viernes, 8 de agosto de 2025

 JESÚS CITÓ LAS ESCRITURAS HEBREAS EN LOS CUATRO EVANGELIOS

Amadeo Albuquerque Lara

Las Escrituras que Jesús citó eran las que contenía el Tanaj (תַּנַ\"ךְ) hebreo: 22 libros, de los 39 de nuestro Antiguo Testamento. Pero las diferencias en el número de libros no son importantes, porque dependen de la estructuración o agrupaciones de los mismos libros. Me interesa la documentación del historiador judeo-romano Flavio Josefo (37/38 – c. 100 d. C., quien es contemporáneo de los apóstoles nombrados por Jesús. Josefo documenta 22 libros que contiene el Tanaj, los cuales fueron fijados en época de Esdras en el año 100 d. C. Estos 22 libros se agrupan como sigue: 5 libros de Moisés (Torah o Pentateuco), 13 libros de los Profetas mayores y menores, Nev’im, y 4 libros contenidos en los Escritos, incluyendo Salmos, Ketuvim. Sin embargo, estas agrupaciones fueron reconocidas de esa manera desde el año 132 a. C. Por esa razón, el Señor Jesús siempre se refería a las Escrituras y en otras ocasiones, se refería a “la Ley, los Profetas y los Salmos”, para confirmar que se refería a la misma agrupación de libros reconocidos como el Tanaj hebreo.

En cuanto a los 39 libros de nuestro Antiguo Testamento, la diferencia con los libros del Tanaj se debe a las nuevas agrupaciones de los mismos libros del Tanaj, y de la traducción griega del Tanaj llamada Septuaginta, o versión de los LXX; pero organizados de manera diferente. Nuestro Antiguo Testamento contiene 5 libros de Moisés, 12 libros históricos, 5 libros poéticos, 5 libros de profetas mayores, y 12 libros de profetas menores.

Sin embargo, la Iglesia católica anexó 12 libros llamados deuterocanónicos o apócrifos no contenidos en el Tanaj hebreo. La aprobación de estos libros fue en 1,546 por el Concilio de Trento en respuesta a la Reforma Protestante por Martín Lutero, quien había traducido la Biblia del Latín al alemán moderno.

La palabra Tanaj o Tanakh Es acrónimo que se deriva de las tres secciones principales del texto sagrado judío: Torah (תּוֹרָה), Nevi'im (נְבִיאִים) y Ketuvim (כְּתוּבִים).  De acuerdo con Liberty University Jesús citó 180 veces pasajes de los 1,800 versos contenidos en los libros del Tanaj hebreo. Es más, la Junta Puritana (the Puritan Board) registra los libros específicos de donde el Señor Jesús citó. Esta Junta señala cuatro libros de la Torah (תּוֹרָה), tres libros de los Escritos o Ketuvim (כְּתוּבִים), tres libros de los profetas mayores, y cinco libros de los profetas menores (Los Profetas o Nevi'im (נְבִיאִים). Al final de este estudio transcribiré los nombres de los libros documentados por la Junta Puritana.

Este estudio, basado en los datos de los párrafos anteriores, documentará algunos de esos pasajes que el Señor Jesús citó de las Escrituras hebreas en muchas ocasiones. Sin embargo, como son tantos los pasajes y lugares que Jesús citó, será difícil nombrarlos todos. Además, es encomiable que en la mayoría de las ocasiones, Jesús no tenía a la mano ningún rollo, sino que citaba de memoria; pero eso no quiere decir que el significado de sus palabras difieran del original hebreo. En su importante Sermón del Monte, hizo referencia a las Escrituras hebreas o citó textualmente de ellas en decenas de ocasiones, siempre de memoria. En ciertas ocasiones Jesús decía: “oísteis que fue dicho”, refiriéndose a las Escrituras hebreas en cuanto a los diez mandamientos, en Éxodo, a textos deuteronómicos, o a las leyes levíticas o Torah; de los Escritos o de los Profetas.

Jesús a menudo se refería a las Escrituras para explicar sus enseñanzas y el significado de su misión, para responder a preguntas y acusaciones de líderes religiosos, demostrando que sus enseñanzas eran consistentes con la ley y los profetas. Jesús usó las Escrituras para confirmar su identidad como el Mesías esperado, mostrando cómo las profecías se cumplían en él. También, refiriéndose a las Escrituras hebreas Jesús frecuentemente mencionaba la Ley o (Torah), los Profetas (Nevi'im), y los Salmos o Escritos (Ketuvim); las tres partes principales del Tanaj hebreo, o las Escrituras citadas por Jesucristo, y posteriormente, por el apóstol Pablo.

En sus múltiples citas de las Escritura hebreas, Jesús usaba diferentes frases según el propósito y ocasión. Mencionaré algunas de esas tantas.

Está escritoMi casa será llamada casa de oración’, pero ustedes la están convirtiendo en una cueva de ladrones” (Mateo 21:12, 13; Isaías 56:7; Jeremías 7:11). El texto exacto de Isaías dice así: “yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos” (Isaías 56:7). Sin embargo, el texto citado por Jesús que se refiere a la cueva de ladrones se encuentra más exacto en el libro del profeta Jeremías: “¿Se ha convertido esta casa, que es llamada por mi nombre, en cueva de ladrones delante de vuestros ojos? He aquí, yo mismo lo he visto —declara el SEÑOR” (Jeremías 7:11 Biblia de las Américas y Mateo 21:13 RV 1960). 

El Señor Jesús en sus enseñanzas acostumbraba citar a los Profetas o Nevi'im, la segunda parte del Tanaj hebreo; pero también citaba la ley o Torah y los Salmos o Escritos o Ketuvim. El libro de Salmos era parte de “los Escritos” o Ketuvim; pero Jesús cita específicamente los Salmos, porque en ellos hay muchas profecías que se refieren al Mesías y que se cumplen en él. El Tanaj era las Escrituras que Jesús reconocía y citaba frecuentemente para reforzar su autoridad. En el principio de este estudio se han documentado las partes principales y los libros en que se dividía el Tanaj hebreo

Enfrentándose al tentador, Jesús le respondió: Escrito está:  “Entonces Jesús le dice: Vete, Satanás, que escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y á él solo servirás” (Mateo 4:10, Deuteronomio 6:13). Jesús, profundo conocedor de las Escrituras responde citando el libro de Deuteronomio: "A Jehová tu Dios temerás, y a él servirás, y por su nombre jurarás” (Deut 6:13). Pero hay otro texto en el mismo libro de Deuteronomio en el cual se advierte a los israelitas no tentar a Dios como lo hicieron en Masah, donde dudaron de su poder y presencia: “No tentaréis a Jehová vuestro Dios como lo tentasteis en Masah” (Deuteronomio 6:16, Mateo 4:7 y Lucas 4:12). Y no olvidemos que el Señor Jesús citaba estos textos sin tener a mano ningún rollo de las Escrituras, sino exactamente de memoria y de los profundos conocimientos de la esencia de su doctrina.

La única ocasión en que a Jesús le dan a leer un rollo de las Escrituras fue en la sinagoga de Nazaret; y él selecciona el capítulo 61 del profeta Isaías, uno de los profetas más citados en el Nuevo Testamento. Esta referencia se encuentra en Lucas 4:21; pero Jesús lee el capítulo 61:1-3 y exclama:  “hoy se ha cumplido esta Escritura” (Lucas 4:21. El texto de Isaías que el Señor Jesús leyó dice así:

El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; 2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; 3 a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya” (Isaías 61:1-3).

Según Scholars Crossing y Liberty University, Jesús citó las Escrituras unas 180 veces en los cuatro evangelios canónicos. Algunas formas de citar las Escrituras era: “erráis ignorando las Escrituras” (Mateo 22:29), “está escrito” o “"Escrito está, “Como está escrito”, expresiones usadas por Jesús para parafrasear algún texto de las Escrituras: “¿Nunca leísteis en las Escrituras…?” (Mateo 21:42, Isaías 8:14, 28:16, Salmo 118:22). Son tantas las veces que Jesús se refirió a “las Escrituras” o a “la Escritura”, que resulta difícil o casi imposible ubicar el libro o pasaje de donde está citando. Sin embargo, cuando Jesús se refiere a “la Escritura” o “esta Escritura” en singular es cuando cita un pasaje especifico, como en el caso de Deuteronomio 6:13 y 16, o Isaías 61:1-3, cuando leyó el rollo de Isaías en la sinagoga de Nazaret.

Cuando un intérprete de la ley le pregunta cuál es el más grande mandamiento, Jesús le responde citando los dos mandamientos: "amar a Dios con todo el corazón, alma y mente, y amar al prójimo como a uno mismo” (Mateo 22:39-40), pero añade: “de estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”.

La respuesta de Jesús nos lleva a dos libros de la Torah: en Deuteronomio 6:5 está el primer mandamiento citado por Jesús de amar a Dios sobre todas las cosas; y en el libro de Levítico, el amar al prójimo como a uno mismo: “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová” (Levítico 19:18). El contexto de estas frases se da cuando el intérprete de la ley le pregunta por el más grande mandamiento. Jesús aprovecha la ocasión para demostrarle su autoridad al fariseo; así como la fuente de donde basaba sus enseñanzas.

“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo” (Levítico 19:18), pero Jesús añade: “más yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen para que seáis hijos de vuestro Padre…” (Mateo 5:43-48).

Claramente, el Señor Jesús está parafraseando los dos pasajes; pero en la retentiva de su memoria menciona lo más importante, según la ocasión.  Y para recalcar la máxima importancia de estos dos mandamientos, Jesús le enfatiza al intérprete de la ley que “De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”; o sea, las Escrituras hebreas de las que se suponía el fariseo era intérprete (Mateo 22:40).

 El capítulo cinco del evanglio de Juan registra la sanidad de un paralítico que hacía 38 años estaba en cama. El acontecimiento se da en el estanque de Betesda. Jesús sana al paralítico y le ordena cargar su lecho donde antes yacía. Pero los líderes religiosos acusan a Jesús de doble infracción a la ley: 1) Jesús está violando el día de reposo sanando a un enferno y obligándolo a cargar su cama; 2) los líderes religiosos lo acusan de blasfemia porque a Dios lo llama su Padre. En respuesta a estas dos acusaciones Jesús los increpa a que escudriñen las Escrituras, porque a pesar de ser intépretes de la ley, no lo reconocen como el Mesías, porque las mismas Escrituras dan testimonio de él; por eso los increpa: “escudriñad las Escrituras, porque ellas dan testimonio de mí" (Juan 5:39). También les decía en otras ocasiones que ellos eran ciegos guías de ciegos, por el desconocimiento de lo más importante de la ley de Moisés (Mateo 15:14). Además, Jesús les advirtió a los fariseos o intérpretes de la Ley de Moisés que él no vino a abolir la ley, sino a darle cumplimiento a lo básico de la Ley; no a las partes que los fariseos habían añadido. Estas partes eran imposibles de cumplirlas aun por los mismos fariseos.

Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. 4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas” (Mateo 23:3-4).

En el monte de la tentación, cuando Satanás le dice que si es hijo de Dios le diga a las piedras que se conviertan en pan. Jesús le contesta al tentador que “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4) Jesús cita la Escritura en Deuteronomio 8:3. En el pasaje de Deuteronomio Dios les recuerda a los israelitas que él los alimentó con maná en el desierto, comida que no conocían ni ellos ni sus padres. Les dijo eso para hacerles saber que no sólo con pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre (Deuteronomio 8:3)

A los dos discípulos en el camino a Emaús, Jesús les citó las Escrituras para abrirles la mente y entendieran las profecías que se referían a él. “Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras” (Lucas 24:45), “Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!” (Lucas 24:25),

Y comenzando desde Moisés (la Torah), y siguiendo por todos los profetas (Nevi'im), les declaraba en todas las Escrituras (Tanaj) lo que de él decían” (Lucas 24:27). “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lucas 24:44). En este pasaje, el Señor Jesús cita textualmente las tres partes del Tanaj: Torah (Ley), Nevi'im (Profetas) y Ketuvim (los Escritos); lo que demuestra que esas eran las Escrituras reconocidas por él, y que más tarde, el apóstol Pablo también citó.

Después de que Jesús hizo la limpieza de mercaderes y cambistas en el Templo, vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó. “Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron, 16 y le dijeron: ¿Oyes lo que estos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?” (Mateo 21S:14-16).

Estos hechos los refiere el apóstol Mateo, pero en la mente de Jesús estaba el texto registrado en el Salmo 8: “Has puesto tu gloria sobre los cielos; 2 De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, A causa de tus enemigos, Para hacer callar al enemigo y al vengativo” (Salmo 8:2).

 Evidentemente, aquí en este pasaje encontramos un ejemplo de cómo el Señor Jesús parafraseaba las Escrituras de memoria destacando lo más importante para el momento u ocasión. La última parte del versículo dos no era fundamental para dar la respuesta a quienes lo criticaban. Su propósito era que él cumplía a cabalidad lo que de él decían las Escrituras.

También este pasaje es un buen ejemplo de cómo algunos textos varían entre el idioma hebreo y el español; o de cómo los traductores prefirieron representar el pasaje citado en el Nuevo Testamento. Sin embargo, las diferencias son mínimas y no afectan el sentido entre un idioma y el otro; y que las mínimas diferencias tampoco afectan el significado del texto hebreo.

 

CONCLUSIÓN

Este estudio ha documentado las veces y los libros que Jesús citó en sus encuentros con los escribas y fariseos al ser increpado por ellos. Jesús demostró en todos sus encuentros que las Escrituras hebreas dan testimonio de que en él se cumplían las profecías registradas en la Ley, los Profetas y los Salmos. Este escrito ha nombrado las tres partes principales de las que estaba compuesto el Tanaj hebreo: la Torah, los profetas o Nev’im, y los Escritos o Ketuvim, las mismas partes que el Señor Jesús citó en distintas ocasiones.

Este estudio se ha basado en los datos documentales que ofrecen la Liberty University y the Puritan Board, en cuanto a las veces que Jesús citó las Escrituras hebreas, y los nombres de los libros pertenecientes a las Escrituras hebreas que también citó. También se ha afirmado que el Señor Jesús tenía un profundo conocimiento y dominio de las Escrituras hebreas, las cualas citaba de memoria la mayoría de las veces. Se ha afirmado que la única vez documentada por Lucas que Jesús leyó un pasaje en el rollo de Isaías fue en su visita a la sinagoga en Nazaret, cuando se lo invitó a leer las Escrituras. El Señor escogió el libro del profeta Isaías capítulo 61, versículos 1-3, según consta en nuestro Antiguo Testamento. Jesús aclaró a los asistentes a la sinagoga que ese día se cumplía esa Escritura, después de haber leído la profecía de Isaías (Lucas 4:21).

La importancia que el autor de este estudio destaca es cómo el Señor Jesús mantiene en su memoria los pasajes y profecías que se refieren a su mesiazgo y la prontitud con que responde a sus adversaraios judíos. En cada ocasión, el Señor les encaró que ellos como intérpretes de la ley de Moisés eran desconocedores de las Escrituras que se referían a él como el Mesías profetizado en la Ley, en los Profetas y en los Salmos.

También ha sido el propósito de este estudio demostrar que si el Señor Jesús, y posteriormente el apóstol Pablo y demás apóstoles, citaron con frecuencia las Escrituras hebreas, es de particular importancia doctrinal y teológica enfatizar en el estudio de los libros de nuestro Antiguo Testamento, casi desconocido por la mayoría de los miembros de nuestras iglesias evangélicas. El Nuevo Testamento con el respaldo de nuestro Antiguo Testamento fortalece los conocimientos de donde se originan las enseñanzas, profecías y libros que anuncian al Mesías, según defendió nuestro Señor y Redentor Jesucristo. Con el estudio de las Escrituras aquí citadas se enriquecen los temas de estudio sin caer en las continuas repeticiones que muchos predicadores y maestros de la Biblia acostumbran. Por último, el Señor Jesús supo dar a conocer las Escrituras que se referían a él, así como las que atestiguan el cumplimiento de las profecías en la Ley, los Profetas y los Salmos (Lucas 24:44).

REFERENCIAS

Biblia Reina Valera 1960

Biblia de las Américas

Encyclopedia Britannica, Jesus’ quotations of the Hebrew Tanakh

Scholars Crossing, Liberty University, “Jesus quoted the Tanakh in the four Gospels, around 180 out of 1,800 verses”

World History Encyclopedia, Jesus frequently quoted the Hebrew Tanakh

Los eruditos o estudiosos del Nuevo Testamento han identificado los libros de nuestro Antiguo Testamento citados por Jesús en los cuatro evangelios canónicos. Aquí las palabras textuales de la Junta Puritana.

 Note: “Scholars have identified specific instances where Jesus quotes from books like Genesis, Exodus, Leviticus, Deuteronomy, Psalms, Proverbs, Isaiah, Jeremiah, Ezekiel, Daniel, Hosea, Amos, Jonah, Micah, and Malachi, according to The Puritan Board”.

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