LENGUAJE INCLUSIVO
Amadeo Albuquerque Lara
Sin duda el lenguaje inclusivo es un tema que ha
estado rondando en las noticias y en las redes sociales, a partir de 1970
debido a la oleada del feminismo de la época. Este movimiento aduce que es
necesario reformar el idioma español para hacer visible el género femenino.
Sin embargo, la Real Academia Española ha afirmado que
no es el idioma el que debe hacer visible el feminismo, sino la actitud de la
sociedad, especialmente, la tendencia machista de la sociedad la que debe dar
el valor que se merece la mujer.
Como estudiosos de la lengua española nos llama la
atención el porqué hasta en el año 1970 aparezca este reclamo, después de ocho
siglos de existencia del romance castellano en forma escrita, con sus
pronombres masculinos y femeninos bien diferenciados; mientras que en otros
casos, el masculino se ha utilizado de manera inclusiva para ambos sexos. Y así
lo entendimos sin confusiones de sexo. Cuando decimos “los ciudadanos”, hemos
comprendido que se incluye a hombres y mujeres, no solamente a hombres.
Digo que hasta después de ocho siglos, porque El
Cantar de Mio Cid fue compuesto quizás en el siglo once, pero copiado por Per
Abbat en el siglo doce. Los críticos, en su mayoría, están de acuerdo con la
fecha de publicación propuesta de fines del siglo doce.
Pero el colmo es que este movimiento feminista ahora
ha introducido la letra “X”, la letra ”E” y la arroba “@” para indicar hombres
y mujeres en los pronombres y determinantes: otrxs, lxs, nosotrxs, todxs, “l@s”,
tod@s ; además de todos y todas.
Mi pregunta es:
¿a qué fonema español representan todos estos signos propuestos por el lenguaje
inclusivo? Seamos serios con la morfología española y demos el lugar que se
merece la mujer dentro de nuestra sociedad. Como hombres, demos el tratamiento
debido a la persona, pero no destruyamos la morfología que ha existido ya durante
diez siglos, pues ya estamos en el siglo veintiuno.