
Según
María-Elisa Cuyás de Torres, en su obra, Juan
de Iriarte versus Nebrija. “A propósito del participio pasivo castellano en
locuciones con valor temporal”, afirma:
Don Antonio de Nebrija, “ha sabido ver y describir con
detalle y precisión las diferencias entre estos dos tipos de participio en el
castellano, tanto las de índole morfológica como, incluso, las sintácticas, es
decir, la imposibilidad en estas perífrasis de que el participio concuerde con
el sujeto o con el objeto directo de las mismas”.
Otra opinion sobre el participio es la de Alberto Millán Chivite: “En
ocasiones, la propia conjugación verbal termina dando frutos inesperados, como
cuando el participio, una de las tres formas no personales del verbo (junto con
el gerundio y el infinitivo), se convierte en un adjetivo y pasa a actuar como
tal. En ese caso, lo llamamos adjetivo verbal.”
(Millán Chivite, Alberto. Sintaxis
del adjetivo español: orientación).
Por
otro lado, la designación de “participio activo” tampoco es exacta, pues en
realidad es un adjetivo terminado en –ente, -enta, -iente y –yente, pero la RAE
dice muy bien que estas formas terminan en –nte; porque no reconoce la
terminación –nta, etc:
“1. m. Gram. Forma verbal
procedente del participio de presente latino, con terminación en -nte, que en
español se ha integrado casi por completo en la clase de los adjetivos o en la
de los sustantivos”. (RAE, Términos lingüísticos).
Por
lo tanto, modernamente ya no debe considerarse como participio, sino como
adjetivo o como sustantivo, como también lo reconoce la RAE. Sin embargo, en
las escuelas y colegios se sigue enseñando la terminología de participios
regulares e irregulares y de participios activos y pasivos. El Ministerio de
Educación de Nicaragua debería aprovechar los talleres llamados “TEPCE” para
actualizar a los maestros en los nuevos conceptos gramaticales y de literatura.
El adjetivo
deverbal o participial
La
designación “adjetivo deverbal o participial” no la he acuñado yo, pues varios
gramáticos y lingüistas modernos la utilizan, incluso la misma RAE citada en el
párrafo anterior. Me basta por ahora citar a la doctora Hada Rosabel Salazar
Burgos, en su tesis doctoral, Obra citada.
Además, cito a los autores Kornfeld y Resnick (2000, 2002), quienes analizan
las funciones sintácticas de los adjetivos deverbales, especialmente los
terminados en –ente y –dor, citados por Salazar Burgos, quienes aclaran el
porqué de las designaciones que adoptaron las primeras gramáticas españolas al
seguir la terminología de las gramáticas tradicionales: La primera gramática
conocida es Tékhne Grammatiké de Dionisio de Tracia (s. I a.C.) sobre la lengua griega, mucho después vinieron
las gramáticas latinas. Así como el alfabeto latino es una adaptación del
alfabeto griego, la primera gramática del latín fue también construida a imagen
y semejanza de la gramática griega; es por ello que De lingua latina de Marco
Terencio Varrón (c. 43 a.C.), reproduce en el latín el estatus que ya tenía el
participio en Tékhne Grammatiké de Viljamaa
(1998: 267), del mismo modo que la Gramática de la lengua castellana de
don Antonio de Nebrija (1492), adopta el principio descriptivo del participio
tomado del latín.” (Hada Rosabel Salazar Burgos, Obra citada).
Pero
esta autora añade que “El participio,
conforme está definido en estas gramáticas, es una pieza léxica híbrida entre
el verbo y el nombre, de estatus indefinido”; en esto concuerda con el
lingüista estadounidense de fama internacional, Noam Chomsky, (The Minimalist Program: 34) quien utiliza
la fórmula para el adjetivo como una pieza léxica con características de nombre
y verbo, así:
A
= [+N, +V]; por lo tanto, basado en estas autoridades, analizo el llamado ‘participio
pasivo’ como un verdadero adjetivo
deverbal o adjetivo participial, porque conserva las propiedades sintácticas de
los verbos, pero que también conserva la concordancia de género y número de los
adjetivos con respecto al sustantivo que modifica. Este adjetivo se considera
deverbal, porque procede de un verbo; y participial, porque asume la forma del
participio tradicional, pero sin depender de un verbo en forma conjugada, como
es el caso de los tiempos perfectos.
Don
Andrés Bello, en su Gramática Castellana… asegura que
“Hay participios adjetivos en
que no se invierte la acción del verbo; de manera que siendo pasivos por su
forma, por su significado no lo son. Deponen pues, la significación pasiva, y
pueden llamarse deponentes. Nacido, nacida, muerto, muerta, son participios
deponentes porque decimos nacida la niña, muertos los padres, siendo la niña la
que nació y los padres los que murieron. Los verbos que, como nacer, morir y
otros muchos, no se prestan regularmente a la inversión pasiva, no pueden tener
sino participios deponentes.” BELLO (1988: 350, citado por Salazar).
Notemos
que Bello llama “participios adjetivos” o “participios deponentes” a las formas
que concuerdan en género y número con el sustantivo al que modifican, pero que
provienen de verbos intransitivos, porque dice que no se prestan “a la
inversion pasiva”; es decir no provienen de verbos transitivos, los cuales
permiten la transformación de la oración activa en pasiva. Sin embargo, los
ejemplos que cito de los titulares del diario español El País dejan ver
claramente que los adjetivos deverbales o participiales provienen de verbos transitivos
por cuanto están seguidos de objeto directo. Bello llama “deponentes” a estos
“participios”, porque él nota que siendo participios concuerdan en género y
número con el sustantivo y que además, no dependen de un verbo en forma
conjugada, aunque según él estos participios provienen de verbos intransitivos
solamente. Con este criterio Bello supera en mucho a los gramáticos
tradicionales de su época.
Por
otro lado, la gramática de la RAE (1771) define el participio en activo y
pasivo, así:
“En esta edición se divide el
participio en activo, ―el que significa accion» (1771: 172) (causante, leyente,
oyente), y pasivo, ―el que significa pasión ‖ (1771: 172) (causado, leído,
oído)…”, (citado por Salazar).Sin embargo, la actual sintaxis del adjetivo
participial o deverbal proviene de la frase verbal en donde originalmente el
participio va acompañado del verbo ser, tener o estar, ejemplo:
“Fue consolado por un ruiseñor” (Rubén Darío)
“Ni amó a las mujeres ni fue amado de ellas” (Ortega y Gasset).“
“Todo lo
tengo entendido” (Menedemo, La comedia Thebayda)
“…creo que
estoy enamorado de usted”. (Mario Benedetti, El amor)
Pero
el adjetivo deverbal o participial funciona como cualquier adjetivo, por cuanto
concuerda en género y número con el sustantivo al cual modifica. Por ejemplo;
el caso citado en el párrafo que sigue: “descubierto el planeta”, el adjetivo
‘descubierto’ concuerda en género y número con el sustantivo ‘planeta’. En otro
titular del mismo diario: “Hallados en
Marruecos los restos de los primeros 'Homo sapiens'”, el diario La Prensa
interpreta el mismo titular de El País de España como impersonal, así: “Descubren en Marruecos los restos más
antiguos del homo sapiens”. Otra vez El País titula así: “Hallado muerto en su celda el presunto
asesino y violador de una niña de 11 años en México”. Sin embargo, los
adjetivos léxicos ya sean calificativo o determinativos, no poseen las
características sintácticas de los verbos transitivos, como por ejemplo de
asignar caso abstracto de objeto directo; pero los adjetivos deverbales sí
asignan un objeto directo o un sujeto, como en los titulares ya señalados, en
donde el sujeto no interesa por eso lo calla.
Evidentemente,
los titulares del diario El País demuestran que se ha omitido el verbo “ser” en
la voz pasiva, el cual generalmente porta los rasgos gramaticales; en
consecuencia, el adjetivo deverbal o participial asume la función del verbo que
ha sido eliminado con la propiedad sintáctica de asignar caso abstracto a sus
argumentos. Basado en esta función sintáctica, el diario El País de España se
toma la libertad de destacar los titulares citados, mientras que el diario
nicaragüense, LA PRENSA, prefiere utilizar la forma impersonal de los verbos,
porque su corrector de prueba vacila en el criterio sintáctico del mencionado
diario español.
Concepto
de participio, según el DRAE:
m.
Gram. Forma no personal del verbo que posee terminación -do en el paradigma regular del español y puede formar tiempos
compuestos. 2. m. Gram. Forma no personal del verbo, asimilada frecuentemente
al adjetivo en su funcionamiento gramatical, que es susceptible de recibir
marcas de género y número y de participar en la formación de pasivas y otras
perífrasis verbales.
Según
el concepto del DRAE, no están incluidos los participios terminados en –to y –cho, como “cubierto” y “hecho, dicho”, etc. Por otro lado, debo
aclarar que los participios derivados de verbos transitivos asignan caso
abstracto de sujeto, objeto o complemento directo, tal como se demuestra en los
titulares citados: “Descubierto el planeta…”, “Hallados en Marruecos los
restos…” y “Hallado muerto en su celda…”.
En estos ejemplos, las formas “descubierto”,
“hallados” y “hallado” conservan las características de los adjetivos al
concordar en género y número con el sustantivo o sintagma nominal que sigue;
pero también conservan la propiedad sintáctica de los verbos transitivos de asignar caso abstracto de objeto o
complemento directo. Es por esta razón que estas formas llamadas ‘participio’
por la gramática tradicional reciben el nombre de ‘adjetivos deverbales’ o
‘adjetivos participiales’, porque en algunos casos conservan la forma parecida
al participio que acompaña a las formas compuestas del verbo; pero que
morfosintácticamente se distinguen de ellos porque concuerdan en género y
número con el sintagma nominal que va a continuación. Por
tal razón, me remito al mismo don Antonio de Nebrija, citado por Salazar, para
demostrar que nuestra lengua española sufre cambios constantemente tanto en la
morfología, como en la sintaxis, sin obviar la ortografía.
[...]
nuestra lengua castellana [...] a recebido en pocos siglos muchas mudanças; por
que si la queremos cotejar con la de oi a quinientos años, hallaremos tanta
diferencia y diversidad cuanta puede ser maior entre dos lenguas. A. de Nebrija
(1989 3 ): 112.
Por
supuesto, en tiempos de Nebrija no era común concebir ni mucho menos usar la
forma participial aparte del auxiliar “haber”,
“tener” o “ser”, como por ejemplo: he encontrado, has hallado, han hallado,
tenemos entendido, etc. En estos ejemplos, los verbso auxiliares “haber”
“tener” o “ser” portan la parte morfosintáctica de modo, tiempo, persona,
género y número; en tanto que la forma de participio permanece sin cambio. Sin
embargo, al faltar los verbos “haber”, “tener” y “ser”, la forma deverbal o
participial adquiere la función morfosintáctica de concordancia de género y
número, como cualquier adjetivo léxico, pero sin perder las propiedades
sintácticas de los verbos de asignar caso abstracto al argumento interno de
objeto directo, o del argumento externo como el sintagma nominal de sujeto.
Ejemplos
planteados por Bello presentan el oficio sintáctico del verbo ser en compañía
del adjetivo participial concordante con el sustantivo que sigue: “Os entregaron
la carta” y su estructura pasiva, en donde va el verbo “ser” portador del
tiempo y la persona gramatical: “Os fue entregada la carta”. Otro ejemplo:
“Reveláronme el secreto” y su correspondiente pasiva: “Fueme revelado el
secreto”. En ambos ejemplos se ve claramente que el adjetivo deverbal guarda la
concordancia con el sintagma nominal que sigue, mientras que el verbo ser
conserva el tiempo y la persona del verbo principal en la oración activa. Si
cambiamos el género gramatical de ejemplos citados en este párrafo, tendríamos
que el adjetivo participial concuerda también con el género femenino: “Fueme
revelada la noticia”. (Bello, 1988:349; citado por Salazar.).
Sin
embargo, Bello afirma que el participio “No
admite, pues, como el infinitivo, el sujeto de su verbo ni complemento alguno
acusativo”. De nuevo aquí Bello no concibe la propiedad sintáctica del
adjetivo deverbal de asignar caso abstracto de sujeto y objeto directo, porque
él afirma que estos “adjetivos verbales” provienen de verbos intransitivos.
Pero
en los ejemplos citados por Bello, observamos que el adjetivo deverbal adquiere
una función semántica de impersonalidad igual que “entregan la carta” o
“entregada la carta”, “revelan el secreto o “revelado el secreto”, en caso que
omitamos la presencia del verbo ser en la estructura de voz pasiva. Por
consiguiente, lo que ocurre en los titulares de El País de España es una
transformación de la voz pasiva mediante la eliminación del verbo ser o de
cualquier otro verbo que lo acompañe en las formas perfectivas.
Entonces,
volviendo a la tendencia moderna de titular las noticias por el diario español
El País, lo que hace es eliminar el verbo principal de la oración para hacer
sobresalir el participio deverbal con la propiedad sintáctica de asignar un
objeto directo (tema de la noticia), además de la concordancia en género y número
con ese sintagma. De esta manera podemos citar los ejemplos del párrafo
anterior, así: “entregada la carta”, “revelado el secreto”.
En
conclusión, en mi presente discusión gramatical he demostrado que no existen
dos participios en español moderno, sino que la forma de participio regular
acompaña a los verbos conjugados en los tiempos perfectos; mientras la forma
irregular funciona como adjetivo por cuanto concuerda en género y número con el
sustantivo al cual modifica. Además, queda demostrado que lo que la gramática
tradicional llama participio irregular se comporta como un adjetivo deverbal o
adjetivo participial y que también conserva las características sintácticas de
los verbos conjugados por cuanto asignan caso abstracto a sus argumentos
externo (sujeto) e interno, objeto o complemento directo); pero que además
puede ir seguido de complementos adverbiales.
También
he citado los criterios de connotados lingüistas para documentar mi postura en
la designación de adjetivos deverbales o de adjetivos participiales, para
contraponer los criterios de de la gramática tradicional. Y afirmo además, que estos
adjetivos deverbales conservan las propiedades sintácticas de los verbos de los
cuales proceden.
BIBLIOGRAFÍA
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En línea
Seco, Manuel. Gramática Esencial del Español, Espasa-Calpe,
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