UNA ESPINA
EN LA CARNE
Amadeo
Albuquerque Lara
El apóstol
Pablo solía dirigirse a las iglesias que él mismo había fundado y visitado, con
bastante frecuencia, por medio de cartas si no le era posible visitarlas
personalmente. Pablo había escrito la primera carta a los corintios mientras
estuvo tres años en la ciudad de Éfeso (54 d.C.), posiblemente enviada con
Tito. La segunda epístola la escribió probablemente desde Macedonia (55-57 d.C.,
después de escuchar el informe de Tito acerca de las reacciones de la primera
carta; y con el mismo Tito envió la segunda epístola.
En este
estudio me voy a referir a la analogía del aguijón, o espina, o estaca, los
cuales pueden referirse a un objeto físico, como un instrumento puntiagudo, o
usarse de manera analógica o metafórica para simbolizar problemas, aflicciones
o pruebas que perturban a una persona, y el apóstol Pablo usa esta figura, en 2
Corintios 12:7, significando que el aguijón o espina le causaba sufrimiento o
impedimento contra su obra misionera. El Antiguo Testamento usa la figura de
aguijones y espinas. Y Pablo la emplea además en 1 Corintios, en donde afirma
que el aguijón de la muerte es el pecado: con una metáfora
pura (1 Corintios 15:55); “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde,
oh sepulcro, tu victoria? 56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado,
y el poder del pecado, la ley”.
Aunque
Pablo hablaba hebreo desde su nacimiento en la ciudad de Tarso, de padres
hebreos, y que como ciudadano romano por nacimiento aprendió también el latín, él
escribía a las iglesias en la lengua común de las provincias bajo el yugo
romano, en el griego koiné, la lingua franca que todos dominaban. Pablo
comienza el capítulo doce de la segunda epístola a los corintios, contándoles
la experiencia espiritual cuando fue llevado hasta “el tercer cielo”, el cielo en que
Dios habita, según el Antiguo Testamento y los cristianos primitivos también
creían; y al que Pablo se refiere.
El concepto
del "tercer cielo" no es un término mitológico al estilo de los
griegos; sino más bien una forma de describir la grandeza y la trascendencia
del reino de Dios, y el lugar en donde él mora. En la tradición judía, el
"cielo de los cielos" o "tercer cielo" se considera el
lugar más elevado y sagrado, donde se manifiesta la presencia de Dios (Crédito:
Theological views of St. Paul the Apostle). Entrar en detalles añadiendo
especulaciones sobre qué significa “el aguijón”, lo que el mismo Pablo no explica,
no sería bíblico; pero se pueden sugerir metáforas similares, atendiendo al uso
de tales metáforas, en el Antiguo Testamento, tal como se citan en este estudio.
En el
capítulo doce de esta segunda carta Pablo les relata a los miembros de la
iglesia de Corinto la experiencia espiritual que tuvo hacía catorce años. Pablo
después de su conversión no fue directamente a Jerusalén en donde estaban los
apóstoles de Jesucristo, porque él dice que “el evangelio anunciado por mí,
no es según hombre; 12 pues yo ni lo recibí ni lo
aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”. sino que
Pablo se fue para Arabia, en donde estuvo tres años según se los relata a los
cristianos gálatas (Gálatas 1:11-12,18):
“Pero
cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó
por su gracia, 16 revelar a su Hijo en
mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida
con carne y sangre, 17 ni subí a Jerusalén a los
que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a
Damasco. 18 Después, pasados tres años, subí a
Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días; (Gálatas
1:15-18).
¿Por qué el
escritor Lucas no relata este viaje de Pablo a Arabia en el capítulo 9 de su
conversión, sino hasta que Pablo les escribe a los gálatas en el año 49 d.C.?
Este lapso ha contribuido a una serie de especulaciones de parte de los
comentaristas de la vida y apostolado de Pablo. Naturalmente, el libro de los
Hechos fue escrito por Lucas, pero Gálatas fue escrita por el propio apóstol
narrando sus experiencias desde su conversión. Mientras que la segunda epístola
a los corintios Pablo la escribió entre los años 55-57.
El capítulo
doce de segunda corintios es lo que me ocupa en este escrito, en el cual Pablo
se queja de una espina (ἄκανθα: akantha: espina; o σκώλοψ: skólops: aguijón)
en la carne, “un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca”
(2da. Corintios 12:7) . La "espina" sirve como un recordatorio
constante de la debilidad humana y la necesidad de confiar en la gracia, poder
y grandeza de Dios. La palabra griega akantha, que
significa ‘espina’ o la palabra del griego clásico skólops, que
significa aguijón u objeto punteagudo, también se encuentran registradas en
hebreo (צַד ṣaḏ), en los libros de Números, Josué y Jueces, refiriéndose a las
hostilidades sufridas por el pueblo de Israel por parte de los pueblos enemigos
de Canaán por desobediencia contra Dios, por no desterrarlos. La figura de la
“espina” ya sea en los costados o en la carne, se utiliza para mantener la
humildad y dependencia en Él, como el único Dios, en el Antiguo Testamento, y
para que Pablo no se enalteciera, según él mismo lo declara.
Saulo de
Tarso fue un feroz perseguidor de los cristianos, como él mismo lo manifiesta
en esta epístola; a tal punto que entraba de casa en casa para llevar a la
cárcel a cuantos fueran discípulos de Jesús. Saulo fue tan cruel, que consintió
en la lapidación del diácono Esteban. De tal manera que, los apedreadores
depositaron los vestidos de Esteban a los pies de Saulo. Su fama recorría por
todos los hogares cristianos y temblaban al escuchar el nombre del máximo
perseguidor. Cuando Ananías recibió la orden de ir a visitarlo para que
recibiera la vista, inmediatamente después de la visión celestial, Ananías
respondió con temor de este perseguidor incansable, recordando cómo había
perseguido y metido en la cárcel a los creyentes en el Evangelio de Jesús (Hechos
9:10-14).
Pero ahora
Pablo es un apóstol de Jesucristo, fundador y confirmador de varias iglesias a
las que él escribe, y es un misionero incansable por toda el Asia Menor y
vecindades. Sin embargo, por causa de las abundantes revelaciones y visiones
divinas que Pablo había experimentado, y por su magna obra misionera, y por
todas las iglesias fundadas, Dios le ha permitido ser abofeteado - aunque no
sabe si esto sucedió en el cuerpo o fuera del cuerpo- por un mensajeo de
Satanás (ἄγγελος τοῦ Σατανᾶ (angelos tou Satanaa): ángel de Satanás), y una “espina
en la carne” (σκόλοψ τῇ σαρκί: (skolops te sarki), según la versión de Strong’s
parallel greek english), para que no se enorgullezca en las revelacionesm
sino que la espina le sirva de recordatorio de su dependencia en el poder y la
gracia de Dios que lo hacía fuerte.
Pablo
comienza el capítulo 12 de la segunda carta a los corintios, con estas
palabras: “Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones
y a las revelaciones del Señor. 2 Conozco a un hombre en Cristo, que hace
catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo
sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3 Y conozco al tal hombre (si en el
cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), 4 que fue arrebatado al
paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar”
(2da Corintios 12:1-4 RVR 1960).
El apóstol
Pablo, el apóstol mejor instruido en cuestiones de la Ley judía, celoso fariseo,
instruido en la Academia de Gamaliel, y perseguidor de la Iglesia, pero “instrumento
escogido” por el mismo Señor Jesús después de su muerte y resurrección, recibió
su apostolado por medio de una visión celestial con plena identificación: “Yo
soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón”
(Hechos 9:5).
En el
citado capítulo 12 de la segunda carta a los corintios, Pablo se refiere a dos
hechos muy particulares: 1) su arrebatamiento al “tercer cielo”, y 2) su
sufrimiento por “un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás” (2da Cor.
12:4-7 RVR 1960; o una “espina”: “se
me dio una espina en la carne, un mensajero de Satanás”, según la Nueva
Traducción Viviente).
Este
estudio lo he titulado “Una espina en la carne”, como sinónimo de aguijón, como
lo traduce la Reina Valera. Sin embargo, Pablo se refiere al arrebatamiento que
lo llevó al “tercer cielo”, donde “oyó palabras inefables que no le es dado
al hombre expresar” (2da Cor. 12:4).
En este
capítulo 12 hay dos hechos que llaman la atención: 1) Pablo fue
arrebatado hasta la morada de Dios (“tercer cielo”, “los cielos de los
cielos”, concepto citado por el rey Salmón en ocasión de la dedicación del
Templo, con esta oración: “tú oirás en los cielos, en el lugar de tu
morada”, (1ro Reyes
8:27) También el salmista cita una expresión similar: “Los cielos son los
cielos del SEÑOR ; pero la tierra la ha dado a los hijos de los hombres” (Salmo
115:16, traducción de la LBLA). Sin embargo, a pesar de haber sido trasladado
hasta la morada de Dios, Pablo volvió a la Tierra; mientras que Enoc y Elías
fueron arrebatados por Dios para no ver muerte, pero nadie los volvió a ver. 2)
El apóstol Juan tuvo una visión, por medio del ángel de Dios; pero el
arrobamiento tuvo lugar en la Isla de Patmos, y en su visión vio cosas inefables
que tuvo la facultad de describirlas. En el primer capítulo de Apocalipsis el
apóstol Juan relata la visión celestial, pero no afirma que fue arrebatado a la
morada de Dios. “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para
manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró
enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, 2 que ha dado testimonio de
la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha
visto” (Apoc 1:1-2). Por tanto, el apóstor Juan no fue arrebatado a la
morada de Dios, pero recibió la autoridad para “manifestar las cosas que
deben suceder pronto”. Destacado es mío.
El apóstol
Pablo habla en tercera persona al relatar su sublime experiencia: “Conozco a
un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera
del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo”
(2da Cor 12:2), Destacado es mío.
Por toda
esta extraordinaria grandeza de las revelaciones y visiones, y el alto
prestigio entre las iglesias fundadas e instruidas por él, Pablo, al Apóstol de
los gentiles, Dios le dio “una espina en la carne, un mensajero de Satanás”,
para impedir que se enalteciera:
“me
fue dada una espina (σκόλοψ, skolops) en la carne, un mensajero de Satanás que
me abofetee, para que no me enaltezca. Acerca de esto, tres veces he rogado al
Señor para que lo quitara de mí. Y Él me ha dicho: “Bástate mi
gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2da Corintios
12:7-10 LBLA).
El apóstol
Pablo tenía muchos motivos por qué analtecerse o gloriarse en la carne (humanamente)
y en el espíritu: por las abundantes revelaciones y visiones, y por la gran
obra misionera entre los gentiles y a aún entre los de la circuncisión.
En cuanto a
la carne, él era israelita, hebreo de hebreos, en cuanto a la
ley, fariseo irreprensible; educado a los pies de Gamaliel, maestro y doctor en
la Ley de Moisés, enseñado conforme a la ley de la patria… (Filipeses 3:5-7;
Hechos 22:3). Ser educado en la Academia de Gamaliel era equivalente hoy día a
tener un grado académico (PhD) de la Universidad de Harvard o de la Universidad
de Oxford.
En cuanto
al espíritu, tenía aún más de qué gloriarse y enaltecerse. En el
camino a Damasco como perseguidor de los cristianos, Saulo de Tarso había
tenido la primera revelación divina que lo cambió por completo mediante la
conversión al Jesús que él perseguía: de ser Saulo de Tarso, a ser el Apóstol
de Jesucristo y apóstol de los gentiles.
La segunda revelación celestial Pablo la tuvo
hacía “catorce años”, cuando fue llevado al tercer cielo y había visto visiones
espirituales que a ningún ser humano le está permitido expresar (2 Corintios 12:4).
No es el propósito de este escrito especular cuál sea ese tercer cielo, sino
darle el valor e importancia a la extraordinaria experiencia que tuvo el
apóstol Pablo, y de la cual es estorbado gloriarse por medio de la “espina en
la carne”. Tampoco es la intención especular en cuanto al tiempo y momento de
la experiencia; pero esas visiones celestiales serían suficiente motivo para
que el Apóstol se enalteciera sobre todos los creyentes y aún sobre los demás
apóstoles. Por eso, cuando Pablo ruega al Señor que lo libre de esta espina en
la carne, el Señor le contesta:
“Bástate
mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana
me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de
Cristo. 10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en
las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias;
porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Cor 12:9-10). Destacado es
mío.
He
destacado las penurias de Pablo para sugerir, en otro lugar, lo que podría ser
el “aguijón en la carne”, o la “espina en la carne”, basado en usos similares
de esta metáfora, en el Antiguo Testamento.
Basándose
Pablo en esas revelaciones celestianes, y en su fortaleza en las debilidades, les
reclama a los cristianos de Corinto, una iglesia problemática, con divisiones a
favor de ciertos líderes. Sin duda había grupos que menospreciaban el
apostolado de Pablo y enaltecían a los otros líderes. Por eso él les reclama:
“Me
he hecho un necio al gloriarme; vosotros me obligasteis a ello, pues yo debía
ser alabado por vosotros; porque en nada he sido menos que aquellos grandes
apóstoles, aunque nada soy. 12 Con todo, las
señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por
señales, prodigios y milagros. 13 Porque ¿en qué
habéis sido menos que las otras iglesias, sino en que yo mismo no os he sido
carga? ¡Perdonadme este agravio!” (2
Corintios 12:11-13).
Qué triste
cuando una iglesia menosprecia el valor y capacidades espirituales de uno de
sus líderes, y se inclina a favor de otros, injustamente. Estas incomodidades
de parte de los corintios obligan a Pablo a recordarles quién es él como
apóstol y obrador de milagros y señales entre ellos. Sin duda que estas
acusaciones eran una espina en la carne para el Apóstol. Los hermanos de
Corinto se convertían en mensajeros de Satanás. Sin embargo, el apóstol Pablo,
el más instruido en las letras y en las leyes de su patria, no se abstiene de
recordarles su amplio curriculum y títulos adquiridos por las revelaciones
celestiales.
¿Qué podría
ser la “espina en la carne”?
No conviene
especular qué podría tener el apóstol Pablo en su mente, sin recurrir al
Antiguo Testamento, para que él haya usado esta expresión “una espina en la
carne”. Algunos comentaristas que tratan de interpretar esta expresión han
especulado muchas cosas que podrían ser; pero en mi estudio he recurrido a la
imagen de la espina (ἄκανθα: akantha, o σκόλοψ skolops),
en griego, y su equivalente en el hebreo del Antiguo Testamento (צַד ṣaḏ), en el
pasaje que dice “espinas en vuestros costados”, en los libros de Números,
Josué, y Jueces.
En cuanto a
las palabras “aguijones”y “espinas”, hay tres pasajes en donde el mismo Yavé
Dios usa con respecto a la desobediencia del pueblo de Israel de no desterrar a
los pueblos cananeos; y las consecuencias u hostilidades que sufriría el pueblo
de Israel por parte de los pueblos enemigos que serán “espinas en vuestros
costados”. En estos pasajes que voy a citar, Dios mismo usa las expresiones
metafóricas “aguijones” y “espinas”:
El primer
pasaje en el libro de Números, se citan “aguijoness en vuestros ojos” o
las “espinas en vuestros costados”:
“Y
si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que
los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas
en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros
habitareis” (Números 33:55). Resaltado es mío.
El segundo
pasaje se encuentra en el libro de Josué, siempre Dios amonestando a su pueblo
por su desobediencia:
“sabed
que Jehová vuestro Dios no arrojará más a estas naciones delante de vosotros,
sino que os serán por lazo, por tropiezo, por azote para vuestros costados y
por espinas para vuestros ojos, hasta que perezcáis de esta buena
tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado” (Josué 23:13).
Resaltado es mío.
El tercer
pasaje en el libro de los Jueces, de la misma manera Dios manifiesta el castigo
por la desobediencia de su publo Israel al no haber echado de la tierra a los
pueblos enemigos.
“Por
lo cual también dije: «No los echaré de delante de vosotros, sino que
serán como espinas en vuestro costado[b],
y sus dioses serán lazo para vosotros” Jueces
2:3). Resaltado es mío.
Claramente
se observa en estos tres pasajes del Antiguo Testamento, que Dios usa la figura
analógica o metafórica de los aguijones y las espinas para referirse a pueblos
enemigos del pueblo de Israel, los cuales serán hostiles si no los echan de la
tierra que Dios les ha heredado. Las hostilidades de estos pueblos enemigos serán
como “espinas” y “aguijones” en contra del bienestar del pueblo de Dios. Las “espinas
en vuestro costado” que aparece en los libros de Números y de los Jueces
son los pueblos enemigos que Israel no obedeció echarlos, cuando Dios se lo
mandó. Por tanto, las espinas no son enfermedades del pueblo de Dios, son
pueblos enemigos que representaron guerras constantes y contiendas, la mezcla
de los hijos de Dios con mujeres cananeas, la influencia idolátrica de sus
dioses falsos tal como Yavé Dios se lo había advertido al pueblo de Israel.
Por tanto,
aplicando estos pasajes del Antiguo Testameto a las experiencias hostiles a que
se refiere el versículo 10 del capítulo 12 de 2 Corintios, y reafirmando las
veces que el apóstol Pablo cita y se apoya en el Antiguo Testamento, que según
la “Complete Jewish Bible (“Biblia judía completa”) señala 183
pasajes del Antiguo Testamento que Pablo cita o parafrasea en sus escritos. Y
esta cifra no incluye varias decenas de referencias a personas, lugares y
sucesos del Antiguo Testamento” (Obra citada), me permito referirme a la
“espina en la carne” que el Apóstol menciona. Aunque Pablo no explica qué cosa
es esa espina en la carne, por lo que relata en el citado versículo 10 del
capítulo 12 de 2 Corintios, podemos comprender las debilidades por las cuales
él se goza: “debilidades, afrentas, en necesidades, en persecuciones,
en angustias”; sin embargo, todos estos sufrimientos son posiblemente las
espinas en la carne a las que él probablemente se refiere; y que por ellas se
ve impedido muchas veces de avanzar en la expansión del Evangelio de Jesucristo,
por emplear su tiempo en defenderse, ante sus mismos hermanos en la fe, y ante
los tribunales judíos.
Escribiéndoles
a los Romanos, Pablo cita los sufrimientos que no pueden separarlo del amor de
Cristo: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia,
o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (2 Corintios
12:10, Romanos 8:35). Es de notar que en la Epístola a los Romanos Pablo cita o
parafrasea el Antiguo Testamento 84 veces. Las frases de Pablo “como está
escrito”, o “como dice el Profeta” son muy abundantes en los escritos del
Apóstol. Por tanto, es evidente que Pablo relacionara figuras literarias, imágenes
y metáforas de sus experiencias y sufrimientos, con antecedentes similares en
el Antiguo Testamento, del cual él tenía un vasto conocimiento.
Todos los
sufrimientos, acusaciones y menosprecios que cita Pablo que ha experimentado
sin apartarse del amor de Dios, pero que han sido obstáculos y atrasos para la
predicación del Evangelio de Jesucristo son probablemente “la espina en la
carne”, el mensajero de Satanás que lo abofetea por todas partes, incluyendo acusaciones
de parte de sus mismos hermanos en la fe, quienes lo acusaban de no acatar la
ley de Moisés y de aceptar gentiles convertidos sin someterlos a los ritos de
la circuncisión, y a la observancia de la ley de Moisés. Luego, las acusaciones
de parte de la iglesia de Corinto, la lapidación sufrida en Listra en donde lo
dejaron por muerto; y donde probablemente tuvo el arrebatamiento al tercer
cielo (Hechos 14:19). En Filipos, magistrados romanos golpearon y encarcelaron
a Pablo y a sus compañeros. (Hechos 16:19-40); así también las persecuciones de
parte de líderes judíos y tribunales a los cuales fue remitido sin el apoyo de
los demás apóstoles y ancianos de la iglesia de Jerusalén. Pablo asistió solo a
sus defensas en los tribunales; como también tuvo que enfrentar la muerte en
Roma por parte del emperador romano, Nerón, según la tradición cristiana.
CONCLUSIÓN
El tema de
la “espina en la carne” que cita el apóstol Pablo ha sido motivo de varias
especulaciones acerca de lo que puede significar esa frase. Debido a estas
especulaciones surgió en mi mente investigar el significado de la frase, pero
basándome en algún antecedente en el Antiguo Testamento siendo que Pablo lo
cita tantas veces en sus escritos, y que ha sido su apoyo en la predicación del
Evangelio, en su doctrina y teología cristológica.
Hurgando
varios sitios en Internet, encontré tres pasajes en donde los escritores de
Números, Josué y Jueces ponen en la boca del mismo Yavé Dios las figuras de
“aguijones” y “espinas” refiriéndose a los pueblos idólatras de la tierra de
Canaán. Dios había advertido a su pueblo que debían desterrar a esos pueblos
idólatras, porque serían motivo de revueltas y descontentos, más la influencia
que ejercerían con sus prácticas idolátricas. Siendo Yavé un Dios celoso en
contra de la existencia de otros dioses en medio de su pueblo, éste debía
obedecer su mandato; pero Israel no obedeció a su Dios y por eso, los pueblos
enemigos se convirtieron en azote, en lazo y en tropiezo; en aguijones y
espinas en sus ojos y costados.
Fue así que
este estudio minucioso y basado enteramente en la Biblia, destacó esas frases y
las relacionó con los sufrimientos, amenazas, acusaciones, “afrentas, en
necesidades, en persecuciones, en angustias, hambre, desnudez, peligro o espada”
(2 Corintios 12:10 y Romanos 8:35). Estas adversidades que experimentaba el
Apóstol Pablo sirvieron como obstáculos y atrasos para su obra misionera por
los diferentes rincones del Asia Menor y sus alrededores. Muchas de las
acusaciones venían de los judaizantes, de los líderes de la iglesia de
Jerusalén, de los tribunales judíos a los cuales Pablo tuvo que enfrentar solo,
sin ninguna ayuda de los demás apóstoles. Por tanto, relacionando las figuras analógicas,
y metafóricas en el Antiguo Testamento, con todas las penurias sufridas por el
Apóstol, me permito sugerir que Pablo usó las imágenes de aguijones y espinas
que cita el Antiguo Testamento como “espinas en los costados” y “aguijones
en los ojos”, como “los aguijones en la carne” (RVR 1960), o la “espina
en la carne” (NTV) por la que él había pedido a Dios tres veces se la
quitara, pero en vez de eso, esas “espinas” le servían para gloriarse en sus
debilidades, para darle fortaleza y para que no se enalteciera por causa de las
múltiples revelaciones del mismo Dios; sobre todo por haberlo trasladado hasta
el tercer cielo, la morada de Dios. La frase que utiliza el rey Salomón en la dedicación
del Templo: “los cielos de los cielos”, es semejante a la expresión en idioma
inglés: “The holy of holies” o “Most Holy Place"; o sea el lugar santísimo
en el Tabernáculo y en los dos Templos; y que Salomón compara con “los cielos
de los cielos”.
REFERENCIAS
Biblia
Reina Valera 1960: “Aguijones en la carne”, y (Números, Josué, Jueces)
Biblia de
las Américas (LBLA), (libro de Jueces)
Biblia
Nueva Traducción Viviente (NTV) “Espina en la carne”
Coalición
por el Evangelio, (“espina en la carne”)
Complete
Jewish Bible, citas del Antiguo Testamento en los escritos de
Pablo
Internet, “Espinas
en vuestros costados”: Números, Josué, Jueces
Jewish
Complete Bible, Citas de Pablo del Antiguo Testamento
Strong’s
parallel greek English (ἄκανθα: akantha, espina; o σκόλοψ skolops, aguijones)
Theological
views of St. Paul the Apostle