LAS LENGUAS INDÍGENAS DE NICARAGUA
Por Amadeo Albuquerque Lara
Cuando los conquistadores españoles arribaron a tierras americanas
encontraron una gran variedad de lenguas, ya fuera en Centroamérica, el Caribe o
América del Sur. Por la imposición del idioma español, gran número de estas
lenguas se fueron extinguiendo. Por lo menos hay tres razones para esta
extinción: primero, los conquistadores dieron mayor importancia a su lengua
invasora: el español, puesto que era el medio de comunicación para conquistar
los nuevos territorios; segundo, los conquistadores utilizaron una lingua franca (el náhuatl, en Nicaragua) escogida entre las lengua indígenas,
según el mayor número de hablantes para adoctrinar y someter a los indígenas de
cada país o región; de esta manera dejaron sin importancia a las otras lenguas
(Véase LISBOA,
27 DE MAYO DE 1582): “Don Phelipe – Que
en la Universidad de Lima haya cátedra de gramática, y para que entre las
cátedras que se instruyan haya una de la lengua general de los indios); tercero, los mismos conquistadores infundieron en la
mentalidad de los hablantes nativos que la lengua que ellos hablaban era
inferior a la de los señores conquistadores. Así se impuso el español y así
sucumbieron algunas de las lenguas autóctonas.
Solamente he puesto el ejemplo de los conquistadores españoles y las
lenguas indígenas de América; pero el mismo principio se ha repetido en las
demás partes del mundo. Por ejemplo: los peregrinos que venían de Inglaterra,
impusieron su lengua a los subyugados norteamericanos autóctonos; los mismos
ingleses han impuesto su lengua en todas las colonias dominadas por ellos.
Asimismo, los franceses, los holandeses y los portugueses también han impuesto
su idioma en sus colonias. Sólo para citar estos pocos casos.
México es el país que mejor ha conservado los idiomas indígenas. Por
ejemplo, en ese país todavía se habla el náhuatl, mientras que en Centroamérica
ya no se practica. El maya se habla además de México, en Guatemala. En
Honduras, en el departamento de Yoro todavía los tolupanes hablan la lengua
xicaque, jicaque o tol; pero son una pequeña minoría quizás unos 700 hablantes.
Cuando los españoles vinieron a Nicaragua se encontraron con esta tribu de los
xicaques entre la frontera norte de Nicaragua y la sur de Honduras y según
narran los historiadores, los conquistadores tuvieron sufrieron la resistencia
de esta tribu, por eso no pudieron resistir sus ataques y los catalogaron como rebeldes,
sanguinarios y guerreros.
Lo que me llama la atención es que mientras las universidades de Honduras
han patrocinado investigaciones sobre esta tribu para saber cuáles eran sus
costumbres, cultura y lengua, en Nicaragua solamente conocemos el criterio de
los cronistas españoles. Y no solamente se ha abandonado a los xicaques, sino
que también la lengua matagalpa, chontal, mangue, sutiaba o sutiava, chorotega,
pipil y náhuatl, a pesar de que esta última nos dejó un inmenso número de
toponimias. Asimismo, nos hemos olvidado de las lenguas de la costa caribe,
tales como el sumo, mayangna, panamahka, twahka, ulúa, mískito y rama.
Lingüistas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Estados Unidos de
América, como Ken Hale, Collette Grinevald, Wayne O’Neil, el nicaragüense doctorado
por el MIT, Danilo Salamanca y otros han realizado estudios del sumo, ulúa (Ken
Hale) y de la lengua rama (Collette Grinevald).
La lengua rama se encuentra en extinción, pues sólo unos cuantos ancianos la
hablan, porque los jóvenes la encuentran muy difícil de aprenderla e innecesaria porque hablan el
mískitu o el inglés criollo o ambos.
Los cronistas españoles se sorprendieron al encontrar una enorme diversidad
de lenguas indígenas prehispánicas: alrededor de 123 familias de lenguas
conformadas por cientos de lenguas y dialectos. En América del Sur, entre las
más destacadas en la actualidad, se encuentran el guaraní con casi 8 millones
de hablantes; el quechua sureño con cinco millones (Perú y Bolivia) y el
quichua con dos millones y medio de hablantes; el aimara con un millón y medio;
en México, el náhuatl con un millón cuatrocientos mil hablantes y en Guatemala
y parte de México, el quiché y el maya con 900,000 cada una. Otras lenguas de
Suramérica son: el taíno, el záparo y el mapuche. Todas estas lenguas han
enriquecido con muchas palabras al idioma español. El záparo o sáparo se
encuentra en estado de extinción, pues sólo un pequeño grupo de personas
mayores lo hablan. Actualmente hay lingüistas que están documentándolo, antes
que se extinga.
Nótese que a pesar de que la lengua náhuatl tiene casi millón y medio de
hablantes en México, parece que a las universidades de Nicaragua no les
interesa investigar cuál es su cultura, comparar la actual con la del período
preclásico y clásico; investigar las características lingüísticas actuales,
cómo interactúa con otras lenguas indígenas, corroborar o descartar si las
palabras que se atribuyen al náhuatl son de esa lengua, etc. El nahuatlista mexicano
más reconocido es el doctor Miguel León Portilla, antropólogo, historiador, filólogo y filósofo. Y se
sabe que otros estudiosos de esta lengua sostienen conferencias y simposios
utilizando el náhuatl como lengua oficial. Algo más, la universidad de Yale
ofrece un curso de verano de junio a agosto en donde se estudia la lengua náhuatl
a profundidad. ¿Y qué pasa con nuestras universidades? Sin duda que este
programa no les resultaría rentable.
En Nicaragua había dos grandes familias lingüísticas: la
uto-azteca que vino del norte y la chibcha, del sur más o menos de la
región del Orinoco. La lengua náhuatl,
la pipil y la xicaque, jicaque o tol, por ejemplo, pertenecen a la familia
uto-azteca; en tanto que la chorotega, la mangue y la sutiaba pertenecen al
grupo oto-mangue. De la familia chibcha se origina el grupo misumalpa que a su
vez contiene el mískitu, sumo y matagalpa. Pero en la costa caribe no existen
solamente esas lenguas sino también la lengua mayangna, panamahka, twahka,
ulúa, rama, entre otras.
Comenzaré el estudio de las lenguas indígenas del Pacífico de Nicaragua con
las menos conocidas, como la lengua tol, xicaque o jicaque; la chontal, la
matagalpa, mangue, sutiaba o sutiava, pipil, náhuatl y otras. Dejaré de último
las lenguas pipil y náhuatl por ser las más conocidas por la enorme cantidad de
nombres de lugares y ciudades, frutas, comidas y bebidas. Me refiero aquí a la
lengua náhuatl, porque la pipil es propia de El Salvador.
La lengua tol, xicaque o jicaque
De entre las lenguas precolombinas nombradas por los españoles (1543), la que menos se conoce es la lengua tol
también conocida como xicaque o jicaque, la cual es hablada por los tolupanes
de Honduras. El término xicaque o jicaque es peyorativo. Ya hemos dicho que los
historiadores o cronistas españoles describen a los xicaques como salvajes,
sanguinarios y rebeldes; pero no se interesaron en su idioma aunque como dije
ya, una universidad de Honduras ha realizado investigaciones sobre sus
características.
Las razones que dan los
investigadores del porqué hay tan pocos hablantes actualmente es la siguiente: “Las presiones discriminatorias ejercidas por los ladinos
mediante burlas, imprecaciones y recriminaciones contra los torrupanes por la
forma en que hablan el español, ha hecho que los indios se preocupen más por
mejorar el español, que trasmitir su lengua a las nuevas generaciones.” Por eso
muchas lenguas autóctonas están desapareciendo y es una lástima que no se hagan
estudios de ellas antes que sea demasiado tarde.
El testimonio que ofrecen los investigadores
que estuvieron cerca de esta gente es: “Nos
dimos cuenta por medio de la experiencia vivida, la extrema pobreza y
desigualdad social en la que viven los Xicaques, son necesarios proyectos
de desarrollo social, apoyo económico y educacional de igual forma atención
para la conservación de la cultura.”
La lengua Chontal
Los chontales fueron
también reconocidos por los cronistas españoles como caribes o caribisis. Los
náhuatl tradujeron el término chontal como extranjero o “pueblo de afuera”.
Algunos estudiosos nicaragüenses piensan que los chontales fueron confundidos
con los matagalpas y los ulúas (véase a Eddy Kühl), pero este punto de vista no ha sido corroborado, pues existen estudios
acerca de los chontales y de los matagalpas, por separado como veremos más
adelante.
Segùn el cronista español, Capitán Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés en su “Historia
General y Natural de las Indias” afirma: “Nicaragua, es un gran reino, de muchas y buenas provincias, y las mas
de ellas anexas a cuatro o cinco lenguas distintas, apartadas y diversas las
unas de las otras. La principal es la que llaman de Nicaragua (náhuatl) y es la
misma que hablan en México o en la Nueva
España. La otra es la lengua que
llaman de Chorotega, y
la tercera es la Chondal.” El mismo cronista afirma que los chorotegas y los
niquiranos no se entendían con los chontales, lo que demuestra que la chontal
era una lengua reconocida.
Pablo
Levy, geógrafo-historiador, en sus “Notas Geográficas y Económicas de la
República de Nicaragua”, publicada
en 1871, dice en su capítulo primero que es muy probable que los
caribisis (chontales) dominaran todo el
país de mar a mar y que fueron expulsados por los chorotegas a la parte
oriental de Nicaragua para aprovechar la fertilidad de la tierra, la hermosura
de los lagos y del clima de la parte occidental.
El
Naturista e Investigador Inglés Thomas
Belt, quien vivió durante cinco años en los minerales
de Santo Domingo de
Chontales, en Nicaragua, en su obra “El Naturista
en Nicaragua” publicada en 1873, corrobora lo dicho por Levy al afirmar que los habitantes
más viejos (los chorotegas) arrojaron a los “chontalli” (extranjeros o
bárbaros) hacia el interior del país;
por lo tanto, el departamento fue nombrado por ellos; y además, afirma que para
la época de la conquista todavía existía un número considerable de esta tribu.
Estudiosos
norteamericanos han escrito libros sobre los chontallis y popolucas; pero estos
últimos se ubican en El Salvador, mientras que los primeros, en el interior de
Nicaragua. Véase la referencia en inglés
ABORIGINAL AMERICAN LANGUAGES,
DANIEL G./BRINTON, A.M.,
M.D., LL.D., Sc.D., Professor of American Archeology and Linguistics
in the University of Pennsylvania.
Es digno de notar que han
sido profesores de renombre de universidades norteamericanas quienes se han
interesado en el estudio de las lengua indígenas de Mesoamérica, mientras que
nuestras universidades parece que están más interesadas en el campo de la
economía, las ingenierías, las leyes y la administración de empresas, en su
mayoría.
La lengua matagalpa o pantasma
Todavía
a mediados del siglo dieciocho había unos cuantos hablantes en los
departamentos de Matagalpa y Jinotega, pero se extinguió en el siglo
diecinueve.
El matagalpino, Eddy Kühl, ingeniero, arquitecto e
investigador de estas lenguas indígenas comienza así su artículo sobre el
lenguaje matagalpa: “Historia de la lengua que aprendió
Fray Lázaro del Guido en Sebaco en 1538, Fray Juan de Alburquerque en Sebaco,
Matagalpa y Muimui en 1606, Fray Fernando Espino en Nueva Segovia en 1650, Fray Blas de Hurtado y Plaza misionando
cerca de San Ramon en 1749, y el padre
Victor Noguera en Matagalpa en los 1855”. Esta cita del ingeniero Kühl demuestra que el matagalpa
era un idioma que todavía en el año 1855 era hablado por ciertos pobladores del
departamento de Matagalpa, como más tarde vamos a corroborar por otros
estudiosos de esta lengua.
Sin embargo, Kühl afirma
que el matagalpa y el chontal eran la misma lengua, pero lingüistas e
investigadores estadounidenses que han realizado estudios sobre estas lenguas distinguen
a los “chontallis” de los matagalpa. Uno de esos prestigiosos investigadores es
Daniel G. Brinton, A.M., M.D., LL.D.,
Sc.D., Profesor de American Archeology
and Linguistics en la Universidad de Pennsylvania. El mismo Kühl expone que “La lengua matagalpa se conoce por el uso de términos como li, cayán, güina,
apan, entre otros.” Como es fácil recordar, en Nicaragua tenemos toponimias o
nombres de lugares como Samulalí, waswalí, y Susulí; en el departamento de
Masaya tenemos Pacaya, palabra que lleva la terminación –caya, posiblemente de
origen matagalpa, aunque no lo puedo confirmar; Palacagüina y en el
departamento de Chinandega, tenemos Cosigüina, pero los investigadores no lo
han insinuado. Aunque estos nombres confirman lo dicho por el ingeniero Eddy
Kühl en cuanto a las terminaciones –li, -cayán y –güina.
La fuente que cita
Kühl entre otras es el padre Noguera y dice así: “Mi investigación comienza con Víctor de Jesús Noguera, que nació en
1835 y fue cura párroco de Matagalpa por varios periodos en la segunda mitad
del siglo XIX. Él recopiló más de un centenar de palabras de la lengua
matagalpa en 1855, en un documento que se extravió pero en 1874, cuando Noguera
ya se encontrada viejo y retirado en Masaya, fue contactado por el médico y
lingüista alemán Carl Berendt, quien le recitó solamente 97 palabras que se
recordaba de memoria”
Es una lástima que mientras hubo personas que a
mediados del siglo dieciocho todavía hablaban esta lengua, nadie en Nicaragua o
Centroamérica se interesó por recopilar información lingüística sobre la lengua
matagalpa.
El proyecto Gutenberg se refiere a esta familia
lingüística de esta manera: “la matagalpa
es una familia interesante, la cual fue definida primeramente en The American
Race.” Véase ABORIGINAL AMERICAN LANGUAGES por Daniel G. Brinton.
Habiendo
visto una lista de palabras tanto de la lengua chontal como de la matagalpa,
creí conveniente comparar algunos términos de ambas lenguas. Lástima que las
listas de los recopiladores no contienen los mismos ejemplos para hacer más
largas las comparaciones.
Vocabulario chontal y matagalpa.
Chontal maya
|
|
matagalpa
|
|
hombre
|
Winik
|
hombre
|
Misa
|
mujer
|
Ixik
|
mujer
|
Yueya
|
uno
|
untu
|
uno
|
Bas
|
dos
|
buyo
|
dos
|
Chatu
|
tres
|
Uxtu
|
tres
|
Guatba
|
cuatro
|
Chintu
|
cuatro
|
Botajio
|
|
|
Padre, madre
|
Amiske
|
|
|
Tío
|
Kukuke
|
|
|
Cabeza
|
Maike
|
Como es fácil de
notar, se ve que ambas lenguas tenían su propia estructura no compartida, pues
el chontal registra la palabra hombre como winik,
el matagalpa lo hace con la palabra misa.
También los números se escriben diferente en cada lengua.
Otras palabras del matagalpa:
comal: taspe; jícara: kumbo; tasca: tortilla;
chuisli: riachuelo (agua que corre, en el idioma matagalpa); bulika: gallina;
en Nicaragua se da el adjetivo búlica a una gallina o pollo de color variado
entre gris, negro y blanco.
En
español nicaragüense, especialmente en departamento de Matagalpa, cuando un río
es poco profundo se dice que es taspito. También le damos el nombre de cumba a
una jícara de forma redondeada. Este último término está más extendido en el
territorio nicaragüense. De aquí se puede fácilmente reconocer el origen
matagalpa de estas palabras. Por otro lado, de la palabra tasca: tortilla, por lo menos en Rivas en mi niñez se oía el nombre
yoltasca al producto del elote o maíz
tierno. Quizás por la lejanía del departamento de Matagalpa, algunos estudiosos
hayan identificado este término como proveniente del náhuatl, como ha pasado
con muchas toponimias de Nicaragua. No olvidemos que la palabra yol va antepuesta en yoltamal, que también es un producto del
elote. Entonces, la palabra yoltasca
es probablemente un híbrido: náhuatl-matagalpa.
Antes
de cerrar este apartado sobre la lengua matagalpa, debo aclarar que debido a
que los primeros investigadores de estas lenguas indígenas eran de nacionalidad
alemana o estadounidense o que dominaban estas lenguas, como Carl Berendt,
Gregorio Smutko, Daniel G. Brinton, entre otros, las toponimias indígenas se
escriben con k o w, tales como bulika, mískitu, bosawás, waswalí, waslala, etc.
La lengua mangue
Los pobladores
autóctonos de Monimbó, Masaya, hablaban el mangue que es una lengua proveniente
del grupo oto-mangue, junto con la lengua chorotega. Debido a que no ha habido
estudios serios efectuados por lingüistas formados, ha habido una serie de
suposiciones en cuanto a la identidad de todas las lenguas autóctonas habladas
en el territorio nicaragüense. Por eso se lee en artículos periodísticos que la
lengua matagalpa era igual que la chontal, por ejemplo.
La lengua mangue está emparentada con el chiapaneco una vez hablado en
México y el cual ha sido motivo de estudio de parte de lingüistas del “Summer
Institute of Linguistics”, según me consta cuando en 1974 participé en un curso
de verano en la Universidad de Dakota del Norte, en Grand Forks. No así el
mangue que se extinguió en Nicaragua sin haberse impulsado una investigación
lingüística de parte de instituciones reconocidas.
Según Wikipedia, el mangue se extinguió en el siglo XIX y lo único que
existe es una pequeña lista de palabras, recogida por el investigador
norteamericano Daniel G. Brinton en 1874, antes de la extinción de esta lengua.
Se cree que para el año 1523 el número de hablantes de mangue llegaba a unos
seis mil. García de Palacio, en el año 1576 menciona a los mangues y un siglo
más tarde, Juan Vázquez de Coronado encontró una colonia de mangues en el
extremo oriental de Costa Rica, en la provincia de Pacaca. Para demostrar la
cercanía de ambas lenguas, la enciclopedia libre, Wikipedia, expone esta
comparación léxica. Además, esta comparación demuestra que las lenguas mangue y
chorotega no eran la misma cosa, pero que sí estaban emparentadas.
GLOSA
|
|
|
'uno'
|
tike
|
teka
|
'dos'
|
ha
|
hausmi
|
'tres'
|
hajmi
|
hamij
|
'cuatro'
|
hahome
|
hahami
|
'cinco'
|
hagujmi
|
haunsmij
|
'hombre'
|
nyugo
|
ntihpu
|
'mujer'
|
noji
|
naji
|
'perro'
|
nyumbi'
|
nambi
|
'sol'
|
nomo
|
numu
|
'luna'
|
yu
|
yu
|
'agua'
|
nimbu
|
nimbu
|
Según el investigador
de la Universidad Nacional Autónoma de México, Rubén Borden Eng, los mangues
emigraron procedentes del altiplano de México, hacia el sur hasta cubrir el
territorio conocido como la gran Nicoya: Nicaragua y Costa Rica. (Véase Fuentes y estudios sobre las lenguas del
grupo chiapaneco-mangue)
Sutiaba o sutiava
La lengua pertenece
al grupo indígena Oto-mangue, lengua que se habló en el Pacífico de Nicaragua,
al noroeste en lo que ahora es el departamento de León. Hoy sólo conocemos la
comunidad indígena de Sutiaba, pero desconocemos la contribución lingüística al
idioma español. Como siempre, diferentes estudiosos relacionan las lenguas
indígenas de Nicaragua y Centroamérica con distintos grupos o familias
lingüísticas debido al poco estudio riguroso de estas lenguas. Por ejemplo, En
1925 el lingüista Edward Sapir en un artículo incluyó el sutiaba en el grupo
hokano y para esta fecha ya el sutiaba estaba desapareciendo; en cambio, otros
estudiosos han ligado la lengua sutiaba con la lengua xicaque, jicaque o tol,
de la cual ya hemos tratado. La verdad es que estas lenguas tienen su origen en
la parte sur de los actuales Estados Unidos de América, por lo cual el prefijo
oto- se deriva de Utah.
Según Wikipedia, la
lengua sutiaba está emparentada al tlapaneco que actualmente se habla en el
estado de Guerrero, México; véase Rensch
[1976, 1977] y Suárez [1977].
Para demostrar el
parentesco entre el tlapaneco y el sutiava, la enciclopedia muestra el
siguiente cuadro léxico.
Comparación léxica
GLOSA
|
Sutiaba
|
|
Uno
|
i·mba
|
mba1
|
Dos
|
a·pu·
|
a3hma3
|
Tres
|
a·su
|
a2cu1
|
Cuatro
|
axku
|
a2kho3
|
Hombre
|
ra·bu
|
ša3bo3
|
Mujer
|
ra·bagu·
|
a'3go3
|
Perro
|
ru·wa
|
šu3wã1
|
Sol
|
ahka
|
a3kha'3
|
Luna
|
uku
|
gő'3
|
Agua
|
i·lu
|
i2ya2
|
Hay que notar que cuando se compara el léxico de dos o más lenguas, debe
tomarse en cuenta las características fonéticas y la morfología de cada una,
los préstamos que pudo haber adoptado una de ellas y cómo ha evolucionado la
palabra en una de ellas o en ambas. Pero como es fácil de notar, el parentesco
de ambas lenguas es bastante cercano dado que las diferencias morfológicas son
pocas.
La lengua náhuatl, nahuat, nahoa, nahua o
pipil-nicarao,
Los españoles que vinieron a conquistar estas tierras pronunciaban la
palabra nicarao por características andaluzas, por lo que no sabemos si
originalmente el nombre del cacique era Nicaragua y por lo tanto, éste le dio
su nombre a nuestro país.
Según el investigador de la universidad Don Bosco, Jorge E. Lemus, hay
varios estudiosos que sitúan la venida de los pipiles procedentes de México,
pertenecientes a los nahuas o náhuatl. La diferencia de escritura se debe a la
época clásica cuando se conservaba la terminación –tl o si se trata de la
ortografía posclásica: nahuat, nahua o naoa.
Los autores citados por Lemus son: Barberena 1966, Tompson 1948, Jiménez
1959, Fowler 1989, Juan de Torquemada (Monarquía
Indiana, 1966 publicada originalmente en 1615) y fray Toribio de Benavente,
Motolinía 1541. Según estos autores ubican la llegada de los pipiles a
Centroamérica entre los siglos VIII y XIII que en igual época se ubica la
migración de los náhuatl procedentes del actual Soconusco de México. Según ellos,
los pipiles junto con los náhuatl venían huyendo de la tiranía de los Toltecas.
Según el fraile franciscano Juan de Torquemada, él basa su cálculo de la
llegada de los pipil-nicarao cerca de 728 u 832 años antes de la llegada de los
españoles a Centroamérica, pues cuando él le preguntó a los pipiles acerca de
su arribo, le contestaron que entre siete u ocho vidas de un hombre. Torquemada
calcula la edad de un huehuetiliztli (viejo) en unos ciento cuatro años. De
aquí su cálculo.
Según estudios realizados por Swadesh (1954-1955), los pipiles se
separaron de los nahuas o nahuat durante el siglo IV, de allí sus diferencias
lingüísticas. Los trabajos citados por Lemus son confiables pues fueron
presentados en una reunión de la UNESCO de expertos en lenguas en peligro de
extinción, en París, Francia en marzo de 2003.
Dada la lejanía de los arribos de estos grupos a Centroamérica, también
resulta difícil de asegurar si los pipiles eran los mismos nahuas o eran
diferentes. Lo que sí dan por seguro los investigadores es que los pipiles
estuvieron asentados en El Salvador, en tanto que los nahuas nos han dejado una
serie de nombres de lugares, lagos, frutas, comidas, bebidas y árboles, lo cual
nos garantiza que aquí estuvieron ellos asentados.
Algunos
nombres de lugares, pueblos o ciudades son: Nicaragua, Managua, Malacatoya,
etc. Nombres de frutas y vegetales: jocote, zapote, aguacate, cacao, tomate,
chayote, ayote, chilli, etc. Comidas: nacatamal, nakatl (carne), tamal,
yoltamal, güirila, guacamol, mole, etc. Bebidas: pozol, pinol, pulque, guarapo,
tequila, etc. Árboles: pochote, jiñocuabo o jiñote, tempisque, ciguapaste,
malinche, quelite (kilitl), etc. Animales: zopilote, chichiltote, coyote,
tepescuintle, ocelote, pizote, etc.
Para
cerrar este estudio debo explicar cuáles son algunos criterios que utilizan los
lingüistas para analizar y clasificar una lengua determinada. Por ejemplo, se
examina la estructura sintáctica: la posición obligada o libre de los elementos
de la oración gramatical como el sujeto, el objeto y los complementos; por
ejemplo, en español el orden de los elementos es bastante libre, el sujeto se
puede omitir; el objeto puede ir antes del sujeto; en cambio en inglés el orden
es más rígido y no se puede omitir el sujeto de la oración. En la estructura
morfológica, se examinan los morfemas si van adjuntos a la raíz de la palabra,
si la anteceden (prefijo), si van pospuestos (sufijos) o si la parten en dos (infijos);
también si algunos de los morfemas se refieren al género, número o si se
refieren a cosa o a humano, seres animados o inanimados, etc. En la parte
fonológica y fonética, si los sonidos son nasales o nasalizados, dentales o
dentalizados, laterales, fricativos, africados, alveolares o guturales, entre
otros rasgos.
Sin
embargo, la lingüística moderna prefiere realizar el análisis sintáctico,
morfológico, fonológico y fonético observando a un informante nativo del idioma
que se estudia. Recordemos que las lenguas deben analizarse como un acto de
habla primeramente y luego, cómo habla esa lengua la comunidad como un todo. De
modo que al hacer un estudio cuando ya una lengua está en su etapa de
extinción, es muy difícil. Pudiera ser que la lengua haya sufrido la influencia
de otras lenguas, que tenga palabras prestadas de otra lengua en contacto como
beisbol, futbol, basquetbol, etc. Otro ejemplo es el mískitu que toma palabras
prestadas del inglés, como layan
(lion); batil: (botle); Babilun: (Babylon). Obsérvese que en
ninguno de los tres ejemplos están representadas las vocales o, e. Por eso se
duplica la a en lion; en la palabra batil, la a reemplaza a la o y la i
reemplaza a la e; en Babilun, la u reemplaza a la o. Esa es la característica
fonológica de la lengua miskita cuando se trata de los préstamos de otras
lenguas.
Como
hemos visto, los préstamos del inglés se someten a la estructura fonológica y
alfabética, porque el mískitu tiene solamente tres vocales: a, i, u. Por eso yo escribo mískitu
y no moskito ni miskito. Pero como dije al principio de este estudio, me he
concentrado en las lenguas extintas del Pacífico para darlas a conocer ya que
han permanecido olvidadas de los programas educativos de Nicaragua y ni
siquiera investigadores universitario se han preocupado por ellas. En tanto de
las lenguas del caribe nicaragüense se han ocupado los destacados lingüistas
del Instituto Tecnológico de Massachusetts, como queda documentado.
Sirva
este corto estudio como un homenaje a las lenguas desaparecidas y olvidadas de
los programas educativos y por el desinterés de los investigadores
nicaragüenses.
Masaya, 22 de mayo de 2013