domingo, 1 de abril de 2012

¿LENGUAJE DE GÉNERO O EVOLUCIÓN LINGÜÍSTICA?

Amadeo Albuquerque Lara
Tanto ha influido el lenguaje no sexista en la sociedad actual que se necesita una nueva teoría del lenguaje, por lo menos en el español. El español de hoy es una lengua en ebullición, nos dice Emilio Lorenzo (Gredos, Madrid). Por tanto, no podemos detener su constante evolución. Sin embargo, hay que distinguir entre cambios en la semántica, la morfología y la sintaxis dentro de la lengua hablada y escrita –siempre que se conserven los signos lingüísticos– y la introducción de signos que no lo son, como es el caso de la arroba (@) como un comodín de masculino/femenino.

En la actualidad han aparecido publicadas unas “guías de lenguaje no sexista publicadas en los últimos años por diversas instituciones” así como también una serie de artículos lingüísticos que discuten la visibilidad de la mujer y el lenguaje sexista, incluyendo la reacción del académico Ignacio Bosque. Por lenguaje sexista se entiende el uso tradicional del masculino genérico referido tanto a hombres como a mujeres. Por ejemplo, cuando se dice que el hombre ha existido sobre la tierra por X millones de años, la palabra “hombre” extiende su significado para incluir al sexo femenino. Esto ha sido tradicional desde la formación del castellano. Sin embargo, según el lenguaje feminista, debe decirse: “El hombre y la mujer” han existido…” Por lo tanto, hoy se reclama el uso de un lenguaje no sexista, un lenguaje de género. Aunque esta innovación cataloga al idioma español como una lengua hinchada, pesada y ampulosa, en vez de sintética y acorde con la economía del lenguaje de la que habla la Real Academia Española (RAE).

Por otro lado, la Real Academia Española de la Lengua afirma que las palabras son las que tienen género mientras que los seres vivos tienen sexo. Por tanto, no es propio hablar de género cuando se trata de un lenguaje feminista. Sin embargo, Alfonso Oroz, traductor técnico, en Sexo, genética y género, afirma: “En este debate, las mujeres no tratan de dilucidar el significado gramatical de una palabra. De lo que tratan es de proclamar de una vez y para siempre que la dominación que sufren no tiene su raíz en el sexo (concepto fisiológico) sino en el género (concepto sociocultural)”. Por lo tanto, el lenguaje de género no sería más que una jerga o registro y su uso no afectaría la morfosintaxis ni la semántica de la lengua española. Pero el caso es que el lenguaje no sexista ya está tan enraizado, que se extiende a la totalidad de los hablantes de esta lengua.

Por ejemplo, la maestra de una escuela ordenó que los niños se pusieran de pie. Para su sorpresa, las niñas se quedaron sentadas, porque la maestra anterior siempre que daba una orden se refería a la clase como niños y niñas. Pero en este debate de género, debemos recordar que la discriminación de la mujer no empieza con el tratamiento lingüístico. La mujer desde que nace ya es marginada en muchas sociedades del globo terráqueo. Los hombres siempre han ocupado puestos mejor remunerados, las mujeres sufren violencia doméstica, y se siguen registrando situaciones de acoso sexual. Las mujeres nicaragüenses prehispánicas –y muchas modernas– no dejaban a los varoncitos acercarse a la cocina, porque es propio de mujeres. ¿No es esto una discriminación contra el sexo femenino? De manera que la invisibilidad de la mujer no está determinada por la morfosintaxis solamente, sino que nace con una cultura machista, muchas veces reforzada por la mujer misma y no es solamente el lenguaje el que reivindica a la mujer, sino que la deben reivindicar los hechos. La violencia se da como consecuencia de una tolerancia propiciada por la sociedad y otorgada por nuestro sistema judicial.

Entonces, cabe preguntarse: ¿debe reformarse la lengua española? ¿El lenguaje de género implica la evolución de la lengua española? ¿Debe la arroba sustituir a un morfema de género, siendo que no lo es? Como todo proceso evolutivo, los cambios en la lengua hablada afectan a la lengua escrita. Por otro lado, la diferencia entre jerga y registro, es que estas variedades de la lengua pertenecen a un determinado grupo, mientras que el lenguaje feminista se está transformando en uso general dentro de la lengua española. Si esto no fuera así, la Real Academia Española no se habría ocupado del fenómeno y los quinientos lingüistas que apoyan la postura del académico, doctor Ignacio Bosque y suscrito por 26 académicos de número tampoco sería una realidad (Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer).
El autor es lingüista y excatedrático (UNAN/UCA)