JESÚS CITÓ LAS ESCRITURAS HEBREAS EN LOS CUATRO EVANGELIOS
Amadeo
Albuquerque Lara
Las
Escrituras que Jesús citó eran las que contenía el Tanaj (תַּנַ\"ךְ)
hebreo: 22 libros, de los 39 de nuestro Antiguo Testamento. Pero las
diferencias en el número de libros no son importantes, porque dependen de la
estructuración o agrupaciones de los mismos libros. Me interesa la documentación
del historiador judeo-romano Flavio Josefo (37/38 – c. 100 d. C., quien es
contemporáneo de los apóstoles nombrados por Jesús. Josefo documenta 22 libros
que contiene el Tanaj, los cuales fueron fijados en época de Esdras en
el año 100 d. C. Estos 22 libros se agrupan como sigue: 5 libros de Moisés (Torah
o Pentateuco), 13 libros de los Profetas mayores y menores, Nev’im, y 4
libros contenidos en los Escritos, incluyendo Salmos, Ketuvim. Sin
embargo, estas agrupaciones fueron reconocidas de esa manera desde el año 132
a. C. Por esa razón, el Señor Jesús siempre se refería a las Escrituras
y en otras ocasiones, se refería a “la Ley, los Profetas y los Salmos”, para
confirmar que se refería a la misma agrupación de libros reconocidos como el Tanaj
hebreo.
En cuanto a
los 39 libros de nuestro Antiguo Testamento, la diferencia con los libros del Tanaj
se debe a las nuevas agrupaciones de los mismos libros del Tanaj, y de la
traducción griega del Tanaj llamada Septuaginta, o versión de los LXX;
pero organizados de manera diferente. Nuestro Antiguo Testamento contiene 5
libros de Moisés, 12 libros históricos, 5 libros poéticos, 5 libros de profetas
mayores, y 12 libros de profetas menores.
Sin
embargo, la Iglesia católica anexó 12 libros llamados deuterocanónicos o
apócrifos no contenidos en el Tanaj hebreo. La aprobación de estos
libros fue en 1,546 por el Concilio de Trento en respuesta a la Reforma
Protestante por Martín Lutero, quien había traducido la Biblia del Latín al
alemán moderno.
La palabra Tanaj
o Tanakh Es acrónimo que se deriva de las tres secciones principales del
texto sagrado judío: Torah (תּוֹרָה), Nevi'im (נְבִיאִים) y Ketuvim
(כְּתוּבִים). De acuerdo con Liberty
University Jesús citó 180 veces pasajes de los 1,800 versos contenidos en
los libros del Tanaj hebreo. Es más, la Junta Puritana (the Puritan
Board) registra los libros específicos de donde el Señor Jesús citó. Esta Junta
señala cuatro libros de la Torah (תּוֹרָה), tres libros de los Escritos
o Ketuvim (כְּתוּבִים), tres libros de los profetas mayores, y cinco
libros de los profetas menores (Los Profetas o Nevi'im (נְבִיאִים). Al
final de este estudio transcribiré los nombres de los libros documentados por
la Junta Puritana.
Este
estudio, basado en los datos de los párrafos anteriores, documentará algunos de
esos pasajes que el Señor Jesús citó de las Escrituras hebreas en
muchas ocasiones. Sin embargo, como son tantos los pasajes y lugares que Jesús
citó, será difícil nombrarlos todos. Además, es encomiable que en la mayoría de
las ocasiones, Jesús no tenía a la mano ningún rollo, sino que citaba de
memoria; pero eso no quiere decir que el significado de sus palabras difieran
del original hebreo. En su importante Sermón del Monte, hizo referencia a
las Escrituras hebreas o citó textualmente de ellas en decenas de ocasiones,
siempre de memoria. En ciertas ocasiones Jesús decía: “oísteis que fue dicho”,
refiriéndose a las Escrituras hebreas en cuanto a los diez mandamientos, en
Éxodo, a textos deuteronómicos, o a las leyes levíticas o Torah; de los
Escritos o de los Profetas.
Jesús a
menudo se refería a las Escrituras para explicar sus enseñanzas y
el significado de su misión, para responder a preguntas y acusaciones de
líderes religiosos, demostrando que sus enseñanzas eran consistentes con la ley
y los profetas. Jesús usó las Escrituras para confirmar su identidad como el
Mesías esperado, mostrando cómo las profecías se cumplían en él. También,
refiriéndose a las Escrituras hebreas Jesús frecuentemente mencionaba la Ley o (Torah),
los Profetas (Nevi'im), y los Salmos o Escritos (Ketuvim); las
tres partes principales del Tanaj hebreo, o las Escrituras
citadas por Jesucristo, y posteriormente, por el apóstol Pablo.
En sus
múltiples citas de las Escritura hebreas, Jesús usaba diferentes frases según
el propósito y ocasión. Mencionaré algunas de esas tantas.
“Está
escrito ‘Mi casa será llamada casa de oración’, pero ustedes la
están convirtiendo en una cueva de ladrones” (Mateo 21:12, 13; Isaías 56:7;
Jeremías 7:11). El texto exacto de Isaías dice así: “yo los llevaré a mi
santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus
sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de
oración para todos los pueblos” (Isaías 56:7). Sin embargo, el texto citado
por Jesús que se refiere a la cueva de ladrones se encuentra más exacto en el
libro del profeta Jeremías: “¿Se ha convertido esta casa, que es llamada por
mi nombre, en cueva de ladrones delante de vuestros ojos? He aquí, yo
mismo lo he visto —declara el SEÑOR” (Jeremías 7:11 Biblia de las Américas
y Mateo 21:13 RV 1960).
El Señor
Jesús en sus enseñanzas acostumbraba citar a los Profetas o Nevi'im, la
segunda parte del Tanaj hebreo; pero también citaba la ley o Torah
y los Salmos o Escritos o Ketuvim. El libro de Salmos era parte de “los
Escritos” o Ketuvim; pero Jesús cita específicamente los Salmos, porque
en ellos hay muchas profecías que se refieren al Mesías y que se cumplen en él.
El Tanaj era las Escrituras que Jesús reconocía y citaba
frecuentemente para reforzar su autoridad. En el principio de este estudio se han
documentado las partes principales y los libros en que se dividía el Tanaj
hebreo
Enfrentándose
al tentador, Jesús le respondió: Escrito está: “Entonces Jesús le dice: Vete, Satanás, que
escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y á él solo servirás” (Mateo
4:10, Deuteronomio 6:13). Jesús, profundo conocedor de las Escrituras
responde citando el libro de Deuteronomio: "A Jehová tu Dios temerás, y
a él servirás, y por su nombre jurarás” (Deut 6:13). Pero hay otro texto en
el mismo libro de Deuteronomio en el cual se advierte a los israelitas no
tentar a Dios como lo hicieron en Masah, donde dudaron de su poder y presencia:
“No tentaréis a Jehová vuestro Dios como lo tentasteis en Masah”
(Deuteronomio 6:16, Mateo 4:7 y Lucas 4:12). Y no olvidemos que el Señor Jesús
citaba estos textos sin tener a mano ningún rollo de las Escrituras, sino
exactamente de memoria y de los profundos conocimientos de la esencia de su
doctrina.
La única
ocasión en que a Jesús le dan a leer un rollo de las Escrituras fue en la
sinagoga de Nazaret; y él selecciona el capítulo 61 del profeta Isaías, uno de
los profetas más citados en el Nuevo Testamento. Esta referencia se encuentra
en Lucas 4:21; pero Jesús lee el capítulo 61:1-3 y exclama: “hoy se ha cumplido esta Escritura”
(Lucas 4:21. El texto de Isaías que el Señor Jesús leyó dice así:
“El
Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha
enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de
corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la
cárcel; 2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de
venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; 3 a ordenar que a
los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en
lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán
llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya” (Isaías
61:1-3).
Según Scholars
Crossing y Liberty University, Jesús citó las Escrituras unas 180 veces en
los cuatro evangelios canónicos. Algunas formas de citar las Escrituras era: “erráis
ignorando las Escrituras” (Mateo 22:29), “está escrito” o “"Escrito está, “Como
está escrito”, expresiones usadas por Jesús para parafrasear algún texto de las
Escrituras: “¿Nunca leísteis en las Escrituras…?” (Mateo 21:42, Isaías 8:14, 28:16,
Salmo 118:22). Son tantas las veces que Jesús se refirió a “las Escrituras” o a
“la Escritura”, que resulta difícil o casi imposible ubicar el libro o pasaje
de donde está citando. Sin embargo, cuando Jesús se refiere a “la Escritura” o “esta
Escritura” en singular es cuando cita un pasaje especifico, como en el caso de
Deuteronomio 6:13 y 16, o Isaías 61:1-3, cuando leyó el rollo de Isaías en la
sinagoga de Nazaret.
Cuando un
intérprete de la ley le pregunta cuál es el más grande mandamiento, Jesús le
responde citando los dos mandamientos: "amar a Dios con todo el
corazón, alma y mente, y amar al prójimo como a uno mismo” (Mateo 22:39-40),
pero añade: “de estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”.
La
respuesta de Jesús nos lleva a dos libros de la Torah: en Deuteronomio
6:5 está el primer mandamiento citado por Jesús de amar a Dios sobre todas las
cosas; y en el libro de Levítico, el amar al prójimo como a uno mismo: “No
te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu
prójimo como a ti mismo. Yo Jehová” (Levítico 19:18). El contexto de estas
frases se da cuando el intérprete de la ley le pregunta por el más grande
mandamiento. Jesús aprovecha la ocasión para demostrarle su autoridad al
fariseo; así como la fuente de donde basaba sus enseñanzas.
“Oísteis
que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo” (Levítico 19:18),
pero Jesús añade: “más yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que
os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen para que seáis
hijos de vuestro Padre…” (Mateo 5:43-48).
Claramente,
el Señor Jesús está parafraseando los dos pasajes; pero en la retentiva de su
memoria menciona lo más importante, según la ocasión. Y para recalcar la máxima importancia de estos
dos mandamientos, Jesús le enfatiza al intérprete de la ley que “De estos
dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”; o sea, las
Escrituras hebreas de las que se suponía el fariseo era intérprete (Mateo
22:40).
El capítulo cinco del evanglio de Juan registra
la sanidad de un paralítico que hacía 38 años estaba en cama. El acontecimiento
se da en el estanque de Betesda. Jesús sana al paralítico y le ordena cargar su
lecho donde antes yacía. Pero los líderes religiosos acusan a Jesús de doble
infracción a la ley: 1) Jesús está violando el día de reposo sanando a un
enferno y obligándolo a cargar su cama; 2) los líderes religiosos lo acusan de
blasfemia porque a Dios lo llama su Padre. En respuesta a estas dos acusaciones
Jesús los increpa a que escudriñen las Escrituras, porque a pesar de ser
intépretes de la ley, no lo reconocen como el Mesías, porque las mismas
Escrituras dan testimonio de él; por eso los increpa: “escudriñad las
Escrituras, porque ellas dan testimonio de mí" (Juan 5:39). También
les decía en otras ocasiones que ellos eran ciegos guías de ciegos, por el
desconocimiento de lo más importante de la ley de Moisés (Mateo 15:14). Además,
Jesús les advirtió a los fariseos o intérpretes de la Ley de Moisés que él no
vino a abolir la ley, sino a darle cumplimiento a lo básico de la Ley; no a las
partes que los fariseos habían añadido. Estas partes eran imposibles de
cumplirlas aun por los mismos fariseos.
“Así
que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis
conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. 4 Porque atan cargas pesadas y
difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos
ni con un dedo quieren moverlas” (Mateo 23:3-4).
En el monte
de la tentación, cuando Satanás le dice que si es hijo de Dios le diga a las
piedras que se conviertan en pan. Jesús le contesta al tentador que “No solo
de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”
(Mateo 4:4) Jesús cita la Escritura en Deuteronomio 8:3. En el pasaje de
Deuteronomio Dios les recuerda a los israelitas que él los alimentó con maná en
el desierto, comida que no conocían ni ellos ni sus padres. Les dijo eso para
hacerles saber que no sólo con pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de
la boca de Jehová vivirá el hombre (Deuteronomio 8:3)
A los dos
discípulos en el camino a Emaús, Jesús les citó las Escrituras para abrirles la
mente y entendieran las profecías que se referían a él. “Entonces les abrió
la mente para que comprendieran las Escrituras” (Lucas 24:45), “Entonces
él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los
profetas han dicho!” (Lucas 24:25),
“Y
comenzando desde Moisés (la Torah), y siguiendo por todos los profetas (Nevi'im),
les declaraba en todas las Escrituras (Tanaj) lo que de él decían”
(Lucas 24:27). “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún
con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí
en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lucas 24:44). En
este pasaje, el Señor Jesús cita textualmente las tres partes del Tanaj: Torah
(Ley), Nevi'im (Profetas) y Ketuvim (los Escritos); lo que demuestra
que esas eran las Escrituras reconocidas por él, y que más tarde,
el apóstol Pablo también citó.
Después de
que Jesús hizo la limpieza de mercaderes y cambistas en el Templo, vinieron a
él en el templo ciegos y cojos, y los sanó. “Pero los principales sacerdotes
y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en
el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron, 16 y le
dijeron: ¿Oyes lo que estos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la
boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?” (Mateo
21S:14-16).
Estos
hechos los refiere el apóstol Mateo, pero en la mente de Jesús estaba el texto
registrado en el Salmo 8: “Has puesto tu gloria sobre los cielos; 2 De la
boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, A causa de tus
enemigos, Para hacer callar al enemigo y al vengativo” (Salmo 8:2).
Evidentemente, aquí en este pasaje encontramos
un ejemplo de cómo el Señor Jesús parafraseaba las Escrituras de memoria
destacando lo más importante para el momento u ocasión. La última parte del
versículo dos no era fundamental para dar la respuesta a quienes lo criticaban.
Su propósito era que él cumplía a cabalidad lo que de él decían las Escrituras.
También
este pasaje es un buen ejemplo de cómo algunos textos varían entre el idioma
hebreo y el español; o de cómo los traductores prefirieron representar el
pasaje citado en el Nuevo Testamento. Sin embargo, las diferencias son mínimas
y no afectan el sentido entre un idioma y el otro; y que las mínimas
diferencias tampoco afectan el significado del texto hebreo.
CONCLUSIÓN
Este
estudio ha documentado las veces y los libros que Jesús citó en sus encuentros
con los escribas y fariseos al ser increpado por ellos. Jesús demostró en todos
sus encuentros que las Escrituras hebreas dan testimonio de que en él se
cumplían las profecías registradas en la Ley, los Profetas y los Salmos. Este
escrito ha nombrado las tres partes principales de las que estaba compuesto el Tanaj
hebreo: la Torah, los profetas o Nev’im, y los Escritos o Ketuvim,
las mismas partes que el Señor Jesús citó en distintas ocasiones.
Este
estudio se ha basado en los datos documentales que ofrecen la Liberty
University y the Puritan Board, en cuanto a las veces que Jesús citó
las Escrituras hebreas, y los nombres de los libros pertenecientes a las
Escrituras hebreas que también citó. También se ha afirmado que el Señor Jesús
tenía un profundo conocimiento y dominio de las Escrituras hebreas, las cualas
citaba de memoria la mayoría de las veces. Se ha afirmado que la única vez documentada
por Lucas que Jesús leyó un pasaje en el rollo de Isaías fue en su visita a la
sinagoga en Nazaret, cuando se lo invitó a leer las Escrituras. El Señor escogió
el libro del profeta Isaías capítulo 61, versículos 1-3, según consta en
nuestro Antiguo Testamento. Jesús aclaró a los asistentes a la sinagoga que ese
día se cumplía esa Escritura, después de haber leído la profecía de Isaías
(Lucas 4:21).
La
importancia que el autor de este estudio destaca es cómo el Señor Jesús
mantiene en su memoria los pasajes y profecías que se refieren a su mesiazgo y
la prontitud con que responde a sus adversaraios judíos. En cada ocasión, el
Señor les encaró que ellos como intérpretes de la ley de Moisés eran
desconocedores de las Escrituras que se referían a él como el Mesías
profetizado en la Ley, en los Profetas y en los Salmos.
También ha
sido el propósito de este estudio demostrar que si el Señor Jesús, y
posteriormente el apóstol Pablo y demás apóstoles, citaron con frecuencia las
Escrituras hebreas, es de particular importancia doctrinal y teológica
enfatizar en el estudio de los libros de nuestro Antiguo Testamento, casi desconocido
por la mayoría de los miembros de nuestras iglesias evangélicas. El Nuevo
Testamento con el respaldo de nuestro Antiguo Testamento fortalece los
conocimientos de donde se originan las enseñanzas, profecías y libros que
anuncian al Mesías, según defendió nuestro Señor y Redentor Jesucristo. Con el
estudio de las Escrituras aquí citadas se enriquecen los temas de estudio sin
caer en las continuas repeticiones que muchos predicadores y maestros de la
Biblia acostumbran. Por último, el Señor Jesús supo dar a conocer las
Escrituras que se referían a él, así como las que atestiguan el cumplimiento de
las profecías en la Ley, los Profetas y los Salmos (Lucas 24:44).
REFERENCIAS
Biblia
Reina Valera 1960
Biblia de las Américas
Encyclopedia
Britannica, Jesus’ quotations of the Hebrew Tanakh
Scholars
Crossing, Liberty University,
“Jesus quoted the Tanakh in the four Gospels, around 180 out of 1,800 verses”
World
History Encyclopedia, Jesus frequently quoted the Hebrew Tanakh
Los
eruditos o estudiosos del Nuevo Testamento han identificado los libros de
nuestro Antiguo Testamento citados por Jesús en los cuatro evangelios canónicos.
Aquí las palabras
textuales de la Junta Puritana.
Note: “Scholars have identified specific
instances where Jesus quotes from books like Genesis, Exodus, Leviticus,
Deuteronomy, Psalms, Proverbs, Isaiah, Jeremiah, Ezekiel, Daniel, Hosea, Amos,
Jonah, Micah, and Malachi, according to The Puritan Board”.